Sobre el calentamiento
global, la paz y la democracia
La verdad a medias
19 de julio de 2017
19 de julio de 2017
Por Pablo González
Casanova (Alainet)
Hace menos de un año “The Economist” –una prestigiada revista
inglesa– sostuvo en su editorial, que Trump representa “una nueva edad de lo
que podría llamarse la post-verdad”. Según la revista, en esta nueva edad sus
voceros ya no se preocupan de las evidencias ni de las ciencias. Esta
afirmación es engañosa, pues si Trump representa la época de la post verdad, al
no ocuparse de las evidencias científicas, tanto “The Economist” como la
autollamada “ciencia normal” o “corriente principal”, hasta en sus posiciones
críticas, tampoco respetan la verdad completa de las ciencias de la materia, de
la vida y la humanidad con una crítica en profundidad. Si los artículos de la
revista incluyen al cambio climático y demuestran que éste tiene un carácter
antropogénico, y que es necesario reconocer “Los acuerdos de París”, tanto
Trump como los científicos del sistema, dejan fuera de su programa y de sus
conceptos y explicaciones expresas otras amenazas a la vida, como el creciente
peligro de la guerra nuclear, y el de varias nuevas fuerzas de dominación y
acumulación, capaces de destruir a la Humanidad, y a la Vida en el Planeta e
incluso a las corporaciones y complejos empresariales-militares-políticos-y-
mediáticos que están haciendo de sí mismos las victimas, en su obstinada
obsesión por aumentar su poder, utilidades y riquezas.
Al mismo
tiempo que eso ocurre entre los que mandan y ganan, y entre sus apologistas,
muchos investigadores que son críticos a medias, como los herederos del
“nacionalismo revolucionario” o de “la teoría de la ‘dependencia’”, insertan el
colonialismo como una variante estructuralista, y al formular problemas y
soluciones, no incluyen al “capitalismo” como causante de La verdad completa sólo se logra si al “colonialismo “y a “la dependencia”, se añade “el capitalismo” en su situación actual.
Ciencias de la complejidad
La verdad completa de los ya amenazadores desastres que causa y tiende a causar el capitalismo es la que incluye al propio capitalismo como causa principal de lo que ocurre, y que en él incluye el colonialismo, como una de sus estructuraciones de relaciones desiguales construidas para la apropiación del excedente. Por supuesto los “normales” tampoco abordan en sus conclusiones los distintos caminos de emancipación frente a las causas del desastre.
Es más, la verdad completa sólo se encuentra si entre los
argumentos científicos se toman en cuenta la situación realmente existente del
capitalismo actual y los daños que su atractor principal causa a la tierra, a
la vida y a la inmensa mayoría de la humanidad, todas ellas víctimas de
tendencias a agravarse, plenamente comprobadas.
De la situación existente y creciente, y de su reconocimiento,
derivarán las verdaderas soluciones, que incluyen al capitalismo actual y la
forma en que está empleando las ciencias de la complejidad con 1º. Los
“sistemas complejos en transición al caos, o del caos”, 2º. Los “sistemas
orientados a lograr fines” y 3º. Las ciencias de la comunicación, de la
información, de la semiótica y de la organización, para diseñar y formalizar
los modelos y escenarios con más probabilidades de maximizar el logro de sus
objetivos que son la ley de un sistema de dominación y acumulación de poder,
riquezas y utilidades, y que en el capitalismo actual sólo se entienden si son
objeto de un conocimiento científico crítico y actualizado de la realidad
económica actual y de la ley del valor. Estas superan su comprensión, aunque
deberían tomarse hoy, como punto de partida de las ciencias de la complejidad.
Hoy no es la ciencia económica el conocimiento fundamental. Si lo
fue en los orígenes del desarrollo industrial para la crítica del capitalismo
clásico, hoy la crítica rigurosa de las ciencias de la complejidad muestra como
éstas esconden la dominación y la acumulación por “desposesión” o despojo para
la acumulación de poder, riquezas y utilidades, y no inician su argumentación
científica con la crítica de la ciencia económica al servicio del capitalismo.
El des-cubrimiento es aún más exacto cuando a la crítica de las ciencias de la
complejidad se añade la crítica a las ciencias de la comunicación, de la
información y la organización, y de los teatros de lucha y guerra reales y
virtuales, así como de las estrategias y tácticas aplicadas para maximizar el
logro del principal atractor del sistema, mediante la comunicación, la
información, la organización, el diseño y la formalización de estrategias
óptimas, para el logro de las metas del sistema y la confusión sofisticada para
que el enemigo o la víctima no distinga entre lo real y lo virtual. El análisis
puede parecer difícil de comprender pero eso se logrará cada vez más conforme
se integren las ciencias de la complejidad, de la comunicación y de la
organización, a la educación y la cultura general, y a partir de ésta se
aprenda a auxiliarse también de los conocimientos de los “especialistas
orgánicos”, y de la “praxis” de los revolucionarios y rebeldes, en particular
de los más originales y profundos, los que se expresan, pon ejemplo, en
escritos como los de Fidel, el sub-comandante Galeano, y Chávez, el general
bolivariano.
En las luchas
que éstos conocen a fondo surgen también los escenarios óptimos de la
estructuración de las fuerzas y relaciones emancipadoras, y las
des-estructuraciones de las opuestas, en que se reconocen las combinaciones
varias de lo real y lo formal, de lo abierto y lo encubierto, de lo legal y lo
ilegal, de lo humanitario y lo criminal, y otras que no sólo combinan, sino
articulan, los centros y nodos de luchas empresariales, militares, políticas,
culturales, sociales, y mediáticas, en espacios y tiempos varios de acumulación
primitiva o por despojo, y de acumulación ampliada del poder y riquezas por la
vía del contrato y del salario, todas variantes en los países metropolitanos y
dependientes o coloniales y en las poblaciones “participantes” o “marginadas”,
según el peso de los trabajadores y pueblos organizados, y en medio de una
movilidad ascendente o descendente que los hace mejorar o perder, según suban o
bajen la productividad tecnológica y la “renta colonial”, lo cual determinó y
determina una creciente diferenciación estructural –no esperada– de la clase
obrera y el pueblo trabajador.El conocimiento y reconocimiento de tamaña complejidad es tan necesario como esclarecedor, sobre todo cuando se ve que, con toda su creciente eficiencia, el sistema no puede escapar a la ley del valor y a las contradicciones de las relaciones de explotación que der
Las nuevas ciencias de la complejidad y la comunicación de que los expertos se sirven, modelan, formalizan y escenifican el capitalismo para escoger sus mejores cursos, es decir, los que con menores costos, alcanzan la mayor eficiencia y eficacia en el logro de “sus atractores” de dominación y acumulación, todo eso, sin el menor escrúpulo o reparo en los “efectos laterales”, “buscados” y “no buscados” por el sistema en cuanto aumentan su poder, ganancias y riquezas, y su dominio tanto en los mercados como en la explotación del suelo y el subsuelo, de la tierra, el aire y el agua y de los reinos vegetales, animales y humanos.
El temor a la verdad
Hoy, complejos y corporaciones, formales e informales, legales e ilegales se desentienden y “niegan” los efectos producidos por las nuevas fuerzas de producción y por las nuevas relaciones de producción, incluso las que dañan y amenazan a
La verdadera situación y sus tendencias plantean constantes y crecientes ausencias cognitivas, sobre las causas principales que las provocan, así como sobre las soluciones a las mismas. Las verdades sobre las causas son aún más incómodas que la aceptación de que los males y peligros del sistema amenazan la vida en
Un ejemplo más reciente sobre la negación del problema y sus verdaderas causas, es el del Presidente de
A tamaña descalificación del Presidente de Estados Unidos, el Presidente de
El temor a la verdad completa oculta que “Los Acuerdos de París” son mínimos en relación al costo de los daños causados y por venir, y solamente se han cumplido en parte, insuficiencias a las que se añaden nuevos problemas con las soluciones que se han puesto en marcha –muchas de las cuales buscan sólo medidas técnicas dentro del sistema vigente–. Esas técnicas en buena parte y para colmo se han convertido en nuevos negocios de quienes venden “técnicas para protegerse del calentamiento global y otras amenazas”, o para salvarse de ellas… sin que el sistema tenga la menor posibilidad de llevar a los hechos, una verdadera solución.
Nuevamente el temor a la verdad completa, de que mientras el
capitalismo domine al mundo, ni va a cubrir los daños que causan sus negocios
con pérdidas que acabarían con ellos, ni va a dejar de producir,
deliberadamente, mercancías de caducidad calculada con muchas de ellas “integradas
como un todo compacto” en que si se decompone una parte deja de funcionar todo
y, por grande que sea éste, se convierte en basura.
La verdad completa es que los negocios han prosperado desde que el
sistema impulsó la sociedad de consumo y el consumo de masas con una exitosa
publicidad de refrescos, comidas, y varios artículos más de “primera necesidad”
y de baja que están creando también inmensos basureros en los mares, los campos
y las ciudades, cuyos daños se hallan lejos de ser resueltos por un sistema que
los produce para hacer inmensos negocios… con la basura…
Proyectos
enmancipadoresMales y re
Por lo que se refiere a los re
La transformación de la revolución popular en revolución burguesa,
acompañada de los cambios que produjo la Revolución Industrial ,
dio pie a la aparición de empresas con un creciente capital fijo integrado en
gran parte por maquinarias, y que sustituía el trabajo servil por un trabajo
asalariado, –correspondiente al llamado capital variable, o que el capital
empleaba para el pago de míseros salarios, quedándose con la mayor parte de la
riqueza producida. Fue una época aquélla en que el capital empezó a exaltar una
promesa de Progreso Generalizado que nunca cumplió y así ocultó un despojo al
que los grandes economistas como Adam Smith y Ricardo no consideraron y del que
a poco tiempo Marx y el Marxismo dieron cuenta con un conocimiento a la vez
crítico y científico, cuyo análisis de la Sociedad y no sólo de la Naturaleza,
aportaba a la ciencia el saber preciso de una categoría hasta entonces
ninguneada por filósofos y utopistas, y que no sólo planteaba la necesaria
lucha contra el poder de burguesías y aristocracias sino contra la dominación
para la explotación de unos hombres por otros –de aquélla que los oprimidos y
explotados, tendrían que liberarse mediante la creación radical y revolucionaria
de un sistema socialista–. Su planteamiento y el de sus sucesores todavía no
incluyó en un primer plano el gran peso que requeriría del poder de las clases
y pueblos dominados y explotados, que necesitarían organizar su propio poder en
una democracia, actual y moral, respetuosa de la libertad y de las diferencias
y valores de sus componentes.
La explicación de tan complejo proceso debe buscarse en la verdadera historia que sucedió a la revolución de 1789 y a la revolución industrial, en aquélla con sus ofrecimientos profundos largamente olvidados tras la contrarrevolución que llevaron a cabo burguesías, aristocracias y ejércitos, y ésta con la verdadera historia de lo que sucedió, en que con la industrialización la contradicción creciente entre explotadores y explotados, primero llevó a una gran ola revolucionaria que estalló en l848 y que tras ser derrotada, inició todo un largo período histórico en que se combinaron las políticas revolucionaras y las reformistas, con las de poderosos dominios monopólicos en las metrópolis y su expansión en las colonias, bajo procesos que, durante un tiempo, permitían el reparto del mundo y que al llegar sus crisis de producción y consumo, de recursos naturales y de mercados derivaban en guerras “mundiales” entre las grandes potencias. En todos esos procesos que se repiten en su secuencia hasta nuestros días, la solución al problema no sólo se volvió esencial para los trabajadores formales e informales, ni sólo para los países coloniales y dependientes, o para los imperialistas sino para toda la Humanidad.
Seguir hoy el camino de las viejas soluciones lleva siempre, por un lado, a disminuir lo poco de derechos que pueblos y trabajadores tienen, y dadas las armas de que hoy disponen las grandes potencias, y otras naciones más o menos aliadas, a privar de todo sentido una guerra mundial, pues no sólo por la cantidad de países que disponen de armas nucleares, sino porque éstas son más poderosas y efectivas que nunca, todo hace también más válida que nunca la teoría de una “guerra de destrucción mutua” (“Mutual Assured Destruction”), que acabaría con la vida en el Planeta.
Y el problema no es sólo ése, sino el de una nueva Revolución Industrial, que está robotizando el trabajo, y dejando sin capacidad de consumo a miles de millones de habitantes y a no pocos de los que hoy tienen capacidad de compra. Es más, el tipo de socialismo conocido como socialdemócrata o keynesiano, o el que se conoce como socialismo marxista-leninista de Estado, han perdido sentido con las políticas neoliberales, y con las de una nueva “nomenclatura burguesa” que realizó la mayor “acumulación primitiva” conocida en la historia, en que sus beneficiarios, ya como capitalistas, usan la lógica del capitalismo de Estado tras la abierta restauración del capitalismo. La solución y freno a tan trágico desenlace está en
La solución aparece también entre los indios y las comunidades campesinas y los sectores y zonas marginados de México que con los mayas y otras etnias practican la rica cultura del “nosotros” que tanto estudió Carlos Lenkersdorf, profesor de la UNAM, y que enfrenta tanto en las palabras como en los actos a la cultura debilitante del “yo” que el enemigo fomenta con el “individualismo”. Hoy, a la creatividad de esos caminos de transición a otra democracia y otro socialismo se añade la lucha heroica de Venezuela contra el imperialismo y sus oligarquías, en que se ha organizado un frente del bajo pueblo, de los trabajadores del campo, las ciudades y el petróleo, fuertemente apoyado por amplios grupos de los sectores
Todos los movimientos señalados, en la junta de proyectos ancestrales y contemporáneos intentan un camino que, en lo que se pueda sea pacífico, y esté preparado para defender los intereses comunes, la libertad, y la justicia personal y social, en un proceso que se dará –entre conflictos y consensos– procurando en todo caso sostener la solución política que más los aleje de la vía armada, y construyendo la soberanía de los pueblos, que no se toma sino se construye desde abajo y con los de abajo, ideal que se originó en
Pablo González Casanova es Ex rector de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM). Miembro honorario de ALAI.
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