Génova en
Hamburgo
8
de julio de 2017
La contracumbre del G20 reúne un renovado
movimiento anticapitalista y antiglobalización que recuerda a otras cumbres de
jefes de estado. El paralelo con la cumbre de Génova en contra del G8 en 2001 es
notable, en cuanto a lo que represión se refiere.
Por Carmela Negrete | Fotogalería: Álvaro Minguito.
“Bienvenidos al
infierno” (Welcome to hell) era el llamado a la manifestación que el jueves
pretendía mostrar el enfado de miles de personas en contra de la cumbre de los
jefes de estado del grupo de los 20 países industrializados y emergentes, el
conocido como G20. La llamada Cumbre
de la solidaridad global es
un encuentro alternativo al oficial que se está desarrollando desde el martes
bajo el lema “solidaridad social en lugar del G20”.
Sin embargo, este
encuentro está siendo torpedeado por las autoridades desde el primer momento.
El punto culminante de la escalada de tensión tuvo lugar el jueves por la
tarde, en la manifestación cuyos asistentes la policía cifró en unos 12000.
Frente a ellos, 20000 policías antidisturbios, varios camiones con cañones de
agua y un helicóptero. Poco después de comenzar esta gran marcha, las fuerzas
del orden comenzaron a dispersar a los manifestantes con la excusa de que
algunos de ellos llevaban la cara tapada, lo cual es ilegal en Alemania, y
habrían lanzado objetos. Un acto que incluso medios
oficiales como la radio pública Deutschlandfunk han calificado de irresponsable.
“Según el punto de
vista de nuestro corresponsal Axel Schröder fue la policía quien comenzó la
violencia”, escriben en su web.
Según relatan los
testigos en numerosos medios de
comunicación (todos los medios
alemanes grandes y pequeños han enviado a equipos de reporteros que llevan en
Hamburgo desde el lunes), al parecer la policía llevó a cabo una pinza con dos
camiones de agua a presión, al tiempo que los agentes disolvían a las personas
a base de porra y gas pimienta. La policía pidió a los presentes que se
dispersasen, pero las calles estaban llenas a rebosar y la propia manifestación
estaba rodeada de miles de policías con armaduras, cascos y material
antidisturbios. “Recordaba al loveparade”, escribían testigos en Twitter. Y en
los numerosos vídeos que han sido noticia en todos los telediarios se puede
observar una masa de personas que corre despavorida por escaleras,
atropellándose, mientras los chorros de agua generan aún más confusión. Aún se
desconoce el número de heridos, pero algunos lo son de gravedad.
Según
la versión de las fuerzas del estado, alrededor de las ocho y cuarto, poco
después de haber comenzado, los responsables del registro de la manifestación
la dieron por terminada. Al parecer fueron tan solo unos 200 metros lo que se
movió la manifestación hasta que la policía la paró. Sin embargo, miles
de personas continuaron manifestándose por todo Hamburgo hasta bien entrada la noche. El sindicato de
periodistas Ver.di ya estaba sobre alerta de lo que podría ocurrir, y la semana
anterior a la protesta repartió chalecos y gorras a los periodistas para que al
menos fueran identificados por la policía. Ello no salvó a algún periodista de ser
objeto de una agresión gratuita, como demuestra este video compartido en Twitter.
En los vídeos puede
verse que no pocos manifestantes llevaban a cuestas sus pertenencias en
mochilas, ya que la policía ha impedido acampar en la ciudad como estaba
previsto. A pesar de que una sentencia declaraba la acampada como legal, la
dirección de la policía esgrimió el argumento de la falta de seguridad para
impedirla. Tanto el martes como el miércoles las personas que habían viajado
hasta Hamburgo y que trataron de acampar fueron disueltas, siendo apaleadas por
los agentes con porras y heridas por el gas pimienta. Un teatro, el
Schauspielhaus, abrió sus puertas para permitir a algunos de ellos dormir en el
interior. El equipo de fútbol St Pauli puso su estadio a disposición de 200
personas para acampar asimismo y algunas personas privadas cedieron los
jardines de sus casas. También hubo iglesias que permitieron poner tiendas en
sus jardines. Todo ello hace que muchos manifestantes ya estuvieran alterados
por la falta de descanso desde antes de comenzar la manifestación.
Descrédito
para SDP y Die Grüne
A través de los vídeos
compartidos en las redes sociales, se escuchaba a la gente gritar lemas
clásicos en Alemania como “anticapitalistas”, “alerta antifascista” o “nosotros
somos pacíficos, qué sois vosotros?” (preguntando a la policía). El comportamiento
de la policía de Hamburgo supone un gran descrédito para el gobierno de
socialdemócratas del SPD y de los verdes Die Grüne, que gobiernan la ciudad en
coalición. La portavoz de interior del partido Die Linke en el parlamento Ulla
Jelpke criticó la actuación policial. En declaraciones al periódico Junge Welt
afirmó que “lo han provocado y han deseado la escalada”. El ambiente era
pacífico en la manifestación, aseguraba la política que se encontraba en el
lugar. “Si la policía hubiera querido una noche pacífica, habría mirado para
otro lado y habría dejado pasar la manifestación”, explicaba en relación a los
manifestantes que al comienzo de la misma lanzaron alguna botella vacía y
llevaban la cara cubierta. Los detenidos fueron llevados a unos contenedores
portátiles que habían habilitado ya desde marzo, con capacidad para detener a
400 personas.
Varios coches fueron incendiados y en las calles parece ser que se vivió una
auténtica batalla campal. Las imágenes de caos y violencia contrastan
notablemente con la meticulosa organización del movimiento en contra del encuentro del G20. Decenas de talleres y encuentros para la
reflexión organizados por los mas diversos grupos, partidos, sindicatos e
iniciativas de la sociedad civil para debatir cuestiones fundamentales de la
crisis del sistema en que vivimos y que no tendrán espacio en la cumbre de los
jefes de estado.
Destaca
una interesante exposición con el nombre “museo del capitalismo” y el jueves por la tarde tuvo lugar una
protesta de zombies, una especie de teatro reivindicativo para despertar
conciencias sobre la naturaleza de dicho sistema: Los activistas de la ONG Survival enviaron
un mensaje al presidente indio, Modi, proyectando la foto de una mujer indígena
sobre la fachada de la embajada india en Berlín, para denunciar que se está
desplazando a pueblos indígenas para la construcción de una mina.
El
movimiento está teniendo que hacer frente no solo a las formas brutales de
represión, sino también a otras mas refinadas. El diario Junge Welt informaba
que varios ciudadanos italianos estaban siendo retenidos en el aeropuerto sin
mayor motivo que su participación en la contracumbre. La
policía no indicó si aparecían en alguna base de datos, ni de dónde obtuvo la
información para retener a dichas personas.
El
pasado mayo se aprobó una nueva ley que endurece las penas por atentado contra
la autoridad y agresión a agentes de policía, una medida aprobada por la conservadora CDU
y los socialistas del SPD que eleva hasta cinco anos de cárcel las condenas por
estos motivos. Desde su aprobación, los medios
han comentado en numerosas ocasiones que la contracumbre del G20 sería el
primer acontecimiento en el cual se experimentaría los efectos de la nueva ley
ante los juicios posteriores a las eventuales detenciones. Aunque no hay datos
oficiales, el diario Hamburguer Abendblatt estima que el coste de la cumbre
para el erario público es de 130 millones de euros. Durante el jueves, la
ciudad de Hamburgo estuvo paralizada y las diferentes manifestaciones
bloquearon el tráfico, impidiendo a invitados al G20 llegar desde el aeropuerto
al lugar de la conferencia durante horas. Estas fueron las primeras de las tres
protestas planeadas para este fin de semana. El sábado está prevista la mayor
de ellas.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article14538
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