Nuevo estudio confirma un
“doble problema” al glifosato
25 de julio
de 2017
Una prestigiosa revista publicó una
investigación cordobesa. Asegura que el herbicida no sólo mata especies nativas
en dosis bajas, poniendo en juego la biodiversidad, sino también incentiva la
aparición de otras que se vuelven malezas para los cultivos, las mismas que
dice combatir.
Por
Lea Ross para ECOS Córdoba y FM 99.3 Radio Panamericana
(Huerta Grande)
Bidones tirados en tanques de agua en la
localidad de Malvinas Argentinas. Ph: @MeliDassano
“No esperábamos ver efectos tan claros para
dosis tan bajas”. Así lo señala el científico Leonardo Galetto, integrante de un
equipo de científicos cordobeses que confirmaron que el herbicida glifosato no
solo mata especies vegetales nativas, sino que a su vez termina generando la
aparición de especies resistentes a la misma, que actúan como plagas para los
cultivos, que es lo que precisamente promete combatir. Los resultados fueron
publicados este mes por la prestigiosa revista científica estadounidense
Ecotoxicology and Environmental Safety.
La investigación, llevada a cabo por el Instituto
Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv) -conformada por científicos de la Universidad Nacional
de Córdoba (UNC) y el CONICET-, fue un trabajo de cinco años, tanto en campo
como de laboratorio y duró cinco años.
Se procedió a la aplicación de distintas concentraciones
de glifosato para distintas especies del bosque nativo chaqueño. “Y lo que encontramos -según Garetto- es un gradiente de efectos,
algunas más afectadas que otras, y otras más tolerantes. Eso quiere decir que
esas especies nativas, con dosis repetidas, año a año, van sobreviviendo. Y a
la larga, después de la tolerancia, empieza la resistencia. Y una
vez que llega la resistencia, empiezan a estar bien junto con el cultivo de
interés que se vuelven malezas. Por eso la doble mirada del trabajo. Por un
lado, muchas plantas son afectadas y nuestra biodiversidad va disminuyendo. Y
por el otro, esa misma tecnología se vuelve un problema para el productor.
Entonces, hay un doble problema que atender y reflexionar sobre las actuales
prácticas de manejo”.
A partir de un suministro mayor de lo recetado -se
recomienda tres litros por hectárea-, se procedió a la aplicación de dosis a
las especies. Luego, se fue disminuyendo hasta llegar a su cuarta parte. Para
el integrante del Imbiv: “Esas
dosis bajas son gotitas muy livianas, que se dispersan con un poquito de
viento, y llegan al interior del bosque. Sería la dosis de deriva. A las plantas
más sensibles las mata directamente. Y a las otras les reduce el crecimiento,
se necrosan (enferman) las hojas. Y en estadios más grandes, tienen problemas
en reproducirse. Entonces, las poblaciones les cuesta mantenerse en sus sitios
y hablamos de extinciones locales en algunos pequeños fragmentos que tienen
bordes de cultivos”.
El glifosato acapara el 40% del mercado de herbicidas en
nuestro país. Hoy en día, especies como el amaranto han resultado ser
resistentes al mismo. “La
solución siempre ha sido incrementar las dosis en las plantas más tolerantes,
con lo cual la aceleración es más rápida. Porque en la naturaleza siempre hay
variación. Entonces, algunos individuos de esas poblaciones que se aguantan son
las que más se reproducen y en pocos años se vuelven un problema generalizado
en la región. Por
más que incrementemos litros y litros de herbicida, no se soluciona el
problema”, apunta Galetto.
Finalmente, de las veintena de especies suministradas, más
de la mitad murió a causa del herbicida: “Nos
falta reflexionar como sociedad para ver qué está pasando en esos ambientes”, sentenció el científico de la UNC.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article14653
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