viernes, 31 de agosto de 2018

"Entendemos por comunes los bienes materiales e inmateriales que en su conjunto no son pasibles de apropiación privada – como son la naturaleza y los conocimientos acumulados por la humanidad – y las prácticas que las comunidades desarrollan para disfrutarlos de manera compartida. Como se dice, no hay común sin comunidad".

Construcción del común como zonas autónomas -entrevista a Miriam Nobre-
Publicado: 19 de agosto de 2018

Por Hemisferio Izquierdo

Imagen: Cintia Barenho
Julio 26 del 2018

“Los comunes como práctica tradicional, resistencia en el presente y estrategia hacia al futuro desde el feminismo nos permite otras miradas hacia la enorme cantidad de tiempo, energía y conocimiento que las mujeres dedican al cuidado de la vida”, entrevista a Miriam Nobre*

Hemisferio Izquierdo (HI): ¿Qué debemos entender por bienes comunes y cuál es su relevancia? ¿Lo común y lo público son la misma cosa?

Miriam Nobre (MN): Entendemos por comunes los bienes materiales e inmateriales que en su conjunto no son pasibles de apropiación privada – como son la naturaleza y los conocimientos acumulados por la humanidad – y las prácticas que las comunidades desarrollan para disfrutarlos de manera compartida. Como se dice, no hay común sin comunidad.

La fragmentación y el cercamiento de los comunes de modo de permitir su apropiación privada están en la base de la acumulación capitalista, como lo aprendimos de Karl Marx en “Los debates sobre la Ley acerca del robo de leña”, de Karl Polanyi en “La Grand Transformación” y de Silvia Frederici en “El Calibán y la Bruja”.

El debate actual en torno a los comunes no permite reconocer que este proceso es continuo: tierras, genes o deseos son recortados, encerrados y privatizados cada día en la sociedad capitalista que es además patriarcal, racista y colonialista. Las formas de apropiación van del robo más cínico como es la falsificación de documentos de tenencia de tierra o la biopiratería, hasta mecanismos más sofisticados como son las patentes por secuenciación del ADN o el ocio apropiado por la industria del entretenimiento.

Los comunes también nos permiten reconocer que las respuestas a las necesidades cotidianas que tenemos como seres humanos de abrigo, alimento, afecto, deseo de trascendencia pueden ser organizadas en otra esfera, que no sea únicamente el Estado, el mercado o la familia. Aunque planteen muy fuerte la necesidad de desprivatizar la vida, los comunes presentan una alternativa al binomio público/privado.

Los comunes como práctica tradicional, resistencia en el presente y estrategia hacia al futuro desde el feminismo nos permite otras miradas hacia la enorme cantidad de tiempo, energía y conocimiento que las mujeres dedican al cuidado de la vida. Sabemos que cuanto más diversos los ecosistemas son más estables, sabemos que el manejo del territorio que realizan las comunidades tradicionales recrían continuamente esta diversidad. Sin embargo, poco hablamos de que en la mayoría de estas comunidades son las mujeres quien domestican especies, experimentan combinaciones entre especies, guardan e intercambian semillas de plantas y pequeños animales. Mujeres indígenas mayas compartieron un sentimiento común a muchas campesinas, indígenas o de comunidades rurales afrodescendientes: el de que las humillaciones y violencias que golpean a las mujeres en relaciones patriarcales sacan su energía y debilitan su continua labor de defensa de los territorios [1].

Muchas mujeres todos los días se preocupan y trabajan para que las personas bajo su responsabilidad puedan comer de modo sano y con gusto. Esta responsabilidad no es considerada un trabajo o reconocida en su aporte económico, más bien es tratada como una manifestación natural del ser madre y compañera. Todas las veces que las mujeres sacan esta responsabilidad del ámbito privado de la familia y lo comparten en espacios comunes muchas posibilidades se abren. En el ámbito de las ciudades están las experiencias de ollas comunitarias, de huertos urbanos o de compostaje de basura doméstica. Estas experiencias crean espacios de relación que fortalecen a las mujeres y permite a muchas dejar relaciones abusivas, recuperan espacios de la especulación inmobiliaria o de las bandas armadas ilegales o legales, rescatan memorias de gustos y sabores destrozados por la industria alimenticia. Y como el común presupone comunidad también incluye a conflictos y contradicciones. La decisión política compartida de organizar la vida de otra manera renovada en cada nuevo desafío y las alianzas en diferentes niveles crean mejores condiciones para resistir a los intentos de instrumentalización por parte del Estado o del mercado.  

HI: ¿Cómo evaluar el llamado ciclo progresista en América Latina tomando en cuenta su vínculo con los bienes comunes?

MN: Ahora que estamos bajo un contra-ataque de la derecha y de los sectores conservadores podría parecer contraproducente tratar de los vacíos y errores de nuestros gobiernos. Pues me parece justo al contrario. No podemos olvidar que el ciclo progresista aunque ha logrado distribuir ingresos monetarios y reducir la pobreza no ha tocado la  división internacional del trabajo ni la estructura de la propiedad – manteniendo o mismo reforzando el poder del agronegocio, de la industria extractiva y de las corporaciones transnacionales en estos sectores. Frente a la premisa de la gobernabilidad y de no que no tendríamos correlación de fuerzas para hacerlo de otra manera, habría que preguntarnos qué podemos hacer ahora no sólo para resistir, pero para proyectar otro campo de posibilidades. La premisa es por lo tanto reconocer que está puesto un conflicto capital X vida y que no se trata de administrarlo, sino de enfocar en la sustentabilidad de la vida sin temor a que el conflicto se visibilice.

Habría mucho que hacer en cuanto a los derechos de uso y propiedad sobre los territorios (tierra, agua, biodiversidad) por las comunidades tradicionales (indígenas, afrodescendientes, …) y como esto se maneja a servicio de los pueblos. Además se esperaba acciones más fuertes para desconcentrar la propiedad y uso de la tierra en el campo y en la ciudad, que contradictoriamente en este ciclo progresista pasaron por procesos de acaparamiento, como han sido la incorporación de extensas áreas al monocultivo de agrocombustibles o los procesos de gentrificación acelerados por grandes eventos deportivos.

Está también la timidez de nuestros gobiernos en acciones para compartir espacios en las ondas electromagnéticas por radios comunitarias, implantar redes de comunicación comunitarias, expandir el uso y creación de software no propietarios. En este ciclo poco resistimos a la expansión de la internet controlada por las corporaciones y la telefonía celular se ha difundido pegada a una red social privada, el Facebook (que además, por medio de algoritmos direcciona mensajes que terminan por moldar nuestras subjetividades y nuestras manifestaciones).

El cuidado de las niñas y niños y personas mayores ha sido muy poco considerado en la agenda de los gobiernos progresistas. En general el cuidado ha sido tomado en la clave de la conciliación asumida por las mujeres en sus familias extendidas. La transferencia directa de ingresos monetarios en muchos casos ha aliviado las condiciones en que las mujeres pobres ya se ocupan del cuidado y en algunos países se ha dado el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras domésticas. Sin embargo, perdimos la posibilidad de avanzar en procesos colectivos que cambien paradigmas. Por ejemplo, el paradigma de que el cuidado de las niñas y niños es trabajo femenino y mal remunerado, que las casas de acogida de personas mayores no logren permitirles seguir desarrollándose como personas, o que la familia nuclear sea el espacio por excelencia de la socialización de las personas. En realidad el cuidado como común no ha estado en la agenda de buena parte de los movimientos sociales.

HI: ¿Qué desafíos organizativos y programáticos tiene una izquierda que tome la defensa de los bienes comunes como bandera? ¿Es posible avanzar hacia un programa que desmercantilice los mismos?

La defensa de los comunes tiene una dimensión fundamental que es su construcción en el presente, o sea desmercantilizar ahora mismo y al máximo el sustento material e inmaterial de nuestras vidas. Obviamente éste no es un proceso individual, es construir comunidad donde el capitalismo nos individualiza.

Pero, ¿cómo es construir comunidades donde las y los individuos puedan manifestarse como son, con sus deseos e inquietudes? Aunque necesitamos un mayor rescate de experiencias y reflexiones, los estudios que tratan del respeto a los derechos de las mujeres por los sistemas de justicia comunitaria – reglamentos de los comunes por comunidades tradicionales – no son muy animadores. Además la socialización de las mujeres hacia responder las expectativas de los otros hace que muchas veces su capacidad de sostener procesos colectivos se dé a costo de una sobrecarga y un permanente sacrificio de sus propias prioridades. Sin contar que mismo entre las mujeres hay diferencias, las mujeres negras e indígenas cuidan más que las mujeres blancas, sobre todo las de mayor ingreso. De hecho el trabajo de cuidado realizado por las mujeres pobres, negras e indígenas crean las condiciones para que algunas mujeres ocupen espacios en la sociedad tal como está hoy organizada. Así que un desafío es reconocer que nosotros seres humanos somos intrínsecamente vulnerables, necesitamos de cuidado en varias etapas de nuestras vidas y que compartir el cuidado de forma equilibrada entre todas y todos es un tema político y urgente. Puede ayudarnos tomar el cuidado como un común.

Otro tema es que en la resistencia a los megaproyectos y corporaciones que atacan a los comunes crece la estrategia de organizar a las comunidades como sujetos políticos por la identidad de “afectadas”. Esto ha permitido una visión más profundizada del impacto. Por ejemplo, en el caso de la siderúrgica TKCSA en Rio de Janeiro, implicar a las mujeres como sujeto ha creado espacios para que relatasen la tensión, dado las constantes lluvias de partículas que les demandaba limpiar la casa y volver a lavar platos y ropas, además de la sensación de impotencia frente al riesgo de contaminación de sus niñas y niños [2]. Lo mismo nos han relatado mujeres indígenas que tienen sus aldeas afectadas por la pulverización aérea de agrotóxicos. Habría que seguir identificando lo que hay de común entre diferentes ataques y de diferentes corporaciones en espacios de alianza de movimientos sociales que se constituyen por identidades múltiples. Por lo tanto, estos espacios de alianza deben estar abiertos a entender las formas “sutiles” de afectación que son como fronteras invisibles de la desposesión.

Los movimientos, o mismo parte de las y los activistas de un movimiento, que ponen su energía en la construcción del común lo construyen como zonas autónomas o zonas liberadas y tienden a un distanciamiento en relación al Estado. Al mismo tiempo las y los activistas que enfocan en el Estado están bajo el riesgo de organizar sus análisis y expectativas en los límites de las instituciones y de la correlación de fuerzas dada.

El desafío es una contaminación entre estas experiencias que pueda alargar las posibilidades concretas de establecer comunes por la movilización de los recursos bajo administración del Estado y por una reorientación de las políticas que tenga en el horizonte la superación del conflicto capital X vida.

* Miriam Nobre es activista de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) en Brasil. Fue coordinadora del secretariado internacional de la MMM entre 2006 y 2013. Integra el equipo técnico de SOF-Sempreviva Organização Feminista y el Grupo de trabajo de mujeres de la ANA – Articulación Nacional de Agroecología.

[1] Korol, Claudia (org.). Feminismos populares. Pedagogías y Políticas. Buenos Aires: El Colectivo, 2018.

[2] http://www.paretkcsa.org


Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2018/08/19/construccion-del-comun-como-zonas-autonomas-entrevista-a-miriam-nobre/

Destacamos que "en América Latina los movimientos van arraigando en territorios, y esta “territorialización” es una seña de identidad muy diferenciadora. En todos estos espacios, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, el zapatismo o los mapuches van creando nuevas sociedades, que incluyen producción, salud y en algunos casos órganos de poder no estatales".


Entrevista al periodista y escritor Raúl Zibechi, autor de “Movimientos sociales en América Latina” (Zambra-Baladre)
Movimientos sociales 
en América Latina, 
un nuevo ciclo de luchas
31 de agosto de 2018

Por Enric Llopis (Rebelión)
El Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) de Brasil impulsó en Septiembre de 2017 la ocupación de Povo Sem Medo, en Sao Bernardo do Campo (Sao Paulo), que reivindicaba el derecho a la vivienda para familias con escasos recursos. El campamento se organizó con tiendas y barracas de plástico en los terrenos -60.000 metros cuadrados, abandonados desde hace cuatro décadas- de una constructora. Diversas fuentes calcularon la presencia de más de 30.000 personas en el asentamiento.

El periodista e investigador Raúl Zibechi (Montevideo, 1952) resalta esta ocupación como ejemplo del empuje popular en América Latina. Autor de una veintena de libros –“Descolonizar la rebeldía”, “Latiendo resistencia” o “Cambiar el mundo desde arriba”, entre otros- acaba de publicar en la editorial Zambra-Baladre “Movimientos sociales en América Latina. El ‘mundo otro” en movimiento”. “He optado por editoriales pequeñas, con el fin de tejer una red de amigos y compañeros; escribo además para la gente común, no para las grandes editoriales”, afirma. Zibechi colabora actualmente en los periódicos La Jornada de México, Brecha de Uruguay, Gara y la agencia de noticias Sputnik. En el prólogo de su último libro recuerda las 400 fábricas recuperadas en Argentina, los 12.000 acueductos comunitarios que funcionan en Colombia o los más de 2.000 “emprendimientos” sostenibles promovidos por colectivos populares en México, el doble que hace una década.
-Tu último libro revisa un texto publicado en 2003, “Los movimientos sociales latinoamericanos: tendencias y desafíos” (Observatorio Social de América Latina, CLACSO). Sostienes que, tras la victoria electoral de Hugo Chávez (1998) seguida por otras como la de Evo Morales (2005), “la estabilización progresista permitió que los estados pusieran en pie políticas sociales que desintegraron, debilitaron o cooptaron a no pocos colectivos”. ¿Nos hallamos ante una etapa nueva en la batalla de los movimientos sociales?
Me gustaría que se tratara de un nuevo ciclo de luchas; creo que lo es, aunque tal vez dentro de una década afirme que me equivoqué; la primera característica del ciclo es que nace bajo el modelo “extractivista”, con una enorme especulación inmobiliaria, una terrible acumulación por despojo, la presencia de los monocultivos de soja y la minería a cielo abierto. Después el modelo se estancó con la caída de los precios de las materias primas. Es además la etapa de los gobiernos “progresistas”, en gran medida porque estos mejoraron la situación de los pobres, pero no realizaron cambios estructurales. Un segundo rasgo es la gran participación de jóvenes de los sectores populares y de las mujeres. Por ejemplo, en Brasil es el Movimiento Pase Libre, por el transporte público gratuito, el que en junio de 2013 desencadena las luchas. En tercer lugar, comienzan a terciar sujetos colectivos que habían estado en una actitud más tranquila, como los negros y los sectores más sumergidos en el mundo del trabajo, las favelas, palenques y quilombos; sobre todo en Brasil, Colombia y el Caribe. En Brasil hubo, en marzo de 2014, una huelga de los recogedores de basura –negros, pobres y jóvenes- durante el carnaval de Río de Janeiro. Una cuarta característica es la profundización en la idea de autonomía.
-¿Podría fijarse una fecha para esta nueva fase de las luchas sociales, por ejemplo en Perú, la resistencia popular contra el proyecto minero Conga en el departamento de Cajamarca, a partir de 2012? 
En Brasil, a partir de las jornadas de junio de 2013 en plena Copa de Confederaciones de fútbol, se manifestaron 20 millones de personas en 353 ciudades; tras la represión, la izquierda se paraliza, la derecha aprovecha para subirse al “carro” de las movilizaciones y tomar la calle. Pero en Bolivia el punto de inicio se situaría en 2011, con la Marcha en defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure (TIPNIS), donde el Gobierno Nacional proyectaba construir una carretera que atravesara este espacio protegido. En Argentina el punto de partida es la ocupación del Parque Iberoamericano de Buenos Aires, en 2010, durante la presidencia de Cristina Kirchner; sectores populares urbanos se movilizaron en este enorme parque por el derecho a la vivienda y contra la insuficiencia de las políticas sociales.
-¿Prefieres la idea de “movimiento social” o el de “sociedades ‘otras’ en movimiento” para el caso específico de América Latina? Mencionas en el libro, entre otras, la población de Cherán (Michoacán de Ocampo, México), que volvió a sistemas de organización p’urhépechas cuando se levantó en 2011 contra las mafias que arrasaban los montes comunales.
El concepto de “movimiento social”, que es muy útil, surge en Europa y Norteamérica para explicar la emergencia en los años 60 del siglo XX de movimientos como el de mujeres, la lucha en Estados Unidos por los derechos civiles, contra la OTAN, por el pacifismo y el ecologismo; todos exigen a los estados ciertos derechos. Sin embargo, en América Latina los movimientos van arraigando en territorios, y esta “territorialización” es una seña de identidad muy diferenciadora. En todos estos espacios, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil, el zapatismo o los mapuches van creando nuevas sociedades, que incluyen producción, salud y en algunos casos órganos de poder no estatales, como las Juntas de Buen Gobierno del zapatismo, que es el caso más conocido y desarrollado; el ejemplo zapatista destaca por las centenares de comunidades agrupadas en más de 30 municipios en cinco regiones, con escuelas, clínicas y hasta cultivos sin agroquímicos; otro caso es el de los cabildos indígenas de la población nasa, en los resguardos del sur de Colombia. A una escala distinta, el MST ha recuperado cerca de 25 millones de hectáreas de los hacendados; ha impulsado 5.000 asentamientos, donde viven dos millones de personas, y donde hay 1.500 escuelas así como cooperativas de producción y distribución en ferias.
-¿Por qué subrayas que estas sociedades “otras” necesitan movilizarse e incluso cambiarse a sí mismas?, Así ocurrió con los pueblos de las tierras bajas de Bolivia, que tras un proceso de unificación en asambleas y reconstitución de sus territorios, iniciado en los años 80 del pasado siglo, acabaron participando decisivamente en la Marcha en Defensa del TIPNIS (2011).
Porque de lo contrario estos territorios, que son como islas, quedan cercados y terminan siendo ahogados y reprimidos por el Capital. Necesitan luchar y vincularse con otros, expandirse para sobrevivir. Un ejemplo es el levantamiento en junio de 2009 de los indígenas wampis y awajún en Baguá, en la selva amazónica peruana; ocho años después de los enfrentamientos con la policía armada, que terminaron con centenares de muertos, más de 80 comunidades wampis proclamaron su autogobierno para defender 1,3 millones de hectáreas de bosque de las multinacionales. Otro caso es el de los nasa, que tenían durante mucho tiempo un espacio consolidado en el departamento colombiano del Cauca; en octubre de 2008 unos 10.000 indígenas iniciaron la Minga Social y Comunitaria, que pasó por ciudades como Cali y terminó en Bogotá. Durante el recorrido se sumaron cortadores de caña, negros, estudiantes y otros colectivos urbanos; tras esta gran marcha, en 2010, se fundó el Congreso de los Pueblos, que reúne a numerosos movimientos populares.
-También te refieres a la Educación Popular “en movimiento”, con dos grandes modelos: el desarrollado por el EZLN zapatista y el del MST brasileño…
El MST parte de la educación popular de Paulo Freire. En los asentamientos de los “sin tierra” la profundizan y desarrollan hasta llegar a la “pedagogía de la tierra”, que básicamente podría definirse como “transformarse transformando”; así, tanto el movimiento como los sujetos del movimiento se transforman haciendo, y en las 1.500 escuelas aplican una pedagogía que busca enraizar al sujeto campesino en la tierra. A su vez trabajan la relación entre el docente y los alumnos, de modo que no sea tan vertical y sí más participativa. Esto se da sobre todo en la educación de adultos, donde se busca un método pedagógico en el que el papel del maestro sea más circular y todos se conviertan en sujetos evaluadores. También han desarrollado un concepto que para mí es muy importante: transformar el movimiento -en todos sus tiempos y espacios- en tiempos y espacios pedagógicos. Todo lo que se haga ha de tener un contenido y un resultado pedagógico; si participamos en una campaña de lucha o acciones, tiene que haber servido también para discutir la realidad y empoderar a la gente.
-En “Movimientos sociales en América Latina” citas otras experiencias como la Red Cecosesola, fundada hace 50 años en el estado venezolano de Lara. “Nuestro proceso educativo está presente en todo lo que hacemos”, afirman. En las cooperativas agrícolas, de salud, ahorro y préstamo o producción industrial en pequeña escala de Cecosesola participan 20.000 socios y más de 50 organizaciones populares.
Quisiera destacar también los Bachilleratos Populares de Argentina. Surgieron en la primera década de los años 2000 sobre los territorios y espacios del movimiento piquetero, y funcionan en fábricas recuperadas por los trabajadores, sindicatos y organizaciones territoriales de barrios populares. La gente, ya adulta, que no ha terminado la enseñanza secundaria acude a los bachilleratos y estudia el periodo que les falta; funcionan como espacios “en movimiento”, y hay ya más de un centenar en Argentina, sobre todo en las ciudades. Los bachilleratos organizan una gran asamblea inicial, donde colectivamente se empieza a trabajar la currícula, que no es la del Estado, sino la que definen los colectivos, docentes y estudiantes. A partir de esa currícula, comienzan los tres años de formación, que terminan con avances en el terreno pedagógico, la adquisición de conocimientos, logrando hablar en público y con estudiantes que son militantes e incluso líderes de los movimientos. Esta pedagogía tiene relación con la de Paulo Freire, echa raíces en la realidad concreta y está dirigida a hombres y mujeres de los barrios muy pobres.
-Has estado en diferentes ocasiones en Chiapas y conocido la “Escuelita” Zapatista. “Frente al modo occidental y académico, abstracto y general, los zapatistas de las bases de apoyo tienen la virtud de lo concreto y la sencillez de la exposición”, concluyes en el libro. Asimismo el pensamiento crítico del EZLN, que surge de la praxis cotidiana en las bases de apoyo, se reproduce en centenares de escuelas.
Los zapatistas tienen una particularidad. Es la comunidad en asamblea la que elige quiénes van a ser los docentes, y no porque alguien tenga mayor o menor capacidad, sino porque le toca. Además los docentes, que no perciben un salario, tienen que dedicarse por tiempo completo a sus alumnos y les sostiene la comunidad, que por ejemplo les cultiva la milpa. Hay una diferencia clara entre las escuelas del estado y las zapatistas. Es más, en algunas regiones, cuando el zapatismo empezó a instalar “secundarias” o “primarias”, el Estado también las implantó –cuando antes no las había- para contrarrestar las escuelas zapatistas. En éstas los padres colaboran, los alumnos y docentes limpian la escuela, de hecho la gestionan conjuntamente; mientras que en las escuelas estatales el docente es un mestizo o blanco llegado de la ciudad en coche, en las zapatistas son gente de la misma comunidad.
-Algunos de los pensadores recuperados son, entre otros muchos, el filósofo y psiquiatra de la isla de Martinica, Frantz Fanon, y el filósofo y antropólogo argentino Rodolfo Kusch. ¿Por qué propones una ruptura epistemológica frente al eurocentrismo y defiendes los pensamientos “propios” de los pueblos indios, negros y los sectores populares? ¿Hay en América Latina una dependencia de los patrones –de hacer y pensar- europeos y estadounidenses?
Sí, sobre todo en las academias y universidades. Los autores, la forma de trabajo y estudio, el papel de los estudiantes y universidades es muy eurocéntrico. Así, para el estudio de los movimientos sociales se apela a autores a los que aprecio mucho, como Marx, Foucault, Alain Touraine o Sidney Tarrow; ahí está, por tanto, la necesidad que tienen los movimientos de buscar en sus tradiciones otra pedagogía; ahí es donde hablo de una ruptura epistemológica. En el libro explico la experiencia de la Comunidad de Historia Mapuche. Nace en 2004 en Temuco, al sur de Chile. La mayoría de los 23 integrantes de la Comunidad provienen de La Universidad de La Frontera, en la ciudad de Temuco. Se trata de profesores universitarios y “secundarios”, trabajadores sociales, periodistas, artistas y escritores; algunos viven en comunidades y muchos se definen como activistas de las organizaciones mapuches. También acompañan procesos judiciales contra detenidos políticos, procesos de defensa territorial contra el extractivismo y forman parte de la lucha por la revitalización del mapudungun (lengua mapuche). Han sacado a la luz episodios que estaban en la oscuridad, como la muestra en 1883 de un grupo de 14 mapuches en un zoológico humano –el jardín de Aclimatación de París-, donde eran estudiados por su “rareza”; o las derrotas que las comunidades infligieron a los conquistadores españoles en el siglo XVI.
-Otra idea central es la “descolonización” de los métodos de investigación y oponerse a la hegemonía de los especialistas. En este punto destacan iniciativas como el Taller de Historia Oral Andina (THOA). ¿En qué consiste?
Es una experiencia dirigida por la antropóloga boliviana Silvia Rivera Cusicanqui, quien destaca la necesidad de “un ejercicio colectivo de desalienación” y, para ello, resulta determinante el papel de la Historia Oral y el de las comunidades. El taller fue creado en 1983, cuando Silvia Rivera era profesora de Sociología en la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz. La condición para formar parte del grupo era saber hablar aymara o quechua. El primer trabajo de los estudiantes consistía en contar la historia de su vida. Entonces se dieron cuenta de que sufrían, además de la represión externa, una autorrepresión muy fuerte respecto a su lengua, cultura y tradiciones, aunque en el proceso de introspección empezaron a liberarse. Se trata de estudiantes de las comunidades aymaras o urbanos –que provienen de las comunidades- ya alfabetizados y que van a la universidad.
Invitados por los ayllus (comunidades), los integrantes del THOA desarrollaron talleres y en las investigaciones se crearon equipos mixtos conducidos por los comuneros de base, con quienes se definieron las metas, tareas y formatos de investigación. La Historia Oral es lo que les permite descubrir, y que las personas subordinadas se conviertan en sujetos. Además son las comunidades en asambleas las que deciden cómo ha de ser la “devolución” de los estudios, en este caso en forma de teleteatros o radionovelas, que fueron escuchados por cientos de miles de personas en las radios del Altiplano. Esta metodología ha permitido difundir la historia de Túpac Katari, que lideró la rebelión aymara de 1781 simultánea a la de Túpac Amaru en lo que hoy es Perú; o la reconstrucción de la biografía de Santos Marka T’ula, cacique que luchó por la recuperación de las tierras comunales. Los talleres han influido en la formación del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ), una de las organizaciones indias más relevantes de Bolivia.
-Desde 1986 has recorrido América Latina, sobre todo la región andina, como periodista e investigador “militante”. ¿En qué prejuicios y vicios de perspectiva consideras que incurre el investigador del Norte cuando se acerca a las comunidades indígenas?
Creo que hay un error básico, que consiste en pensar que el investigador sabe y la comunidad no. El segundo es lo que denominamos el “extractivismo” académico, que consiste en ir a las comunidades, “chupar” conocimientos y utilizarlos para la propia carrera institucional o académica, sin devolver nada a la comunidad. La tercera, y me parece fundamental, es que hay que estar en la comunidad, tener vínculos y establecer afectos. No vale con ir de visita media hora con el grabador para sacar información: si no hay relaciones de confianza, nadie te va a contar las cuestiones de fondo, por lo que la información será siempre parcial e incompleta; ahí me parece que existe una reproducción del modelo colonial, que implanta una relación entre los que tienen poder y los que no lo tienen, y muy a menudo entre varones blancos y mujeres, niños y niñas indias, negras y mestizas. Además, te diría que las academias tradicionales tienden a reproducir el modelo colonial sujeto-objeto y a cosificar a los indígenas, los negros y los sectores populares.
-Sin embargo, las escuelas y facultades de periodismo hacen hincapié en la neutralidad, la separación entre información y opinión y la importancia del rigor. ¿Es esto compatible con la militancia?
Creo que hay que ser riguroso, contrastar y ser crítico con las fuentes. Tenemos ejemplos maravillosos de periodistas muy comprometidos que están del lado de los oprimidos, como Eliane Brum, una periodista y escritora brasileña que escribe notas largas en la edición brasileña de El País; o Marcela Turati, reportera de Proceso, en México, también absolutamente comprometida con los sectores populares sin por ello perder la rigurosidad.
-Por otra parte, en el artículo de 2003 afirmabas que comuneros, cocaleros, campesinos Sin Tierra y, cada vez más, desocupados urbanos y piqueteros argentinos trabajan en la construcción de la autonomía. ¿Cómo ha evolucionado, después de 15 años, la idea de “autonomía” en las organizaciones populares?
Creo que en una primera fase de los movimientos, que incluye a los piqueteros argentinos, lo que interpretábamos del zapatismo -aunque ellos no lo planteaban así- y otros, la autonomía se formulaba como un discurso defensivo frente al Estado, los partidos políticos, las iglesias y los sindicatos. Actualmente se camina hacia una autonomía más integral, que implica contar con un territorio, una producción propia en lo posible sin utilización de agroquímicos y, en definitiva, una autonomía que abarque todos los aspectos de la vida. Mientras campesinos e indígenas tienen una amplia experiencia en autonomía alimentaria y prácticas en salud, los sectores populares urbanos han sido despojados de estos saberes. De ahí la importancia de experiencias como, entre otras muchas, la de algunas comunas de Medellín, que consiguieron cierta autonomía en el suministro del agua, la Comunidad Habitacional Acapatzingo, en el Distrito Federal de México; o la experiencia en cultivos de quinua de los vecinos de Potosí, en Ciudad Bolívar (Bogotá). Una autonomía que disponga también de espacios para la resolución de conflictos –eso que llamamos poder o justicia- propios, para no tener que recurrir a la justicia del Estado.
-¿Qué ejemplos resaltarías?
Se tiende a ello en el caso mapuche, con los grupos de autodefensa no formales; y en Colombia, en el movimiento de los pueblos nasa y misak organizados en torno a la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN) y el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC); además de sus instancias de justicia y escuelas de formación, los nasa-misak cuentan con una guardia indígena elegida por las comunidades. Cada comunidad nasa elige a diez guardias indígenas durante un año, de modo que son más de 3.000 guardias coordinados por cada resguardo, con mandos propios rotativos y armadas de bastones. Se trata de gente autoorganizada y bajo la vigilancia de los cabildos. Hacen pesar la masa –cantidad de personas- en sus acciones. Han conseguido detener a los paramilitares, al ejército, a las compañías mineras y a las FARC cuando secuestraban indígenas. Y esto porque consideraron que en su territorio no querían la guerra.
-¿Qué lecturas de medios independientes recomendarías a los ciudadanos europeos para informarse, de manera crítica, sobre la realidad latinoamericana?
Por salirnos de los grandes medios como Brecha o La Jornada, destacaría la página web Desinformémonos de México, que está muy vinculada a los movimientos y que dirige la periodista Gloria Muñoz Ramírez; se trata de un periodismo militante y que dispone de muy pocos recursos. Otro ejemplo es Mapuexpress, en relación con el pueblo mapuche. Pero el caso más increíble es el de Argentina. La Asociación de Revistas Culturales e Independientes de Argentina (AReCIA) tiene censadas cerca de 200 revistas culturales, independientes y autogestionadas, en formato papel o digital; estas publicaciones vinculadas al campo popular -por ejemplo Lavaca.org, Barcelona (Periodismo por otros medios), La Tinta (Periodismo hasta mancharse) o Campo Grupal- suman entre cinco y siete millones de visitas mensuales. En estas revistas, en su mayoría cooperativas, trabajan o colaboran a tiempo completo más de 1.500 personas. La comunicación en América Latina se ha multiplicado de manera notable. Muestra de ello son la Red de Educación Radiofónica de Bolivia (ERBOL), fundada en 1967, la tradición de las radios comunitarias en Ecuador o las 10-15 publicaciones del mundo mapuche. El proceso es muy rico, hay infinidad de experiencias que uno no sabía ni que existieran.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245916

Siempre nos preguntamos: “¿unidad entre quiénes?, ¿tolerancia con qué actos, con qué hechos, con qué personas?, ¿quiénes representan a la Patria?, ¿los mexicanos dueños de las trasnacionales que nos han saqueado o el pueblo trabajador explotado y oprimido? Y si todos la representamos, ¿por qué el hambre y la miseria son para millones, y el despilfarro y la riqueza para unos pocos?”.

El reformismo y 
la "revolución" posible.
31 de agosto de 2018
Por FRAGUA


La “cuarta transformación” en México ha comenzado oficialmente: el día 8 de agosto del presente año el Instituto Nacional Electoral (INE) entregó la constancia de mayoría a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), lo que lo hace, ahora sí, presidente electo de México.
Sin embargo, debemos reconocer que desde los primeros días de julio tanto AMLO como todo su equipo han estado trabajando intensamente por explicar sus planes de gobierno, sus políticas públicas, su estrategia financiera y sus propuestas concretas para beneficiar a la Patria, según sus palabras.
Pero no sólo los integrantes del futuro gobierno hacen declaraciones, también diferentes analistas políticos cercanos o militantes abiertamente de MORENA están explicando las diferentes decisiones del futuro gobierno, por polémicas que éstas parezcan. Y estos analistas coinciden con el futuro gobierno en que se harán “las transformaciones posibles que nacen de la lectura correcta de la realidad nacional” (Víctor M. Toledo).
Coinciden también en que se debe recuperar el papel rector del Estado para conciliar los intereses de clase; es decir, que se debe moderar la opulencia y la miseria, y que todas las clases deben estar unidas por el bien de la nación.
AMLO lo ha expresado muchas veces, una de las últimas fue en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el foro organizado con víctimas el 7 de agosto pasado, y lo dijo con las siguientes palabras: “Tenemos que ser tolerantes, nada de sectarismos; tenemos que actuar en unidad, pensando que la Patria es primero y estar dispuestos a perdonar”.
Pedro Salmerón, un historiador que, si no milita en MORENA oficialmente, es un serio defensor de sus propuestas, llama a los militantes de la izquierda anticapitalista a no quedarse fuera de la “revolución” posible, a que no se autoaíslen; llama también a la unidad para transformar lo posible.
Ésta es la tesis central del reformismo: transformar lo posible y, leyendo las propuestas del futuro gobierno, transformar lo posible es moderar los efectos más negativos de la política económica neoliberal en un aspecto central: combatir el despilfarro de la alta burocracia que roba el dinero de los impuestos del pueblo trabajador y del producto de la venta de los pocos recursos naturales que aún administra el Estado. De aquí que la bandera de la lucha contra la corrupción se vuelva el eje fundamental del discurso y de las 12 medidas legislativas propuestas para el próximo periodo de sesiones de la cámara de diputados y senadores.
Nosotros estamos de acuerdo con que cese el robo del dinero del pueblo; pero nos preguntamos “¿cuánto dinero más podría obtener el futuro gobierno si los dueños de Bimbo, Cementos de México (Cemex), Telmex (América Móvil), o Grupo México cedieran al Estado sólo el 25% de sus ganancias anuales durante seis años?”
Sólo por poner dos ejemplos con unas cifras ya un poco viejitas: en 2014 América Móvil operaba en 26 países fuera de México y generó 545 034 Millones De Pesos (MDP) que representaron 64.3% de su ingreso total. Ese mismo año, Cemex operaba en 35 países fuera de México y obtuvo 163 818 MDP que representaron 78% de sus ingresos totales.
Esos ingresos, que reporta una revista especializada en identificar a las grandes empresas mexicanas, no son resultado del “sudor de la frente” de los dueños de las empresas, sino resultado de la explotación a los trabajadores que laboran en sus empresas. Su capital no es resultado de su bondad, es resultado de su avaricia, de su rapacidad, de su menosprecio por el bienestar del pueblo mexicano y de los pueblos de otros países que explotan.
Moderación y austeridad en el gobierno, estamos totalmente de acuerdo. Pero ¿dónde está la moderación en los grandes empresarios beneficiados por casi 40 años de política neoliberal?
Cierto, nos dirán que MORENA ya está negociando un aumento salarial progresivo al minisalario durante seis años hasta que sea del 100%, y que eso significará la austeridad en el ingreso de los oligarcas que nos explotan… ¿Ésa es la “trasformación posible”?, ¿o es la trasformación del reformismo que teme confrontarse con los oligarcas y que prefiere moderar las aspiraciones justas del pueblo?
Desde nuestro punto de vista es la propuesta que nace de tener miedo a enarbolar la bandera del aumento salarial de emergencia del 100% para todos los trabajadores que ganen de uno a dos salarios mínimos, no sólo en la frontera como ya está prometido, sino en todo el país donde la miseria se agrava día con día. Es la propuesta del miedo a confrontarse tempranamente con quienes tienen el monopolio de los medios de producción en sus manos, es la propuesta que intenta conciliar con la burguesía y su oligarquía a costa del hambre y la paciencia del pueblo trabajador y explotado.
Por esta razón, cuando se habla de unidad, de tolerancia, de no sectarismo, siempre nos preguntamos: “¿unidad entre quiénes?, ¿tolerancia con qué actos, con qué hechos, con qué personas?, ¿quiénes representan a la Patria?, ¿los mexicanos dueños de las trasnacionales que nos han saqueado o el pueblo trabajador explotado y oprimido? Y si todos la representamos, ¿por qué el hambre y la miseria son para millones, y el despilfarro y la riqueza para unos pocos?”
El pueblo es noble, sabe reconocer a los suyos, a los que luchan, viven y mueren a su lado; el pueblo también perdona fallas, flaquezas y defectos de los que dan la vida por él para construir una vida mejor, pero ¿por qué el pueblo tendría que tolerar a los ladrones?
Si un lema grabado en la conciencia popular ha sido “no mentir, no robar, no traicionar”; ¿por qué ahora nos piden confiar en los empresarios que nos han mentido, nos han robado y nos han traicionado no este año, sino durante decenas de años?
Entendemos la esencia del reformismo: hacer lo posible desde la perspectiva de la pequeña burguesía que teme la confrontación con la burguesía, pero que teme más el despertar consciente y organizado del proletariado y los pobres del campo, que teme que éstos les demuestren que lo posible para ellos es una claudicación frente a lo históricamente necesario: superar el modo de producción capitalista y construir el socialismo en México.
¡Contra el despojo, la explotación y la represión; resistencia, organización y lucha por el socialismo!
NOTA: 
Este artículo fue publicado como parte de la sección EDITORIAL del No. 36 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Agosto-Octubre 2018.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245935

Valoremos que, "atendiendo las distintas dimensiones de la vida (como ellxs la definen), el MST prefigura en sus asentamientos las formas de reproducción de la vida de la sociedad futura, por la que todas y todos soñamos, trabajamos y luchamos".

Brasil: [MST] Reproduciendo la vida en el asentamiento campesino Josinei Hipólito


Resumen Latinoamericano*, 28 de agosto 2018.
Escrito por Fabricio Martorelli
Al sur del estado de bahía, en la zona rural de Ituberá, se encuentra el asentamiento Josinei Hipólito, uno de los más de 400 asentamientos que ocupa el Movimiento Sin Tierra (MST) sólo en éste estado, y más de 2000 en todo el territorio del Brasil.
Más de 700 hectáreas que antes fueron propiedad de un latifundista son hoy administradas por alrededor de 60 familias, combinando una área de reserva ecológica con formas de propiedad colectiva y familiar.
Tras una larga lucha, en 2009 lograron reclamar al estado el presupuesto para la construcción de la escuela agroecológica Luna Carvalho, que pudo ser inaugurada en 2015, pero que aún sin infraestructura adecuada viene funcionando desde los orígenes de la ocupación. Hoy cerca de 300 estudiantes, de todas las edades y de distintas comunidades aledañas, son atendidos por profesores afectos al MST y al proyecto del asentamiento, contando también con un centro de Salud comunitario y un espacio de encuentro de mujeres y parejas embarazadas atendidos por Jailson Nogueira, partero en la tradición.(…9
De esta manera, atendiendo las distintas dimensiones de la vida (como ellxs la definen) el MST prefigura en sus asentamientos las formas de reproducción de la vida de la sociedad futura, por la que todas y todos soñamos, trabajamos y luchamos.

Fuente: – Tatuy Tv Leer

"Cambiemos las Prioridades. Basta de Ajuste y Saqueo. Defendamos la Universidad Pública y el Derecho de todes a la Educación, al Trabajo y Salarios Dignos".

Marchamos hoy en defensa de la Universidad Pública,  sus trabajadores y estudiantes

Las 57 universidades públicas de nuestro país tienen un presupuesto aprobado de $103 mil millones para todo el año 2018, $8,6 mil millones por mes.

Entre enero y julio de este año, apenas los primeros siete meses y antes del descalabro de los últimos días y semanas, el gobierno pagó $256 mil millones en intereses sobre la Deuda pública, $36,6 mil millones por mes.

O sea, el gobierno gasta 4 veces más por día en intereses sobre la Deuda, que lo que invierte en la Universidad pública.  

Dicho de otra manera, con lo que el gobierno paga durante sólo tres meses en intereses, sobre una Deuda cuya legitimidad y legalidad nunca han sido establecidas, podría cubrir el presupuesto universitario de todo el año - incluso con aumento.

Cambiemos las Prioridades. Basta de Ajuste y Saqueo. 

Defendamos la Universidad Pública y el Derecho de todes a la Educación, al Trabajo y Salarios Dignos 

¡Paremos la Deuda!  ¡Nunca Más FMI, Deuda Fraudulenta, G20!


Diálogo 2000 - Jubileo Sur Argentina
30 de agosto de 2018

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*¡No debemos- No pagamos! ¡Somos los pueblos los acreedores!*

Diálogo 2000 - Jubileo Sur Argentina
Piedras 730 - Tel.: +54(9)11-55690140
FB: Diálogo 2000
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Apreciemos la incompatibilidad del capitalismo con la democracia: "Mientras que sus decretos y resoluciones otorgan prioridad de agua para los pozos y no para el pueblo malargüino. Y podemos escuchar 'Fracking y militarización un solo corazón'” .

Mendoza: La Conflictividad que Cornejo quiere disciplinar con el nuevo código contravencional

31 de agosto de 2018


Semanas anteriores los medios de desinformación publicaban con pompas el Nuevo impulso a la actividad petrolera en el sur mendocino, haciendo alarde que la actividad trae trabajo y progreso para Malargüe, lo curioso es que ninguno de los que trabaja en las tareas preparativas es del departamento. Los desocupados malargüinos siguen siendo la misma cantidad de personas. Mientras que sus decretos y resoluciones otorgan prioridad de agua para los pozos y no para el pueblo malargüino. Y podemos escuchar “Fracking y militarización un solo corazón” puesto que el Honorable Concejo Deliberante de Malargüe convalidó el despliegue de una fuerza militar en Pata Mora para detener cualquier tipo de protesta social que impida el flujo de camiones con petróleo hacia la ruta del sur que une Neuquén y Bahía Blanca, con la clara intención de evitar protestas que impidan el tránsito de camiones hacia el Sur.
El mismo lunes, la marcha por la Defensa de la Educación Superior, pública, laica y gratuita en todo el territorio de Mendoza concluyó en la plaza Independencia. La columna de la Universidad realizó su recorrido desde la entrada del predio universitario colmando la Avenida Libertador en el Parque General San Martín. Mientras que la columna de los terciarios concentró en el km 0 y marchó por las calles del centro mendocino. El emotivo encuentro de las columnas marchó hasta casa de gobierno con cantos como “Terciario, escucha, tu lucha es nuestra lucha”; “maestro luchando también está enseñando. Ayer jueves se triplicó la apuesta. 30.000 personas marcharon por las calles mendocinas bajo la lluvia, concluyendo en casa de gobierno.
En el transcurso, la semana brinda un contexto de cinco facultades tomadas en la provincia, institutos terciarios con clases públicas, vigilias y marchas departamentales en repudio a la Resolución 2097 de corte dictatorial y represivo que vulnera todo acto de defensa de la educación. Y se espera una masiva participación en la marcha federal de hoy jueves a las 18 hs.
Por la tarde realizó la marcha contra el gatillo fácil; cerca de 2000 personas movilizaron desde la plaza independencia hasta las mismas escalinatas del Poder Judicial. Familiares y víctimas de violencia de Estado hicieron escuchar sus voces ante la protección que da el poder judicial a las fuerzas represivas que cometieron crímenes que le quietaron la vida a jóvenes. Mendoza denuncia la impunidad y la doble vara del poder judicial.
Y cómo de conflictividad venimos hablando, el oficialismo provincial en complicidad con los senadores Bonarrico y Galdeano de PROTECTORA y la participación estelar del senador Mancinelli de LIBRES DEL SUR; el pasado martes impusieron un Código de Faltas que criminaliza toda forma de resistencia y protesta social. Esta normativa amordaza al periodismo, garantiza autoritariamente la imagen gubernamental al prohibir cualquier tipo de crítica a funcionarios públicos y cercena toda forma de trabajo en las calles intensificando la pauperización de la vida.
Agenda de actividades
– Reunión multisectorial para organizar repudio a G20. Viernes 31/8 – 17hs SUTE.
– Caravanazo en repudio a reunión de los ministros del G20 y al acuerdo con el FMI. Martes 4/9. (iniciativa que se terminara de acordar el viernes).
– Concentración en repudio a la aprobación del código contravencional. Si se trata el martes 4/9 confluyendo con la movilización del G20 en legislatura, sino miercoles 5/9 en Legislatura.

Más Noticias (…)

Fuente: http://www.anred.org/?p=102736

"EXHORTAMOS a que convoquen a reunión extraordinaria de la Comisión de Salud y emitan dictamen favorable a la prohibición de fumigación con cualquier tipo de agrotoxico a una distancia menor a 1500 metros del ejido urbano y la prohibición de la fumigación aérea en todo el territorio provincial."

Argentina: Vecinos de Pueblos Fumigados de Santa Fe por la actualización de la ley que regula el uso de agroquímicos.

31 de agosto de 2018


Carta-petición para la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados
Señores Diputados Provinciales 
Comisión de Salud
Legislatura de Santa Fe,
Como vecinos de pueblos fumigados, víctimas directas de las fumigaciones con agroquímicos, queremos expresarle nuestra honda preocupación por la deriva que ha tomado el proyecto de actualización de la ley que regula el uso de agroquímicos en la provincia, que data del año 1995.
Recordamos que la introducción del primer "evento" transgénico, la soja resistente al glifosato, fue posterior (año 1996) y en la actualidad los aprobados ya son más de 30, algunos con resistencia a tres herbicidas. Recordamos también que según cifras de CASAFE- la cámara que agrupa a los productores de agroquímicos- desde entonces el incremento en cantidad fue aproximadamente del mil por ciento (1000%), sin considerar el aumento de concentración y la utilización de nuevos químicos más potentes por la aparición de las llamadas "hierbas resistencias" (proceso similar al acontecido con los insecticidas y fungicidas).
A más de un año de presentado el proyecto, que ya recorrió esa cámara por tres (3) periodos, durante los años 2013, 2014 y 2015, es incomprensible que la primera comisión, precisamente la de Salud que Ud. integra, no haya todavía emitido un dictámen, indudablemente favorable, de sólo advertir que la salud de la población se vería favorecida con la aprobación de este proyecto que aleja las fumigaciones de las personas 1500 metros y prohíbe las incontroladas -e incontrolables- fumigaciones aéreas, entre otras medidas precautorias.
Consideramos inexplicable, en tal contexto, el letargo con que se opera una cuestión de SALUD PUBLICA, como es la que padecemos como habitantes de la Provincia de Santa Fe, que nos vemos sometidos -sin haberlo elegido- a fumigaciones con COCTELES de AGROTOXICOS en forma permanente. ¿Consideran Ustedes que la SALUD PUEDE SER MATERIA DE "DEBATE"? ¿Consideran Ustedes que la SALUD puede ser moneda de cambio para promediarla con quintales de soja o de maíz?.
Los índices de cáncer siguen creciendo, la OMS clasificó oficialmente como "probable cancerígeno humano" al glifosato, principal agroquímico del modelo actual, el segundo es "posible cancerígeno" según el mismo organismo y médicos de esta misma provincia, sin vínculos con empresas, lo ratifican, solo para ejemplificar, los resultados de los Campamentos Sanitarios llevados a cabo por el Dr. Damián Verseñazi de la UNR.
Además cientos de estudios científicos publicados advierten sobre el daño a la salud que producen los principales químicos agrarios – ver aquí (recopilación de más de 800 estudios nacionales e internacionales sobre el GLIFOSATO, y sólo sobre éste) y la misma CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA PROVINCIA recientemente, resolvió que "ante la duda en la interpretación de una norma debe prevalecer aquélla que privilegie los intereses de la sociedad, esto es, la defensa del ambiente y la salud, cobrando este principio vital importancia en casos como el presente, frente a la posible falta de certeza sobre los efectos que puede producir (...) en la salud humana, ya que su fundamento radica en la precaución, como método de evitar posibles consecuencias dañosas -muchas de ellas irreversibles- y es una proyección procesal de la tutela constitucional establecida en el artículo 41 de nuestra Carta Magna."; y agrega: "...comparando los intereses en juego, NO PUEDE CABER DUDA ALGUNA DE QUE EL INTERÉS PÚBLICO COMPROMETIDO EN LA PROTECCIÓN DE LA SALUD Y EL MEDIO AMBIENTE DEBE PREVALECER POR SOBRE LOS INTERESES INDIVIDUALES INVOCADOS, Y AÚN SOBRE LOS INTERESES PRODUCTIVOS, AÚN CUANDO NO SE TENGA CERTEZA DE QUE SU USO PUEDA PRODUCIR DAÑO A LOS INTERESES PÚBLICOS INVOCADOS" (CASO "SPEEDAGRO")
Es importante que observen que los habitantes de pueblos fumigados nos encontramos sometidos a cócteles de AGROTOXICOS, producto del modelo extractivista de monocultivo actual.
Frente a esta abrumadora evidencia fáctica, científica y jurídica nos preguntamos ¿Qué tiene para debatir la comisión de salud? (¿o cualquier comisión?).
Teniendo en cuenta los antecedentes poco felices de la cámara que Ustedes integran, estamos forzados a concluir que la injustificada dilación en la emisión del dictamen de la comisión de salud, sólo pueden obedecer a presiones de las cámaras empresariales tendientes a obstruir o dilatar el tratamiento -con el propósito de su extinción por pérdida de estado parlamentario- del proyecto en cuestión. Y esto no podemos aceptarlo, no sólo por nosotros, por nuestros hijos a quienes estamos condenando, por quienes enfermaron y murieron por enfermedades evitables. Ese macabro conteo de víctimas, muchas de ellas mortales, no puede seguir siendo ignorado por nuestros representantes.
Es por ello que lo exhortamos a revisar su postura y promover con la premura del caso -reiteramos que el proyecto ya "durmió por más de un año- el inmediato dictamen de la comisión de salud, sin más demoras ni pretextos. La historia puede ser implacable con quienes hoy se muestren indiferentes ante esta catástrofe ambiental y sanitaria. Lo estamos invitando a tomar partido por el interés general.
Siendo Ustedes autoridades elegidas por el voto popular, pesa sobre Ustedes la obligación de hacer, esto es, se encuentran obligados a desarrollar un comportamiento que en forma concreta proteja el ambiente en general, y la salud y vida de las personas, el artículo 41 de la Constitución Nacional, vigente y aplicable en la Provincia de Santa Fe, así lo dispone: "Las autoridades proveerán", esta frase ha sido interpretada por la CSJN como el "deber" de las autoridades - y Ustedes revisten tal carácter- de encontrar soluciones EFECTIVAS a las cuestiones ambientales sometidas a su consideración. Y donde hay una obligación, existe RESPONSABILIDAD de quien no la cumpla (innumerables fallos de la CSJN).
Reiteramos, no es posible negociar la SALUD, y tanto ésta como el AMBIENTE SANO Y EQUILIBRADO son ESCASOS lo que torna al objeto de tutela como un OBJETO VULNERABLE, lo que amerita que su tratamiento sea DILIGENTE, EXPEDITO y EFICAZ.
Consideramos que la posible conflictividad de intereses -reiteramos la SALUD NO SE NEGOCIA- ha sido resuelto en el art. 240 del CCCN, al establecer el límite de tolerancia sobre bienes comunes de la SOCIEDAD ARGENTINA.
Deberán entender Ustedes, que mientras las normas que pudieran protegernos de las fumigaciones con AGROTOXICOS, duermen en sus despachos, a nosotros se nos va la vida.
Por todo ello los EXHORTAMOS a que convoquen a reunión extraordinaria de la Comisión de Salud y emitan dictamen favorable a la prohibición de fumigación con cualquier tipo de agrotoxico a una distancia menor a 1500 metros del ejido urbano y la prohibición de la fumigación aerea en todo el territorio provincial.
Saludamos atte.

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Campanas_y_Acciones/Argentina_Vecinos_de_Pueblos_Fumigados_de_Santa_Fe_por_la_actualizacion_de_la_ley_que_regula_el_uso_de_agroquimicos

III. “Despertemos! ¡Despertemos humanidad! Ya no hay tiempo. Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de sólo estar contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal”.

Cuando glifosato rima con aspirina y sustentología con astrología
El mito de agroquímicos inocuos
31 de agosto de 2018

Por Eduardo Gudynas
Alainet

Las polémicas sobre los riesgos y efectos de uno de los herbicidas más usados en el planeta, el glifosato, no cesan. Cobraron un nuevo empuje al conocerse el veredicto de culpabilidad contra su más conocido productor, Monsanto, en un juicio entablado por un jardinero de 46 años que padece cáncer terminal. La corporación deberá pagar US$ 289 millones. Hay otras ocho mil demandas en marcha.
En los días siguientes el valor de mercado de la alemana Bayer, que acaba de adquirir a Monsanto, se derrumbó a su más bajo valor en cinco años, con pérdidas por US$ 18 mil millones, y sólo ahora se está recuperando. Si los próximos juicios siguen el mismo camino, la empresa deberá enfrentar indemnizaciones por US$ 5 mil millones. Paralelamente, países como Francia, Alemania e Italia anuncian que revisarán sus posturas frente al glifosato.
Todo esto también tuvo efectos en los países de América del Sur que usan intensivamente el glifosato, especialmente en los monocultivos de soja transgénica (Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay). Muchos grupos ciudadanos utilizaron aquel veredicto de Estados Unidos para reforzar sus críticas a ese herbicida. En esas naciones, el uso del herbicida y la soja transgénica habían recrudecido por razones tales como intentar superar los problemas económicos aumentando esas exportaciones.
Defendiendo el glifosato
En todos esos países, las defensas del glifosato parten de un amplio conjunto que incluye a gobierno y académicos, o agricultores y empresas de insumos agrícolas. Argumentan que es una sustancia inocua, sin riesgos si es bien usada, y proclaman que eso es una verdad “científica”. Agregan que las críticas y advertencias serían expresiones de charlatanes o ignorantes. Por ejemplo, en Argentina, el ministro de ciencia y tecnología ha comparado al glifosato con agua con sal, y en Uruguay desde el Ministerio de Ganadería y Agricultora se afirma que sería como una aspirina (1).
Desde el bando académico aparecieron slogans tales como sostener que el glifosato es menos tóxico que la cafeína, tal como sostiene un biotecnólogo español desde el suplemento Rural del diario Clarín de Buenos Aires (2). Esa imagen es poderosa: si el glifosato es como el café, no debería tener ninguna regulación, justamente como se vende una aspirina en cualquier farmacia.
De la mano de esa campaña, los empresarios rurales argentinos lanzan ahora la idea de la “sustentología” (3). Ese concepto se lo presenta como la fusión de ciencia, tecnología y sustentabilidad – un término que evoca el cuidado ambiental. Esta es una estrategia que sigue la misma lógica que la empleada por las corporaciones mineras con la llamada “minería sostenible”.
Estamos por lo tanto frente a dos argumentaciones: una que sostiene que el herbicida glifosato es inocuo, y que ello está demostrado científicamente; y la otra, como consecuencia, es posible tener una agricultura “sostenible”, la “sustentología”, que utilice ese agroquímico. Es necesario abordar estas concepciones para dejar en claro que no sólo son falsas, sino que además son peligrosas.
Herbicida y café: una comparación sin sentido
Las comparaciones del glifosato con café o aspirina a pesar de ser usada desaprensivamente por algunos académicos, en realidad no provienen del ámbito científico sino de las propias corporaciones. Desde hace años, tanto por Monsanto como los portales que apoya, como Genetic Literacy Project, han presentado esas comparaciones.
Formalmente es cierto que el café es más “tóxico” que el glifosato, pero esa imagen es una simplificación y deformación tan extrema que se vuelve imposible (4). Aclaremos en primer lugar que el glifosato no se “sirve” solo, sino que el “herbicida” es realmente un compuesto que incorpora otras sustancias tales como surfactantes, cada una con sus riesgos específicos y con efectos complementarios entre ellas. El estudio de los impactos debe considerar todo ese conjunto.
Una segunda cuestión clave, es que la comparación con el café se basa solamente en la toxicidad aguda y de ese modo desaparecen por un lado la toxicidad crónica, y por el otro lado la carcinogénesis, o sea, la responsabilidad de la sustancia en la ocurrencia de cáncer. No puede extrañar que esas referencias al café o al agua con sal sean calificadas por algunos toxicólogos como comparaciones “estúpidas”; es como plantear que el cigarrillo es poco tóxico ya que es muy difícil morir asfixiado por su humo, ocultando así que aumenta la incidencia de ciertos carcinomas en el fumador y en quienes le rodean.
Un tercer error es la ceguera frente a la diversidad de ámbitos afectados. No sólo están los efectos directos del herbicida sobre quienes los aplican, sino que también cuentan los impactos indirectos, como por ejemplo sobre los vecinos fumigados, y más allá de ellos, lo que sucede con todas las personas que consumen alimentos o bebidas contaminados por esos químicos.
Una cuarta consideración es que tampoco puede excluirse las discusiones sobre los impactos ecológicos de estos herbicidas, incluyendo la fauna y la flora.
El mito ante las alertas científicas
Paralelamente se insiste en que no existe evidencia científica sólida sobre efectos crónicos o cancerígenos sobre la salud. Es cierto que algunos estudios indican eso. Pero no lo que no se dice es que hay muchos otros reportes científicos que señalan impactos concretos o posibles en la salud, sean por observaciones directas como por ensayos en laboratorios. Se indican desde daños renales a alteraciones en el funcionamiento endócrino y hepático, aunque la mayor preocupación está en que sea cancerígeno, otros que incluso plantean que es teratogénico (induce malformaciones en recién nacidos), y finalmente que algunas consecuencias se expresarán no necesariamente en el sujeto afectado sino en su descendencia (5).
Por ello, cuando el biotecnólogo José Mulet afirma en Clarín que “el debate científico no existe” al defender su inocuidad, está profundamente errado. La controversia científica es enorme, muy intensa, y ahora se admite que las regulaciones actuales están basadas en una ciencia anticuada y que por ellos son necesarios nuevos estudios epidemiológicos y nuevos estándares (6).
Toda esta situación se vuelve más complicado al saberse que Monsanto operó sobre la comunidad científica para defender a su producto, simultáneamente atacar a las personas y reportes que advertían sobre sus efectos negativos, y actuar incluso sobre técnicos de la agencia de protección ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés) (7). Esto debe generar una enorme preocupación en los países del sur, ya que es común que se tomen como referencia a las decisiones de la EPA para los propios controles.
Los promotores de la mitología del glifosato inocuo no son científicos. Ellos no dudan y lo saben todo, una actitud muy distinta del científico, que siempre duda. Es por ello una retórica más propia de un tecnólogo que defiende su herramienta preferida. Eso no puede extrañar ya que Monsanto al fin de cuentas es una proveedora de tecnologías.
En tanto promotores tecnológicos tampoco comprenden las implicaciones en las políticas públicas. Una vez más, la comparación entre café y glifosato desnuda esa limitación. Es que al fin de cuentas, la decisión de tomar café siempre es personal, y la cantidad de tazas que se tomen determinarán las consecuencias tóxicas en el propio cuerpo. Pero en el sector agroalimentario, las empresas y los gobiernos no han despojado de esa capacidad de decidir a cada uno de nosotros sobre los tipos de alimento o bebida que preferimos, ya que casi todo está contaminado por glifosato. Por todo esto, la imagen que compara glifosato con café o agua con sal, sólo sirve para calmar a la ciudadanía frente a una imposición autoritaria de una tecnología que es incapaz de contenerse a sí misma y contamina todo lo que tiene a su alrededor. Simultáneamente, se erosiona una ciencia que sirva para alimentar un debate democrático.
Sustentología: astrología para los agroquímicos
En ese contexto es que se inserta la idea de la “sustentología”, como síntesis de la ciencia, tecnología y sustentabilidad. Como ya vimos arriba, el componente “ciencia” si es tomado en serio, requeriría retirar al glifosato de la agricultura intensiva. Del mismo modo, las ideas originales de sustentabilidad provienen de las ciencias ambientales, incluyendo las tempranas denuncias contra los agroquímicos por sus impactos en los ecosistemas. Por ello, si ese componente se toma en serio, se convierte en otra razón para impedir el uso del glifosato. En cambio, la “sustentología” lanzada desde Argentina es usada en sentido contrario, para justificar a los agroquímicos y los monocultivos.
De un modo u otro, queda en evidencia que estamos ante creencias, que más allá de las intenciones o sinceridad de cada uno, es casi una religión. Nos alejamos de la ciencia en sentido estricto pero se la usa en sentido inverso, asignándole toda la carga de la prueba a aquellos que perciben los riesgos de ser contaminados por el glifosato u otros químicos, debiendo demostrar la peligrosidad de esos productos. Cuando alguno puede hacerlo ya es demasiado tarde, tal como el caso del jardinero que demandó a Monsanto, quien solo tiene una esperanza de vida de dos años según los médicos.
El mito del glifosato más inocuo que el café nos sumerge en un campo que es más propio de lo que podría ser una astrología agropecuaria productivista. A esos creyentes, que no dudan en decir que glifosato rima con aspirina, les respondo que sustentología rima con astrología.
 Notas:
(1) Sobre el caso argentino ver Ministros de los agrotóxicos, por D. Aranda, Página 12, Buenos Aires, 6 agosto 2018; sobre el de Uruguay Agroquímicos como aspirinas: maniobrando contra la agroecología, por E. Gudynas, Montevideo Portal, 15 julio 2018.
(2) El glifosato es seguro, por José M. Mulet, Clarín Rural, Buenos Aires, 23 mayo 2018. El autor es profesor en la Universidad de Valencia, y según los registros públicos patenta productos con la corporación BASF (disponibles enhttps://patents.justia.com/inventor/jose-miguel-mulet-salort ).
(3) El XXVI Congreso de Aapresid. La Nación, Buenos Aires, 18 agosto.
(4) Aclaro que no tengo nada en contra de usar imágenes, metáforas e incluso slogans, y de hecho las aprovecho para denunciar problemas ambientales. Pero ese recurso debe servir para brindar nueva información y no para ocultarla, debe desentrañar complejidades y no simplificar, y debe alentar a un pensamiento crítico propio y no a una aceptación pasiva.
(5) Tan sólo como ejemplo ver Teratogenic effects of glyphosate-based herbicides: divergence of regulatory decisions from scientific evidence, por M. Antonious y colaboradores, Environmental Analytical Toxicology S4, 2012.
(6) Concerns over use of glyphosate-based herbicides and risks associated with exposures: a consensus statement, por J.P. Myers y colaboradores, Environmental Heatl, 15, 2016.
(7) Estas y otras acciones de Monsanto sobre académicos, sus instituciones y sus revistas, se ilustran en los Monsanto Papers; una selección en castellano disponible en el sitio web http://monsantopapers.lavaca.org/
Eduardo Gudynas es investigador en el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), en Montevideo. Más informaciones sobre esta polémica en   www.agropecuaria.org   Twitter: @EGudynas

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245875