Declaración Política
V Asamblea de
Mujeres de La Vía Campesina
26 de julio de 2017
26 de julio de 2017
"Estamos
construyendo un feminismo que surge de nuestra identidad campesina y popular
como un aporte a nuestras organizaciones y a los procesos de emancipación
social de hombres y mujeres. El feminismo que planteamos reconoce nuestra
diversidad cultural y las muy diferentes condiciones que enfrentamos en cada
región, país y localidad; lo construimos desde las luchas cotidianas que
desarrollamos las mujeres en todo el planeta, por nuestra autonomía, por
transformaciones sociales, por la defensa y protección de la agricultura campesina,
por la soberanía alimentaria."
Nosotras, mujeres de más de 70 países,
representantes de nuestros movimientos, reunidas en nuestra V Asamblea de
Mujeres, en el marco de la VII Conferencia
Internacional de la Vía Campesina , nos dirigimos a las mujeres todas,
a los movimientos campesinos, a los movimientos populares en general y a la
sociedad en su conjunto, para declarar cuanto sigue:
Somos mujeres del
campo que representamos la diversidad del mundo rural: mujeres de pueblos
originarios, campesinas, asalariadas del campo, pescadoras, pastoras,
artesanas, jóvenes, migrantes, recolectoras, quienes aportamos cotidianamente a
las luchas del campo y a la construcción del movimiento internacional de la Vía Campesina , desde
la mirada del feminismo y de la soberanía alimentaria.
Iniciamos esta
asamblea haciendo un recuento histórico de nuestro caminar, valorando los
avances alcanzados, seguras de nuestro accionar y de nuestro pensamiento.
Ratificamos el
Manifiesto de las Mujeres del Campo, emanado en la IV Asamblea de
Mujeres, del año 2013, el cual es una guía para nuestra práctica y una
propuesta de cambio para la sociedad toda.
Ratificamos nuestro
compromiso de resistencia en el campo, de participación plena en las
organizaciones y de dar batalla a la violencia contra las mujeres hasta su
erradicación completa, de repudiar la guerra y contribuir a la construcción de
la paz con justicia social, de defender la madre tierra y luchar por la
recuperación del buen vivir para toda la humanidad.
Constatamos una vez
más:
El sistema capitalista
y patriarcal sigue arreciando en el mundo entero, violentando nuestros
territorios, nuestros cuerpos y nuestras mentes, acumulando cada vez más
capital a costa del futuro del planeta y la humanidad.
En esta fase de crisis
profunda del sistema capitalista, su expresión neoliberal y los gobiernos de
cortes dictatoriales e imperialistas expanden la guerra, extraen los bienes
comunes de la manera más alevosa, invaden naciones, provocan migración forzosa,
expulsan pueblos de sus territorios, militarizan los campos, persiguen,
asesinan y encarcelan luchadores y luchadoras, y no se detienen.
La naturaleza y la
agricultura continúan siendo mercantilizadas y la extracción incontrolada de
todo tipo de recursos se resiente en un acelerado proceso de cambio climático
cuyas consecuencias para las comunidades y en particular para las mujeres, son
catastróficas, exponiendo a situaciones límites la vida y la cultura del campo,
generando hambre y pobreza extrema en quienes producen alimentos y riquezas.
En este contexto las
mujeres soportamos cada vez más el peso de la producción de bienes y alimentos
y sin embargo nuestro trabajo sigue invisibilizado. El trabajo de los cuidados
sigue no valorizado, no apoyado, ni asumido colectiva y socialmente, lo que
aumenta nuestra sobrecarga de trabajo y restringe nuestra participación plena.
Las formas de
violencia estructural se han multiplicado. Sufrimos violencia económica,
laboral, ambiental, física, sexual, sicológica. Los feminicidios siguen y aumentan. La criminalización de las mujeres y sus
organizaciones se ha incrementado en los últimos tiempos y junto con la
impunidad y asesinatos políticos, se han convertido en obstáculos importantes
para el avance de las luchas de las mujeres. El acaparamiento de tierras por parte de grandes capitales
transnacionales nos está expulsando de nuestras tierras y hogares, muchas veces
arrasando con fuego nuestros cultivos y casas con la ayuda de los ejércitos. La migración forzada que hemos sufrido hace décadas se ha
convertido más y más en el campo de crecimiento del crimen organizado a través
del tráfico de personas. La guerra nos alcanza con especial brutalidad,
profundizando la violencia económica, generalizando la violencia sexual,
sumiéndonos en la pobreza y haciendo nuestra vida infinitamente más difícil. La muerte, el encarcelamiento y la
persecución de nuestros
familiares hombres nos deja aún más vulnerables, sobrecargándonos con las
tareas de la sobreviviencia y la protección de niñas y niños, quienes cada vez
más son expuestas a la violencia sexual, la muerte y el desarraigo, en las
acciones de guerra. Las fumigaciones
con agrotóxicos de los
grandes monocultivos repercuten directamente en nuestros cuerpos, en el medio
ambiente y en nuestro trabajo. Las semillas nativas y criollas se contaminan
con transgénicos y ponen en riesgo nuestra
soberanía alimentaria.
Sobre nuestro derecho
y deber de participar en los procesos políticos y de toma de decisiones
Reconocemos los
avances ideológicos, políticos y legislativos en torno a la participación
política. Sin embargo, estos avances muchas veces no trascienden en las
prácticas políticas ni en la cotidianidad de nuestras vidas; ni de los Estados,
ni de nuestras organizaciones.
Continuaremos
trabajando y luchando para que nuestras organizaciones estén al frente de los
cambios necesarios para asegurar nuestra plena participación política,
especialmente en la toma de decisiones, en la definición de estrategias y en
las responsabilidades de representación.
Seguiremos exigiendo
que se reconozca nuestro trabajo productivo; se valore, se asuma colectivamente
y se comparta el trabajo reproductivo y de cuidado, condición fundamental para
hacer realidad nuestra participación plena
Construyendo un
feminismo campesino y popular
Estamos construyendo
un feminismo que surge de nuestra identidad campesina y popular como un aporte
a nuestras organizaciones y a los procesos de emancipación social de hombres y
mujeres.
El feminismo que
planteamos reconoce nuestra diversidad cultural y las muy diferentes
condiciones que enfrentamos en cada región, país y localidad; lo construimos
desde las luchas cotidianas que desarrollamos las mujeres en todo el planeta,
por nuestra autonomía, por transformaciones sociales, por la defensa y
protección de la agricultura campesina, por la soberanía alimentaria. Y es allí
donde emergerán la mujer y el hombre nuevos en nuevas relaciones de género
basadas en la igualdad, el respeto, cooperación y reconocimiento mutuos.
Este feminismo es
transformador, insumiso y autónomo, lo construimos colectivamente en la
reflexión y en las acciones concretas contra el capital y el patriarcado, es
solidario con las luchas de todas las mujeres y los pueblos que luchan.
Este feminismo debe
también alimentarse con procesos de formación feminista para nosotras y para
todas nuestras organizaciones, Nuestros movimientos deben garantizar espacios
propios de mujeres donde podamos fortalecer nuestra autonomía solidariamente.
Campaña Basta de
Violencia hacia las mujeres
Nuestra campaña Basta
de Violencia contra las Mujeres ha sido de gran importancia para visibilizar la
violencia contra nosotras y para avanzar en la sensibilización de nuestras
organizaciones. Es necesario ampliar el compromiso de todos los hombres y las
mujeres que componemos la
Vía Campesina , incluida la juventud, para asumir acciones
concretas de la campaña en la cotidianeidad y revertir el freno fundamental que
implica la violencia para nuestras vidas.
Nuestros medios de comunicación populares deben potenciar la
campaña mediante la difusión, promoción y visibilización de la problemática que
afrontamos, las luchas que desarrollamos y las propuestas que desarrollamos.
Las mujeres del campo
seguiremos organizadas, luchando por el derecho a vivir con dignidad, justicia
e igualdad.
Construimos movimiento para cambiar el mundo
con Feminismo y
Soberanía Alimentaria.
Euskal Herria, Derio, 18 de julio de
2017
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