La UE no es reformable, hay que
desobedecer
15
de julio de 2017
Por Eric Toussaint (CADTM)
En
Europa sí hay una alternativa de izquierda radical, de ruptura anticapitalista,
de opción internacionalista, antimperialista, feminista, ecologista… Pero, si
la izquierda radical, como ocurrió en Grecia provoca una frustración esa
ventana se va a abrir mucho más hacia la extrema derecha. Una fuerza de
izquierda que pretende lograr un cambio tiene que comprometerse a desobedecer,
a movilizar a la ciudadanía y a buscar la solidaridad entre los pueblos. Para
los países periféricos como Grecia, la desobediencia implica la suspensión del
pago de la deuda para poder tener un
margen de maniobra para invertir en su economía. Es necesario, una correlación
de fuerzas frente a los acreedores para obligarlos a sentarse en una mesa de
negociación.
En Europa hay una alternativa de
izquierda radical
En la primera vuelta de las elecciones
presidenciales en Francia, la coalición France
Insoumise liderada por Melenchon se quedó a sólo un %1,7 de
votos para pasar a la segunda vuelta. En EEUU si Bernie Sanders hubiera sido el
candidato para enfrentarse a Donald Trump, Sanders hubiera ganado las
elecciones. En Gran Bretaña al Partido Laborista de Corbyn solo le faltaron
800.000 votos para ganar al Partido Conservador. Corbyn hizo una campaña muy de
izquierda, de ruptura total respecto a la orientación de Blair, optando por una
orientación internacionalista del Brexit y una campaña económica de
re-nacionalización. En la parte británica de Irlanda, el Sinn Fein ha pasado de
4 a 7
diputados. Es decir, se mantiene en Europa una ventana ampliamente abierta
hacia una orientación de izquierda radical, de ruptura anticapitalista, de
opción internacionalista, antimperialista, feminista, ecologista… Pero si la
izquierda radical, como ocurrió en Grecia, provoca una frustración esa ventana
se va a abrir mucho más hacia la extrema derecha.
Gobiernos de cambio
A partir de mayo 2015 gobiernos de cambio
llegaron al poder a nivel del Estado español. El problema es la capacidad que
tiene el Estado, a todos sus niveles, para absorber a la izquierda radical. El
margen de obra de los municipios es muy limitado: la cantidad de servicios que
se podrían remunicipalizar es tremendamente limitada, ya que debido a la
obligación de pagar la deuda no pueden reinvertir en
remunicipalizar de manera importante estos servicios.
En Cádiz se ha celebrado el II Encuentro Municipalista contra la Deuda Ilegítima y
los Recortes. Esta iniciativa proviene de un manifiesto radical que reclama la
auditoría de la deuda para determinar la parte ilegítima. Al mismo tiempo, se
convoca a los municipios de cambio fuerte (Ahora Madrid, Barcelona en Común,..)
a que se unan a los municipios medianos y pequeños estrangulados por la deuda
para enfrentarse al gobierno. Si los gobiernos de cambio optan únicamente por
actuar como mejores gestores de la miseria de las finanzas públicas, la
perspectiva va a ser frustrante. Si ésta buena gestión se combina con un
enfrentamiento al gobierno, hay alternativa.
Lecciones de la capitulación del
gobierno de Alexis Tsipras en Grecia
Una fuerza de izquierda que pretende lograr un
cambio tiene que comprometerse a desobedecer en caso de llegar al gobierno:
desobedecer los tratados de la UE, los dictámenes de la Comisión Europea
y de los acreedores. El caso griego es el ejemplo, claramente, contrario. Tsipras
logró ser Primer Ministro con un apoyo popular muy fuerte pero apostó por
mantener una buena relación con la Comisión Europea a través negociaciones:
continuando con el pago de la deuda se podría llegar a una solución. Pero eso
no es posible: la Unión
Europea no es reformable. Lo que un gobierno de cambio sí
puede hacer, es utilizar el margen de maniobra que le concede el apoyo popular
que tiene, para enfrentarse a la Comisión Europea con argumentos de justicia
social, de voluntad de romper con la austeridad. Es decir, queda la opción de
desobedecer.
Una segunda lección es que el gobierno de cambio
tiene que comprometerse a movilizar a la ciudadanía. Tsipras
y Varoufakis viajaban no sé cuantas veces al mes y vivían en cuartos de hoteles
negociando con la Comisión o con el FMI , sin
movilizar al pueblo griego, sin llamar a los pueblos de Europa para solidarizarse
con el pueblo griego para enfrentar a la Comisión Europea. Si Tsipras hubiera informado, constantemente,
del contenido real de las negociaciones, si hubiera convocado a movilizaciones,
si hubiera estado dispuesto a aceptar visitas de organizaciones populares de
otros países, habríamos tenido otra situación. Grecia, uno de los países más
débiles y periféricos de la zona euro, estaba en condiciones de ganar la
batalla contra la Comisión Europea ,
empezando por declarar una suspensión de pagos.
Tsipras vació el Tesoro Público, exigió a las administraciones
públicas y a las empresas públicas transferir su liquidez al Banco Central para pagar la deuda. No tenía dinero
para iniciar un plan de emergencia humanitaria a un nivel suficientemente
amplio. Entre febrero y junio 2015, Grecia pagó 7000 millones de deuda a sus
acreedores sin recibir ningún centavo de euro en contrapartida. Mientras tanto,
el BCE hizo todo lo que le permiten sus
estatutos contra el gobierno de Tsipras. Primero, limitó la liquidez a los
bancos griegos, estableciendo la liquidez de emergencia que es mucho más
costosa. Unos meses más tarde, cuando Tsipras convocó al referéndum, el BCE
cerró totalmente la liquidez, incluso de emergencia. El BCE utilizó todos los
mecanismos contra el gobierno de Tsipras mientras éste no utilizó ninguno.
Para los países periféricos como Grecia, la
desobediencia implica la suspensión del pago de la deuda para poder tener un
margen de maniobra para invertir en su economía. Es necesario una correlación
de fuerzas frente a los acreedores para obligarlos a sentarse en una mesa de
negociación.
Esto habría que combinarlo con otras medidas
unilaterales: control de capital, socialización del sector bancario y aumento
del déficit fiscal, para incrementar el gasto público. Esto es posible y
necesario. Es cierto que podría desembocar en la expulsión de la zona euro,
aunque no existe una formal legal para ello, ya que corresponde a cada país
decidir si sale o no de la unión monetaria. En mi opinión, antes de salir de la
zona euro, queda desobedecer y abrir un margen de maniobra para activar una
transición en la cual hay una posibilidad de acumular fuerzas y mantener el
apoyo popular utilizando formas de movilización, participación y
auto-organización popular.
Es una opción radical pero un gobierno puede
tomar esas opciones si ha logrado de manera previa convencer a la ciudadanía de
que es necesario: hay elementos estratégicos de la vida actual en sociedad que
tienen que ser re-transferidos al sector público. El servicio de salud, la
educación, la energía o el sector financiero privado han de ser públicos. Los
poderes públicos necesitan tener instrumentos para invertir de forma masiva en
la transición ecológica y ello implica socializar al sector bancario.
La UE no es reformable. Se trata de llevar una
batalla en contra de esa UE y mostrar a los pueblos que sí hay posibilidades
utilizando la capacidad de tomar medidas soberanas unilaterales de
enfrentamiento.
Eric Toussaint es maître de conférence en la Universidad
de Lieja, es el portavoz de CADTM Internacional y es miembro del Consejo
Científico de ATTAC Francia. Es autor de diversos libros, entre ellos: Procès
d’un homme exemplaire , Ediciones Al Dante, Marsella, 2013; Una
mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad ,
Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien
Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global , El Viejo
Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los
pueblos , Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del
libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique , Le Seuil,
París, 2012. Este último libro ha recibido el premio Prix du livre politique,
otorgado por la Feria del libro político de Lieja. Ultimo libro: Bancocracia Icaria
Editorial, Barcelona 2015. Es coordinador de las publicaciones Comisión de la Verdad Sobre la Deuda
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229154
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