domingo, 30 de junio de 2019

Preguntémonos hasta cuándo ocurrirán:"Oleadas de promesas de cambio fluyan en los caminos de nuestros pueblos, en nuestras asambleas y nuestras familias; historias que hablan de un futuro luminoso, de la llegada del desarrollo y los beneficios para nuestras comunidades con el Tren “Maya”. La tierra de los pueblos mayas en la Península de Yucatán está siendo, más que nunca, ofrecida y subastada al mejor postor, aquel quien engaña a nuestra gente, y viola y desmiembra nuestros territorios con el afán de crecer sus capitales".

Pronunciamiento de Organizaciones Mayas de la Península de Yucatán

27 junio 2019

 

    
A las comunidades mayas y campesinas de la Península de Yucatán
A los pueblos de México y del mundo
“(…) Ellos gozan, sin embargo, de todo lo que producen la tierra, el mar y el viento de estos lugares. Ahora nos toca entender, cómo y en qué tiempo debemos librarnos de este mal”                 
CANEK,  ERMILIO ABREU GÓMEZ
Oleadas de promesas de cambio fluyen en los caminos de nuestros pueblos, en nuestras asambleas y nuestras familias; historias que hablan de un futuro luminoso, de la llegada del desarrollo y los beneficios para nuestras comunidades con el Tren “Maya”.  La tierra de los pueblos mayas en la Península de Yucatán está siendo, más que nunca, ofrecida y subastada al mejor postor, aquel quien engaña a nuestra gente, y viola y desmiembra nuestros territorios con el afán de crecer sus capitales. La agroindustria, el turismo masivo, los megaproyectos solares y eólicos, y los desarrollos inmobiliarios crecen de manera descomunal, recrudeciéndose el despojo y devorando insaciablemente la vida, nuestra vida. De esta manera, se conduce por manos ajenas el proyecto de “reordenamiento integral” de nuestra madre tierra, que busca cambiarle el rostro a la Península de Yucatán y a sus habitantes mayas, aún poseedores legítimos y legales de la tierra que nos fue reconocida gracias a la lucha de nuestros antepasados.
Ante estos hechos que se cruzan frente a nuestros ojos, es fundamental que valoremos lo que tenemos, lo que somos, lo que hemos construido y hemos cuidado. Que valoremos y rescatemos aquello que nos sigue identificando como pueblo maya y que permite el florecimiento de nuestra cultura; eso que existe gracias a los saberes de las abuelas y los abuelos, a una lengua bondadosa y desafiante, y a la tenacidad y rebeldía de hombres y mujeres que han permitido el mantenimiento de una cultura en torno a la milpa maya, espacio generador y unificador de nuestro pensamiento y nuestra sabiduría, alimento y reproducción de la vida; referente universal de la convivencia con la tierra y fuente de la nutrición familiar.
Aún tenemos vastas extensiones de selva, cuna y nido del agua donde los animales beben y las semillas germinan, tributo al gran acuífero y a sus aguadas y cenotes. Aún tenemos nuestras abejas y nuestras mieles, néctar sagrado ofrecido a los mortales de todo el mundo. Tenemos nuestros saberes milenarios sobre las plantas que curan y las maderas para hacer nuestras casas. Tenemos nuestros platillos culinarios para compartir la comida, la palabra y el trabajo. Tenemos nuestros rituales y ceremonias que pactan cada día nuestra vida con la madre tierra y nuestra convivencia con los animales de la selva.  Tenemos formas propias de organizarnos, de comunicarnos, de cuidarnos y de pensarnos en colectivo. Tenemos un tejido social que sigue resistiendo el despojo y la embaída. Tenemos sitios sagrados que son marca indeleble de nuestro origen. Tenemos nuestra música y nuestros bailes, nuestros tejidos antiguos y una vestimenta digna.
Aún tenemos las formas de ver la vida que nos conectan con el sueño de florecer autónomos, ejerciendo nuestro derecho de libre determinación. Tenemos cientos de miles de niños y niñas mayas queriendo crecer en libertad y con justicia. 
Y seguiremos teniendo todo esto. Si logramos beber de esa fuente llamada memoria, de estos lazos llamados identidad, nos reconoceremos como parte de esa fuerza ancestral.  Será más necesario que nunca fortalecer y mantener la lucha por la defensa de lo que es nuestro: nuestro territorio y nuestra cultura. Recordémoslo porque no estamos dispuestos a perderlos, no son monedas de cambio.
Queremos construir desde adentro para delinear formas que inviten a la vida, queremos vivir con la mirada y la voz en alto, erigiendo y construyendo relaciones igualitarias entre hombres y mujeres, donde la salud, la alimentación y la educación estén íntimamente ligadas a la tierra y a la milpa. Queremos mejorar nuestras formas de vida y convivencia como pueblo, fortaleciendo valores que destaquen y engrandezcan nuestros conocimientos y saberes, y confiando en nuestra propia capacidad de diálogo y consenso, queremos definir el rumbo de nuestra vida y el sentido de hacia donde caminar.
Queremos seguir produciendo la milpa maya y EXIGIMOS LA SUSPENSIÓN de los monocultivos que envenenan nuestra tierra.
Queremos generar y distribuir nuestra propia energía eléctrica y EXIGIMOS LA SUSPENSIÓN de los megaproyectos privados de energías que nos despojan de nuestro territorio.
Queremos criar nuestros propios animales y EXIGIMOS LA SUSPENSIÓN de las mega-granjas de cerdos que contaminan nuestra agua.
Queremos mantener y enriquecer nuestra cultura y EXIGIMOS LA SUSPENSIÓN del proyecto colonizador de un tren que nos desplaza y nos aplasta. 
Queremos fortalecer la convivencia y la amistad con todos los pueblos del mundo, y EXIGIMOS LA SUSPENSIÓN del modelo de turismo depredador que banaliza y mercantiliza nuestra dignidad indígena.
Queremos seguridad para nuestros pueblos y EXIGIMOS LA SUSPENSIÓN de las fuerzas oficiales del Estado y otras fuerzas delictivas en nuestros territorios.
Queremos conservar la unidad hacia el interior de las comunidades, ejercer plenamente nuestra autonomía y libre determinación, y EXIGIMOS LA SUSPENSIÓN de la intervención externa que divide y lastima el tejido comunitario.
La tierra es comunitaria, ni la vendemos ni la rentamos
No a la división que generan en nuestros pueblos los partidos políticos y las religiones
Sí a la cultura y a la lengua maya
Sí a la defensa de nuestro derecho a la libre determinación
FIRMAN EL PRONUNCIAMIENTO (…)

"Tenemos el gran desafío de articular las defensas de los territorios y las luchas por los derechos de los pueblos en torno a proyectos políticos populares, como la soberanía alimentaria. Seguir siendo una herramienta al servicio de la construcción de la unidad del campo popular será nuestro imperativo categórico: aquello que nos moverá incansables hasta cambiar este sistema y construir la soberanía popular y la justicia social, económica, política, de género y ambiental".

Nuestro camino: construir unidad popular para radicalizar la disputa por los sentidos de la vida

9 mayo 2019

 



    
"Ante un futuro nada promisorio y muy incierto, debemos: no olvidar (como enseña la rica historia de los movimientos sociales y populares) que la movilización popular y unitaria es el único camino para transformar la realidad; recordar que nuestros pueblos tienen memoria histórica y sus organizaciones caminan diariamente, contra viento y marea, transformando la realidad de sus territorios; tener la certeza que este proyecto, que hoy llega a su número cien, seguirá caminando junto a las organizaciones y movimientos populares en la construcción del cambio social, político y cultural para la emancipación de nuestros pueblos".
Nuestro mundo ha entrado en una espiral crítica de crisis sociales, políticas y económicas que profundizan las desigualdades y la devastación de territorios y medios de sustento, mientras exacerban una crisis climática y de la biodiversidad cuyos severos impactos son cada vez menos predecibles. Un mundo donde las élites incrementan permanentemente su capacidad de control sobre Estados, instituciones internacionales, territorios y naturaleza, aprovechando cada crisis como oportunidad para seguir acumulando capital y poder.
En ese marco, los pueblos de América Latina y el Caribe enfrentamos hoy la profundización de algunos viejos proyectos, pero que con renovadas formas e intensidades ambicionan la región en la disputa geopolítica por el control de sus bienes comunes. Afrontamos la profundización del avance imperialista del capital sobre nuestros territorios y el avance articulado y desbocado de un extremismo conservador en lo social, político y cultural, al que podríamos llamar fascismo del siglo XXI. Estos proyectos incrementan la criminalización y represión de quienes los resisten y nos plantean una disputa frontal por los sentidos de la vida.
Ante un futuro nada promisorio y muy incierto, debemos: no olvidar (como enseña la rica historia de los movimientos sociales y populares) que la movilización popular y unitaria es el único camino para transformar la realidad; recordar que nuestros pueblos tienen memoria histórica y sus organizaciones caminan diariamente, contra viento y marea, transformando la realidad de sus territorios; tener la certeza que este proyecto, que hoy llega a su número cien, seguirá caminando junto a las organizaciones y movimientos populares en la construcción del cambio social, político y cultural para la emancipación de nuestros pueblos.
Esta firme convicción nos obliga a pensar los escenarios esperables, para poder definir cómo construir nuestra defensa del territorio, entendiéndolo como la construcción social del espacio para la producción y reproducción política, cultural, espiritual, ambiental y económica de cada pueblo en su relación con la naturaleza.
Neoliberalismo recargado: las crisis como oportunidad de negocios
A pesar de una larga década de implementación simultánea de proyectos progresistas en casi un tercio de los países de nuestra región —que mejoró las condiciones materiales de vida de las clases populares de dichos países—, el capital nunca dejó de avanzar sobre el territorio. Sin ese contrapeso y a pesar del estrepitoso fracaso de las políticas neoliberales de desmantelamiento del Estado, financiarización, privatización, desregulación y globalización al servicio de las empresas transnacionales y las élites nacionales, nuevamente la maquinaria económica, política y cultural del capital pretende imponernos, a como de lugar, un neoliberalismo recargado.
En una economía global donde el sector financiero incrementa todo el tiempo su control sobre la producción de mercancías y servicios y luego de la explosión de las burbujas punto.com, inmobiliaria, y de la crisis alimentaria de 2008 —producto de la especulación financiera sobre los cereales básicos—, el capital busca nuevas fronteras para la acumulación. Y ante la ya indiscutible e imperiosa necesidad de acciones para hacer frente a la crisis climática y de la biodiversidad, construyen una nueva oportunidad de negocios para el desarrollo de la llamada “economía verde” a través de la financiarización de la naturaleza: “el proceso por el cual el capital especulativo toma el control de los bienes y componentes de la naturaleza y los comercializa por medio de certificados, créditos, acciones, bonos, etcétera, con el fin de obtener las mayores ganancias posibles gracias a la especulación financiera”1. Éste es un proceso reforzado por el avance y consolidación de los marcos jurídicos impuestos por la agenda de libre comercio.
Estamos ante un proceso de acumulación originaria en renovación sin fin, que David Harvey (2005) describe como “acumulación por desposesión”. Un proceso que busca quitar el uso y control del territorio a los pueblos que viven en éste.
A nivel global enfrentamos procesos de desmaterialización, digitalización y financiarización que afectan radicalmente el carácter de los sistemas productivos y de consumo. Estamos presenciando embates para cambiar “profundamente el carácter del sistema alimentario corporativo [...] provocando, entre otras cosas, el cambio de poder hacia nuevos actores que a menudo están cada vez más distantes de la producción de alimentos [y que] al mismo tiempo, están alterando la concepción del mercado de alimentos y los hábitos de consumo de alimentos en los centros urbanos y más allá” (Filardi y Prato, 2018).
Otro rasgo de los tiempos que corren es que la región ha vuelto a ser un botín muy importante de la batalla geopolítica entre los grandes actores globales. Una disputa por el control de nuestros bienes comunes, recrudecida por la remodelación estratégica de Estados Unidos para convertir nuevamente a toda la región en su patio trasero y transformarla en bastión de su estrategia global guerrerista. Una estrategia que promueve la expansión de sus bases militares, atentando directamente contra la construcción de una América Latina y el Caribe como territorio de paz. Como señala Ugarteche (2019) “la guerra permanente es un nuevo rasgo de la economía internacional”. Guerras, de diversos tipos e intensidades, que avanzan mientras “las empresas siguen operando”.
Restauración fascista a cualquier costo
Enfrentamos una embestida articulada a nivel regional e internacional de una derecha en extremo conservadora y de corte fascista. Un proyecto social, político y cultural fascista, acorde al siglo en que vivimos y que, a partir de Umberto Eco, podemos caracterizar como racista, xenófobo, misógino, machista, homolesbotransfóbico, irreflexivo, acrítico y simplista, antipacifista, elitista y aporofóbico, antipolítico y antidemocrático; y, por supuesto, totalitario, homogenizador y practicante de lo que algunas organizaciones europeas llaman necropolítica: ellos deciden quién debe morir para sostener su proyecto. Y, como Eco también señala, no es necesario que un proyecto tenga todos los posibles rasgos del fascismo para reconocerlo como tal.
Son fuerzas sociales y políticas que desconocen y atacan cualquier forma de organización que defienda los intereses del pueblo que dicen encarnar, que representan y promueven valores arcaicos y encuentran su caldo de cultivo en las masas frustradas y/o excluidas por el neoliberalismo económico y cultural, y desencantadas con los gobiernos progresistas. Fuerzas que se expanden con el aval, por apoyo u omisión, de los medios de comunicación dominantes de nuestra era.
El fascismo del siglo XXI ya no requiere de masas uniformadas en las calles, sino uniformizadas por un relato que no se basa en hechos sino en los intereses de la más rancia derecha económica, política y cultural. Una “blitzkrieg” en la guerra de redes basada en “el uso de las redes sociales, las fake news y la inteligencia artificial”. Una derecha que “desecha la corrección política, apropiándose de la estética de la transgresión y la contracultura, que han sido expresiones habituales de la izquierda”. (Arkonada, 2019). Una batalla cultural que se da en un terreno dominado y reglado por las corporaciones dominantes de las comunicaciones y la interacción social virtual.
Para avanzar, la ofensiva fascista y neoliberal requiere debilitar al máximo, e incluso aniquilar si es necesario, a las organizaciones y movimientos sociales. Donde estas estrategias avanzan, se expande sostenidamente la persecución, la estigmatización, la represión, el encarcelamiento, la tortura, la desaparición y el asesinato de quienes defienden sus territorios y sus derechos individuales y colectivos. Poderosos agentes estatales y no-estatales atacan por sistema a toda organización, pueblo o comunidad que luche por el reconocimiento de sus espacios construidos socialmente y de sus derechos colectivos a la tierra, a la soberanía alimentaria, al agua y al ejercicio de sus prácticas tradicionales y ancestrales. Esto genera una cultura del miedo que aleja al pueblo de la participación política.
El proyecto neoliberal fascista plantea frontalmente la disputa por los sentidos de la vida. Viene a re-escribir la historia, por ejemplo, diciendo que las dictaduras militares no fueron tales, como hace Bolsonaro en Brasil. Trabaja por imponer el optimismo tecnológico: la tecnología como solución a todos los males, anulando cualquier tipo de cuestionamiento de las relaciones de poder subyacentes. También disputa frontalmente el sentido del territorio, rural y urbano, al que ve como un espacio para reproducir el capital y el poder de las élites.
A su vez, disputa con vehemencia el sentido de la política, imponiendo la judicialización de la misma y una supuesta agenda anticorrupción, con tal de construir el relato de que la política es corrupta, que no vale la pena participar y que hay que dejar a los empresarios administrar la cosa pública e implementar iniciativas empresariales que reemplacen las políticas públicas y la participación popular. Esto representa un retroceso para la democracia formal, fortalecido por la manipulación de los procesos electorales a través de una nueva forma de hacer política en la que ya no importan “los hechos en sí, sino el relato” Arkonada (2019). Y “la derecha ha sabido construir un relato y adaptarse muy bien al mundo del Internet y las redes sociales”.
Construir unidad popular para radicalizar la disputa por los sentidos de la vida
Transformar el sistema capitalista y lograr que los territorios, rurales y urbanos, estén al servicio de la producción y reproducción de la vida digna de nuestros pueblos, requiere desmantelar la opresión y explotación, patriarcal, racista, colonialista y capitalista. Avanzar en ese sentido es tanto una obligación como una necesidad táctica urgente, “que requiere la unidad organizada de los pueblos. Una que reconozca la diversidad de las luchas” (Drago, 2018).
También nos obliga a trabajar para masificar los proyectos que construyen soberanía popular y resisten al capital y al fascismo en nuestros territorios. Debemos replicar en otras áreas el ejemplo de la agroecología, una herramienta de lucha y resistencia para construir la soberanía alimentaria de nuestros pueblos, como lo plantea el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra de Brasil (MST)2.
Necesitamos disputar el sentido de la política y fortalecer la memoria histórica, “construir democracias genuinas, radicales y justas, centradas en la soberanía y participación de los pueblos” (Nansen, 2018). Frente al descrédito de la política y la izquierda, más participación política y más organización popular. Es imprescindible fortalecer y articular los procesos de formación política de nuestras organizaciones y la organización y acción política.
Fortalecer la participación política requiere, como señala Janaina Stronkaze (MST), “superar el miedo y mantener el ánimo, la energía, la esperanza, y construir un buen proyecto de país, de comunidad, de nación sostenible de manera colectiva, siempre en grupo, lo más horizontal y democrático posible. Juntas y juntos, de la mano, en la calle, organizadas y construyendo el país y la nación que queremos” (Gorka, 2019).
Tenemos el gran desafío de articular las defensas de los territorios y las luchas por los derechos de los pueblos en torno a proyectos políticos populares, como la soberanía alimentaria.
Seguir siendo una herramienta al servicio de la construcción de la unidad del campo popular será nuestro imperativo categórico: aquello que nos moverá incansables hasta cambiar este sistema y construir la soberanía popular y la justicia social, económica, política, de género y ambiental.
Avizoramos tiempos más difíciles, pero la única lucha que se pierde es la que se abandona. 
Referencias
Arkonada, K. “La breitbartización de la política” en La Jornada, 30 de marzo de 2019. https://www.jornada.com.mx/2019/03/30/opinion/022a1mun
Drago, M. “Resistir al fascismo: construyendo soberanía alimentaria desde la unidad de los pueblos”,Telesur, 16 octubre de 2018. https://www.telesurtv.net/opinion/Resistir-al-fascismo-construyendo-soberania-alimentaria-desde-la-unidad-de-los-pueblos-20181016-0012.html
Filardi, M.E. y Prato, S. “Reclamar el futuro de la alimentación: cuestionando la desmaterialización de los sistemas alimentarios” en Observatorio del derecho a la alimentación y a la nutrición 2018: Cuando la alimentación se hace inmaterial: afrontar la era digital: pp. 6-15. https://www.righttofoodandnutrition.org/files/rtfn-watch-2018_esp.pdf
Gorka, Entrevista a Janaina Stronzake, integrante del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), 27 de marzo de 2019. http://mardefueguitos.info/2019/03/27/tener-cada-vez-mas-miedo-es-un-sintoma-del-avance-de-la-extrema-derecha/
Harvey, D., A Brief History of Neoliberalism. Oxford University Press, 2005
Nansen, K. “The magnitude of the planetary crisis requires action of similar size”, The Ecologist, 12 de julio de 2018. https://theecologist.org/2018/jul/12/magnitude-planetary-crisis-requires-action-similar-size-foeint
Ugarteche, O. “Perspectivas al final de la segunda década del siglo XXI”, En Revista América Latina en Movimiento núm. 540: Nuevas pistas de la economía mundial: pp. 1-6, marzo 2019. https://www.alainet.org/es/revistas/540
Notas:
[1] https://wrm.org.uy/es/listado-por-temas/mercantilizacion-de-la-naturaleza/financierizacion-de-la-naturaleza/
[2] http://www.mst.org.br/2019/03/27/agroecologia-como-instrumento-da-luta-de-classe.html
- Puede descargar el artículo (PDF), haciendo clic en el enlace a continuación:

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Documentos/Nuestro-camino-construir-unidad-popular-para-radicalizar-la-disputa-por-los-sentidos-de-la-vida

"Nos permite plantear la discusión, cuestionar el origen de Bariloche. Bariloche todavía es una ciudad que se concibe a sí misma como fundada por inmigrantes suizos, alemanes (el concepto de suiza-argentina)… y nosotros estamos poniendo de relieve que Bariloche está asentada en territorio mapuche ancestral. Tratamos de poner de relieve esta situación no solamente hacia el interior del pueblo mapuche sino hacia los sectores argentinos que puedan ser solidarios con las demandas de los pueblos indígenas. Años atrás hicimos encuentros, participamos en movilizaciones, propulsamos movilizaciones".

Crónicas de la resistencia mapuche: entrevista a Adrián Moyano



Por Jessica Mazzotti para Zur.


La lucha mapuche en Argentina se expande, a pesar de la profundización de la represión y de la ofensiva judicial. Las entidades críticas de la sociedad están reaccionando a un genocidio que continúa desde hace 140 años.
Estoy en Buenos Aires con Adrián Moyano, periodista, escritor y activista que reside en Bariloche y se aboca a la lucha del pueblo mapuche. Es autor de Komütuam, descolonizar la historia mapuche en Patagonia (Alum Mapu Ediciones, 2013), Crónicas de la resistencia mapuche (Editorial Caleuche; primera edición, 2007; cuarta reimpresión, 2014) y A ruego de mi superior cacique Antonio Modesto INAKAYAL (Fondo Editorial Rionegrino, 2017). Ha colaborado en múltiples volúmenes colectivos; entre ellos, en La voz de los lonkos. Reportajes del periódico Azkintuwe (Editorial Catalonia, Santiago, 2013), con “La lucha de Paichil Antriao” y “Sonidos de resistencia”, y en Historia de la crueldad. Julio A. Roca y el genocidio de los pueblos originarios (Ediciones El Tugurio, Buenos Aires, 2010), con “Las preguntas que lancea Guayama”.
- Empiezo preguntándote sobre el último evento en el que participaste, el 11 de abril, en el cuadro del Ciclo de Cine Indígena organizado por el Centro Cultural IMPA la Fábrica, en Capital Federal. Estamos en el año del aniversario de los 140 años de la llamada “Campaña del Desierto”, ¿verdad?
- Sí, este año se cumplen 140 años del comienzo de la Campaña del Desierto. La Campaña del Desierto fue un proceso que se prolongó en el tiempo durante una década y que tuvo un contenido básicamente genocida. Durante la Campaña del Desierto se pusieron en práctica metodologías que se pueden reconocer fácilmente durante la última dictadura militar, por ejemplo, desapariciones, tortura de gente que ya estaba detenida, auténticas marchas de la muerte, campos de concentración, apropiación de niños y niñas mapuches y de otros pueblos. La diferencia con una dictadura es que el genocidio que se cometió  en la Campaña del Desierto nunca terminó, nunca se sentaron sus perpetradores en el banquillo de los acusados, nunca respondieron a la demanda de la justicia; al contrario, el estado argentino todavía homenajea a los responsables de la Campaña del Desierto con grandes monumentos, con los nombres de las calles, con nombres de escuelas. Ese homenaje aún está vivo porque todavía el estado argentino no ha reconocido que está fundado sobre el genocidio y, como no está reconocido, no se puede reparar. Este año, por un lado, con la organización de la que soy parte y, por otro lado, con mi trabajo de escritor, periodista y activista tratamos de poner de relieve este hecho: que hace 140 años se inauguró una relación de dominación colonial por parte del estado argentino y también por parte del estado chileno (con dos años de diferencia) del pueblo mapuche, situación de dominación colonial que todavía continúa.
- ¿Cómo se llama la organización que nombraste, de la cual eres parte?
- Yo formo parte del Espacio Articulación Mapuche y Construcción Política. Es un organización mapuche que funciona en Bariloche desde 2010, una organización que se considera a sí misma una entidad de base del pueblo mapuche pero acepta la participación de gente no mapuche en sus filas, aunque su propuesta es intercultural, en el sentido de concebir a la interculturalidad como herramienta de descolonización. En 2015 logramos que el municipio de Bariloche se reconozca  la intercultural a través de una ordenanza, que sería la ley de la ciudad, pero después de un periodo donde algo se pudo avanzar, sobre todo con el anterior gobierno, en la actualidad esta norma está en letra muerta.
- Al menos, en teoría, está…
- Sí, está y nos permite plantear la discusión, cuestionar el origen de BarilocheBariloche todavía es una ciudad que se concibe a sí misma como fundada por inmigrantes suizos, alemanes (el concepto de suiza-argentina)… y nosotros estamos poniendo de relieve que Bariloche está asentada en territorio mapuche ancestral. Tratamos de poner de relieve esta situación no solamente hacia el interior del pueblo mapuche sino hacia los sectores argentinos que puedan ser solidarios con las demandas de los pueblos indígenas. Años atrás hicimos encuentros, participamos en movilizaciones, propulsamos movilizaciones. El último evento fue la manifestación del 25 de mayo, cuando se cumple la llegada del ejército argentino a Choele Choel: es el episodio del billete de 100 pesos donde está la tropa, la bandera y el presidente Roca. Ese día organizamos una movilización con intervenciones artísticas por el centro de Bariloche, que en cada calle que homenajea el genocidio. Nuestro trabajo es bastante político.
- Me parece que no están solos, ya que les invitaron a esta charla en Buenos Aires en la que estaban involucradas diferentes realidades.
Lo que está pasando en los últimos años a partir de la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonadoy el asesinato de Rafael Nahuel es esto: si bien hay una profundización de la represión por parte de los sectores hegemónicos de este gobierno, también es verdad que hay una proporción importante de la sociedad argentina que no digiere sin reflexionar lo que dicen los medios de comunicación y tiende a cuestionar lo que dice el gobierno, lo que dicen los medios colaborativos y hegemónicos, hay mucho interés sobre todo en el ámbito de la radio comunitaria y de los medios alternativos y populares. El episodio que mencionas vos tiene a ver con este interés. En el centro cultural de IMPA hay bastantes integrantes, me imagino yo, de origen quechua, de origen aymara, sensibles a esta problemática y con grado de apertura; y no son los únicos en Buenos Aires.
Yo formo parte de la Red de Investigadorxs en Genocidio y Política Indígena que existe hace 13 años y, si bien hay algunos desde el interior del país, la mayoría de los investigadores están acá: docentes e investigadores de la UBA, del CONICET, gente no indígena que trabaja desde aquí. Es novedoso que acá en Buenos Aires se preste atención a estas demandas y también es novedoso que se sostenga una ofensiva contra el pueblo mapuche durante tanto tiempo desde Buenos Aires. A nivel regional no es tan novedoso porque en las provincias de población mapuche como Neuquén, Río Negro, Chubut esto existe desde siempre pero ahora es bueno que tuve alcance nacional y que el tema mapuche estuviera en el centro de la agenda política nacional. Es bueno que la gente hable de la cuestión mapuche, aunque no lo haga de la mejor manera: a nivel de sentido común opera muy fuerte el estigma de la extranjería, la idea que los mapuche vinieron de Chile y que los mapuche se portaron mal con los Tehuelche (que no tiene ningún sustento histórico), etc., pero siempre que se abre alguna puerta para rebatirlo está bueno.

- Y de novedoso me parece también la noticia recién, de la mitad de marzo, que llega del tribunal de Esquel donde una jueza ha declarado un fallo de absolución. Me refiero al conflicto con Benetton: la justicia de Argentina absolvió a seis integrantes de la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia Cushamen, en la provincia de Chubut. Estos eran acusados de ocupar territorios del magnate italiano Luciano Benetton.
Seguro que es una buena noticia la absolución por falta de mérito de todos los involucrados en este episodio y también la absolución de otro seis integrantes de la comunidad Campo Maripe en Neuquén, donde el estado neuquino acusa quién tiene la desgracia de que su espacio territorial esté en Vaca Muerta, una cuenca de hidrocarburos no convencionales en Argentina. Ahí hay otro ejemplo de criminalización de la protesta. Hay muchas situaciones judiciales adversos al pueblo mapuche, por ejemplo contra la comunidad Paichil Antriao en Villa la Angostura y ni que hablar del otro lado de la cordillera. Si bien esto episodios, la ofensiva judicial contra el pueblo mapuche es demasiado grande en los últimos tiempos y tienen a ver con el disputarle a la comunidad el derecho a estar en el espacio territorial que ocupan desde el principio del siglo XX. Es muy importante fijar un antecedente ahí donde el poder judicial neuquino, tradicionalmente, es adversario del pueblo mapuche.

- Bueno, visto que yo soy italiana y que la Benetton por mala suerte es italiana te pregunto: si hay que pasar un mensaje a Italia y a los italianos, un mensaje por supuesto simbólico y retórico, ¿qué podemos decir?
En general, lo que yo tendría para decir tiene que ver con el comportamiento de todas o buena parte de las transnacionales europeas, estadounidenses y canadienses en el territorio mapuche. Estas tienen por costumbre de llevarse por adelante los derechos territoriales de las comunidades tanto en Chile como en Argentina. Yo no conozco en profundidad el tema del litio pero tengo entendido que está pasando exactamente lo mismo en el norte de Argentina y en el norte de Chile donde hay salares y materia prima de litio y las grandes compañías aliadas, con el gobierno, están pisoteando los derechos territoriales de los pueblos. Benetton actualiza en un punto el despojo que sufrió el pueblo mapuche durante la Campaña del Desierto. De hecho, el título de propiedad que compró la transnacional en la década de los 90 data de 1888, cuando todavía estaba perpetrándose el genocidio del pueblo mapuche. En aquel momento el estado argentino, que se apropió del territorio mapuche, se dejó financiar por capitales ingleses: los primeros propietarios de tierra del sur de argentina fueron capitales británicos que lo comercializaron a la corporación trevisana en 1996 en un proceso de extranjerización de la tierra en Argentina.
Lo que tiene que entender el compañero y la compañera italiana es que ese es territorio mapuche. También tiene que saber el compañero y la compañera italiana que en estas grandes extensiones de tierra que tiene la corporación Benetton en la actualidad hay un hecho de corrupción: la legislación argentina de aquel momento reconocía a los capitales que llegaban después de la Campaña del Desierto “equis” cantidad de hectáreas y hubo una investigación parlamentaria en el Congreso de Argentina que llegó a la conclusión de que, efectivamente, había un hecho de corrupción ahí que nunca llegó al poder judicial. Benetton, cuando adquiere esa compañía, hereda un hecho de corrupción, así que, por un lado, actualiza el despojo que sufrió el pueblo mapuche durante la Campaña del Desierto, y por otro lado, es beneficiario de un episodio de corrupción que está suficientemente probado inclusive por una institución de la República Argentina como el Congreso, con el agravante que la presencia de Benetton en la provincia de Chubut y en la provincia de Río Negro tiene que ver con, por decirlo suavemente, demasiada cercanía con el poder político, con el poder político provincial, con el poder político de los pequeños municipios. La gente tiene que imaginarse municipios con muy poco poder, o sea gobiernos muy sensibles a las influencias. En la primera fase del conflicto con Benetton, la que detonó en 2002, esto estuvo probado, tuvo jueces que trabajaron penalmente a favor de Benetton inclusive generaron la remoción de algunos integrantes del poder judicial.
Benetton es un caso emblemático, pero no es el único que se lleva por adelante los derechos de los pueblos indígenas, aunque tiene un condimento importante de perspectiva histórica al comprar, al adquirir, al heredar una gran estancia que surgió en los primerísimos momentos posteriores a la Campaña del Desierto.
- Mientras que de lejos estas compañías compran y colaboran con los débiles gobiernos provinciales y locales, hay gente que vive en estos territorios que otros tratan solo de negocio. ¿Cuáles son los efectos sobre la comunidad? Sobre todo, cuáles son las repercusiones de estas persecuciones, de este aire pesado e instable sobre los niños, las niñas y los jóvenes.
Si viste la foto más difundida de Rafael Nahuel tocando la trutruca, esta foto se la tomaron al exterior del destacamento de la Policía Federal argentina a Bariloche, cuando estaba reclamando con otra gente la liberación de mujeres, de niños y niñas que habían sido apresados por fuerzas federales. Eso fue el jueves anterior a su muerte, a Rafael lo mataron el 25 noviembre de 2017, que fue un sábado. La vulneración de los derechos de los niños y niñas mapuches va de la mano de la vulneración de los derechos territoriales del pueblo mapuche. Es mucho más virulenta todavía del otro lado de la Cordillera donde esta documentadísima la prepotencia de Carabineros en operativos de desalojo, en operativos de detención de referentes mapuches en la comunidad de Temu Cui Cui. Recuerdo que el año pasado mataron a Camilo Catrillanca y hay denuncias ante foros internacionales por pisotear no solo los indígenas, sino también los derechos que están consagrados en la Convención de Derechos de la Niñez, de las Naciones Unidas, de la UNICEF. Yo no sé nada de psicología, pero evidentemente estos niños y niñas afrontan consecuencias de no contenerse, de no tratarse para el resto de su vida. Me parece que, en este sentido, tanto el estado argentino como el estado chileno, están en deuda porque nunca llevaron a la práctica sus propias leyes: en la República Argentina están los derechos indígenas en la Constitución y también Argentina adhirió al Convenio 169 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) que es ley 24071. Sin embargo, este año se cumplen 25 años desde que se reformó la Constitución y no hay ninguna ley, ninguna acción concreta de ningún gobierno en el sentido de modificar el estatus de subordinación que padecen todos los pueblos indígenas, no solamente el pueblo mapuche.

- En relación con los pueblos indígenas, antes de llegar a Montevideo, donde vivo ahora, hice alguna búsqueda sobre los pueblos originarios de Uruguay. De todos lados – los documentos, los artículos, etc. – dicen que no hay más, que los exterminaron todos, que los Charrúas, su idioma y, de todas las otras poblaciones, no existen más. Hubo quienes me dijeron que esta fórmula de “no hay más indígenas” es muy cómoda para el estado, que no es verdad que no hay ningún resto vivente de las poblaciones de Uruguay y que desde la fundación de este estado, como pasa en otros, las fuentes oficiales niegan la existencia de rastros y de descendientes originarios. Esta dinámica que pone en práctica el discurso hegemónico me interesa, como me interesó en tu libro el tema de la historiografía oficial que a menudo, si no siempre, trabaja para allanar la complejidad de la historia y desincentivar lecturas críticas que pueden socavar los cimientos de la autoridad del estado, sobre todo cuando estos cimientos son muy frágiles. Es lo mismo que pasa cuando en Chile se dice que los mapuches son argentinos y en Argentina que son chilenos.

Es muy interesante porque al héroe nacional uruguayo, José Gervasio Artigas, en realidad cuando le tocó llevar adelante su actuación pública, Uruguay no existía como país independiente porque formaba parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Cuando comienza el proceso revolucionario en 1810, Montevideo era uno de los lugares donde más resistió el poder colonial español y el único lugar de las Provincias Unidas donde se puso en marcha una reforma agraria fue la Banda Oriental del Río Uruguay. Hasta donde yo tengo entendido, solo en dos lugares la revolución tuvo calor popular, o sea el pueblo participó de la Revolución de Mayo: en el norte, el actual norte argentino, en Salta, Tucumán, Jujuy, lo que es territorio boliviano y en la Banda Oriental (estamos hablando de la primera década posterior a la revolución, de 1810 en adelante hasta 1820 aproximadamente). Artigas ejercía control político sobre lo que hoy es Corrientes, Entre Río, Misiones y en determinados momentos en Santa Fe y inclusive Córdoba. La mano derecha de Artigas fue, durante una parte de este recorrido, Andrés Guacurarí que era guaraní y en ningún otro lugar como en lo que hoy es Misiones, Entre Ríos y Corrientes, se radicalizó tanto la revolución como bajo el mando de “Andresito”, a tal punto que el ejército guaraní que lideraba Andresito era mayoritario respecto del ejercito winka (no indígena n.d.r.); por esto la traición.
La propuesta social del artiguismo no se parecía ni un poquito a la propuesta que llevaba adelante la élite pretendidamente revolucionaria de Buenos Aires: lo dejaron solo enfrentando a la invasión portuguesa, Andresito otro tanto, ni se sabe cómo murió: hasta donde yo sé murió en una prisión portuguesa. Yo desconozco cuáles fueron los mecanismos historiográficos por los cuáles el estado uruguayo, que nace después de la guerra con el Brasil al fin de la década del 20, se blanqueó, pero sé que hay gente que si se reconoce charrúa y que está recuperando su identidad. Tengo entendido que pasó como en Argentina con los Huarpes, con los Comehingones que también en el pensamiento antropológico clásico lo dio por extinto desde mucho tiempo y hace 20 años reemergió gente que se considera como Huarpe, que se identifica como comechingona, cuando durante mucho tiempo se habló de que estaban extintos.
- En Uruguay se celebraba el Día de la Memoria de la Nación Charrúa: ¿Por qué se habla de memoria como si se hablara de muertos? Y, ¿por qué solo Charrúa? Había otras naciones más pequeñas.
Estos son los límites que plantea pensar la historia de los pueblos indígenas desde los estados. La mayoría de los pueblos indígenas nunca constituyeron nada que se le pareciera al estado. Algunos sí, como los Quechuas, Incas, Mayas pero tampoco es tan así. Pensar la historia mapuche desde los límites actuales del estado argentino… vas a ver muchas preguntas que se van a quedar sin respuesta. Hay que pensar que los pueblos que nunca constituyeron un estado, nunca pensaron en fronteras, entonces, haciendo el paralelismo, pensar una historia indígena uruguaya tiene límites porque Uruguay no es una realidad eterna para atrás, ni Argentina, ni Chile: son realidades que tienen menos de 200 años de historia frente a pueblos que son varias veces milenarios.

- Estoy trabajando en la educación y lo que me parece es que solo se cuenta esta historia reciente, hay el Día del Acto Patrio, a Artigas se lo toma como símbolo del estado uruguayo y no sé si él estaría tan contento o si lo es en su mausoleo en la plaza Independencia
No, creo que no. (Se ríe)

- A propósito del funcionamiento de la historia y de la sociedad, hay una palabra del idioma mapuzungun que es el rakizuam: pensamiento mapuche, que es un sistema, una cosmología, ¿verdad?
Sí, hay una explicación mapuche del mundo que es muy distinta a la explicación occidental. En primera instancia no es jerárquica.
- Ni en la organización social…
Claro, como reflejo de esta explicación de la naturaleza la sociedad mapuche es circular, es horizontal, no hay un dios creador, no es patriarcal, hay roles pero no existe esta cuestión jerárquica que funciona en los estados. No hay un verticalismo en la relación de los que mandan y los que obedecen. Existe la función de los lonkos pero los lonkos actúan según el consenso del conjunto de la comunidad o de las comunidades. El ejercicio del poder en la sociedad mapuche no tiene nada que ver con el ejercicio del poder en las sociedades occidentales.

- Y este poder tal vez tiene natura ocasional: los toki, por ejemplo, que son los que gestionan y organizan las luchas cuando hay necesidad. Leí una frase que decía que si no había guerra, no había toki y los mapuches eran libres.
Efectivamente. El rol de toki era un cargo que además se elegía, nada de cuestiones hereditarias, a veces no coincidía con el rol del lonko y cuando terminaba la coyuntura bélica, el rol del toki cesaba. Después, con el estado permanente de guerra, el rol de toki a veces se fusionó con el rol de lonko pero no de manera instituida, normalmente los roles eran diferenciados con la característica provisoria del toki.

- Otro rol era el weupife, que me gustaba mucho, porque era el encargado de tener en su memoria la historia oral del pueblo.
Hace 30, 40 años que el pueblo mapuche produce profesionales universitarios, historiadores, geógrafos, comunicadores sociales, ya hay gente que se considera weupife aunque el título original era historiador de la comunidad y lo que tenía de atrapante era que tenía mucho de arte dramático, o sea el weupife personificaba.

-Te hago la última pregunta. Yo me encontré con tu libro y con la historia mapuche, como te conté, por coincidencia. Estuve en Bariloche y sabía que era uno de los territorios mapuche, más que otros, pero después de leer Crónicas de la resistencia mapuche me di más cuenta de esto. Y tú, ¿cómo llegaste a los mapuches? ¿Por qué te dedicaste y te comprometiste con esta lucha? ¿Cómo te convertiste tú también en un weupife? ¿Es algo que siempre estuvo en tu trabajo o llegó un momento en el que sentiste la necesidad de hacer algo?
La primera vez, cuando decidí escribir el libro que vos leíste, fue en un momento de mucha indignación, fue a mediados de los ‘90. En Bariloche, el lugar emblemático es el Centro Cívico que todavía hoy se llama Plaza Expedicionarios del Desierto y tiene un monumento que homenajea a Julio Roca, el que ideó y llevó a la práctica la Campaña del Desierto.
- Si bien me acuerdo, también su estatua da miedo porque parece que Roca maltrata también a su caballo…
Sí (se ríe). La estatua está envuelta de polémica de la perspectiva de obra escultórica porque cuando Roca estuvo en la Campaña del Desierto tenía 33 años y el que está personificado ahí parece una persona de 60 y pico y está cansado, pero Roca no concretó toda la Campaña del Desierto. Lo de él, diríamos hoy, fue una operación de propaganda: su columna no entró en combate. Llegó hasta Choele Choel, hizo el circo que te comentaba recién con la bandera, los cañonazos el 25 de mayo del 1879, después fue donde está la confluencia de los ríos Limay, Neuquén y Río Negro  donde hoy están Neuquén y  Cipolleti y de ahí se volvió. Se presentó en las elecciones de Buenos Aires y ganó. Eso fue en 1879 y generalmente se toma como finalización de la Campaña del Desierto el 1 enero 1885 con la capitulación de Sayhueque, aunque hubo episodios posteriores. Roca se volvió seis años antes de la finalización de la Campaña del Desierto.

Volviendo a tu pregunta, en ese momento, años 1994, 1995, se discutía en Bariloche, como periódicamente se discute, qué hacer con el monumento: alguna gente pensaba que había que sacarlo, alguna decía que había que dejarlo, se expresaba públicamente lo más reaccionario, lo más conservador del pensamiento que hoy llamamos colonialista (pero en aquel tiempo no se hablaba en estos términos) y bueno, la historia es un campo de disputa y ante las barbaridades que se decían de la historia mapuche yo me propuse escribir. Demoré mucho tiempo, porque esto fue en medio de los 90 y el libro salió en 2007. Empecé a participar de organizaciones mapuche, empecé a participar de la espiritualidad mapuche, hice taller de mapuzungun.

El año para los pueblos originarios no empieza el primero de enero, empieza en otro momento, para el pueblo mapuche empieza en coincidencia con el solsticio de invierno y se hace una ceremonia particular para recibirlo y yo la primera que participé fue en 1997 y ya quedé. Para mí la explicación del mundo a la que adhiero es la explicación que da el pueblo mapuche. Hay una frase muy hermosa que utilizan algunos de los peñi (NDR: hermanos) que enseñan mapuzungun que dice: el mapuzungun es el idioma que entiende la tierra en este rincón del planeta. Yo efectivamente pienso que es así, o sea, también me gusta pensar que en forma viceversa: yo estoy respondiendo a un mandato de la tierra. Yo me pienso así.

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Documentos/Cronicas-de-la-resistencia-mapuche-entrevista-a-Adrian-Moyano

"Vamos a seguir buscando la forma de difundir información para que la gente reflexione y se concientice con respecto a lo que implica tener soya transgénica y monocultivos en el territorio y también para demostrar el proceso que conlleva, que se dirige, por ejemplo, hacia la extranjerización de la tierra".

Entrevista al agricultor ecológico Germán Jácome
“Con los transgénicos se profundiza
 la inequidad en el campo”
12  de junio de 2019
Por Tamara Artacker
Ocaru

Ecuador, con el artículo 401 de la Constitución de 2008, se declara país “libre de cultivos y semillas transgénicas”. Sin embargo, tanto en procesos normativos desde ese entonces, como en la práctica productiva en el campo, se muestran tendencias contrarias. En enero de 2019 el juez constitucional de Quevedo, provincia de Los Ríos, falló a favor de una demanda de organizaciones campesinas que denunciaron la existencia de cultivos de soya transgénica en la provincia. Como resultado, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), entidad demandada –que nunca negó la existencia de los transgénicos en territorio ecuatoriano– se veía obligado a decomisar e incinerar los cultivos de soya transgénica que se encontraron en el monitoreo, además de establecer un programa de vigilancia permanente para evitar su siembra. Pero el MAG apeló a la sentencia a la corte provincial y hasta ahora se sigue esperando la decisión del tribunal de jueces.
Esta apelación por parte del Ministerio de Agricultura y Ganadería está alineada con una estrategia del Estado que se pudo observar tanto bajo la presidencia de Correa como de Moreno: promover y legalizar el uso de semillas transgénicas, a pesar y en contra de la prohibición constitucional.
Así, Rafael Correa, en los últimos días de su presidencia (primer semestre de 2017), puso un veto al artículo 56 de la Ley de Semillas, que hubiera confirmado la prohibición general del ingreso de semillas transgénicas al país. En cambio, impuso que se permita su ingreso “para fines investigativos”.
La última movida de parte del gobierno para abrir la puerta nacional a los transgénicos se realizó en mayo de 2019, con el reglamento al Código Orgánico Ambiental (COA) a través del decreto 752 de Lenin Moreno. En vez de confirmar la prohibición de ingreso de transgénicos y establecer sanciones, se norma su ingreso recurriendo a la herramienta de “evaluación de riesgo”.
En contra del reglamento al COA y el intento de legalizar los transgénicos en las últimas semanas se ha formado una ola de protesta desde la sociedad civil y organizaciones campesinas.
En Quevedo, capital del agronegocio en Ecuador y lugar de la demanda campesina contra los transgénicos, conversamos con Germán Jácome, demandante, agricultor agroecológico y docente universitario de la Universidad Técnica de Quevedo sobre la lucha contra los transgénicos en la región.
OCARU: ¿Quiénes son los actores aquí en Los Ríos que llevan adelante la lucha contra la presencia de transgénicos?
Germán Jácome: Los actores principales somos las organizaciones del campo, y es el Centro Agrícola Cantonal de Quevedo que está liderando esta lucha contra los transgénicos. La situación es muy inequitativa, pero creo que cuando hay voluntad y decisión en el pueblo para movilizarse conscientemente, ninguna batalla se pierde.
OCARU: ¿Por qué dices inequitativa?
Germán Jácome: Inequitativa porque estamos contra el aparato del Estado, y especialmente el Ministerio de Agricultura y Ganadería. ¿Cómo pueden apelar a una decisión de un juez constitucional que de primera instancia falló en contra del MAG? Ese ejercicio de apelar significa que el Ministerio de Agricultura y Ganadería es cómplice de la piratería de semillas, aunque la Constitución prohíba los transgénicos.
OCARU: ¿En qué quedó el juicio contra la presencia de transgénicos en Los Ríos?
Germán Jácome: Se ganó la primera instancia que favoreció a los demandantes, en este caso a nosotros. Luego de eso apeló el MAG y ahora el juicio duerme en el olvido. El tribunal de jueces, que nosotros pensábamos que no iban a dudar, porque nuestros argumentos fueron contundentes, nos hacen pensar que duermen, por un acto de complicidad.
OCARU: En este contexto, ¿cómo interpretan el reglamento al Código Orgánico Ambiental?
Germán Jácome: Vemos que legitima la legalización para que entren en vigencia los cultivos transgénicos. Es un acto de irrespeto total a la norma constitucional, sin precedente en la historia. El Estado ecuatoriano, llamado a velar por la defensa de los derechos de la naturaleza, en vez de ser el ejemplo de aplicación de la norma, es el primero de burlarse de su norma.
OCARU: ¿Existe un diálogo entre las organizaciones campesinas y el Estado?
Germán Jácome: ¿Cómo podemos dialogar con un Estado sordo, ciego, mudo, que se burla del diálogo, del famoso diálogo? Donde hay inequidad, no hay diálogo, porque se dialoga entre iguales. El gobierno está al servicio de los grandes agronegocios. Dice que conversa con los campesinos, pero ese diálogo no existe.
OCARU: ¿Cuáles son las preocupaciones que tienen desde las organizaciones campesinas con respecto a la introducción de transgénicos?
Germán Jácome: Una de las principales preocupaciones que tenemos es que los transgénicos no resuelven el problema de pobreza rural, como hemos visto en experiencias de Argentina, Brasil, Uruguay, etc. Más bien profundizan la inequidad en el campo. Esto tiene que ver con una política pública desigual, que da privilegios a los grandes cultivos e incluso a los transgénicos. Entonces ¿qué es lo que va a pasar? La soya transgénica va a desplazar a los campesinos y va a haber un acto de secuestro de la tierra, por desposesión. Entonces ese acto implica perder el derecho a la vida, el derecho a la cultura, el derecho a la comida, y lo más fundamental: el derecho a la naturaleza, al trabajo y a vivir en paz, con dignidad, produciendo comida para todos y para el bien de todos.
OCARU: ¿Y ambientalmente qué significa?
Germán Jácome: Ambientalmente significa un deterioro de los ecosistemas porque se pierde la biodiversidad. Es sorprendente como los transgénicos, por la ambición del dinero, en este caso de empresas como Monsanto, acaba de forma desmedida con toda la biodiversidad. Al final, hablar de soya transgénica es hablar de glifosato, ya lo ha dicho la FAO y lo han dicho varias organizaciones de carácter regional y mundial. Miren lo que pasa en los Estados Unidos, en Argentina: la empresa que produce glifosato, Monsanto, acaba de perder gran cantidad de juicios por el alto riesgo a la salud, al ambiente y a los ecosistemas.
OCARU: ¿Los cultivos transgénicos conllevan entonces un modelo de producción específico?
Germán Jácome: El problema no solamente son los transgénicos. Es el modelo de desarrollo que implica. Es decir, sea soya transgénica, sea banano no transgénico, sea palma no transgénica, el problema es ¿cómo desplazan a la agricultura familiar campesina? Aquí se encuentra una tensión fuerte porque la agricultura del futuro, la agricultura que hacemos los pequeños productores, es una amenaza para el capital transnacional y el capital de dudosa ética de la región.
OCARU: De último, ¿qué medidas piensan tomar con respecto a la presencia de transgénicos y a la lucha contra el reglamento al COA de parte de los campesinos de Los Ríos?
Germán Jácome: Vamos a seguir buscando la forma de difundir información para que la gente reflexione y se concientice con respecto a lo que implica tener soya transgénica y monocultivos en el territorio y también para demostrar el proceso que conlleva, que se dirige, por ejemplo, hacia la extranjerización de la tierra.
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En rechazo al decreto 752 y al reglamento al Código Orgánico Ambiental, el Colectivo “Ecuador Libre de Transgénicos” llama al plantón para el miércoles, 12 de junio a las 12h, en la Plaza Grande de Quito.
http://ocaru.org.ec/index.php/comunicamos/noticias/item/9161-con-los-transgenicos-se-profundiza-la-inequidad-en-el-campo

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=257072

"Lo que encontramos fue una preocupante presión en favor de un enfoque autoritario y contrario a la diversidad en la alimentación y la salud que puede, finalmente, debilitar la capacidad de los pueblos para fortalecer sus sistemas alimentarios locales".

La lucha por verdaderas soluciones para la malnutrición está en marcha
¿Cultivos biofortificados o biodiversidad?

GRAIN


A fines de 2018, el gobierno de India anunció que el uso de arroz biofortificado será obligatorio en las comidas de todas las escuelas y los programas públicos de nutrición en todo el país a partir de diciembre de 2019. India es uno de los países objetivo para la liberación de varios cultivos biofortificados como el mijo perla con hierro y zinc, arroz con hierro y zinc, y arroz con “provitamina A”.
Desde que fueron liberados por primera vez en 2004, el uso de los cultivos biofortificados ha ido aumentando en muchos países en desarrollo. La biofortificación es el proceso de aumentar el contenido de unos cuantos nutrientes en los cultivos mediante fitomejoramiento, ya sea usando técnicas convencionales o biotecnología. Desde Perú a Tanzania o Indonesia, los gobiernos están aceptando estos cultivos con los brazos abiertos. Las agencias nacionales de investigación agrícola han hecho de la biofortificación una prioridad y los donantes entregan una gran cantidad de dinero para este fin. El argumento de que esto es una forma de bajo costo para abordar la mal nutrición parece haber convencido a los gobiernos. Pero ¿es ésta una forma real de enfrentar los problemas de salud? ¿Quién está detrás y qué pretenden? ¿Podría esto empeorar las cosas?
GRAIN realizó una revisión del estado actual de la biofortificación en Asia, África y América Latina y de las críticas que surgen desde la perspectiva feminista y de los movimientos por la soberanía alimentaria. Lo que encontramos fue una preocupante presión en favor de un enfoque autoritario y contrario a la diversidad en la alimentación y la salud que puede, finalmente, debilitar la capacidad de los pueblos para fortalecer sus sistemas alimentarios locales.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=256925

Señalemos que "la Junta de Buen Gobierno zapatista de Oventic advirtió que el conflicto tiene de fondo un plan de contrainsurgencia y que la militarización busca controlar los territorios autónomos".

Suplemento Ojarasca N° 266: Aires de muerte en Chiapas

28  de junio de 2019

 


"El estado de guerra en Los Altos afecta las estructuras culturales y el tejido social de comunidades tsotsiles que resolvían sus conflictos de manera interna y convivían pacíficamente. Durante las fiestas patronales, las comunidades de Chenalhó solían llevar su santo a visitar a la virgen en Aldama.  Dicha armonía se encuentra rota; este año, en pleno carnaval de Aldama, el tres de marzo, las comunidades de Tabak y Coco fueron rafagueadas".

Los Altos, Chiapas
A partir de octubre de 2017 se intensificaron añejos conflictos agrarios que llevaron a la actual crisis humanitaria en Aldama y Chalchihuitán, en un panorama tenso y peligroso que ya dejó cuatro muertos, una docena de heridos y el desplazamiento forzado de miles de personas a las montañas. Las condiciones son muy similares a las que desembocaron en la matanza de Acteal en 1997.
El 23 de enero de este año el Ejército federal se instaló en la comunidad de Coco, Aldama, para “prevenir agresiones de grupos armados de Santa Martha (Chenalhó)”, pero los ataques continúan. Los paramilitares actuales, mejor armados que cuando la masacre de Acteal, son los mismos, o hijos de aquellos perpetradores nunca desarmados.
Durante el gobierno “verde” de Rosa Pérez en Chenalhó, hace más de dos años se organizaron grupos armados que atacaron nueve comunidades de Aldama y Chalchihuitán, se apoderaron de 60 hectáreas de Aldama y 300 de Chalchihuitán, y han desplazado a cerca de siete mil personas. Los paramilitares cortaron las carreteras y dejaron incomunicada la cabecera municipal de Chalchihuitán.
Para “calmar” el conflicto, el gobierno entregó un millón 300 mil pesos al comisariado de bienes comunales de Santa Martha, y al de Aldama 80 mil. El dinero generó mayor división comunitaria, el conflicto agrario no se resolvió y la violencia continúa. El Estado aplica el mismo clientelismo político que incentivó el PRI por décadas y hoy, bajo los colores del Verde y Morena otorga “apoyos” a cambio de votos. Las comunidades zapatistas rechazan éstas prácticas, en reivindicación de su autonomía. En Aldama actualmente conviven familias partidistas y bases de apoyo del EZLN, todas atacadas por los grupos armados de Chenalhó. El 31 de enero, la Junta de Buen Gobierno zapatista de Oventic advirtió que el conflicto tiene de fondo un plan de contrainsurgencia y que la militarización busca controlar los territorios autónomos.
El estado de guerra en Los Altos afecta las estructuras culturales y el tejido social de comunidades tsotsiles que resolvían sus conflictos de manera interna y convivían pacíficamente. Durante las fiestas patronales, las comunidades de Chenalhó solían llevar su santo a visitar a la virgen en Aldama.  Dicha armonía se encuentra rota; este año, en pleno carnaval de Aldama, el tres de marzo, las comunidades de Tabak y Coco fueron rafagueadas.
El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) declaró a Animal Político (24 de mayo) que casi a diario hay disparos desde Santa Martha contra comunidades de Aldama, sobre todo Tabak, Cocó’, San Pedro Cotsilnam, Stselej Potop, Xchuchte y Puente, en la franja donde colindan ambos municipios. Los pobladores sufren ataques por parte de civiles armados del ejido Manuel Utrilla, Chenalhó, responsables del desplazamiento forzado masivo de dos mil 36 personas, quienes salen de sus comunidades hacia la montaña cuando empiezan los disparos y luego regresan”.
El Frayba apunta “que el gobierno federal pensó que con instalar una base de operaciones mixtas se resolvería el problema, pero la violencia no se acabará mientras no se investigue a los autores de los ataques y se les desarme, que es la exigencia de los pobladores de Aldama”.
- Para descargar el suplemento completo (PDF), haga clic en el siguiente enlace:

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Recomendamos/Suplemento-Ojarasca-N-266-Aires-de-muerte-en-Chiapas