Sobre legalismos y canalladas
16 de julio de 2017
16 de julio de 2017
Mientras
aproximadamente un tercio de las y los trabajadores en Argentina se encuentra
en condiciones ilegales de precarización laboral, un discurso legalista de
sectores dominantes que ejercen o promueven dicho ilegalismo, inunda los medios
hegemónicos cada vez que se desarrolla alguna medida de fuerza por parte de
sectores oprimidos. La represión a trabajadores de Pepsico fue uno de los
escenarios de ese debate donde sectores afines a las patronales desplegaron
este hipócrita discurso.
Por Ramiro Giganti, para ANRed.
"No existe relación de poder sin
constitución correlativa de un campo de saber, ni de saber que no suponga y no
constituya al mismo tiempo unas relaciones de poder". Michel Foucault
El uso de leyes o verdades ejercidas desde instituciones
gubernamentales siempre está ligado a una cuestión de poder. El poder judicial
no es la excepción. Las
leyes y fallos judiciales muchas veces se plantean desde relaciones de poder. La
creencia en la neutralidad de la justicia suele ser la religión con mayor
cantidad de fieles.
Mientras casos de represión institucional son ignorados
por la justicia o “resueltos” con fallos ridículos: uno de ellos la absolución
al policía que asesinó a Jonathan “kiki” Lescano y Ezequiel Blanco,
el fallo
impune en relación al juicio a los policías de la metropolitana que reprimieron
con balas de plomo a corresponsales de medios alternativos durante el desalojo de la Sala Alberdi. Ambos fallos,
ocurridos durante el pasado mes de junio. A pesar de contar con pruebas,
testimonios y fundamentos legales suficientes, el fallo judicial llegó a pedido
de las instituciones gubernamentales y las fuerzas de seguridad. Estos fallos
se dieron en un contexto de creciente escalada represiva dando luz verde a que el poder
ejecutivo continúe con sus políticas represivas.
Retomando la frase de Michel Foucault, la relación de
poder pudo revertir un desastre judicial cuando el poder de las masivas
movilizaciones y repudio generalizado al 2x1 para genocidas pudo dar el brazo a
torcer, pero ante el silencio de los medios hegemónicos frente a otras
injusticias, éstas se desarrollan con total impunidad institucional.
Para poner otro ejemplo concreto en
relación a ésta afirmación en torno a la impunidad: el
desalojo de la planta de Pepsico fue ordenado por la jueza Andrea Rodriguez
Mentasty, nombrada el año pasado durante el actual gobierno. La
jueza tiene vínculos muy cercanos con el poder gubernamental desde antes de
ocupar su cargo: es ex esposa de un diputado de la UCR en Cambiemos (macrista)
cercana al intendente de San Isidro Gustavo Posse. La
orden de desalojo estaba plagada de irregularidades en torno a la cuestión legal. Una de
ellas es que se atropelló un pedido de cautelar apurando el
desalojo probablemente para que las ferias judiciales no prorroguen la ocupación. Sin embargo
desde medios hegemónicos la respuesta fue “el derecho a despedir pagando
indemnizaciones”.
Poco se habló en los días previos a la represión de la
destrucción de vidas, de familias en las calles, del “pan
para hoy, hambre para mañana” que supone la indemnización para un trabajador
despedido en un contexto de creciente desempleo. Por otra
parte, mientras la empresa anunció que en realidad estaba reorganizando su
producción, mudando el trabajo a Mar Del Plata, donde habría mejores maquinarias,
la realidad es que mientras realiza
600 despidos sólo incorpora 160 empleados en la ciudad costera.
Refutando la idea de “inversión” también se
importan productos de Chile, donde la mano de obra es más barata (es decir, salario más bajo), mostrando la impunidad
para recortar presupuesto. Todo esto en un contexto de ganancias de esta
poderosa empresa, que en el primer trimestre de este año sus balances
dieron ganancias por más de 1.300 millones a nivel mundial. La
pregunta es inevitable: ¿dónde van esos 1.300 millones? ¿es la clase
trabajadora beneficiaria de esa riqueza? La respuesta está en la planta de
Pepsico en Vicente López: no, la empresa trata a su fuerza de trabajo como simple
maquinaria descartable, un simple instrumento para incrementar
más y más sus ganancias, y la ausencia de instituciones que pongan freno a esa
voracidad permite el desastre. Su único freno es la lucha de sus
trabajadores/as y la solidaridad recibida.
Otro ejemplo, por sólo mencionar uno a modo de testimonio
de que lo ocurrido en Pepsico no es un caso aislado de “impunidad patronal” es
lo ocurrido en la automotriz Metalsa:desde 2012 la empresa viene despidiendo
trabajadores, siendo despidos más de 100. Ignacio
Serrano, trabajador de la fábrica, fue votado delegado en su
planta por una lista independiente de las burocracias que controla la UOM , en ese
entonces. Ante su negativa a aceptar los despidos, Serrano
fue perseguido, al igual que sus compañeros, por su actividad gremial. De
manera ilegítima se le quitaron los fueros, y poco tiempo después fue despedido.
Ante sus respuestas, desde el marco legal, tanto Serrano como otros compañeros
despedidos lograron medidas cautelares a su favor que obligan a la empresa a
reincorporarlos.
La empresa no respetó las cautelares. Actualmente,
Ignacio Serrano sigue sin poder reingresar a su lugar de trabajo.
Este ejemplo es una muestra entre tantas otras de cómolas patronales violan leyes a su antojo, pero ante
una medida de fuerza de los trabajadores lloran “ilegalismos” desde los medios
masivos.
Existen otros ejemplos. El cierre
de Donelley, la gráfica que fue ocupada y puesta a producir por
sus trabajadores, que hoy funciona bajo el nombre de Madygraf.
Más reciente fue el cierre de la planta de AGR, la grafica del grupo
Clarín, con una historia muy parecida a la de Pepsico , pero con la
grosera muestra del cerco
mediático empleado, ya que se trata de una planta de la corporación
mediatica mas poderosa del país: el grupo Clarín. Los trabajadores de AGR,
además de poner en evidencia los altos niveles de impunidad de la empresa en
cuanto a cercos mediáticos y maltratos, también evidenciaron mentiras
e ilegalismos por parte de este monstruo de las comunicaciones.
Legislación, dietazos y corrupción
Desde el Congreso Nacional se aprueban leyes que cercenan
(aún más) los derechos de los trabajadores. Desde el Poder Judicial los fallos
van en la misma dirección. Sin embargo, legisladores y jueces se aumentan sus
salarios y dietas con cifras obscenas para cualquier trabajador. Lo mismo
ocurre con funcionarios del Poder Ejecutivo. Mientras condenan a los docentes a
sueldos miserables y se los ataca desde los medios hegemónicos, sus salarios
son cínicamente obscenos, la burla de parte de las instituciones hacia la clase
trabajadora crece.Desde los tres
poderes del Estado se legaliza el maltrato, se avala el robo y se cristaliza la
impunidad.
Retomando la frase de Foucault que abre la nota, desde las
instituciones de poder se decide “qué es legal y que no”, o mejor dicho desde
el ejercicio del poder. La toma de conciencia de la clase trabajadora, el
saberse dueña de un poder inalienable es la una herramienta que permanece. Las
medidas de lucha, la solidaridad de clase y el ejercicio del legítimo derecho a
la protesta y el rechazo a la impunidad es lo único que permanece.
Las mismas empresas poderosas que despiden trabajadores,
financian pautas publicitarias (al igual que los gobiernos) y son auspiciantes
de programas de “debate político”, financian campañas electorales y medios de
comunicación (cuando no son directamente los medios de comunicación, vale
recordar los despidos en ARG-Clarín). Entre las empresas que se presentan como
auspiciantes, muchas veces aparecen sindicatos manejados por burocracias
cómplices de los despidos que actúan en consecuencia con gobiernos y
patronales. Entonces: ¿con qué “objetividad” periodística nos vamos a encontrar
en esos programas televisivos “auspiciados por…”? Vale recordar que la
agencia estatal Télam acaba de despedir a un periodista por hacerle una
pregunta al Jefe de Gobierno Horacio Rodriguez Larreta. ¿Se acuerdan
del “queremos preguntar”?
Algo similar ocurre con partidos pseudo-opositores que,
más allá de sus discursos, no se ve a sus dirigentes apoyando a los/as
trabajadores/as y en las distintas legislaturas votan leyes oficialistas.
Mientras la mayor central sindical se mantiene en su cómplice parsimonia, la
principal fuerza opositora, que hace no mucho tiempo fue gobierno, especula
desde la misma pasividad e incluso llama a “no movilizarse” buscando rédito en
las próximas elecciones.
En el año del centenario de la Revolución Rusa , y
habiendo pasado pocas horas de un nuevo aniversario de la Revolución Francesa ,
la historia universal nos da ese saber para conocer el poder inalienable de la población para enfrentar a
instituciones despóticas.
El próximo martes 18 de Julio, los
trabajadores de Pepsico convocaron a una movilización en el obelisco a las
17hs. La historia del
ejercicio del derecho inalienable a enfrentar a la tiranía institucional podrá
tener un nuevo capítulo en esa jornada.
Más información sobre
el tema en ANRed:
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article14591
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