lunes, 30 de septiembre de 2019

"Creemos que hemos sido tan degradados como especie que somos incapaces de ello. La única cosa que va a cambiar esa creencia es vernos cara a cara, en comunidad, tener experiencias, fuera de nuestras pantallas, unos con otros, en las calles y en la naturaleza, y triunfar en algunas cosas y sentir ese poder".

Entrevista a Naomi Klein: 

“Estamos asistiendo a los inicios de la barbarie climática”

Naomi Klein
22/09/2019

Con motivo de la publicación de su último libro “On Fire: The Burning Case for a Green New Deal” ( En el Fuego: La Quema Caso para un Nuevo Trato Verde) y las movilizaciones contra el cambio climático, Natalie Hanman entrevista a la activista y teórica canadiense.

¿Por qué publica ahora este libro?

Tengo todavía la impresión de que el modo en que hablamos acerca del cambio climático está demasiado compartimentad, demasiado separada de las demás crisis a las que nos enfrentamos. Un tema verdaderamente contundente que discurre a lo largo del libro son los vínculos entre esto y la crisis del ascenso del supremacismo blanco, las diversas formas de nacionalismo y el hecho de que haya tanta gente que se ve obligada a dejar su tierra, y la guerra que se libra contra nuestro umbral de atención. Son estas crisis que se entrecruzan y se interconectan, y las soluciones también han de ser así.

El libro recoge ensayos de la década pasada, ¿ha cambiado de opinión acerca de algo?

Cuando echo la vista atrás, creo que no puse bastante énfasis sobre el reto que el cambio climático plantea a la izquierda. Resulta más evidente la forma en que el cambio climático pone en tela de juicio la visión del mundo dominante de derechas, y el culto de un grave centrismo que nunca quiere hacer nada en grande, que siempre está considerando partir la diferencia. Pero esto supone también un desafío a una visión del mundo de izquierdas que sólo está esencialmente interesada en redistribuir los despojos del extractivismo [el proceso de extraer recursos naturales de la Tierra] y no en calcular los límites de un consumo sin fin.

¿Qué es lo que le impide hacer esto a la izquierda?

En el contexto de América del Norte, el mayor tabú de todos consiste en reconocer que va a haber límites. Lo ves en la deriva que ha sufrido Fox News tras el New Deal verde: ¡vienen a por tus hamburguesas! Llega hasta el corazón del sueño norteamericano: toda generación tiene más que la anterior, siempre hay una nueva frontera que prolongar, toda la idea de países coloniales de pobladores, como los nuestros. Cuando alguien llega y nos dice: en realidad, hay límites, tenemos decisiones duras, nos hace falta imaginar cómo resolver lo que resta, tenemos que compartir de modo equitativo…nos entra un ataque psíquico. Y así la respuesta [de la izquierda] ha consistido en evitarlo y decir no, no, no vamos a quitaros lo que tenéis, vamos a tener toda clase de beneficios. Y va a haber beneficios: tendremos ciudades más vivibles, tendremos un aire menos contaminado, pasaremos menos tiempo atascados en el tráfico, podemos diseñar vidas más felices, más ricas de tantas maneras. Pero vamos a tener que contraer ese lado del consumo infinito, de usar y tirar.

¿Se siente animada por que se hable de un New Deal verde?

Siento una tremenda emoción y una sensación de alivio de que por fin hablemos de soluciones de la escala de la crisis a la que nos afrontamos, de que no estemos hablando de un pequeño impuesto o de un programa de derechos de emisión como si fuera mano de santo. Estamos hablando de transformar nuestra economía. De todos modos, el sistema le está fallando a la mayoría de la gente, razón por la cual nos vemos en este periodo de profunda desestabilización, que nos ofrece Trumps y Brexits, y todos esos líderes fuertes, de modo que ¿por qué no cambiarlo todo de abajo arriba y hacerlo de forma que encare todas estas crisis a la vez? Tenemos todas las posibilidades de errar el tiro, pero cada fracción de un grado en el calentamiento que seamos capaces de evitar constituye una victoria, y cada medida política que seamos capaces de lograr que vuelva más humanas a nuestras sociedades, nos harán capear mejor las inevitables conmociones y tormentas sin deslizarnos hacia la barbarie. Porque lo que verdaderamente me aterra es lo que estamos viendo en nuestras fronteras en Europa y América del Norte y Australia, no creo que sea una coincidencia que los estados de pobladores coloniales y los países que son motores de ese colonialismo estén en primera línea de esto. Estamos asistiendo al inicio de la era de la barbarie climática. Lo vimos en Christchurch, lo vimos en El Paso, donde se ve este matrimonio de la violencia del supremacismo blanco con un despiadado racismo contra los inmigrantes.

Esa es una de las partes más pavorosas de su libro: creo que es una relación que mucha gente no establece.

Este patrón ha quedado claro desde hace un tiempo. La supremacía blanca no surgió sólo porque hubiera gente pensando en ideas que iban a hacer que se matara a mucha gente, sino porque resultaba útil para proteger acciones bárbaras pero enormemente lucrativas. La edad del racismo científico empieza a la vez que el tráfico de esclavos transatlántico, es una racionalización de esa brutalidad. Si vamos a responder al cambio climático fortificando nuestras fronteras, entonces, por supuesto, las teorías que justificarían eso, que crean esas jerarquías en la humanidad, volverán a aparecer. De ello ha habido señales desde hace años, pero se vuelve cada vez más difícil negarlo porque hay asesinos que lo gritan desde los tejados.

Una crítica que se escucha en relación al movimiento ambiental es que hay un predominado de gente blanca. ¿Cómo afronta esto?

Cuando tienes un movimiento que es abrumadoramente representativo del sector más privilegiado de la sociedad, entonces ese enfoque va a tenerle mucho más miedo al cambio, pues la gente que tiene mucho que perder tiende a tenerle más miedo al cambio, mientras que la gente que tiene mucho que ganar tiende a luchar más denodadamente por él. Esa es la gran ventaja de disponer de un enfoque del clima que lo vincule a las llamadas cuestiones de pan y mantequilla: ¿cómo vamos a conseguir empleos mejor pagados, vivienda asequible, medios para que la gente se ocupe de sus familias? He tenido muchas conversaciones con ambientalistas a lo largo de los años en las que parecían creer que ligar la lucha del cambio climático con la lucha contra la pobreza, o la lucha por la justicia racial, va a hacer más difícil la lucha. Tenemos que salir de este “mi crisis es mayor que tu crisis: primero salvamos el planeta y luego luchamos contra la pobreza y el racismo, y contra la violencia contra las mujeres”. Eso no funciona. Eso nos enajena a la gente que lucharía más denodadamente por el cambio. Este debate se ha desplazado enormemente en los EE.UU. debido al liderazgo del movimiento por la justicia climática y a que son congresistas de color las que abanderan el New Deal Verde. Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Ayanna Pressley y Rashida Tlaib provienen de comunidades que han recibido un trato injusto en los años del neoliberalismo, y anteriormente, y están decididas a representar, a representar verdaderamente los intereses de esas comunidades. No tienen miedo a un cambio profundo, porque sus comunidades lo necesitan desesperadamente.

Escribe usted en el libro: “La dura verdad es que la respuesta a la pregunta: ‘¿Qué puedo hacer yo, como individuo, para detener el cambio climático?’ es: nada.” ¿Todavía piensa así?

En términos de carbono, las decisiones individuales que tomamos no van a sumarse hasta alcanzar el volumen del cambio que precisamos. Y creo de veras que el hecho de que para mucha gente sea mucho más cómodo hablar de nuestro consumo personal que hablar del cambio sistémico es producto del neoliberalismo, que nos ha formado para que nos veamos primero como consumidores. Esa es para mí la ventaja de sacar a colación esas analogías históricas, como el New Deal o el Plan Marshall, que nos traen de vuelta a una época en la que podíamos pensar en un cambio a esa escala. Porque nos han preparado para pensar en lo muy pequeño. Tiene un significado increíble que Greta Thunberg haya convertido su vida en una emergencia viva.

Sí, zarpó para la cumbre del clima en las Naciones Unidas en Nueva York en un yate de cero emisiones de carbono…

Exacto. Pero no se trata de lo que está haciendo Greta en tanto que individuo. Se trata de aquello que Greta está difundiendo con las opciones que toma como activista, y eso lo respeto de un modo absoluto, creo que es magnífico. Está haciendo uso del poder del que dispone para difundir que se trata de una emergencia y trata de motivar a los políticos para que lo traten como una emergencia. No creo que nadie esté exento de escudriñar sus propias decisiones y comportamientos, pero creo que es posible recalcar en exceso las elecciones individuales. He tomado una opción, y esto viene siendo cierto desde que escribí No Logo, y empezaron a llegarme preguntas del género de “¿qué debería comprar, dónde debería hacer las compras, qué ropa es ética?”. Mi respuesta sigue siendo que no soy una asesora de estilo, no soy la gurú de las compras de nadie, y tomo estas decisiones en mi propia vida, pero sin hacerme ilusiones de que estas decisiones vayan a suponer una diferencia.

Algunas personas eligen ponerse en huelga de vientres. ¿Qué opinión tiene sobre ello?

Me encanta que estos debates estén llegando al dominio público, que es lo contrario de que sean asuntos furtivos de los que tenemos miedo de hablar. Resulta algo que aísla mucho a la gente. Desde luego, así me sucedió a mí. Una de la razones por las que esperé todo lo que esperé para tratar de quedarme embarazada, y esto se lo decía todo el tiempo a mi pareja es, ¿qué, quieres tener a un guerrero acuático a lo Mad Max luchando con sus amigos por la comida y el agua? Hasta que no formé parte del movimiento por la justicia climática y pude ver un camino por delante, no me pude imaginar teniendo un niño. Pero nunca le diría a nadie cómo responder a esta pregunta, la más íntima. Como feminista que conoce la brutal historia de la esterilización forzada y de los modos en que los cuerpos de las mujeres se convierten en zonas de batalla cuando los responsables políticos deciden que van a tratar de controlar la población, creo que la idea de que hay soluciones regulatorias cuando se trata de tener o no tener niños resulta catastróficamente ahistórica. Nos hace falta luchar juntos con nuestra aflicción y nuestros temores por el clima, cualquiera que sea la decisión que tomemos, pero el debate que nos hace falta es: ¿cómo construimos un mundo para que estos niños tengan una vida próspera de carbono cero?

Este verano animaba usted a leer la novela de Richard Powers, The Overstory. ¿Por qué?

Para mí ha tenido una importancia increíble y estoy encantada de que me haya escrito tanta gente desde entonces. Lo que Powers escribe acerca de los árboles: que los árboles viven en comunidades y están en comunicación, y hacen planes y reaccionan juntos, y hemos estado completamente equivocados en la forma de conceptualizarlos. Es el mismo diálogo que tenemos acerca de si vamos a resolver esto como individuos o si vamos a salvar el organismo colectivo. También resulta inusual, en la buena ficción, valorar el activismo, tratarlo con verdadero respeto, con sus fracasos y todo, reconocer el heroísmo de la gente que pone su cuerpo en riesgo. Creo que Powers lo ha hecho de un modo verdaderamente extraordinario.

¿Qué opina de lo que ha conseguido Extinction Rebellion?

Una cosa que han hecho muy bien es sacarnos de este modelo clásico de campaña en el que hemos estado metidos durante mucho tiempo, en que le cuentas a alguien algo que da miedo, le pides que marque tal cosa o que hagan algo, te saltas toda la fase en la que tenemos que afligirnos juntos y sentir juntos y procesar que es lo que acabamos de ver. Porque lo que oigo de mucha gente es que, vale, puede que la gente de los años 30 o 40 se pudiera organizar barrio por barrio o lugar de trabajo por lugar de trabajo, pero nosotros no podemos. Creemos que hemos sido tan degradados como especie que somos incapaces de ello. La única cosa que va a cambiar esa creencia es vernos cara a cara, en comunidad, tener experiencias, fuera de nuestras pantallas, unos con otros, en las calles y en la naturaleza, y triunfar en algunas cosas y sentir ese poder.

Habla usted en su libro de resistencia. ¿Cómo hace para seguir adelante? ¿Se siente esperanzada?

Tengo sentimientos complicados en lo que se refiere a la cuestión de la esperanza. No pasa un día en que no tenga una sensación de puro pánico, de franco terror, de completa convicción de que estamos condenados, y luego me saco a mi misma de ello. Me siento renovada por esta nueva generación tan decidida, tan enérgica. Me siento motivada por la voluntad de comprometerse en la política electoral, porque mi generación, cuando estaba en su veintena y treintena, sospechaba tanto de lo que era ensuciarse las manos con la política electoral que nos perdimos muchas oportunidades. Lo que me da más esperanza hoy es que, en cambio, tenemos por fin una visión de lo que queremos, o por lo menos un primer borrador de ello. Es la primera vez que me ha pasado esto en mi vida. Y además, me decidí a tener niños. Tengo uno de siete años que está completamente obsesionado y enamorado del mundo natural. Cuando pienso en ello, después de haber pasado un verano entero hablando del papel del salmón en la alimentación de los bosques en los que nació en la Columbia Británica, y de qué modo están ligados a la salud de los árboles, y al suelo y a los osos y a las orcas y a este magnífico ecosistema en conjunto, y pienso en lo que sería tener que decirle que ya no hay salmones, me mata. Así que eso me motiva. Y me deja muerta.

Naomi Klein autora, entre otros libros, de ‘La doctrina del shock’ y ‘No Logo’.

fuentes: The Guardian, 14 de septiembre de 2019


http://www.sinpermiso.info/textos/naomi-klein-estamos-asistiendo-a-los-inicios-de-la-barbarie-climatica-entrevista

https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2019/09/26/entrevista-a-naomi-klein-estamos-asistiendo-a-los-inicios-de-la-barbarie-climatica/

"Asistimos a la mayor inversión pública de nuestra historia. ¿Para mejorar nuestra educación? ¿Para mejorar nuestra salud? ¿Para impulsar nuestra economía? ¡No! Asistimos a la mayor inversión pública de nuestra historia para exclusivo beneficio de una trasnacional que, además, tendrá a su disposición un río, aun a costa de anegar 10 mil hectáreas de tierra altamente productiva".

UPM 2, la mayor entrega de 

soberanía de nuestra historia

Por Charrua Hapkido y Tkd Paysandu
https://chancharrua.wordpress.com

Uruguay se encuentra a las puertas del proyecto de una empresa trasnacional que, de concretarse, exigirá que le regalemos la friolera de 4.000 millones de dólares para que pueda trasladar a Finlandia la materia prima producida en nuestro país. Las expropiaciones, las vías del ferrocarril, el viaducto, el reforzamiento de puentes y el dragado del puerto nos obligarán a esa erogación gigantesca. Si las vías del ferrocarril le costarán al contribuyente 148 millones de dólares cada año, Upm pagará por esas vías 28 millones de dólares anuales.

Sin embargo, esto sólo es un aspecto de la gran estafa que se le hace a la nación, pues los 4.000 millones de dólares no incluyen los miles de millones de dólares que gastaremos en comprarle toda la energía eléctrica que nos quiera vender Upm aunque no la precisemos; y no incluyen los miles de millones de dólares que significarán la brutal exoneración de impuestos que se le otorgará, impuestos que debe pagar religiosamente toda la producción nacional.

No es que asistamos a la mayor inversión privada de nuestra historia. Eso en sí no es nada, pues en una inversión no importa su número mágico, sino su cualidad, sus consecuencias en nuestra economía y en nuestra sociedad, y esas consecuencias son ruinosas.

Asistimos a la mayor inversión pública de nuestra historia. ¿Para mejorar nuestra educación? ¿Para mejorar nuestra salud? ¿Para impulsar nuestra economía? ¡No! Asistimos a la mayor inversión pública de nuestra historia para exclusivo beneficio de una trasnacional que, además, tendrá a su disposición un río, aun a costa de anegar 10 mil hectáreas de tierra altamente productiva.

El problema no es sólo que engrosaremos nuestra deuda externa para hacer vías en las que opere el ferrocarril de Upm, unas vías que estarán a su disposición las 24 horas del día, los 365 días del año, y que serán construidas para que su ferrocarril viaje sin parar, desde su planta en zona franca en el Río Negro, hasta su zona franca en el puerto de Montevideo. El problema no es sólo el irreversible daño que un monocultivo prolongado en el tiempo, y más aun de eucaliptos, provoca en las propiedades físicas y químicas de la tierra. El problema no es sólo la extensión del latifundio y el abandono de nuestros hombres del campo. El problema se amplía a universos que el articulista que denuncia una impostura evitó mencionar.

* * *

Sepa el lector, con total certeza, que en el terreno que sea encontrará dos bibliotecas, y ni por un instante dude de que quienes tienen el poder tienen ilimitados recursos para promover la biblioteca del poder. No le costará mucho encontrar discursos gubernamentales que canten loas a un mundo de rosas regado por el agua embellecida que devolverá la pastera al Río Negro, un acqua vitae que alimentará un país de maravillas, como resultado de la magnánima inversión extranjera. Si el lector quiere consultar la otra biblioteca, encontrará en el grupo de Facebook del Movimiento ciudadano Upm2 NO abundante material elaborado por especialistas en diversas áreas, escritores que desde el punto de vista del financiamiento se encuentran libres para decir lo que piensan.

Ahora bien, mientras el gobierno se convierte en propagandista y capataz de la trasnacional, y mientras unos cuantos especialistas han enfrentado este Contrato Rou-Upm en el terreno jurídico, económico, ambiental, educativo y cultural, sobre un punto específico la biblioteca del poder guarda prudente silencio: nada se dice del daño que se perpetra en nuestra soberanía cuando la empresa extranjera redactará nuestros planes de estudio, cuando actualmente lleva profesores a Finlandia para adiestrarlos, cuando financia becas, cuando tiene la potestad de proyectar un cine elegido por ella, cuando traslada a niños y maestros a las escuelas rurales en un ómnibus donado amablemente, y cuando envía niños y maestros a sus instalaciones.


Para el lector, esto que acabamos de decir resultará sorprendente. ¿Será verdad que se le permite a una trasnacional lavarles el cerebro a nuestros niños como manera más eficiente de asegurar la continuidad de sus utilidades? Una de las tareas que nos hemos impuesto quienes integramos el movimiento ciudadano que busca derribar este contrato monstruoso es llevar a la luz pública todas las aberraciones que implica. Cuando afirmamos que la empresa extranjera redactará nuestros planes de estudio no estamos fantaseando. Esta información emana del Contrato Rou-Upm,2 que con respecto a la planificación de la enseñanza de nuestras universidades técnicas dice que nuestra República “deberá tener en cuenta y aplicar de buena fe las visiones de Upm”, y con respecto a la información de cómo Upm se mete en nuestras escuelas, o cómo lleva a nuestros niños a sus instalaciones, ésta emana de los datos que Upm difunde con respecto a las prácticas de la Fundación Upm, que nació el mismo día que Upm puso su enorme pie en nuestro país.

* * *

Uruguay se encuentra a las puertas del proyecto de una empresa trasnacional que precisa destruir una república que no podrá hacer valer sus tribunales, pues como establece el Contrato Rou-Upm, en caso de disputa seremos sometidos a los tribunales del Banco Mundial en Washington; que por 50 años no podrá, como establece el contrato con Upm, legislar en ningún área que toque un ápice las ganancias de la empresa, salvo que quiera exponerse a multas multimillonarias. Un proyecto que permitirá, como establece dicho contrato, que el Poder Ejecutivo invada todos los otros poderes y las autonomías establecidas en la Constitución, dejando al servicio y de rodillas a las empresas del Estado frente a la trasnacional.

La estrategia del poder se lleva a cabo sin explicitarla. No hay palabras sobre el golpe artero dado a la República, pues no hay palabras para justificar que se negocie el contrato en secreto, ni para festejar que nuestro presidente haya viajado a Finlandia para traer en su portafolios un contrato despreciable. La mayor inversión pública de nuestra historia se negocia en otro continente y en la oscuridad, y se impone, pese a quien pese, dando ante toda la ciudadanía este mensaje: “Vuestra opinión no nos importa, nosotros sabemos cómo conducir el barco, dedicaos a trabajar, aquellos que puedan, y a pagar impuestos”. Qué lejos estamos de aquel tiempo en que se argumentaba que las cosas benéficas que uno podía llevar a cabo desde el gobierno sólo podrían ser resultado del impulso de un movimiento social que tuviera a la libre discusión de ideas como una de sus más flameantes banderas.

* * *

Uruguay se encuentra a las puertas del proyecto de una trasnacional que constituye el primero de los contratos de inversión de nuevo tipo, contratos que exigen privilegios al tiempo que buscan destruir esa herramienta cultural llamada república, como paso previo para destruir nuestra cultura y dejarnos definitivamente inermes, pues la cultura es la herramienta de los pueblos para elaborar riquezas y defenderse.

Quienes nos oponemos a este proyecto colonial apelamos a la población mediante razonamientos que se encuentran indisolublemente unidos a la pasión. Esperar otra cosa no sólo es desconocer nuestra humanidad, sino que implicaría erosionar la inteligencia y castrarla de aquello que la impulsa. En cuanto a un video que encara nuestro problema por el lado de la ficción, sólo debe ser juzgado por las reglas de la ficción y, antes que nada, es otra manifestación de lo real.

Llamamos a los lectores del semanario que deviene del semanario fundamental de la historia de nuestra América a prestar atención a los graves hechos que transcurren a la vista de todos. Afortunadamente, quienes se encuentran en el poder no han realizado un hipócrita homenaje a Carlos Quijano, el hombre que llevó a cabo el más elevado magisterio de nuestra historia, para enseñarnos que los imperios elaboran con tiempo y llevan a cabo meticulosos planes para adueñarse de las riquezas de nuestros países. Carlos Quijano llevaba su potro a rienda corta, como aquel que sabe que toda política superior sólo puede llevarse a cabo con la comprensión y participación de un vasto movimiento ciudadano.

Tanto ese macrocosmos, el movimiento ciudadano, como ese microcosmos, cada uno de nosotros, tiene un camino claro y preciso ante sí. Hemos guardado un silencio que se sostiene mediante el asesinato de nuestros principios, y hemos manifestado una fe en los cantos de sirena de quienes gobiernan, demasiado parecido al arrodillarse de nuestra inteligencia. Nada se logrará si abandonamos la principal enseñanza del maestro excepcional, la imperiosa necesidad de pensar con cabeza propia.

No sólo no conquistaremos nada si olvidamos este precepto crucial, sino que la vida ni siquiera valdría la pena ser vivida. n

1. “La impostura como método”, Brecha, 17-V-19.

2. Contrato Rou-Upm, en la web.

Fuente:https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2019/07/31/uruguay-upm-2-la-mayor-entrega-de-soberania-de-nuestra-historia/

"Vivimos alegremente en un mundo plastificado, cuando ya es vox populi el daño, inmenso, que provoca sus residuos, ante los cuales Uruguay ha sido uno de los últmos estados en encarar una política de limitación a su uso. Una limitación muy limitada –y no es un juego de palabras−, puesto que su uso está extendidísimo. Baste recordar que Uruguay llegó a apostar, siguiendo las pautas de las empresas transnacionales, a quedarse sin vidrio, sin industria del vidrio, que en Uruguay tenía un desarrollo apreciable, y que es ambiental y sanitariamente mucho más confiable".

UPM DECIDE, URUGUAY ACATA

Luis E. Sabini Fernández
https://revistafuturos.noblogs.org/


El 24 de julio en el programa En perspectiva se emitió la entrevista que el periodista Emiliano Cotelo le hizo al director principal de la OPP, contador Álvaro García.

Cotelo inicia su entrevista con el anuncio de la decisión de UPM de operar en el país.
Esto es de por sí peculiar porque tratándose de un acuerdo o convenio entre dos partes, llama la atención que veamos la decisión de una sola parte. Decisión que tomara UPM cuando lo consideró oportuno y conveniente. En rigor, no se concretó un acuerdo (p. ej., de inversiones) sino que el paisito ya estaba a disposición y UPM decide entonces hoy, 24 julio 2019, iniciar su acción sobre ese “objeto de deseo” que es en este momento, Uruguay.

El vicepresidente local de UPM, reproducido en el programa de Cotelo, nos dice que “éste es el día en que hemos decidido compartir (con ustedes) la noticia de esta nueva inversión”.

Cotelo, presentándose como transmisor de datos y no de opiniones, nos habla de un incremento esperado del 2% en el PBI y de otro, del 12% en las exportaciones. Llama la atención la invocación a los números, que indudablemente gozan de buena prensa. Cualquier análisis no debería quedarse con los números desnudos, presentados tan positivamente: porque el aumento de PBI no garantiza aumento de calidad de vida y puede incluso, reflejar su contrario (p. ej., si se contamina más o si aumenta la población carcelaria, el PBI aumenta). Y el valor de las exportaciones es muy distiinto si se trata de exportaciones del país o de una zona franca que, instalada en el territorio, retiene para sus propietarios los beneficios, si no la totalidad al menos gran parte. Por eso es tan impropio hablar de exportaciones uruguayas cuando salen desde sus zonas francas.

Hay que entender que las “zonas francas” reviven las clásicas “economías de enclave” que el colonialismo llevó a cabo en los albores de la “modernidad” apropiándose de los recursos de tantas zonas convertidas en colonias. Las zonas francas no son un recurso de progreso ni de independencia nacional, sino apenas una solución económica para el capitalismo transnacional que no quiere costear en la periferia planetaria los derechos que la democracia ha reconocido a las poblaciones metropolitanas.
Cotelo, asumiendo el papel de emisario de buenas noticias nos alienta con “los 6000 empleos” que UPM promete desplegar en el periodo de construcción. Lo que no se nos dice es lo que significa como trastorno ocupacional y económico dicha construcción basada en “trabajadores golondrinas”: es muy significativo que la primera noticia del mercado laboral tras la de los 6000 puestos de trabajo haya sido las expectativas de albergues y sitios de prostitución y bebidas alcohólicas en la zona de asentamiento, concretamente en Pueblo Centenario (que cuenta apenas con unos 1500 habitantes)…

El director de la OPP expresa que esta decisión de UPM genera “consecuencias muy positivas”. Algo que está por verse puesto que se refiere a algo por venir. Él puede estar seguro, otros podemos disentir, pero en todo caso, todavía es pura especulación…. se refiere a consecuencias a futuro; una ligera trampa de lenguaje; en castellano para hablar de lo futuro corresponde:expectativas.

Entre los varios aspectos abordados en la entrevista, García señala la importancia de pasar de un ferrocarril del s XIX a uno del s XXI. Es realista en la descripción de nuestra realidad ferroviaria; queda por ver si semejante salto se hará sin daño. Por lo pronto, las cifras que dio García son sorprendentemente altas. El habla de un costo para el estado uruguayo de 2200 millones de dólares, cuando en instancias previas el gobierno había anunciado unos 1000 millones…

Pero hay algo todavía más grave. El ferrocarril en danza, que García toma –a futuro− como uruguayo (al darle ilación entre el siglo XIX y XXI), es un tren puramente finlandés. No sólo por las exoneraciones fiscales que brinda el Uruguay sino porque lo trae la empresa finlandesa y lo emplazará en ese trayecto de unos 300 km con solo dos sitios de conexión: en Pueblo Centenario, junto a la planta y en el puerto de Montevideo, en la Aguada, en la terminal de embarque. El camino es pura vía, sin conexiones (algo que puede llegar a ser problemático en caso de accidente). Pero que muestra acabadamente la finalidad del tren, exclusivo para la celulosera; transporte de troncos y celulosa y de ingredientes quimicos que la empresa vaya proveyendo a su procesadora.

Cotelo, siguiendo el trabajo de un colega, Nelson Fernández, hace un recorrido por los distiintos gobiernos de las últimas décadas, de los tres partidos principales, y ve cómo, comenzando con las leyes de zonas francas y la de incentivo forestaldel gobierno colorado de Sanguinetti en los ’80 (posdictadura), todos los gobiernos de los últimos 30 años largos han ido adaptando el país a las necesidades de la transnacionalización del capital y las inversiones, achicando o abandonando un desarrollo endógeno en aras de otro exógeno.
Pérez lo ratifica con orgullo aclarando que ahora la matriz productiva del pais ha variado para devenir territorio forestal, es decir para adaptarse a los planes de empresas transnacionales. El ordenamiento territorial ya había sido usado para diversos emprendimientos trasnacionales, como otras pasteras o la empresa minera Zamin Ferrous, en Aratirí, que finalmente no hizo su negocio a costa del suelo uruguayo por una cuestión de rentabilidad en el mercado internacional, que si hubiera prosperado habriacontado con el aval de un dirigente como el entonces presidente José Mujica que no tuvo empacho para sostener que asi como el país había sido ganadero durante dos siglos, bien podía ahora devenir minero. Como si el cambio de matrices productivas fuera de la misma envergadura que un cambio de camisas.

Lo que el técnico Álvaro García no dice es que con el desarrollo agroindustrial (que no es solo forestal sino también de soja transgénica, por ejemplo), el país ha perdido –se fue por el caño del tecnodesarrrollo− una de las riquezas naturales principales, el agua, convirtiéndose, ya todo el territorio en “feliz poseedor” de agua contaminada.

“La razón es que una negociación con las complica… complicidades [sic] que tiene y la cantidad de aspectos que tiene no es posible realizarla de manera pública… creo que es algo evidente.Cualquier información pública es extremadamente delicada porque mueve los precios de las acciones […].El tema de la confidencialidades algo absolutamente normal en este tipo de cosas.”.
Una vez más se destaca el aporte de Freud sobre las trampas del inconsciente en los lapsus, aquí con un agravante, porque García empezó refiriéndose a algo que podría haber sido “complicaciones” pero se enmendó a sí mismo diciendo complicidades.
No tenemos más remedio que asociar este traspié idiomático con otro, bastante más largo, del convenio ROU-UPM, puesto a luz por el catedrático Eduardo Lutz, en el cual el texto aclara que nadie en este convenio ha recibido sobornos, prebendas, viajes, hospedajes o comidas de la empresa, ni ninguna otra forma de pago bajo cuerda. El texto es cargosamente taxativo y uno se pregunta el motivo de semejante “aclaración”. Es evidente que no hubo coimas , eso está claro. Pero ¿por qué tanta autodefensa por adelantado? Alguien, canchero, podrá alegar; porque conocemos a los criticones.

Pero yo abono otra hipótesis: la entrega, las concesiones son tantas, “la agachada” gubernamental es tan ostensible (y combinada de varios gobiernos, y vemos que no solo frenteamplistas sino de los tres partidos mayores), que hay que explicar que no ha sido “por interés personal”, pecuniario o similar.

Y no hay duda. Lo que hay es una feroz coincidencia ideológica. Porque los reaccionarios, por seguidismo geopolitico al eje globalizador, aceptan estos entreguismos como “el precio del progreso” y los progresistas, legión dentro del FAEPNM, porque sacralizan el tecnoprogreso, con lo cual terminan hermanados en el proyecto social con los reaccionarios más modernosos.
La cuestión es si tenemos el coraje, el tesón para promover crecimientos de nuestra sociedad, endógenos, o si sólo nos adaptamos a la mirada ajena y a sus necesidades y “alquilando”, a precio de remate, el territorio para sus ensayos, proyectos y realizaciones. Ejemplos como el de British Petroleum en el golfo de México o la Texaco en la Amazonia ecuatoriana o el desastre pesquero en Chiloé provocado por la angurria noruega que, con los mismos rubros de producción en su propio país, cuidaron bastante más, o mejor dicho descuidaron algo menos el hábitat que el devastado territorio chileno en su isla principal, deberían funcionar como advertencia de lo que suele suceder con tales maridajes.

Basta recordar la “doctrina” Larry Summers, que con justicia ha esgrimido César Vega, para entender la “racionalidad” primermundiana. Algunos tecnócratas del Tercer Mundo hacen propia la estrategia del centro planetario, no a causa de sobornos sino aceptando cobrar las migajas que el centro económico dinamizador ofrece porque temen que si no aceptamos eso, caeremos en alguna noche medieval…
Revelando que ésa es la apuesta, García, con orgullo que en realidad es estulticia, aclara: “Uruguay no discrimina por empresario nacional o extranjero. Sí hay una diferencia en cuanto al volumen de la inversión… y a la necesidad de poner beneficio.”[sic].
García da por bueno apostar a las economías de escala. Por eso este gobierno, como los anteriores, ha apostado a la agroindustria y a los commodities, y no a la producción de specialities. Algo que sería mucho más acorde con nuestras dimensiones. Porque jugar en la cancha de los grandes números, podría tener sentido (si es que lo tiene) para estados como Brasil, Australia, Canadá, Rusia, con muchos millones de km2 pero se convierte en economía insensata para estadosde dimensiones pequeñas, más fácilmente contaminables, inundables, alterables y básicamente limitados porsus dimensiones.

Y con otro agravante: la gran escala es la causa principal de contaminación. De maltrato al planeta (y eso le cabe también a los estados con millones de km2).

Y por último, un aspecto estratégico: cuando el mercado europeo está absorbiendo cada vez más specialities, porque ha advertido la baja calidad alimentaria (y mucho peor, la toxicidad) de los commodities, y el Uruguay podría haber sido un vergel dada nuestra irrigacion natural, quienes invierten en Uruguay, nos han llevado a la modernidad tecnológica cada vez más en entredicho…
¿Cómo enfrenta García los reparos y críticas de orden ambiental al proyecto que tanto impulsa’: “El Uruguay tiene una institucionalidad muy fuerte en este tema.”

Es una afirmación que acaricia los oídos institucionales del área, que resulta tristemente falsa, por no decir desfachatada.
El país tiene, en la realidad un pésimo nivel de conciencia ecológica. Vivimos alegremente en un mundo plastificado, cuando ya es vox populi el daño, inmenso, que provoca sus residuos, ante los cuales Uruguay ha sido uno de los últmos estados en encarar una política de limitación a su uso. Una limitación muy limitada –y no es un juego de palabras−, puesto que su uso está extendidísimo. Baste recordar que Uruguay llegó a apostar, siguiendo las pautas de las empresas transnacionales, a quedarse sin vidrio, sin industria del vidrio, que en Uruguay tenía un desarrollo apreciable, y que es ambiental y sanitariamente mucho más confiable.
La institucionalidad ambiental que proclama García no nos ha permitido evitar la contaminación de nuestras aguas, fundamentalmente por la agroindustria. Aun peor: los organismos reguladores de lo ambiental han ensayado permanentemente disculpas y negaciones al estado de contaminación. Tampoco nos permitió resguardarnos de una plombemia generalizada (y habría que examinar su huella social; una cuenta pendiente).

“La Iniciativa del Río Negro prevé todo esto. Yatender de manera integral el estado de las aguas del Rio Negro. En la mirada de desarrollo sostenible que veníamos hablando, y en esa mirada de desarrollo sostenible también UPM de Finlandia. […]. Porque los países nórdicos, en cualquier ranking mundial están en el Top 4 de desarrollo sostenible en el mundo.”
Con el ranking nórdico ambiental García nos quiere tranquilizar. Ignorando vergonzosas situaciones como la ya mencionada del cultivo de salmón noruego en Chile.

Respecto de la “dilución de los vertidos”, García habla de asegurarse un caudal suficiente para hacer aceptable esa dilución, pero se apresura a aclarar que casi casi ni va a hacer falta atender ese aspecto, porque la dilución apenas va a existir puesto que los nórdicos trabajan con normas de muy alta calidad ambiental.

‘La confianza mata al hombre y contamina al crédulo’. Que me disculpe García con su infantil dependencia.
Por cierto, ni una palabra por el cambio en el texto del acuerdo ROU-UPM, que en lugar de respetar el texto principal, se corrigió siguiendo el texto secundario que perjudica, oh casualidad, al Uruguay (en un pasaje con traducción defectuosa que otorgaba 0,5 o 0,05 de canon, causando una diferencia de varios millones de dólares anuales).

García (Cotelo tampoco) no habló de lo principal: ¿Qué se llevan del Uruguay, qué usan del Uruguay? Agua. Que no pagan. Eso se llama en economia “externalización de costos”.

No pagan el agua. Y la contaminan. Por lo tanto, tampoco pagan la salud que el país y sus habitantes, humanos y seres vivos en general, perdemos.
De eso, de lo decisivo, apenas se habla.

Notas

1 Uruguay ha sido tradicionalmente uno de los países con mayor porcentaje de tierras cultivables del mundo entero. Entre 80 y 90 %. Un dato valioso, lógicamente, hablando de agua potable, no contaminada.

2 Larry Summers, un apparatchik de la red de dominio del eje principal del poder global (EE.UU., Israel, Reino Unido) tuvo diversos cargos claves; director del Banco Mundial, secretario del Tesoro de EE.UU., director del Consejo Nacional de Economía de EE.UU. Muy racionalmente, estimó la conveniencia de llevar las industrias contaminantes del Primero al Tercer Mundo puesto que causarían mucho menos daño allí sobre una población ya devastada por la pobreza, con escasos ancianos, mientras que esas mismas industrias, contaminantes, causan estragos en el Primer Mundo con una población de adultos mayores mucho más numerosa, que son el blanco mayoritario de las enfermedades de largo plazo, como los cánceres, causadas primordialmente por dicha contaminación.


Si para los integrantes del gobierno y del Frente Amplio estamos en algo así como un “Uruguay natural”, con apenas unos pocos problemas, y que su gestión es adecuada, efectiva y oportuna, entonces la propuesta electoral que ofrecerán es continuar haciendo más o menos lo mismo. En cambio, si reconocen la crisis ecológica que nos afecta, entonces se deberían anunciar cambios sustanciales.

Uruguay: Propuestas ambientales progresistas, ¿o regresistas?

Por Eduardo Gudynas      @EGudynas

Más que un avance, la propuesta ambiental del oficialismo parece descansar en la continuidad y eso significa un retroceso ecológico.

Las propuestas electorales sobre políticas públicas siempre tienen por detrás los modos por los cuales se interpreta la situación del país. Esto está contenido, de un modo u otro, en la presentación del equipo ambiental del candidato Daniel Martínez. Sus asesores en temas ambientales incluyen a funcionarios gubernamentales, y entre ellos el actual director de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA), tal como informó Montevideo Portal.

Ese equipo debe considerar si las políticas ambientales del actual gobierno son las mejores, si son efectivas, y si son acordes a los problemas ecológicos del país. La permanencia del actual director de DINAMA en el equipo ambiental de Daniel Martínez, junto a otros funcionarios gubernamentales, apuntan más a la continuidad que al cambio de rumbo. La inclusión de la actual ministra, Eneida De León al tope de una lista en las elecciones internas que apoyaban a Carolina Cosse, refuerzan esa impresión.

Si para los integrantes del gobierno y del Frente Amplio estamos en algo así como un “Uruguay natural”, con apenas unos pocos problemas, y que su gestión es adecuada, efectiva y oportuna, entonces la propuesta electoral que ofrecerán es continuar haciendo más o menos lo mismo. En cambio, si reconocen la crisis ecológica que nos afecta, entonces se deberían anunciar cambios sustanciales.

Esto también si el gobierno o la fuerza política entienden lo que reflejan los indicadores de nuestra situación ambiental, si creen que su gestión gubernamental es efectiva y está acorde a los problemas que enfrentamos. Hay muchos ejemplos que obligan a considerar la cuestión. Tan solo para ilustrar esta situación tomaré un reciente artículo de Andrés Copelmayer, presentado en los medios como asesor de Mario Bergara, a su vez ahora apoyando a Martínez.

En su artículo, Copelmayer reconoce algunas dificultades institucionales pero sostiene que se “avanzó mucho” en materia ambiental. Cita como ejemplos al Plan Nacional Ambiental, un observatorio en esa materia, la estrategia en biodiversidad, o el fortalecimiento de las áreas protegidas, entro otras cuestiones.

Un examen riguroso de su lista revela un panorama muy distinto. Algunos ejemplos son en realidad de acciones que no son nuevas sino que repiten con otros nombres lo que viene de anteriores gobiernos, en otros casos son escandalosamente inefectivas, y finalmente, otras están estancadas.

Por ejemplo, en el Plan Nacional Ambiental aprobado a fines de 2018 se propone como meta establecer la obligatoriedad de evaluaciones ambientales estratégicas bajo las cuales se analizan amplias zonas del país. Eso es más que bienvenido, pero lo que no se dice es que este mismo gobierno los derogó a nivel regional (un hecho que resultó muy favorable para UPM). No sólo eso, sino que el plan está tan desconectado del mundo real, que en esta cuestión no propone resucitar la legislación anterior, sino que apenas ensayar un estudio piloto. En el mismo plan se insiste en “fortalecer y generar ámbitos e instancias adecuadas de comunicación y participación amplia y efectiva” para incorporar a la población en el cuidado ambiental. Me pregunto si esto se logra convocando a audiencias públicas en la previa a Nochebuena, al fin de año o al 1ero de mayo como ha hecho la DINAMA.

La estrategia nacional para el uso y la conservación de la diversidad biológica del Uruguay, carga con la muy seria limitación que, por ejemplo, no define qué entiende por “conservación”, y ni siquiera está claro cómo se relaciona la protección de nuestra fauna y flora con actividades como la agropecuaria.

En cuanto a las áreas protegidas para salvaguardar nuestro patrimonio ecológico, los tres últimos gobiernos nos mantienen entre los últimos del mundo. Los cambios han sido mínimos y contamos con un poco menos del 1% de la superficie del país protegida de alguna manera.

Ese uno por ciento contrasta de modo escandaloso con la situación en Finlandia, el país que se presenta como inspiración para nuestras políticas ambientales, insistiéndose en que deberíamos proteger la Naturaleza como ellos lo hacen. Finlandia tiene casi 1900 áreas protegidas, cubriendo unos 5 millones de hectáreas, lo que representa en números redondos un 15% de su superficie. El contraste con Uruguay es inmenso.

No continúo comentando cada uno de esos puntos ya que estimo que estos ejemplos bastan para demostrar el asunto anunciado arriba: hay problemas sustantivos en como los técnicos, los asesores y los políticos evalúan o entienden la situación ambiental del país y el desempeño del propio gobierno. No soy detective, y no puedo determinar si repiten slogans, como si fuera publicidad, porque no entienden los indicadores ambientales o no recorren el país, o si los entienden, optan, o se ven forzados a no decir nada para no espantar votos, especialmente en Montevideo, donde la mayoría vive alejada del drama ambiental del Uruguay rural. El resultado de esta dificultad incide directamente en desembocar en propuestas políticas continuistas.

Es cierto que la campaña electoral está en sus inicios, y que faltan las propuestas ambientales detalladas del Frente Amplio y de otros partidos. Pero en estos primeros ejemplos, lo que asoma para las futuras políticas ambientales tiene poco de progresismo y es más bien un regresismo. Es que mantener la continuidad de la actual gestión, dadas sus debilidades e inefectividades, hace que se sigan acumulando los problemas ambientales.

(*) Eduardo Gudynas
Analista en temas de ambiente y desarrollo, y defensor de la Naturaleza. Integrante del Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES) e investigador asociado en el Departamento Antropología, Universidad California, Davis. Acompaña organizaciones ciudadanas, desde grupos ambientalistas a federaciones indígenas, en distintos países del continente.

 https://www.montevideo.com.uy/Columnistas/Opinion–Propuestas-ambientales-progresistas–o-regresistas–uc727491

Fuente:https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2019/09/06/uruguay-propuestas-ambientales-progresistas-o-regresistas/


"Hemos desarrollado (hablo en plural porque hablo de los que me rodean, también me voy a referir a las multiplicidades de expresión del pueblo mapuche) la capacidad de entender que hay simuladores, por ejemplo el progresismo es un simulador del capitalismo, simulan ser lo que no son, sin embargo son lo mismo, son exactamente lo mismo. El progresismo es como una aspirina, no es un remedio que te sane, es una aspirina para hacerte sentir que estás mejorando pero en realidad lo que está ocultando es la enfermedad, ese es el progresismo. Como si fuese el cuerpo de una persona que agoniza. Nosotros buscamos la cura, ¿y la cura por dónde pasa? La cura es hacer respirable este planeta, la cura es contrarrestar este sistema uniformante y globalizante con diversidad, ¡si hay más de cinco mil pueblos diferentes en el mundo! Entonces decimos que de nada sirve luchar con las mismas herramientas, nosotros tenemos que buscar tener la capacidad de decir “hay miles de formas de pensar el cosmos por pertenecer a diversos pueblos”, evidentemente es la única herramienta para contrarrestar este sistema que uniforma".

Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Entrevista a Mauro Millán: “Planteamos la recuperación territorial como un hecho de liberación, no como un hecho económico”

29 Sep,2019
Entrevista: Daniel Root
Especial para Contrahegemonia
En la ciudad de Bariloche, punto neurálgico del  Wallmapu y meca del negocio inmobiliario, conversamos extensamente con Mauro Millán. A lo largo de la charla accedimos a conceptos centrales para entender la cosmovisión del pueblo-nación mapuche y la lucha que está desarrollando por la recuperación de su territorio.
Mauro Millán es el longko de la Comunidad Pillan Mawiza (Corcovado, Chubut) y militante con una larga trayectoria en la reivindicación de los derechos del pueblo nación-mapuche. Actualmente acompaña en forma activa las distintas recuperaciones de tierras en el territorio ancestral mapuche y trabaja en la difusión de la historia, la filosofía y la cultura de su pueblo.
¿Nos podés contar un poco sobre los conflictos territoriales  con las comunidades Buenuleo (Bariloche) y Newetuaiñ Inchiñ (Costa del Lepá, Chubut)?
El pueblo mapuche viene desde hace años recuperando territorio y todos los conflictos siempre traen novedades en el plano de la justicia wingka, porque la justicia se amolda, se ajusta y se sofistica, aceita los engranajes de represión. Por eso en el plano judicial es muy difícil enfrentar estos conflictos aunque a veces sean mínimos, por ejemplo si hay un conflicto con un empresario de Bariloche que nada tiene que ver con Benetton; sin embargo se complejiza mucho porque hay una maquinaria jurídico-judicial que se ha sofisticado. El caso de la comunidad Buenuleo es un ejemplo: recupera territorio y hay una acción exprés de parte de la justicia para resolver el conflicto en favor del usurpador, eso es inédito para mí, yo no podía creer que en tan pocas horas hubieran surgido todas esas decisiones que le brindaron esa posibilidad al usurpador. Entiendo también que la comunidad está ejerciendo un derecho ancestral y que el conflicto se complejiza más cuando se está cerca de la zona urbana, no por el hecho de la urbanidad sino por los negocios que se generan en torno a eso, Bariloche es la meca del negocio inmobiliario. ¿Andá a conseguir un terreno acá que no esté tasado en dólares? Por eso es que hay muchas tomas, la gente necesita vivir en algún lugar. La cuestión es que esto ha derivado en que el conflicto Buenuleo deje de alguna manera expuesta la complicidad entre el aparato judicial y los empresarios corruptos con respecto al negocio inmobiliario. Eso es lo que considero central en términos del conflicto. La comunidad está decidida a recuperar el territorio y eso ya es irreversible, la comunidad se va a quedar ahí.
Por otro lado, sucede algo similar en Costa del Lepá, con la diferencia de que es en Esquel. Esquel ve a Bariloche como el sueño, le gustaría ser como Bariloche pero nunca lo va a lograr, aspira a parecerse a Bariloche en términos de los negocios que se generan en torno a esto. Pero de todas maneras, los conflictos de tierras son muy similares: hay un terrateniente que se hace de tierras a través de la adquisición de un territorio que ya estaba habitado por el pueblo mapuche, en este caso por los Antieco que fueron despojados de mucho más territorio, y quien le vende el territorio es un comerciante de origen sirio-libanés de apellido Vestene, que hizo el mismo camino que en el conflicto de Buenuleo, usurparon territorio, la justicia legalizó esa usurpación y después se encargaron de que apareciera algún tipo de documentación que acredite su tenencia del lugar. Es lo más frecuente en la conflictividad, estos dos casos son modelos de usurpación de territorio. Porque hay otros conflictos en los que muchas comunidades que recuperaron territorio en lugares que no  heredaron de sus abuelos, sino que recuperaron porque dijeron “esto es territorio mapuche y lo vamos a recuperar y no vamos a estar discutiendo si vivió mi abuelito o si no vivió”, es otro paso más. Los casos de Costa del Lepá (Chubut) y Buenuleo (Bariloche) son casos muy frecuentes, son del manual del usurpador, digamos: cómo arrebatan el territorio y cómo, cuando las comunidades quieren volver, se forma una vaina de protección al usurpador con la justicia, el poder político, el negocio inmobiliario, inclusive la opinión pública. En Bariloche la opinión pública es mayoritariamente racista y siempre busca una excusa para desprestigiar las recuperaciones.
¿Cómo se sostiene la lucha en ese contexto que describís?
El ámbito legal es una acción para cuidar un poco la espalda, pero la columna vertebral de sostenimiento del conflicto y la lucha es el plano político, hay que empezar a desarrollar capacidades de alianzas con diferentes comunidades principalmente, para fortalecer la recuperación, y aliarse también con sectores no mapuches que son esos que nos encontramos en algún momento de nuestra historia. Eso es fundamental, si no existe eso es un proyecto destinado al fracaso.
¿Cuál es la forma de llevar a cabo las alianzas y articulaciones entre comunidades y con sectores no mapuches a las que hiciste referencia?
En el proceso de resistencia del pueblo mapuche tendríamos que configurar primero un escenario histórico. Hubo algo que siempre caracterizó a la dirigencia mapuche, inclusive en tiempos de soberanía, cuando los estados no habían ocupado militarmente nuestro territorio y no ejercían el control. Se habla de que en esa época  siempre hubo un ejercicio muy profundo de la diplomacia entre las propias comunidades. Esta diplomacia tiene que ver con cómo se practicó la autonomía en base no a la centralidad del poder, sino en una autonomía horizontal y cómo se llegaba a consensos, es decir, cómo se resolvían las alianzas.
Hubo una práctica que a mí me parece maravillosa, después de que transcurrí tantos años de mi vida y comprendí lo que significaba, porque para el occidental cuando uno habla de espiritualidad dice “bueno, son creencias”, inclusive debe haber un porcentaje muy mínimo que cree en su propia religiosidad, cuántos pensarán que existe Dios, es muy homocéntrico, muy vinculado al ser humano plenamente. Pero resulta que en el mundo mapuche la espiritualidad  se materializa en el rewe, que es el espacio ceremonial. El rewe es un lugar que focaliza el núcleo del lofche (comunidad), ese sería el centro del universo de esa comunidad, y está conformado por personas que cumplen roles; y esos roles no sólo tienen que ver con la práctica ceremonial, sino también tienen incidencia en las decisiones políticas: por eso es que vemos que hay machi, longko, werken, kona, etc. Esas son las personas que llevan adelante ese rewe, más las personas que son de la propia comunidad, donde hay ancianos, niños, y todos son parte de ese rewe. En tiempos de guerra esos rewes trazaban alianzas con otros rewes, o sea las alianzas eran a través de los rewes; supongamos Buenuleo con su rewe fija con una alianza con el rewe de Costa del Lepá, una alianza en todos los aspectos. Es una alianza inquebrantable y la alianza se forja ahí, en todos los aspectos habidos y por haber: resistencia a ser invadido, reciprocidad en el intercambio de cosas, todo lo que se puede llegar a concretar.
En aquella época eran lofches de miles de personas que en sus alianzas también  fusionaban a los weichafe (guerreros), para resistir el avance de los wingka, principalmente de lo que era el Reino de Castilla. Ese primer paso daba iniciativa para que se conformara la aylla rewe, aylla rewe son los nueve rewe que se consolidan. Después se buscaba una alianza mucho más amplia, se multiplicaban esos aylla rewe. Pensemos esto: a medida que se iba produciendo esa alianza horizontal el espacio territorial se iba ampliando de una manera increíble, entonces llegaba una instancia que uno de los que la materializó fue Kalfukura, por ejemplo, que consolidó el “Consejo de todas las tierras”, o sea, un control territorial de cientos de rewes que pasaba la cordillera de un lado y del otro. ¡Qué magnífica esa alianza! Una alianza que generaba un vínculo mucho más allá de una cuestión estrictamente política y humana. Claro que esa alianza nos sirvió porque para el invasor significó que no había un “rey del sol”, no había un monarca ni un cacique máximo. Estamos hablando de una alianza de cientos de comunidades autónomas, lofche autónomos; entonces desmembrar era muy difícil. ¿A quién hay que matar? ¿Cuál es el Atahualpa al que hay que matar, al que hay que secuestrar? No estaba, no había. Entonces eso posibilitó, más las estrategias de lucha, que el Reino de Castilla (no digo España porque no existía el estado español, existían los reinos) no haya podido hacerse del territorio mapuche, fue prácticamente el único pueblo que no fue subyugado por la corona del Reino de Castilla.
Esto se aplicó también a los estados, pero evidentemente los estados sofisticaron sus estrategias de invasión. Sin embargo ese legado quedó instalado en la memoria, y muchos de los que nos consideramos por fuera del estado (toda mi vida luché por fuera del estado, no me interesa articular ninguna acción con el estado o con partidos políticos),  decimos que es una estrategia que vamos a aplicar siempre. Mi recorrido por el territorio va a ser tratando de generar autonomía en las comunidades. De hecho, cuando surge la “11 de octubre”, que fue un nucleamiento de esa idea, cuando empezó a cambiar esa forma la disolvimos.
Uno involuntariamente va creando poder a veces, yo no soy ingenuo, no digo que eso no suceda. Cuando uno tiene una trayectoria en la militancia crea poder, porque en definitiva lo que uno está buscando es crear poder, pero el poder que buscamos crear nosotros es el poder colectivo, comunitario, no personal. Cuando se va tergiversando esa idea, en mi caso personal planteé la disolución de la “11 de octubre”. Fue una desilusión, cumplió un rol aunque ya después dejó de ser una herramienta importante. Pero iba en consonancia con muchas de las organizaciones del mundo mapuche, que algunas hasta el día de hoy se mantienen. Y se mantienen tratando de perpetuar una estructura que las aleja de la idea del movimiento de lucha mapuche, porque se pasan la vida oxigenando una forma de organización, y ese no es el camino; si estamos buscando la idea de recuperación y liberación de nuestro pueblo tenemos que buscar el mejor mecanismo, el más adecuado, lo otro es sostener estructuras que son obsoletas o muy cómodas y sirven sólo para tener un sello. A veces, digo, se traduce el movimiento de lucha en una palabra que parece hasta cursi o banal, pero es el único concepto que yo encuentro dentro de mi vocabulario: uno tiene que sentir amor por el movimiento de lucha por su pueblo. Entonces eso te hace pensar en buscar las herramientas más efectivas, en la liberación del pueblo mapuche. Cuando digo liberación digo deconstruir tu cabeza, en principio desde ahí.
Entonces esas alianzas, que son el legado que dejaron nuestros antepasados, también son aplicables al mundo no mapuche. Hay muchas organizaciones sociales en todo el mundo que, en cierta forma, en este camino de lucha hay momentos en que nos encontramos con estos movimientos, ¿cómo no nos vamos a encontrar con los que están en contra de la devastación de este planeta? Por supuesto que nos vamos a encontrar. ¿Cómo no nos vamos a encontrar con los compañeros y compañeras que denuncian la esclavitud, que denuncian la trata de personas, que denuncian al imperio? Y sí, en este camino nos vamos a encontrar.


Nos interesa conocer tu mirada sobre los llamados “gobiernos progresistas” que abundaron en América Latina a comienzos de siglo.
Hemos desarrollado (hablo en plural porque hablo de los que me rodean, también me voy a referir a las multiplicidades de expresión del pueblo mapuche) la capacidad de entender que hay simuladores, por ejemplo el progresismo es un simulador del capitalismo, simulan ser lo que no son, sin embargo son lo mismo, son exactamente lo mismo. El progresismo es como una aspirina, no es un remedio que te sane, es una aspirina para hacerte sentir que estás mejorando pero en realidad lo que está ocultando es la enfermedad, ese es el progresismo. Como si fuese el cuerpo de una persona que agoniza. Nosotros buscamos la cura, ¿y la cura por dónde pasa? La cura es hacer respirable este planeta, la cura es contrarrestar este sistema uniformante y globalizante con diversidad, ¡si hay más de cinco mil pueblos diferentes en el mundo! Entonces decimos que de nada sirve luchar con las mismas herramientas, nosotros tenemos que buscar tener la capacidad de decir “hay miles de formas de pensar el cosmos por pertenecer a diversos pueblos”, evidentemente es la única herramienta para contrarrestar este sistema que uniforma. Por eso alentamos la diversidad cultural, festejamos cuando hay pueblos que se levantan, pueblos que luchan. Seguramente habrá muchas diferencias también, por ejemplo el pueblo kurdo lucha por su libertad y quizás haya muchos aspectos que no tengan nada que ver con el pueblo mapuche, pero luchan por su libertad y eso es bueno. Otro ejemplo es el pueblo vasco, que tiene una añoranza de su pasado, que ni siquiera es un pasado libertario porque ellos añoran cuando dependían de otro imperio o de otra monarquía, después fueron invadidos por el Reino de Castilla; pero añoran esa circunstancia que hace más de seiscientos años debieron vivir, de pasar a estar oprimidos por otro reino, sin embargo eso los motiva hasta el día de hoy para ser independientes. Esa pizca, ese aspecto mínimo, porque uno piensa “¿en qué se parece la sociedad vasca al pueblo mapuche?”, yo diría casi en nada; pero ¿cuál sería el mínimo porcentaje de similitud?, es ese anhelo de no estar invadido. La experiencia en el mundo es muy amplia, con mayor motivo en América. Eso ha generado alianzas con movimientos sociales a nivel nacional, que a veces son circunstanciales, no tienen un contrato de perpetuidad, cesan y en algunos casos se retoman y en otros quedan en la memoria, pero son alianzas.
En relación con lo anterior entonces, ¿puede influir de algún modo en la lucha del pueblo mapuche un posible cambio de gobierno?
El cambio es muy superficial pero es cambio, a Macri evidentemente no lo queremos bajo ningún punto de vista, representa a los herederos de aquellos que avanzaron sobre nuestro territorio, de esas familias patricias que se perpetuaron, ¿cómo vamos a querer a esos personajes? Esos personajes merecen la cárcel y el repudio, pero ¿el repudio de quién? En este caso nuestro, porque cuando se producen estos cambios la gente no cambia por esas sensibilidades, la gente cambia porque tiene hambre o por el bolsillo y cuando se acomode seguramente se va a olvidar de todo esto. No sé si cambian porque Patricia Bullrich mandó a matar a Rafael Nawel y a Santiago Maldonado, es una parte de la sociedad que puede tener cierta sensibilidad, pero es muy mínima. Entonces lo que vienen a producir estos pseudo gobiernos progresistas es nuevamente una acción analgésica, una política analgésica, porque no profundiza en la curación. Vienen a crear estructuras de dependencia y no digo que la gente no lo necesite, sí lo necesita; porque sería traumático que el estado se desentendiera, si no miremos lo que está pasando ahora. Pero evidentemente son políticas que tienen esa intencionalidad, de perpetuar ese asistencialismo, ese control. Fomentan la vida en la urbanidad, aunque tenga un pasar miserable ellos quieren que la gente se vuelque a eso. Me pregunto ¿por qué quieren que la gente tenga una vida tan artificial, como es vivir en la urbanidad, en ciudades monstruo? Y es porque quieren un territorio que cada vez vaya despoblándose más. ¿Y por qué necesitan un territorio despoblado? Para sostener este sistema, este sistema se va a sostener a partir de la explotación, del extractivismo, no hay otra vuelta, no tienen otro camino. En Europa, por ejemplo, sociedades como la española, la francesa o la inglesa, no producen alimentos; o sea si uno levantara un muro (ya que hoy está tan de moda levantar muros) alrededor de ellos sin que pudieran exportar ni hacerse de los recursos de los otros continentes se morirían de hambre, no tendrían la capacidad ni para abastecerse de petróleo ni energía ni nada. Es decir, ese estándar de vida que te venden, esa “calidad de vida” es una ficción que tiene fecha de vencimiento. Por ejemplo si tomás un adolescente de París y lo comparás con un adolescente de Bariloche, el de París debe consumir diez veces más que el de Bariloche, siendo que el de Bariloche si es de clase media consume. Pero si tomás un adolescente de alguna comunidad mapuche y lo comparás con el de Bariloche consume diez veces menos. Entonces la discusión sería ¿cuál es la calidad de vida? ¿el consumo es calidad de vida? Eso es lo que el sistema nos vende permanentemente, que la calidad de vida tiene que ver con el consumo. Es una gran farsa, eso no es calidad de vida, eso es meramente consumo. Por eso estos países que tienen los niveles de consumo más alto del planeta están dependiendo de los bienes del resto de los continentes. Y tienen una fecha de vencimiento, indudablemente eso va a suceder. Es por eso que la expectativa del movimiento mapuche y, entiendo, que de los movimientos indígenas, evidentemente no es el anhelo de tener la esperanza de ser lo que éramos siglos atrás, pero hay valores que se sostuvieron en el tiempo por su eficacia para vivir en este planeta, en esta mapu. Por eso hacemos énfasis en esos valores, por eso es que planteamos la recuperación territorial, no la planteamos como un hecho económico sino como un hecho de liberación. Porque sepa la gente que cuando el pueblo mapuche recupera el territorio está garantizando que ese territorio se va a perpetuar como está, no va a sufrir modificaciones. ¿No sé qué sociedad puede plantear eso? Modificaciones en el sentido de que jamás llevaremos adelante un proyecto de destrucción del territorio. Ese territorio va a estar defendido de las empresas, de las mineras, de las petroleras, con la vida, porque de hecho eso está pasando: muchos jóvenes están siendo asesinados por los estados chileno y argentino. El sistema se encarga de decir que eso es un retroceso, es atraso, pero ¿cuál tendría que ser el proyecto mapuche? Tendría que decir “bueno, recuperamos territorio y ponemos industrias y hacemos explotación minera, generamos recursos económicos para el estado, pagamos impuestos que sostengan este sistema”. Eso sería lo ideal para el estado, eso es lo que ejercen las grandes corporaciones. Pero como somos un pueblo obstinado luchamos por ese objetivo, que no es utópico porque si hacemos una sumatoria del territorio que se está liberando estamos hablando de miles y miles de hectáreas de territorio a lo largo del Wallmapu.
Teniendo en cuenta las particularidades de las sociedades argentina y chilena, ¿cuáles son las dificultades con las que se enfrenta el proyecto político mapuche?
Argentina tiene una particularidad que no tienen otros países, el peronismo; no estoy diciendo nada maravilloso, es un hecho increíble. Argentina sufrió las peores dictaduras militares, sin embargo un militar fue el que trajo derechos sociales, es como para una novela. Los viejitos de las comunidades te dicen “Perón nos hizo gente”, cuando en mi adolescencia yo escuchaba eso me enfurecía porque me preguntaba cómo ancianos que hablan mapudungun y que tienen tanta sabiduría me vengan a decir “Perón nos hizo gente”. Pero cuando uno transcurre su vida en el territorio y va teniendo experiencia y se va haciendo un poco más sabio, va entendiendo qué significa eso de que “Perón nos hizo gente”. Por ejemplo, mi madre que venía de la Comunidad del Mirador, agarró prácticamente todas las crisis. Cuando era muy pequeña la abuela la tuvo que dejar a cargo de unos maestros para que pudiera estudiar, pero los maestros lo que menos hicieron fue hacerla estudiar. Contaba ella que hasta la ropa interior del director y de su esposa tenía que lavar en el río, con ocho o nueve años. Tuvo una vida muy infeliz mi mamá. Cuando pudo ser un poco más grande trabajó en la Compañía de Tierras del Sud Argentino, siempre pienso en qué diría mi mamá si me hubiese visto discutiendo con Benetton, ella fue mucama de esa compañía en una de las estancias de El Maitén. Ella decía que en esa época hasta tenían que salir a hacer compras con el uniforme de la compañía, pese a esa rigidez ella decía que la pasaba bien porque venía de un contexto de miseria. Era asalariada, cobraba lo mínimo y estaba a disposición las veinticuatro horas. Pero claro en ese contexto de no tener para comer, de haber tenido que lavar la ropa siendo niña a los que deberían haberle dado educación para ella fue un cambio positivo.
Entonces hay que entender el escenario en el que vivieron nuestros antepasados para que alguien te diga “Perón nos hizo gente”. Los peones rurales no cobraban y dormían en cualquier lugar y los primeros derechos del peón los plantea Perón con el Estatuto del Peón y eso fue un cambio. De una vida miserable, de no tener para comer, de vivir en una semi esclavitud a tener derechos, o sea, por primera vez un gobierno los vio como gente; ahí fue que entendí qué significa eso de que “Perón nos hizo gente”. Muchos no se han olvidado de eso, por eso es que hay esa idea de que la mayoría de los mapuche son peronistas, por esos hechos que cambiaron de alguna manera sus vidas. En algo que damos por descontado, que son derechos humanos básicos para la vida, pero estamos hablando de que hasta la década del cincuenta no los tenían. Se valieron de esa situación todos los que heredaron esa idea de darle continuidad al peronismo y con esa idea del derecho han perpetuado esa imagen. Pero ya nuestro pueblo se está dando cuenta de que Perón ya pasó, que eso uno no lo puede recordar como algo extraordinario en nuestras vidas porque empezamos a sentir esos aires de cuando éramos realmente libres, empezamos a diferenciar lo que significa vivir en semi esclavitud y que te tiren algún tipo de derecho de lo que era cuando nosotros éramos realmente libres.
Ahí el peronismo queda como una cosa que no tiene nada que ver con el hecho de pensarnos libres transitando nuestro territorio, planificando nuestra propia vida, llevando adelante nuestra propia espiritualidad, nuestros propios sueños, nuestro proyecto político, nuestras decisiones. Evidentemente el peronismo no tiene nada que ver con nuestras aspiraciones, por ende en mi caso particular no puedo articular mi futuro ni el de mis futuras generaciones con la estructura partidaria del peronismo o de cualquier partido (inclusive con el partido más de izquierda). Porque hay una necesidad de recuperación de un principio ideológico muy profundo, yo me maravillo cada vez que escucho esa intención de recuperar la ideología en términos netamente mapuches. El ser humano en prácticamente todas las sociedades elabora las leyes poniéndose como centro, en cambio el pueblo mapuche elaboró su conducta como humano y las leyes las elaboró la propia naturaleza, alguien puede decir que eso suena como un cuento pero no, el hombre y la mujer mapuche sólo decodificaron las leyes de la naturaleza.
El comportamiento social está absolutamente vinculado a las normas de la propia naturaleza, eso es el ad-mapu. Ese ad-mapu es un conjunto de normas que están siendo recuperadas, esa es la ideología que está transmitiendo toda esta idea de recuperación. Por eso, el tener este principio de recuperación como ideología te aleja de las ideologías foráneas, te aleja de los gobiernos “progresistas”, de la izquierda, que solo se piensa como una cuestión meramente humana en términos de poder discutir qué se ´piensa del territorio; para todos ellos el ser humano está por encima de todos los elementos que conforman la naturaleza. Eso nos permite a nosotros pensarnos como sociedad no utópica, pensarnos como un proyecto político que está en marcha y que no tiene un objetivo final, no creo en ponerle rótulos. Para llegar a la liberación del pueblo mapuche tenemos que buscar conciencia en la gente que está oprimida, porque mucha gente no tiene claro que sufre opresión.
Hace un rato hablabas del papel central que tiene la espiritualidad a la hora de articular entre las distintas comunidades. Nos gustaría que nos contaras cómo influye dicha espiritualidad en la relación con el territorio y con la idea de propiedad en la cosmovisión mapuche.
La idea de propiedad tuvo un impacto fuerte cuando se introdujo en el mundo mapuche, es tan nociva como que te declaren terrorista y te apliquen una ley, porque la propiedad privada encarceló, asesinó, mutiló, todo lo que te puedas imaginar. Están todos los testimonios de los abuelos y las abuelas que sufrieron el impacto de la introducción de la propiedad privada.
Antes los territorios no se alambraban, eran libres, había un conocimiento del territorio pese a que habíamos pasado a depender de la ganadería, que para mí es una actividad económica complicada en el sentido de que genera mucha dependencia y te aleja de una vida más armónica con la tierra. Sin embargo, la gente fue buscando un sincretismo entre esa actividad y el pensamiento mapuche, y eso logró cierta armonía. Pero la gente recuerda que la propiedad privada lo que impuso fue el alambre y tuvo un fuerte impacto en el desarrollo normal de la vida en las comunidades.
En nuestra espiritualidad es incongruente la idea de un dios que controla todo y que es omnipresente. Cuando un lofche acepta la existencia de las fuerzas de la naturaleza está expresando básicamente que ese territorio es un territorio que está ordenado y controlado y, de alguna manera, le pertenece a otras entidades, a otros seres (pu newen). Son seres que existen en el lugar. No existe Futa Chao, un dios, pero sí existen los pu longko (espíritus de longko), los dueños del agua, los dueños del cerro, todos esos seres existen con nombre propio, uno los sueña y sueña sus propios nombres, también están los seres que habitan el agua. Por eso cuando uno recupera un territorio a los primeros que se les pide permiso es a ellos, si ellos nos aceptan seguramente va a tener éxito y si ellos no nos aceptan no vamos a poder volver al lugar. No depende tanto de un fiscal.
La cuestión es que la idea de propiedad se deconstruye a partir de la aceptación de la propia espiritualidad mapuche y la aceptación fehaciente de que esos seres están, de que esos seres existen y por ende les vamos a hacer paga a ellos para que nos admitan. Y les decimos “ustedes son los verdaderos dueños, nosotros no somos dueños simplemente vamos a pedir permiso para habitar este espacio”. Por eso la idea de propiedad no es algo concebible en el mundo mapuche.

Fuente: http://contrahegemoniaweb.com.ar/entrevista-a-mauro-millan-planteamos-la-recuperacion-territorial-como-un-hecho-de-liberacion-no-como-un-hecho-economico

"Nos enredamos en un nuevo diálogo entre diversas redes de educadoras y educadores populares. Es una red de redes, tanto por la confluencia de diversas articulaciones locales, plurinacionales, continentales, internacionalistas, como por los encuentros regionales".

15º Encuentro 

de la Red de Educadorxs 

Populares “Paulo Freire” 

La Educación como 

práctica de la Libertad

30 Sep,2019

En el comienzo de la primavera, cuando Paulo Freire cumple 98 años y su presencia se hace tan necesaria para fortalecer nuestras pedagógicas rebeldías, nos enredamos en un nuevo diálogo entre diversas redes de educadoras y educadores populares.
Es una red de redes, tanto por la confluencia de diversas articulaciones locales, plurinacionales, continentales, internacionalistas, como por los encuentros regionales previos realizados en Rosario, Tandil, CABA, Chaco, Lago Puelo, Villa María, que prepararon el 15º Encuentro. Llegamos de Chubut y Guatemala, de Chaco y Kurdistán, de Mendoza y Brasil, de Catamarca y Ecuador, de Tucumán y Venezuela, de Jujuy y Colombia, de La Rioja y Cuba, de Santiago del Estero y Perú, de La Pampa y Honduras, de Buenos Aires y Bolivia, de CABA y El Salvador, del territorio mapuche y el País Vasco, del territorio diaguita y Uruguay.
Nos enredamos, a 50 años de la gesta popular obrero estudiantil del Cordobazo, encendida por el crimen del trabajador Máximo Mena.
Nos enredamos, reivindicando al legado de Paulo Freire y a su primer libro: La Educación como práctica de la Libertad. Ese nombre nos recuerda que la lucha por la libertad es la sustancia de la pedagogía de las oprimidas, oprimidos, oprimides, lo que se hace más urgente en tiempos en los que la reacción mundial y local, pretenden retrotraer y aplastar violentamente las conquistas logradas en siglos de lucha indígena, popular, negra, feminista, campesina, estudiantil, migrante, de trabajadoras y trabajadores, de identidades sublevadas ante el régimen héteropatriarcal, arrasando las sonrisas, entristeciendo los corazones, reprimiendo las rebeldías, asesinando y matando a través del hambre, del despojo de tierras y territorios, de la desidia estatal, de la desfinanciación de las políticas públicas y de la bala policial.
Recordamos a Sandra Rubén Calamano y a  Rodríguez de la escuela 49 de Moreno, y a Cristina Aguilar y Jorgelina Ruíz Díaz,maestras de Chubut, denunciando que han sido víctimas de las políticas neoliberales, y no de “accidentes fatales”. Que el Estado es responsable.
Dijimos que los proyectos de muerte no pasarán, porque aprendimos con las Madres de Plaza de Mayo, presentes en el Encuentro en las clases públicas realizadas por la educadora popular Norita Cortiñas, a derrotar a las derrotas y a crear una pedagogía de la esperanza basada en nuestra decisión de no salirnos de las calles, de profundizar la movilización por la defensa de todos los derechos. Gritamos con Norita, y con el ejemplo también de los compañeros y las compañeras ex presas políticas y ex detenidas desaparecidas, con las madres de los pibes asesinados por el gatillo fácil, la contraseña vital: ¡Venceremos!
La derecha conservadora, los fundamentalismos políticos y religiosos, las transnacionales, amenazan y agreden nuestros cuerpos, comunidades, pueblos, territorios, cosmovisiones, a la naturaleza de la que somos parte, a la libertad y la autonomía para constituirnos como sujetos históricos con proyectos emancipatorios. Por eso nuestro encuentro buscó fuerzas e inspiración en los caminos recorridos por los pueblos, en los aprendizajes nacidos en nuestro caminar, en la pedagogía del ejemplo de compas que han sido nombradxs por quienes cuidamos su fuego y lo multiplicamos: Agustín Tosco, Atilio López, Viviana Avendaño, Maite Amaya, Alina Sánchez –Legerin-, María Saleme, Eduardo Requena, lxs 30.000 y quienes dejaron huellas para que las revoluciones que nos faltan sean camino y horizonte. En esta cita pudimos pensar, desde nuestras iniciativas de educación popular, realizadas en movimientos y organizaciones populares, en colectivos de salud y comunicación popular, en los esfuerzos organizativos contra la criminalización de quienes luchan, en el trabajo con niñas, niñes, niños, en la defensa de bienes comunes y territorios, en las experiencias de economía social y solidaria, en los bachilleratos, escuelas y universidades populares, en los procesos de investigación acción participativa, en las luchas por la defensa y transformación de la educación pública, en la organización del sindicalismo de liberación y de un movimiento obrero clasista, en los feminismos plurinacionales y diversos, en las rebeldías frente al régimen héterosexual, en las experiencias de ESI y de lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, en el grito masivo de Ni Una Menos, en los colectivos de varones antipatriarcales, en las asambleas populares contra lamegaminería, contra las represas, contra las políticas extractivistas, los desafíos que tenemos para aportar a la creación de experiencias de poder popular, y para formar una educación revolucionaria que sostenga los fueguitos, los expanda, los multiplique, para que rdan todas las formas de opresión, dominación, explotación.

¿Qué creemos y queremos como educación popular? Nuestros proyectos de educación popular, son una dimensión pedagógica de las luchas anticapitalistas, anticoloniales, antirracistas, antipatriarcales, contra el régimen héterosexual, contra el adultocentrismo, que hoy construyen en diversos territorios prácticas autónomas, libertarias, por el buen vivir, y por el socialismo.
Entendemos que la educación popular no es solo una suma de técnicas participativas, no se limita a la democratización de los procesos educativos en los movimientos populares, en sus experiencias de escuelas y universidades, en la defensa de la escuela pública y del derecho a aprender y a enseñar de las comunidades y pueblos originarios. Es todo eso y es también, la dimensión pedagógica de las revoluciones y las re-evoluciones que necesitamos y estamos realizando.
El 15º Encuentro asumió la propuesta de fortalecer esta red de redes, sus articulaciones locales y territoriales, a través del diálogo de saberes, de la escucha, de las experiencias de resistencia compartidas, de la sistematización de experiencias, de la invención de nuevas propuestas políticas pedagógicas que conjuguen teorías y prácticas, que respeten las diversas cosmovisiones, que asuman la pluralidad de cuerpos y territorios que sostienen nuestras creaciones de poder del pueblo, que contribuyan a sanar los cuerpos y comunidades atravesados por la violencia y la guerra, que promuevan la vuelta al campo de las y los jóvenes y construyan la resistencia campesina, que pregunten a la historia y que escriban nuevas historias, que problematicen y politicen las prácticas de educación popular desafiando los intentos de fragmentarlas y dispersarlas en una multitud de micro relatos, que tiendan puentes, que dinamiten fronteras, que interpelen a las instituciones que reproducen la dominación, y generen grietas desde la respuesta organizada de sujetos que puedan rebelarse a las mismas y generar territorios de libertad, de articulación, y de organización, no con la ilusión de modificar al sistema de opresión desde adentro, sino con el proyecto de revolucionar todas las dimensiones de la vida, y crear los espacios de acción y reflexión popular que puedan aportar en esa dirección.
La educación popular, no es una propuesta de salvación individual. Es una perspectiva profundamente colectiva, en la que la felicidad de cada una, de cada uno, es parte de las luchas por la felicidad del pueblo; en la que el dolor se transforma en rabia, la postergación histórica se vuelve furia, el sueño colectivo se rehace en multitud de proyectos. Frente al extractivismo depredador, la educación popular siembra y cuida cada semilla de la nueva vida, cada espacio de memoria, reforesta teórica y prácticamente los bosques, defiende la autonomía y el derecho a decidir sobre los cuerpos de mujeres, de cuerpos gestantes, de comunidades y pueblos. Semillas no transgénicas, revoluciones guevariadas, pueblos insurrectos, feminismos plurinacionales y diversos, cuerpos territorios donde la memoria y los proyectos se hacen camino, horizonte, y práctica cotidiana.
Celebramos los 98 años de Paulo Freire, y los 100 años de María Saleme, sembrando sus semillas en los territorios liberados por nuestra fuerza colectiva.
Fuente: http://contrahegemoniaweb.com.ar/15-encuentro-de-la-red-de-educadorxs-populares-paulo-freire-la-educacion-como-practica-de-la-libertad