Solidaridad sin fronteras en Hamburgo
9 de julio de 2017
9 de julio de 2017
La cumbre del G20 acaba con una poderosa demostración de fuerza del
movimiento altermundista, a pesar de la violencia policial y callejera. Los
líderes de estado toman sus decisiones sin escuchar las protestas.
Por Carmela Negrete | Fotos: Álvaro Minguito.
La cantante de rap contra el racismo y
sobreviviente del holocausto Esther Bejarano, de 93 años de edad, tuvo unas
palabras en uno de los escenarios para los presentes: “os saludo a vosotros que
os manifestáis porque no queréis asistir de brazos cruzados al sinsentido y la
locura del capitalismo”. A continuación criticó la actuación de las fuerzas del
estado contra la protesta.
Y es que aunque las únicas imágenes que trascendieron al
mundo fueron las de decenas de coches ardiendo y de manifestantes destrozando
cristales de comercios la noche del viernes, el sábado se manifestaron
alrededor de 75.000 personas por las calles de Hamburgo en contra de la reunión
de los jefes de estado del grupo de los veinte países más poderosos del
planeta, el G20.
Su objetivo,
entorpecer dicha reunión, lo cumplieron con creces. Muchas de las calles
principales de la ciudad norteña y portuaria de Hamburgo fueron testigos de
sentadas que la policía disolvió sin demasiadas contemplaciones a porrazos, con
gas pimienta y cañones de agua según las informaciones publicadas en los medios . Desde el miércoles han tenido lugar en
Hamburgo numerosas manifestaciones, entre ellas una de bicicletas y una acción
de Greenpeace, que desplegó una gran pancarta contra el empleo del carbón como
forma de energía. Un grupo de brasileños mostraron su enfado contra el
presidente del país, Michel Temer, llegado al poder después de una rara
maniobra legal para apartar a Dilma Rousseff. “Fora Temer!”
La diputada y
co-presidenta de Die Linke Katja Kipping explicaba en un video de su formación
en la plataforma
Facebook que “este G20 ha sido un fiasco, también para la
democracia, por eso estoy muy contenta de que tanta gente haya venido aquí (en
referencia a la manifestación del sábado) para hacer uso de sus derechos
fundamentales”. La referencia a la actuación policial es evidente, no solo en
cuanto a la disolución violenta de bloqueos pacíficos, sino por otras
cuestiones, como el entorpecimiento de la libertad de prensa o de defensa legal
de los detenidos, ya que en ambos casos han llovido las críticas a las
autoridades.
Derechos
fundamentales comprometidos
El derecho a
manifestación no ha sido el único en entredicho en estos días, después de que
los agentes entorpeciesen la llegada de personas de otros países o de que se
dedicasen al parecer a controlar las comunicaciones telefónicas de algunos
participantes según denunciaban las personas en las redes sociales.
La televisión pública
alemana Die Eins (La Primera) informa de que durante el evento del G20 la
policía retiró las acreditaciones de prensa a un número indeterminado de
periodistas. A los informadores no se les permitió el acceso al centro oficial
de prensa creado al efecto, ni a las citas para la prensa con los participantes
internacionales de la
cumbre. Uno de los afectados, un fotógrafo freelance llamado
Willi Effenberger, escribió en su Facebook que le habían comunicado que él
“suponía un peligro para la seguridad de la reunión del G20”, sin darle mayores
explicaciones. Las autoridades comunicaron en Twitter que había motivos para
dicha retirada sin mencionarlos.
La
violencia de la policía y la militante
El portavoz del centro
social autogestionado Rote Flora, Andreas Blechschmidt, que los medios han vuelto a poner en el centro de la
discusión tras los incidentes en el barrio del Schanzenviertel estos días, se
distanció claramente de lo sucedido en la TV pública NDR: “Esta forma de
militancia ha sido incorrecta, tanto en forma como en contenido”, explicaba,
para continuar que “a quienes había que mostrar que son los responsables de las
guerras y del hambre en el mundo es a quienes están en el centro de
convenciones, y no prender fuego a coches de vecinos o destrozar droguerías”.
Al día siguiente de
los disturbios que se produjeron en ese barrio, donde ardieron barricadas y
varios comercios fueron demolidos mientras la policía llegó a sacar
ametralladoras, además del material antidisturbios habitual, el diputado y
experto de interior de la Unión
Cristianodemócrata CDU Armin Schuster pidió que se cerrasen
los “centros de encuentro de la escena de izquierdas”. Como buen pescador en
río revuelto, el político sabe que declaraciones como esta relacionan en la
conciencia popular la violencia con la izquierda y con sus centros. Aunque el
propio centro se distanciase de la estrategia de la violencia militante, como
hemos visto. Al día siguiente a los disturbios se produjeron asimismo registros
en varias casas y centros alternativos de supuestos sospechosos.
Solamente la noche del
jueves habrían sido detenidas unas 40 personas. Además aseguró que mas de 200
agentes habían sido heridos. La vida de ninguno de ellos está en peligro. La
policía estuvo presente con mas de 20000 agentes durante toda la semana y pidió
refuerzos despues del jueves a todos los otros estados alemanes. Austria envió
asimismo 200 policías.
Merkel aseguró que la
policía ha “realizado un trabajo excelente” y el presidente norteamericano
Donald Trump no lo pudo remediar y lo hizo de nuevo. A través de Twitter tuvo
unas palabras de agradecimiento para “la policía y el ejército” alemanes, por
haber puesto a raya a “los anarquistas”. Trump le dió varias patadas a la
realidad con su afirmación, pues la separación entre policía y ejército es
estricta. El ejército solamente puede actuar en el interior en el caso de
emergencias terroristas o medioambientales. En cuanto a los anarquistas, es
obvio que no sabía de qué hablaba.
El
Plan Marshal para África
Inversión privada en
lugar de fondos públicos para “luchar contra el hambre” y para proporcionar
“mejores y más puestos de trabajo”. El giro del gobierno alemán en su política
respecto a África beneficia sobre todo a bancos e inversores, como el programa
de investigación de la TV pública Monitor mostraba esta misma semana. “Las
personas perciben poco o nada de estas ayudas. En muchos casos incluso les
perjudican”, escriben los periodistas.
Los periodistas
muestran un proyecto en Zambia, que debería ser un ejemplo de éxito para esta
nueva estrategia. Una enorme plantación de soja y maíz para la cual una
multinacional recibe diez millones de dólares de los fondos para el desarrollo
alemanes. La plantación, altamente modernizada, no necesita más que unos pocos
trabajadores, al contrario de los miles de puestos de trabajo prometidos. Por
otro lado, necesita mucha agua que los locales Ngambwa ahora tienen que
compartir con la industria, en lugar de destinarla solo para su propia
producción de alimentos, además de que disponen de menos terreno para plantar.
Una de las cuestiones
más interesantes de este plan Marshall para África sería el “principio de
cascada”, según el cual, las inversiones privadas están aseguradas en primer
lugar por bancos y en segundo lugar por el presupuesto público, teniendo este
último la responsabilidad última en el caso de un mayor riesgo. Ello hace que
los beneficios vayan a manos privadas, pero en el caso de algún contratiempo,
el erario público cargue con los costos.
Con otro de los temas
principales de la conferencia, el cambio climático, Trump recibió un esperado
varapalo de los otros 19 jefes de estado, que urgieron a una aplicación
inmediata del acuerdo sobre el clima de París. Por tanto, todo permanece igual
que antes de la conferencia en este sentido, con un acuerdo que era
insuficiente y con el principal generador de contaminación fuera del mismo.
En cuanto a la guerra
en Siria, casi se podría decir lo mismo. El presidente ruso volvió a recalcar
que la “integridad territorial de Siria debe ser garantizada”, mientras el
ministro de exteriores estadounidense Rex Tillerson había declarado el viernes
que el presidente sirio no tenía ningún futuro. A pesar de declaraciones tan
dispares, Putin y Trump, que se veían por primera vez, acordaron una nueva
frágil tregua en el conflicto que entra en vigor este domingo.
Fuente:
http://www.anred.org/spip.php?article14542
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