miércoles, 31 de enero de 2018

Descubramos cómo la vida nos da gratas sorpresas. "Ahora es nuestro momento de mandar al diablo prejuicios y manijas y dogmas varios e intentar hacer esa cosa tan difícil que significa pensar con cabeza propia. Veremos si estamos a la altura, si en la ciudad este reclamo genuino y vital encuentra oídos receptivos".

Uruguay
Autoconvocados: 
la punta del iceberg
31 de enero de 2018

Por Marcelo Marchese (Rebelión)
Por primera vez en lo que va del gobierno progresista asistimos a un movimiento social que cuestiona el modelo imperante, un modelo que fue iniciado mucho antes del progresismo. Esta manifestación trajo por añadidura otras novedades: no fue impulsada por ningún partido político y se salteó a las gremiales del agro, las cuales, en los hechos, han sido cuestionadas.
Esto ocurre en pleno enero, cuando se supone que el país profundiza su modorra. Tarde o temprano una protesta social iba a surgir, pero nadie esperaba, o al menos nadie vaticinó, que vendría del campo, aunque una débil señal pudo apreciarse cuando los comerciantes del interior iniciaron una recolección de firmas contra la bancarización forzosa.
Los autoconvocados comparten una serie de características de los indignados: aparecen como de la nada dando un batacazo, actúan por fuera de los partidos políticos y organizaciones sociales tradicionales utilizando las redes sociales, expresan hartazgo ante el modelo imperante, surgen, en ocasiones, de las regiones menos politizadas o menos intelectualizadas, y crecen en forma arrolladora en tanto contagian. En general, obligan al poder a hacer ciertos cambios o voltean gobiernos y luego se disuelven mientras el sistema se reordena. Pero algo queda: la idea de que nuestros representantes nos representan mucho menos de lo que deberían representarnos y que por lo tanto, si nada cambia, asistiremos a una nueva irrupción ciudadana.
En cuanto a nuestros autoconvocados, misteriosamente la oposición no se ha pronunciado con elocuencia y algunos representantes del oficialismo ven una artera jugada política en un movimiento a todas luces auténtico. Dejemos que estas estructuras se partan el cráneo para ver cómo se acomodan a este hecho inesperado y veamos el reclamo.
Los medios han insistido en la demanda por la baja del precio del gasoil, el costo de la electricidad, un dólar más a tono con su precio internacional y una crítica a un Estado derrochador y todo eso es correcto, pero permita el lector señalar otros aspectos y citar algunos pasajes de una proclama que, por otra parte, casi ningún medio de prensa tuvo la delicadeza de reproducir (1).

Debemos empezar a andar por el camino que el Uruguay no transita hace muchos, muchos años, que es el camino de políticas para el desarrollo agropecuario, que permita al mismo tiempo generar estrategias territoriales que apunten a la igualdad de condiciones para todos los habitantes de este país”.
El sector agropecuario, agroindustrial y actividades conexas en estos últimos 5 años ha perdido más de 36.000 puestos de trabajo… se han perdido esos puestos de trabajo porque no se pueden sostener y pagar, porque los productores familiares vienen desapareciendo de forma acelerada. Se han perdido 12.000 empresas agropecuarias en un período de 10 años de las cuales 11.000 eran pequeños productores”.
Es necesario apoyar a la industria local ya instalada con la misma determinación y esfuerzo que se utiliza para traer nuevas inversiones, para desarrollar nuevas áreas de la economía. La inversión extranjera debe ser para beneficio, desarrollo social y económico de todos y cada uno de los habitantes de este país, sin exclusiones”.
Hoy no se está planteando papeleras o la industria local, hoy no se está planteando el agro o el turismo, hoy no estamos planteando un comercio en Paso de los Toros o un centro comercial en Punta del Este, hoy se está planteando que todos tenemos que tener las mismas reglas de juego, hoy estamos planteando que se debe mirar desde el poder político a aquellos que sostienen el país mientras llegan nuevas inversiones…”.
De las 196.000 empresas que hay registradas en Uruguay el 97% son unipersonales, micro y pequeñas y tan solo el 3% son medianas y grandes. Esto muestra que aun los pequeños emprendimientos son los que generan la mayor cantidad de mano de obra y fuentes de trabajo, y sin embargo la mayoría de las exoneraciones y apoyo a las inversiones están concentradas en el 3% más grande. Sin dudas que es una pelea muy desigual y hoy reclamamos por estas desigualdades que son cada vez más profundas.
Una pelea desigual que ha llevado a la cartelización de varias ramas de la agroindustria, a la concentración y extranjerización de la tierra como nunca en la historia, a la proliferación de grandes cadenas comerciales en detrimento del comercio local, el pequeño productor y la agroindustria nacional” (1)
¿Es ésta una proclama de copetudos de riñón cubierto? ¿Acaso nos enteramos de la participación, o al menos de la lectura de una adhesión simbólica de algún representante de UPM o Montes del Plata?
La proclama señala un hecho indiscutible, casi la mitad de nuestra tierra se extranjeriza y, según el censo nacional, cada año más de mil pequeñas empresas cierran, más de mil familias abandonan un campo que pasa a ser devorado por el latifundio. “En 1963 un 19% de la población vivía en el campo; en 1985 un 13%; para el 2004 bajamos al 8% y en el 2011 descendimos al 5%” (2)

Mientras nos suicidamos lentamente, con obvios efectos en la enervante “inseguridad” ¿cuál es la política aplicada por el actual gobierno y los anteriores? ¿Ayudar a estas gentes, exonerarlas de impuestos o exonerar de impuestos y ayudar a quienes facturan miles de millones de dólares? (3) ¿Quiénes dan más trabajo y son más necesarias, las pequeñas empresas o las megainversiones? Los números son elocuentes.

En lo esencial vivimos bajo un régimen de partido único que rehuye elaborar un plan de desarrollo nacional y apuesta con simpleza al ingreso de capitales extranjeros. Esos capitales, supuestamente, generarían un encadenamiento productivo que dinamizaría nuestra economía. Los resultados están a la vista. Los capitales extranjeros se han adueñado de la tierra y de nuestros principales rubros de producción mientras profundizan nuestra primarización. “En el 2011, y considérese que estas cifras ya quedaron atrás, ocho empresas forestales poseían 720.000 hectáreas: Montes del Plata 250.000 y UPM 200.000. Es de suponer que en un radio de 200 kilómetros de la tercera pastera, UPM haya comprado ahora considerables territorios. Montes del Plata y UPM controlaban el 50% de la superficie forestada y esta característica se extendía al resto de los principales rubros agrícolas. Mas, si la concentración de la tierra en manos de extranjeros es escandalosa ¿qué decir de la industrialización de los productos agrarios y su exportación? En el 2011 el 87% del procesamiento del arroz estaba en manos de brasileros. Los 10 frigoríficos más grandes concentraban el 70% de la faena y al menos 8 de ellos eran propiedad de extranjeros. En la madera, los extranjeros concentran la virtual totalidad del procesamiento. En la soja, de la que sólo industrializamos un 5% (contra un 52 y un 71% que industrializan Brasil y Argentina) cinco empresas extranjeras concentran el 77% de las exportaciones” (2) . A esto sumemos la extranjerización de la elaboración de bebidas, de las grandes superficies comerciales y el crecimiento rampante de la banca extranjera.

En el cierre de su proclama, los autoconvocados expresaron que “ Hoy acá, un 23 de enero de 2018, comienza una etapa donde la gente exige políticas de desarrollo, políticas de estado a largo plazo, austeridad y cuidado del gasto público”.

La inclusión de la crítica a un Estado derrochador y al atraso cambiario han generado que un buen porcentaje de la gente de izquierda desconfíe, considerando los pegotines en lujosos autos que reclaman “¡Bajen el costo del estado, por favor!”. Pero la crítica a un Estado carísimo que exige más de lo que brinda no necesariamente es un planteo de derecha. Es sabido que un clientelismo centenario ha generado un engorde del Estado y es sabido, por escándalos varios, que muchos de nuestros representantes no son cuidadosos con nuestro dinero.
Habida cuenta del caudal de votos que aportan los funcionarios públicos, y habida cuenta de su función de contención laboral necesaria en el actual y empobrecido modelo productivo (4), es difícil que alguien se anime a meter mano en este problema y habida cuenta de los servicios de una deuda externa in crescendo que ha alcanzado la cifra de 55.000 millones de dólares, es muy dudoso que el Banco Central deje de invertir para planchar el dólar, aunque perjudique a los exportadores.
¿Qué queda esperar? El gobierno anunció hoy lunes medidas relativas al gasoil, la electricidad y el endeudamiento que afectan a muy pocos productores, medidas que fueron consideradas insuficientes. Fueron una señal y acaso descompriman la situación, pero lo dudo, pues el problema de fondo sigue incólume, pues no se elaborarán “políticas de desarrollo, políticas de Estado a largo plazo”.

Estas políticas de desarrollo, si llegáramos al grado de impulsar un plan de desarrollo nacional, no significaría negarse a la inversión extranjera, sino captar aquella que sea necesaria para el plan y no significaría necesariamente una drástica reducción de las empresas estatales. Depende, y eso depende precisamente del rol del Estado en ese futuro plan de desarrollo y de eso depende también una imprescindible revolución en la educación. Lo que sí es indiscutible es que deberá regir una severa austeridad republicana y dudo que alguien pueda estar en contra de eso.

En cuanto al futuro del movimiento, la vigilia en las rutas convocada para el 31 de enero y 1º de febrero tendrá más participantes que el acto en Durazno. Hasta ese momento y después, se intentará desvirtuar el planteo y dividir y debilitar a los autoconvocados desde variados frentes.
Sin embargo, pase lo que pase, todo aquel que no sea ciego puede apreciar la punta del iceberg: el modelo impuesto desde la apertura democrática ha profundizado la desigualdad y ha provocado consecuencias sociales y económicas desastrosas.

Uno no puede sino agradecer la movilización de los autoconvocados para el beneficio de las grandes mayorías nacionales. Le haría bien a la gente de la ciudad que relataran en una página de facebook los problemas diarios que deben afrontar como apicultores, tamberos, chacareros, ganaderos y agricultores, y el margen de maniobra apretada que tienen los pequeños productores. Mientras tanto, la gente de la ciudad, al menos, puede preguntarse por qué las frutas de estación y las verduras alcanzan precios descabellados y qué vínculo puede tener eso con esas pequeñas empresas agrarias que se funden.
Los autoconvocados, aunque no hicieran más nada, y harán más, ya cumplieron con su deber como ciudadanos. Ahora es nuestro momento de mandar al diablo prejuicios y manijas y dogmas varios e intentar hacer esa cosa tan difícil que significa pensar con cabeza propia. Veremos si estamos a la altura, si en la ciudad este reclamo genuino y vital encuentra oídos receptivos.

Notas: 
(2) A la sombra del latifundio.
(3) Existe un subsidio que abarca a la mitad de las productores familiares y que implica la reducción a la mitad de sus aportes patronales al BPS. Laudable e insuficiente medida. En cambio, invertiremos mil millones de dólares (vía deuda) en el ferrocarril para UPM y los exoneraremos de varios impuestos.
(4) El ejemplo más claro son las FFAA, que reconocen ellas mismas este rol de contención laboral.

Veamos dos mundos en antagonismo irreconciliable pese a pertenecer ambos a la clase de trabajadores.

Los despidos masivos y la resistencia, una imagen que se repite

31 de enero de 2018
La lucha que llevan adelante los y las trabajadores y trabajadoras del INTI es como cualquier otra y es una escena que se viene repitiendo cada vez más en los últimos años: despidos masivos injustificados, persecución sindical, asamblea permanente y permanencia en los puestos de trabajo, los familiares que se acercan, las charlas entre los que adentro y los de afuera, la desmedida presencia policial, los bocinazos solidarios, los víveres que tanto hacen falta y los discursos catárticos de los y las despedidos que quizás por primera vez se animan a hablar en una asamblea. 

Por Antena Negra TV.
Recién en el día de ayer, cinco días desde que la noticia de los despidos se confirmó, los telegramas comenzaron a llegar a las casas de cada persona confirmando lo que hasta ese momento era una incertidumbre: quiénes estaban en la lista. Muchos trabajadores que estaban ahí “apoyando” a los despedidos se encontraron con que también estaban dentro de esa lista, hubo llantos, bronca, puteadas y abrazos fuertes.
En una charla con uno de los delegados este pidió que se aclaren ciertas cuestiones:
-El INTI no está cerrado, si no hay trabajo es porque la presidencia decretó el asueto.
-Si no se acreditan los sueldos es un "chantaje" y "pura responsabilidad" de la presidencia. La asamblea nunca votó no dejar pasar a los y las trabajadores así que las personas de finanzas podrían entrar tranquilamente a realizar su trabajo.
-El tránsito de la Av. Gral Paz está siendo cortado por la Policía Federal, si los y las conductores sufren algún tipo de contratiempo es pura y exclusiva responsabilidad de esa fuerza.
Para validar esta información se le pidió al comisario ingresar al predio para tomar fotos y realizar entrevistas a los y las trabajadoras, a lo cual el comisario accedió diciendo que él tenía la orden de no dejar entrar a ningún trabajador.

Persecución sindical

“El objetivo es derribar a la primera línea para después avanzar con la reforma y la privatización”, dice Matías García, delegado y miembro de la Naranja. Gracias a la lucha de la comisión interna, los trabajadores y las trabajadoras del INTI hoy cuentan con un comedor y un jardín maternal que antes no contaban. La famosa reforma del estado que llaman Master Plan no es otra cosa que la vieja y conocida privatización que busca tirar por la borda a los convenios colectivos que se han ganado a través de los años (como también es el caso de los docentes, otros estatales) y acomodarlos a los convenios de las empresas privadas lo que implica mayores beneficios para los empleadores.
Uno de los miembro de la Naranja de ATE y delegado de hecho del sector de Finanzas, porque nadie se hacía cargo de ese puesto y sus compañeros lo reconocieron como tal, hasta último momento tuvo la esperanza de no estar dentro de la lista, quizás porque está a pocos meses de ser padre, quizás porque había logrado sacar un crédito hipotecario para llegar en miles de cuotas a la casa propia. Sin embargo, su compañera ayer llegó al INTI con el telegrama en la mano. Su imagen besándose a través de la reja ya está recorriendo las redes sociales.
La misma suerte corrió la hermana de Giselle Santana, secretaria gremial de la Junta Interna de ATE, quien -a pesar de cobrar presentismo y tener la mayor de las calificaciones en en las evaluaciones de calidad que hace la propia institución- está en la lista de despedidos. Ella es técnica de laboratorio en el Centro de Desarrollo de Investigación en Plásticos y su hermana afirmó que “está siendo despedida porque tiene mi apellido”.

El aguante que nunca falta

La otra imagen común, la que llena de fuerza y esperanza a los y las que están dentro y fuera de la reja, es la solidaridad que llega todo el tiempo y de distintas formas.
Muchas cartas de apoyo llegan desde distintos sectores del país incluso desde cooperativas y pymes que ven estos despidos como un peligro para el apoyo que da el instituto a este sector. Si se privatiza, las relaciones quedarán a disposición del mercado en donde las grandes industrias se comen las más pequeñas. Todas estas cartas se están publicando en la página de Facebook de los y las trabajadoras (fb: En INTI no sobra nadie).
A mitad de la tarde de ayer, cuando el sol ya estaba bajando, una camioneta con la caja llena de alimentos no perecederos tuvo que estacionar en la banquina porque la policía tenía cortado el tránsito hacia la colectora y no deja pasar a nadie. Desde allí muchas personas que se encontraban en el lugar llevaron los alimentos del otro lado de la reja. El gesto fue aplaudido con fuerza por todos y todas los presentes.
Además, los y las familiares organizaron una comisión mediante la cual garantizan la permanencia en el lugar, lo cual implica realizar afiches, difundir, pensar acciones juntos, que siempre haya agua y comida. En el día de ayer lograron instalar dos gacebos para repararse del sol que a los costados de la Av. Gral. Paz parece pegar aún más fuerte.
En este momento lo que los familiares están pidiendo es que quien quiera aportar puede hacerlo con:
-Shampoo, Crema de Enjuague y jabón
-Pasta dental
-Toallitas femeninas
-Bicarbonato de sodio
-Café instantáneo
-Vasos descartables
-Repelente de mosquitos y protector solar
-Heladeritas conservadoras y bolsas de hielo
-Rollo de cocina
-Colchones inflables
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article15967
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Roberto Fernández, el líder de los colectiveros, llama al pacto social

31 de enero de 2018
Roberto Fernández, titular de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), se ha manifestado en favor de la continuidad del Triunvirato de la CGT. Pese a las declaraciones, hay algo que el líder de los colectiveros no reconoce: tiene miedo de ser investigado. Otro dirigente que se suma a la alianza "dialoguista" en medio de la reconfiguración de la central obrera. 

Por ANRed.


A contramano de la situación que se vive en la CGT, el titular de la Unión Tranviarios Automotor ha declarado que es necesaria "una mesa de diálogo con el sector empresario y el movimiento obrero". Fernández, que ha boicoteado el paro cegetista del 18 de diciembre, llama ahora a sus pares de la central obrera a "fijar políticas de Estado que nos permitan una recuperación económica y social". Esta posición, que descontextualizada puede parecer un llamado a la unión, no es otra cosa que una convocatoria a conciliar, entre empresas y sindicatos, los planes de Cambiemos.
Fernández aprovechó también para jugar su ficha en la interna de la CGT. El gremialista, que ha dado muestras de pleitesía con el Gobierno, se ha posicionado en favor de la continuidad del Triunvirato al declarar: "Lo que sí creo que ahora en vez de cambiar el caballo en el medio del río, hay que fortalecer al triunvirato y dejar los cambios de conducción para mejores tiempos". Sus dichos llegan un día antes de la reunión del Consejo Directivo de la CGT, donde Pablo Moyano buscará adhesiones para la protesta del 22 de febrero.
Colectiveros y Camioneros supieron tener su momento de unidad en la década de los 90’s, cuando integraban el MTA, de claro tinte combativo, en contra de las políticas neoliberales del menemato. Hoy, sobre un terreno similar, juegan posiciones contrapuestas. A diferencia del camionero, Fernandez sí tiene miedo de ser investigado: en el pasado, se han hecho públicas sus empresas off shore en las Bahamas, así como también sus campos en la localidad de Hendersson. Por esto, el dirigente abre el paraguas, se alía con Cambiemos y evita así correr la suerte del Caballo Suárez.
Con dos líneas divergentes, marcadas por la persecución política a las cúpulas de distintos gremios, el mapa sindical argentino vuelve a mostrarse fracturado. Por un lado, el Moyanismo, algunos gremios K y los firmantes del documento de Mar del Plata saldrán a confrontar con el Gobierno; por el otro, la UOM, la UTA, la UOCRA y las 62 Organizaciones Peronistas continuarán con su línea "dialoguista". En el medio de esta disputa quedan los despidos masivos, las paritarias a la baja y la latente reforma laboral.

Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article15965

Nos dicen que "el libro resultará de gran interés para cualquier persona que busque inspiración en procesos humanos no capitalistas y que piense que hay puentes entre las luchas por la vida digna".

Pensar desde los comunes

29 de enero de 2018


"Mucha gente se organiza para defender y crear comunes, para tener agua limpia o pesca sostenible o biodiversidad en los bosques o cultura para todos y todas o semillas nativas o software libre…Este libro resultará de gran interés para cualquier persona que busque inspiración en procesos humanos no capitalistas y que piense que hay puentes entre las luchas por la vida digna, entre los distintos comunes, el P2P (peer-to-peer o entre pares), a los sistemas de producción distribuidos y de código abierto, a las licencias libres, etc."

David Bollier

Qué son los comunes?
“Las mujeres de Erakulapally, un pequeño pueblo a dos horas de Hyderabad, India, extendieron una manta en el suelo polvoriento y vertieron con delicadeza sobre ella sacos con semillas de colores vibrantes y olor acre. Así formaron treinta montones: su tesoro. Para estas mujeres (todas ellas dalit o intocables, miembros de la casta social más baja y pobre de la India) las semillas significan mucho más que sólo semillas. Son símbolos de su emancipación y de la restitución del ecosistema local. Las semillas de cosecha propia han permitido que miles de mujeres de pueblos pequeños de la región india de Andhra Pradesh escapen de su destino de trabajo forzado y mal pagado y se reinventen como agricultoras autosuficientes y orgullosas.”
Bollier se da a la tarea de desarrollar en este libro ejemplos, como este de las campesinas de la India, que son semejantes en cuanto involucran a una colectividad, un bien común y una forma de gestionarlo comunitariamente. En eso consiste básicamente un común, que también se puede llamar una comunalidad o unprocomún. De hecho, el autor nos comparte varias definiciones a lo largo de las 200 páginas de esta edición, como por ejemplo que es “Un sistema de autoorganización a través del cual las comunidades gestionan recursos (tanto renovables como no renovables) con escasa o nula dependencia del Estado y del mercado”.
Algo que ya existe desde hace siglos: los bienes comunes, que sufrieron una embestida brutal a partir de la acumulación originaria que propició el capitalismo a partir del siglo XV, están siendo redescubiertos por miles de personas que buscan alternativas a la crisis mundial que vivimos. Pero las embestidas del capital no cesan y, como apunta David Harvey con su concepto de acumulación por desposesión, ahora el neoliberalismo está intentando devorar no sólo bosques, semillas, agua, recursos energéticos y otros sino también conocimientos, sentires, lenguas, aire, colores, ondas electromagnéticas, costumbres, pueblos…
Mucha gente se organiza para defender y crear comunes, para tener agua limpia o pesca sostenible o biodiversidad en los bosques o cultura para todos y todas o semillas nativas o software libre…
Este libro resultará de gran interés para cualquier persona que busque inspiración en procesos humanos no capitalistas y que piense que hay puentes entre las luchas por la vida digna, entre los distintos comunes, el P2P (peer-to-peer o entre pares), a los sistemas de producción distribuidos y de código abierto, a las licencias libres, etc.

David Bollier, su autor, es un escritor y consultor político, activista internacional, blogger e investigador independiente. Ha escrito otros seis libros sobre temas relacionados con el procomún, incluidos Green Governance [Gobernanza verde], The Wealth of the Commons [La riqueza de los comunes] y Viral Spiral [Espiral viral].
**Licencia de Producción de Pares (P2P): se puede compartir – copiar, distribuir, ejecutar y comunicar públicamente la obra – y hacer obras derivadas. Aribución: Debe reconocer los créditos de la obra de la manera especificada por el autor o el licenciante (pero no de una manera que sugiera que tiene su apoyo o que apoyan el uso que hace de su obra). Compartir bajo la Misma Licencia: Si altera o transforma esta obra, o genera una obra derivada, sólo puede distribuir la obra generada bajo una licencia idéntica a ésta. No Capitalista: La explotación comercial de esta obra sólo está permitida a cooperativas, organizaciones y colectivos sin fines de lucro, a organizaciones de trabajadores autogestionados, y donde no existan relaciones de explotación. Todo excedente o plusvalía obtenidos por el ejercicio de los derechos concedidos por esta Licencia sobre la Obra deben ser distribuidos por y entre los trabajadores.)
Descargar libro en el enlace a continuación:

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Pensar_desde_los_comunes

Estamos viendo y festejando que "los Pueblos de la Tierra reclaman sus derechos a la autonomía, a sus identidades ancestrales, a sus prácticas tradicionales, a sus modos de ser-en-el-mundo".

Rexistencia

29 de enero de 2018


"Los Pueblos de la Tierra ya no sólo resisten, sino rexisten: han entrado en un proceso de emancipación que, reclamando sus modos de “vivir bien”, se reinsertan en la inmanencia de la vida y en el metabolismo ecológico de la biosfera".

Por Enrique Leff

Existencia fue la manera en que Heidegger nombró el particular modo de ser del Dasein, del modo en que el ser humano construye su mundo de vida. La ontología existencial vino a controvertir el modo de pensar el ser de las cosas que desde el Logos de los griegos condujo la historia de la metafísica hacia la objetivación y racionalización de todos los entes, incluido al ser humano, y a sus modos de subjetivación. Esta historia, guiada por la ontología del Ser y de lo Uno, derivó en la era de la modernidad en la globalización del régimen ontológico del valor económico y del poder tecnológico que gobierna los destinos de la humanidad y del planeta. Bajo su égida, desde la conquista de “Las Indias”, hasta nuestros días, el dominio de la racionalidad tecno-económica se ha expandido por el planeta colonizando y subyugando –cuando no exterminando– a las diversas culturas que co-evolucionaron en la biosfera en una diversidad de modos culturales de la existencia humana.

En tiempos recientes, desde la irrupción de la crisis ambiental y la emergencia de los nuevos derechos culturales (notoriamente a partir de 1992), los Pueblos de la Tierra reclaman sus derechos a la autonomía, a sus identidades ancestrales, a sus prácticas tradicionales, a sus modos de ser-en-el-mundo. A la vuelta del Tercer Milenio se configura el campo de la ecología política como el espacio de actuación de las sociedades tradicionales que han resistido a lo largo de más de 500 años el embate del proceso de modernización a sus modos de territorialización de la vida.

Hoy, los Pueblos de la Tierra no sólo reclaman el reconocimiento a sus modos ancestrales de ser, sino que demandan su derecho a reinventar sus identidades, a resignificar sus mundos de la vida en una reflexión sobre sus condiciones de existencia. Los Pueblos de la Tierra ya no sólo resisten, sino rexisten: han entrado en un proceso de emancipación que, reclamando sus modos de “vivir bien”, se reinsertan en la inmanencia de la vida y en el metabolismo ecológico de la biosfera.

Si la ecología política ha definido su campo como el de la distribución desigual de los costos ecológicos y de las luchas de resistencia por la justicia ambiental, hoy el movimiento socio-ambiental ha abierto un nuevo espacio de significación y actuación: la ontología política. La ontología política que emerge desde la ecología política se refiere a la politización de las demandas de los pueblos que demandan el derecho a reconstruir sus mundos de vida desde sus ontologías existenciales, de sus modos de ser-en-el-mundo.

En el campo de la ontología política se confrontan las estrategias de poder en la construcción de la sustentabilidad posible de la vida humana en el Planeta Tierra. La ontología política es el campo en el que se legitiman otros modos de ser en la construcción de otros mundos posibles. Desde las diferentes ontologías existenciales se enactúa de manera diferenciada el metabolismo de diversos territorios de vida que se conjugan en la dinámica global de la biosfera, y que a su vez afecta las condiciones existenciales de cada pueblo y cada territorio. La apertura de la modernización reflexiva hacia otros modos de habitar el planeta confronta el cerco del poder hegemónico de la globalización económica que destina la muerte entrópica del planeta y abre la historia hacia la posibilidad de construir sociedades neguentrópicas y un mundo sustentable (Leff, “Producción neguentrópica”, en esta enciclopedia).

El concepto de rexistencia1 viene así a confrontar el “fin de la historia” marcado por la reflexividad de la modernidad sobre sus propios ejes de racionalidad. Al reconocer los “derechos de ser”, la ontología política no sólo enactúa las estrategias de poder por la reapropiación del patrimonio biocultural de los Pueblos de la Tierra y la legitimación de los modos alternativos de ser-en-el-mundo. Al hacerlo, abre la historia hacia una dinámica contra-hegemónica, hacia la construcción de un mundo fundado en una ontología de la vida. Más allá de la dialéctica de la historia marcada por la contradicción entre el capital y el trabajo, más allá de la destinación de la humanidad y del planeta marcada por una ineluctable “Verdad del Ser” (Heidegger), la ontología política se funda en una ontología de lo múltiple y de la vida, en una historia que se abre hacia una ontología de la diversidad biocultural, a una política de la diferencia y una ética de la otredad.

La ontología política abre la historia a través de un diálogo de saberes, entendido como el encuentro conflictivo y solidario –de las sinergias, las alianzas y la confrontación– entre regímenes ontológicos y seres culturales diferenciados por sus propias ontologías existenciales, por sus modos de significar sus mundos y de construir sus territorios de vida. En este sentido, la vida no sólo resiste al destino ontológico de la historia de la metafísica, sino que rexiste –abre nuevos horizontes de vida– desde la inmanencia de la vida: desde la potencia neguentrópica del orden biotermodinámico y la pulsión creativa de la vida.
Referencias:
- Leff, E. (2014), La apuesta por la vida. Imaginación sociológica e imaginarios sociales en los territorios ambientales del Sur, México: Siglo XXI Editores.
- Porto Gonçalves, C.W. (2002), “Latifundios genéticos y existencia indígena”, Revista Chiapas, 14: 7-30.
- Porto Gonçalves, C.W. (2004), Geografando nos Varadouros do Mundo, Brasilia: IBAMA (Prefacio de Enrique Leff).
- Porto-Gonçalves, C.W. y E. Leff, (2015), “Political Ecology in Latin America: the social reappropriation of nature, the reinvention of territories and the construction of an environmental rationality”, dossier temático “Pensamento Ambiental Latino-americano: movimentos sociais e territórios de vida”, Revista Desenvolvimento e Meio Ambiente 35, Programa de Pós-Graduação de Meio Ambiente e Desenvolvimento, Universidade Federal do Paraná (Curitiba-Paraná-BRASIL).
Nota:
[1] La noción de rexistencia fue acuñada y publicada primeramente por Carlos Walter Porto Gonçalves (2002). La idea se configura en su tesis de doctorado: “Geografando nos Varadouros do Mundo: da territorialidade seringalista (o Seringal) à territorialidade seringueira (a reserva extrativista)”, Programa de Posgrado en Geografia, UFRJ, Río de Janeiro, 1998, publicada por IBAMA en 2004. Hemos venido desplegando el concepto derexistencia en textos subsecuentes (Cf. Leff, 2014; Porto y Leff, 2016).

Reflexionemos: "Venezuela sólo podrá obtener estabilidad si desarrolla el poder popular hoy asfixiado y burocratizado. Sin la energía y la plena participación de los trabajadores y sin profundizar la revolución persistirán la amenaza del descontento masivo, de su utilización por los imperialistas y los golpistas ".

Venezuela y el poder que se necesita
27 de enero de 2018

Por Guillermo Almeyra (Rebelión)
El gobierno de Nicolás Maduro, a diferencia del de Hugo Chávez, utiliza el apoyo de los trabajadores para mantener el statu quo, es decir, el régimen capitalista y su propia administración, no para intentar construir las bases del poder popular. Como con Chávez, pero en mucho mayor medida, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es sólo un aparato burocrático ultracentralizado y sirve apenas para la lucha meramente electoral contra una oposición cuyos diversos aparatos partidarios son igualmente electoralistas.
El PSUV es un instrumento del gobierno, no un partido socialista. Nunca tuvo una vida interna democrática. Jamás discutió ideas ni estrategias ni los problemas que enfrentan los trabajadores en su vida cotidiana ni cómo vencer a la contrarrevolución apoyada por el imperialismo. Por el contrario, radió y separó a quienes - desde el campo de la revolución y en interés de ésta- hacían propuestas tácticas diferentes o discutían la estrategia conservadora de la dirección partidaria y del gobierno.
La construcción de las bases de un poder de los trabajadores y del socialismo requiere en cambio un partido vivo, libre y democrático, que haga continuamente un balance de los errores cometidos y de los resultados de sus proyectos y campañas y que tenga por lo tanto una vida interna y una independencia que le permita controlar al aparato del Estado –que sigue siendo burocrático y capitalista- durante el capitalismo de Estado resultante de las nacionalizaciones y de la creación de organismos centralizadores. Ese partido, si se quiere construir conciencia política y las bases para el socialismo, en vez de ser un mero instrumento electoral de las autoridades gubernamentales, debe ser el tutor de éstas y su legitimador y debe fijar los objetivos del gobierno.
Maduro ha tenido la habilidad suficiente para ganar la batalla electoral de la Asamblea Nacional Constituyente y la batalla en las urnas en las elecciones regionales y municipales. Ha podido dividir a los opositores negociadores con el gobierno y electoralistas de los golpistas, rompiendo así la Mesa de Unidad Democrática. Sobre esa base, tras el diálogo en la República Dominicana en el que un ala de la oposición reconoció implícitamente a la Asamblea Nacional Constituyente y al gobierno (por segunda vez después de las últimas elecciones), ahora ha sido posible adelantar la fecha de las elecciones presidenciales para aprovechar la desorganización de los opositores y encarar con confianza un nuevo triunfo en esos comicios en marzo próximo.
La derrota electoral del sector electoralista de la oposición, sin embargo, no resuelve los problemas del país sino que crea apenas una mejor situación política, sobre todo porque acalla a la jauría de los medios de (des)información venezolanos y mundiales que hasta hace poco denunciaban la supuesta “dictadura” de Maduro (mientras trabajaban en favor de un golpe de Estado apoyado por los marines yanquis).
Maduro, en efecto, cuenta sólo con el respaldo electoral de la mayoría sobre la base de que pocos quieren volver a un pasado que todos recuerdan de corrupción, sometimiento al imperialismo y matanzas y, por eso, apoyan al gobierno al que consideran mal menor. Tiene también como respaldo un nivel de conciencia mayoritariamente antiimperialista, pero no socialista y sobre todo el sostén de las Fuerzas Armadas Bolivarianas (FAB) que es la base principal de su bonapartismo particular. Ahora bien, en las FAB y en el gobierno se anida en gran parte la boliburguesía ya existente en tiempos de Chávez pero que éste combatía y las organizaciones del poder popular del chavismo perdieron su contenido potencialmente alternativo y son ahora meros organismos burocratizados, simples agencias gubernamentales.
El estado de la economía es desastroso. Ya emigraron por Colombia 450 mil venezolanos. La economía sumergida, el reabastecimiento en particular, está en manos de la especulación y de los bachaqueros (negociantes en pequeña escala transfronterizos ilegales). La gran burguesía sigue teniendo en sus manos las palancas de mando (bancos, grandes empresas, comercio exterior). La inflación del 700 por ciento en 2017 redujo brutalmente el poder adquisitivo de los salarios e ingresos de los más pobres a pesar de los aumentos nominales en los mismos. La lucha burocrática contra la burocracia, la utilización de la policía contra la especulación, el ocultamiento de mercancías vitales para el abastecimiento y el encarcelamiento de dirigentes corruptos, son sólo paliativos. Venezuela retrasará por tercer año consecutivo su generosa ayuda en petróleo a Cuba porque, si bien la reserva petrolera puede respaldar una moneda virtual, se necesita petróleo en barriles para pagar la deuda con China y los intereses de la deuda externa y la producción está cayendo debido a la situación económica y social que impacta a los trabajadores del sector y los desorganiza.
Venezuela sólo podrá obtener estabilidad si desarrolla el poder popular hoy asfixiado y burocratizado. Sin la energía y la plena participación de los trabajadores y sin profundizar la revolución persistirán la amenaza del descontento masivo, de su utilización por los imperialistas y los golpistas y la separación entre el gobierno y su base de apoyo, la cual es volátil dado su carácter electoral.
Un gobierno más sólido, incluso duro, será siempre frágil y las elecciones no lo blindarán contra los cambios internos y externos en el panorama político y social. Venezuela está enferma de falta de democracia en el partido, en los sindicatos, en las bases mismas. El control obrero y popular podría curarla. Las victorias electorales, si bien importantes, son efímeras. Hay que ganar en marzo pero imponiendo al mismo tiempo un golpe de timón hacia la construcción del socialismo.
almeyraguillermo@gmail.com

"Realizaremos una conferencia de prensa (...) con el objeto de que la justicia ordene suspender la venta inconstitucional de los terrenos de Casa Amarilla, destinados por la Ley N° 2.240 a un gran parque público para el barrio".

¡NO A LA VENTA DE LOS CAMPITOS!
FRENEMOS LA VENTA ILEGAL DE UN GRAN PARQUE PÚBLICO AL CLUB BOCA JUNIORS 

El próximo jueves 1 de febrero a las 11 hrs. vecinos y vecinas del barrio de La Boca realizaremos una conferencia de prensa en el Salón Jauretche de la Legislatura Porteña para informar sobre la nueva medida cautelar que peticionaremos al Juzgado N° 11 en lo Contencioso Administrativo y Tributario, a cargo de la jueza Dr. Paola Cabezas Cescato, con el objeto de que la justicia ordene suspender la venta inconstitucional de los terrenos de Casa Amarilla (conocidos como “Los Campitos”), destinados por la Ley N° 2.240 a un gran parque público para el barrio.  

Estas tierras fueron vendidas por el Gobierno de la Ciudad al Club Atlético Boca Juniors sin autorización de la Legislatura, única con competencia para autorizar la venta de tierras públicas. La licitación pública también fue hecha a medida de Boca Juniors al punto que resultó ser el único oferente. Desde hace un década que la dirigencia del club quiere apropiarse de estos terrenos para destinarlos en el futuro a un nuevo estadio-shopping.

Los vecinos y vecinas boquenses logramos que la justicia reconozca estas y otras ilegalidades de la venta y ordene la suspensión de la venta y las obras. Pero los jueces de Cámara, Dr. Esteban Centanaro y Dra. Mariana Díaz, con el argumento de que el juez que había otorgado la medida cautelar era incompetente decidieron anular todo lo realizado en más de un año de trámite procesal. Pudiendo haber mantenido la medida cautelar decidieron también anularla por esta cuestión formal. 

Como parte de esta maniobra, el pasado 15 de enero la dirigencia de Boca Juniors comenzó las obras de alambrado de los terrenos y los custodia con su seguridad privada.

Esta decisión de la justicia no hace más que confirmar que el Presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, incide en el Poder Judicial tal como lo ha denunciado en reiteradas oportunidades la Dra. Elisa Carrió al llamarlo "operador judicial".
La Ley N° 2.240, gran conquista del Barrio de La Boca, incumplida desde que el Pro asumió como gobierno de la Ciudad (diciembre 2007), ordena que estos terrenos sean un parque público. En un barrio en emergencia urbanística y ambiental, Macri-Larreta-Angelici hacen negocio con lo público 

CONFERENCIA DE PRENSA

JUEVES 1 DE FEBRERO DE 2018 – 11 HRS. – LEGISLATURA PORTEÑA – SALÓN JAURETCHE

LA BOCA RESISTE Y PROPONE
VECINOS Y VECINAS DEL BARRIO DE LA BOCA

CONTACTOS:

Natalia Quinto (1130489147)
Luciano Caldarelli (1159639804)
Jonatan Baldivieso (1132667008)

martes, 30 de enero de 2018

Cuestionemos la propuesta de unidad con el kirchnerismo contra Macri. No sólo sería subordinación por poder nacional e internacional de CFK sino sobre todo es desconocer la ofensiva del sistema mundo capitalista. Raúl Prada Alcoreza nos permite comprobar en qué resultó y porqué en Bolivia:

Dinámicas moleculares molares sociales
21 de septiembre de 2017
 
Por Raúl Prada Alcoreza

(...)Lo que fue el “bloque popular”, que se coaligó y expulsó a la mega-coalición neoliberal, terminó mostrando su composición diferencial y ha terminado de manifestar las contradicciones inherentes rápidamente, justo en el momento de transición hacia el Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico.
Esta abertura y quiebre del “bloque popular” evidencia la existencia de proyectos distintos, dicotómicos y contradictorios; un proyecto capitalista, desarrollista, extractivista, dependiente, articulándose al reacomodo de las estructuras y formas de intercambio en la geopolíticas del sistema mundo capitalista; otro proyecto emergente, nacido de las entrañas de las luchas sociales contra el neoliberalismo y de las entrañas de la guerra anticolonial y descolonizadora de las naciones y pueblos indígenas originarios, que ha expresado su horizonte civilizatorio en la Constitución, en tanto Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico, en tanto economía social y comunitaria, en tanto modelo civilizatorio alternativo al capitalismo, la modernidad y el desarrollo.
 
Los dos proyectos no pueden coexistir en el proceso, son opuestos; uno se coloca en la continuidad de la misma civilización moderna, capitalista, desarrollista y extractivista; el otro apunta a abolir esta civilización, abriendo la posibilidad civilizatoria alternativa, haciendo emerger configuraciones culturales inhibidas por los colonialismos y los capitalismos, actualizándolos y combinándolos con formas autogestionarias y solidarias contemporáneas. Este proyecto se opone abiertamente al desarrollismo y al extractivismo, se encamina más bien a restaurar las complementariedades dinámicas con los ecosistemas, seres, ciclos vitales interrelacionados e integrados en las formas complejas de reproducción de la vida.
 
No debe sorprendernos entonces los conflictos que se dan entre el gobierno y las naciones y pueblos indígenas originarios, pues el gobierno se ha convertido en la expresión política e institucional del proyecto de continuidad capitalista, desarrollista, extractivista y de monocultivos. ¿Por qué ha sucedido esto? La contradicción era latente, sólo que no tuvo las condiciones de posibilidad para mostrarse; una cosa era luchar contra los gobiernos neoliberales y el proyecto neoliberal en curso y otra cosa es abolir el Estado-nación, construir el Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico, en la perspectiva del modelo civilizatorio del vivir bien, que se basa en el respeto de los derechos de los seres, componentes y ciclos vitales de la Madre Tierra.
 
En lo que fue el “bloque popular” hay clases sociales que no están dispuestas a abandonar las formas de monocultivo, menos la producción de coca, también de cocaína, no están dispuestas a renunciar a la expansión de la frontera agrícola a costa de los bosques y ecosistemas, no están dispuestas a renunciar a las ganancias y, sobre todo, a las ganancias fáciles, tampoco van a renunciar a una compulsión individual por la tenencia de la tierra, aunque esto implique violar la Constitución. La CSUTCB ha desarrollado un anteproyecto de Ley que contempla la desaparición de las TCOs (Tierras comunitarias de Origen) porque las considera “latifundios”, también contempla la redistribución de la tierra de forma individual, contraviniendo a la Constitución, que establece la reversión de tierras a comunidades indígenas y campesinas de forma colectiva. Sorprende que en las argumentaciones justificadoras del anteproyecto se ventilen calificativos de “terratenientes” para los indígenas que habitan las TCOs, llama la atención que se olviden de los latifundistas y terratenientes históricos, contra los que se había tenido una larga lucha, precisamente por la reforma agraria.
¿Qué pasa? ¿Otros son los enemigos? Ahora son los indígenas, las naciones y pueblos indígenas, sus organizaciones, sus formas colectivas de propiedad, sus gestiones territoriales ancestrales. Ahora, en cambio, los campesinos son aliados de los latifundistas y terratenientes históricos, los agroindustriales, los soyeros, que emplean transgénicos, los empresarios, pues ellos, así como los campesinos, persiguen la continuidad del mismo modelo capitalista, desarrollista, extractivista.

Ahora las alianzas son otras y los frentes de la lucha son otros. El conflicto en torno al TIPNIS es demostrativo por poner al descubierto de una manera descarnada estas contradicciones: Acicateados entonces por sus crecientes motivaciones de acumulación, los cocaleros del trópico de Cochabamba se han visto en la necesidad de acrecentar sus propiedades, lo que implica expandir la frontera agrícola. Sin embargo, esta expansión sólo puede darse hacia dos zonas claramente definidas. Por un lado, hacia el TIPNIS y, por otro lado, hacia el departamento de Santa Cruz; esta última opción implicaría avanzar sobre tierras que ya están ocupadas tanto por otros colonizadores (buena parte de ellos también campesinos ricos) como por pequeñas, medianas y grandes empresas capitalistas agrícolas y ganaderas articuladas a la agroindustria 11.
Al respecto y de una manera contextual, Mayari Castillo y Anahí Durand, escriben en Identidades, etnicidad y racismo en América Latina, que: En primer lugar, la economía de la coca, aunque no reconocida oficialmente, genera una porción importante del PIB de Bolivia. Durante la peor crisis económica, la economía ilegal de la coca permitió sustentar la aplicación de los ajustes estructurales, siendo válvula de escape de la pobreza y un nuevo espacio laboral para los ex mineros de las recién cerradas minas de la COB (Lanza, 1999). De la misma manera, frente a una economía con crecimiento estancado o negativo y uno de los índices de pobreza más altos de América Latina, la cooperación internacional radicada en Bolivia constituía una importante fuente de ingreso. En los últimos doce años, Bolivia recibió por concepto de asistencia financiera oficial cerca del 11% del PIB. Sumado a los aportes de agencias privadas, ONG y otros, la cifra se eleva a un 15% (Grebe, 2002). También pudo reprogramar su deuda financiera gracias a los recursos donados por Europa y, hasta hace poco, recibía financiamiento de organismos multilaterales como el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Corporación Andina de Fomento, además de financiamiento de carácter bilateral desde Japón, Estados Unidos, Alemania y Países Bajos. La mayor parte de estos apoyos estaban condicionados al cumplimiento de metas sobre control del narcotráfico, incluyendo la erradicación del cultivo de la hoja de coca. Por ello, la resistencia cocalera al cumplimiento de metas otorgaba al conflicto una importancia nacional12.
 
Los investigadores nos dejan en este dibujo panorámico y de evaluación del movimiento cocalero determinados perfiles de la problemática:
  • Primero se habla de una economía de la coca, una economía subterránea, que sostiene parte del funcionamiento de los circuitos económicos.
  • Segundo, que, con el propósito de erradicación y sustitución de los cultivos de coca, la cooperación internacional ha financiado programas de apoyo a la diversificación de la producción agrícola, así como programas de interdicción. Todo esto puede considerarse también como parte de las inyecciones monetarias al campo económico boliviano, incidiendo en la formación de su Producto Interno Bruto (PIB). En otras palabras, la economía de la coca forma parte de la realidad, como uno de sus niveles, en la compleja sedimentación de sus ámbitos, mundos paralelos o colaterales. Esta economía de la coca es tan importante que no sólo dibuja circuitos, recorridos, articulaciones con otros niveles económicos, sino que también ha terminado constituyendo sujetos sociales, subjetividades e imaginarios, incluso instrumentos políticos y electorales, además de lograr catapultar a las Federaciones Cocaleras por parte del gobierno.
Se sabe que por lo menos dos ámbitos territoriales campesinos están articulados a la economía de la coca, Los Yungas y El Chapare, además de otros territorios de expansión, comprendiendo otras zonas más circunscritas y dispersas, que fueron tradicionales en el cultivo de la hoja de coca, como el caso de Apolo e Inquisivi; también hay que considerar la irradiación espacial de la economía de la coca en relación a otros circuitos comerciales y flujos dinerarios, de mercancías y migraciones. También sabemos que la economía de la coca ha estado articulada a la historia económica de la Audiencia de Charcas y de los periodos republicanos; el ciclo de la economía de la plata, el ciclo de la economía del estaño y, también, aunque de un modo más indirecto y con muchas mediaciones, al actual ciclo de la economía de los hidrocarburos.
 
La economía de la coca ha formado parte entonces de las estructuras económicas, de sus flujos, circuitos y recorridos. Por otra parte, podemos abrirnos a la comprensión de las estrategias diferenciales, plurales, cíclicas y rítmicas de las economías campesinas, atravesadas por complementariedades, reciprocidades, también por transformaciones del ayni y la mink’a, como formas de relación por servicios y especies, por un lado, y por trabajos y dinero, por otro. Comprender también que las formas de organización son complejas, variadas, expansibles o contraíbles, dependiendo de la forma como se relacionan las unidades domésticas con las familias, con las estructuras familiares, comprendiendo edades, género y generaciones.
 
Así mismo tener en cuenta las diferentes prácticas de los vecinos respecto a las prácticas combinadas de los pueblos y comunidades. Todo esto nos muestra una combinación rica de estrategias y de estructuras, de composiciones y de ritmos cíclicos, dependiendo del producto, de las interrelaciones entre productos, dependiendo también del lugar y del momento. Las economías campesinas son configuradas por racionalidades alternativas y colaterales a la racionalidad moderna y eficaz del cálculo del costo y beneficio. En otras palabras, es imposible comprender las estrategias campesinas a partir de la reducida contabilidad económica. Se trata de otras racionalidades, que funcionan flexiblemente, dúctilmente y en combinaciones abiertas 13 Empero, algo que podemos compartir con cierta certeza es que, de todas maneras, se trata de economías articuladas al mercado y a los vaivenes del mercado, por lo tanto, a los movimientos de los precios de los productos. Ahora bien, un cultivo y producto altamente rentable es la coca, incluso en momentos de bajos precios; esto debido a los rendimientos, sobre todo a las cosechas que se dan al año. Lo que decimos vale mucho más cuando los precios de la hoja de coca suben estrepitosamente, debido a factores externos de extrema imponderabilidad, como la debida al comercio del narcotráfico, sobre todo de la cocaína. Bajo estas consideraciones es posible una hipótesis en relación a la expansión estrepitosa de los cultivos de la hoja de coca, incluyendo la invasión a los parques y territorios indígenas.
 
Es tan gravitante el comercio de la cocaína, tal la incidencia de sus circuitos, de su capacidad de irradiación, de su fuerza financiera, de sus múltiples estrategias de tráfico, que se ha convertido en el núcleo explicativo de la propia economía de la coca, por lo tanto, no sólo de los circuitos y de la acumulación sino de la expansión compulsiva del monocultivo. Independientemente de cualquier pretensión moral o de pose artificial sobre la problemática de la cocaína, pretensión y pose falsa de las potencias, de NNUU y de la cooperación internacional, lo que importan es comprender claramente el conflicto suscitado en torno al TIPNIS, así como los conflictos que se han dado sucesivamente, contiendas anteriores y en perspectiva, repetidos intermitentemente, colisiones del gobierno con las naciones y pueblos indígenas originarios, desde la aprobación de la Constitución; lo que importa es comprender el conflicto a partir de las fuerzas involucradas, de las tendencias, de los proyectos inherentes. La economía de la coca forma parte de la economía de la cocaína y la economía de la cocaína forma parte de las economías del sistema-mundo capitalista. Una apuesta por la expansión del monocultivo de la coca forma parte de la expansión compulsiva de la economía de la cocaína y obviamente de la acumulación ampliada de capital en la economía-mundo capitalista. Apostar por esta salida, se lo haga abiertamente, como en el caso de las decisiones prácticas que toman los cocaleros, o veladamente, haciendo como si no se viera nada, como ocurre con el comportamiento del gobierno respecto a esta problemática, no importa, pero apostar por esta salida significa la continuidad del modelo capitalista, desarrollista extractivista y dependiente, ahora atravesado por la economía política del chantaje, es decir por la economía de la cocaína, como una de sus formas.
 Este proyecto continuista se enfrenta abiertamente al otro proyecto, nacido de las entrañas de las luchas sociales y de la guerra anticolonial y descolonizadora, expresada plenamente en la Constitución. Este modelo es el del vivir bien, modelo civilizatorio alternativo al capitalismo, a la modernidad y al desarrollo. Este modelo se basa en la condición plurinacional, en la condición comunitaria, en la condición autonómica y en la condición intercultural, por lo tanto, este modelo se basa en las cosmovisiones indígenas y en la reconstitución de los territorios ancestrales, actualmente habitados, como reza la Constitución.
 
Este modelo supone un descentramiento radical del antropocentrismo, desplazándose al reconocimiento de la condición vital de los otros seres que componen la Madre Tierra, reconociendo su condición de sujetos y reconociendo sus derechos. Esta concepción está plasmada en el Proyecto de Ley de la Madre Tierra - elaborado por el Pacto de Unidad, antes de su ruptura, y desmantelado por el “gobierno progresista” y presentada como un Frankenstein en una grotesca simulación denominada Ley de la Madre Tierra y del Desarrollo Integral -.
 
El conflicto del TIPNIS está expresando entonces la guerra de dos proyectos opuestos, antagónicos, de modelos encontrados, uno el capitalista y moderno, el otro alternativo al capitalismo y la modernidad. Hay una lucha de clases y una guerra anticolonial y descolonizadora en curso, con sus sujetos sociales, sus organizaciones, sus instituciones opuestas, incluso con sus diferentes formaciones discursivas en franco y abierto debate.
Volviendo al análisis de Enrique Ormachea, podemos dimensionar los alcances concretos del conflicto en torno al TIPNIS. Entonces el conflicto específico, en el territorio, en los límites del parque y en el interior del parque, en el llamado “Bloque Siete”, que es la zona de avasallamiento del parque por los colonizadores, es entre comunidades indígenas y colonizadores, comunidades indígenas y cocaleros. En el documento citado se escribe: Si en algo hacen hincapié los indígenas cuando plantean la defensa del TIPNIS es en el tema de la expansión cocalera y sus efectos. No les faltan razones. En el Gobierno de Evo Morales se les ha recortado alrededor de 145 mil hectáreas que acabaron siendo dotadas a cocaleros que habían ocupado estas tierras de hecho, al aprobar un título final de propiedad colectiva de 1.091.656 hectáreas frente al título ejecutorial concedido en 1997 que ascendía a 1.236.296 hectáreas14 . La legitimación del avasallamiento ya muestra el sentido del gobierno, de sus políticas en relación a la tierra y al territorio, en relación de lo que respecta a las áreas protegidas y territorios indígenas.
 
El gobierno responde en primer lugar, en el plano afectivo y de los compromisos orgánicos, a las federaciones cocaleras, también a las organizaciones de colonizadores, llamados ahora “interculturales”, que ya cuenta con más de un millón de afiliados, así mismo responde a los compromisos sindicales con las organizaciones campesinas, constituidas en la CSUTCB y en la Confederación de Mujeres Campesinas, las conocidas como “bartolinas”; en segundo lugar, ya en un plano político, responde a la continuidad del proyecto capitalista, desarrollista, extractivista, dependiente, otorgándole un carácter popular al proyecto; en tercer lugar, ya en un plano estratégico o geopolítico, el gobierno está supeditado a la irradiación de la política expansionista y hegemónica del Estado brasilero; en cuarto lugar, ya en un plano de las complicaciones de las que no puede zafarse, atado a las herencias de las lógicas de poder persistente, responde a los condicionamientos de las empresas trasnacionales, tanto de los hidrocarburos como de la minería; en quinto lugar, ya en el plan de las nuevas alianzas, responde a los acuerdos económicos con la burguesía intermediaria boliviana, los agroindustriales, los soyeros y las mediaciones de los grandes monopolios de las empresas de transgénicos.
 
La presión sobre la frontera agrícola cocalera y colonizadora se da no sólo con la benevolencia del gobierno sino en alianza estratégica con los agroindustriales y soyeros, es decir, la burguesía intermediaria. Todos ellos forman parte de la composición social, económica, subjetiva e imaginaria del proyecto desarrollista-extractivista. Esta situación es vivida, intuida, comprendida y elucidada por las organizaciones indígenas del CIDOB y CONAMAQ. Se comenta el testimonio de uno de los dirigentes del TIPNIS que estuvo en la VIII marcha indígena: En una entrevista reciente, el dirigente indígena Adolfo Moye ha señalado que, a raíz de la expansión de los cocaleros hacia las comunidades indígenas del TIPNIS, muchas terminaron rodeadas de colonos “…por ejemplo, la comunidad de Santísima Trinidad donde yo vivo junto a 140 familias indígenas mezcladas con algunos colonos, hemos quedado al centro de la zona colonizada y rodeada por cocaleros.
 
En la comunidad Limo, los hermanos del pueblo moxeño e yuracaré ahora tienen apenas una hectárea y trabajan como empleados de los colonos. Sus hijos han tenido que migrar a las ciudades capitales para buscar empleo queriendo adoptar otra forma de vida; en muchos pueblos sólo quedan los viejitos. Algunas comunidades, como Puerto Patiño e Isiborito, se extinguieron y no sabemos a dónde se fueron esos hermanos…”. (Entrevista en el Foro Social de Asunción) 16 . El testimonio de Adolfo Moye es elocuente; lo que describe es una relación de dominación de los cocaleros y de los colonizadores sobre los indígenas del TIPNIS. Los indígenas no solamente son discriminados y explotados, sino vistos como inferiores. No se los considera iguales, ni se establece con ellos relaciones de igualdad. Esto ocurre de manera dramática en los lugares de intersección entre comunidades indígenas y colonos; si bien no ocurre lo mismo cuando los dirigentes de las organizaciones indígenas y de las organizaciones campesinas entablan relaciones de organización, de discusión, cuando entablan acuerdos y pactan sobre temas de interés común, pues a este nivel se entiende que no considerarse como iguales sería una muestra insostenible de racismo. No ocurre porque a ese nivel se tiene otra concepción de lo que es ser indígena; somos todos indígenas, aymaras, quischwas, urus, chipayas, guaranís, moxeños, chácobos, chimánes, yuracarés.
 
La diferencia está en que unos somos campesinos y otros conservan la propiedad comunitaria, el ayllu; unos estamos organizados en sindicatos y otros en las formas organizativas propias comunitarias. Este discurso se mantuvo durante parte de la vida del Pacto de Unidad, sobre todo durante el proceso constituyente. Ahora parece desmoronarse este discurso ante la evidencia de las grandes diferencias, discrepancias de concepciones, de intereses y de proyectos. Los dirigentes campesinos se acercan rápidamente a los prejuicios que tienen los campesinos y colonos que habitan los lugares limítrofes con territorios indígenas. Sobre todo, ahora, cuando se da el conflicto del TIPNIS, los dirigentes campesinos se apegan más a defender el discurso gubernamental, estridentemente descalificador del movimiento indígena en defensa de sus derechos, consagrados por la Constitución. El “bloque popular” se ha roto.
 
Esta descripción me recuerda a lo que ocurría años atrás, cuando era vigente, convocativo e irradiante el proletariado minero; a pesar de su consciencia de clase, de su condición de clase compuesta por el desclasamiento de las otras clases, de clase que debería abolir todas las clases, los mineros mantenían relaciones de dominación, subordinando a las comunidades indígenas y campesinas aledañas a los campamentos. ¿Por qué ocurre esto? Se notaba un aire de superioridad; una cosa implica estar ligado al campamento minero, a la explotación de las vetas mineras, a los ingenios, a la organización capitalista del trabajo, y otra cosa significa estar ligado a los ayllus, a las comunidades, donde preponderaban “modos” de “producción pre-capitalistas” y no-capitalistas. La diferencia estaba dada.
 
Los mineros compartían una ilusión desarrollista y un imaginario modernista, en contraposición de los indígenas y campesinos, que expresaban un apego a otros imaginarios, mas bien, animistas. Una de las consecuencias de la modernidad fue esta descalificación de otras formas de vida, de otras formas de cohesión social y de relacionamiento, que no sean las propias de la modernidad. Las investigaciones y los estudios sociológicos han descrito y han teorizado sobre la transición a la modernidad; el desencanto, la desacralización, la ruptura y quiebre de las comunidades, de las instituciones y estructuras tradicionales, forma parte de las hipótesis iniciales de estos estudios y estos análisis. El paso de la familia extendida y compuesta a la familia nuclear, las migraciones rural-urbanas, la atomización y la individualización, la homogeneización de los comportamientos y las conductas, el disciplinamiento, forman parte de este proceso de modernización, entendido como una dinámica cultural y civilizatoria, que pone en suspenso los valores y las instituciones tradicionales; la modernidad entendida como experiencia de la vertiginosidad, sensibilidad estética que expresa esta experiencia como cuando todo lo sólido se desvanece en el aire, frase de Shakespeare, recogida por Marx17.
 
La historia de la representación de la modernidad es toda una arqueología, comienza con los poetas malditos, quienes le atribuyen características estéticas y lúdicas, haciendo hincapié sobre todo en la experiencia de la vertiginosidad y el suspenso. El concepto es retomado por la sociología y la economía, empero, de una manera más instrumental y descriptiva, perdiendo sus ribetes poéticos, empezando a adquirir perfiles organizacionales, estructurales, institucionales y de relaciones de mapas definidos de transvaloración y transición modernizadora. Marx y algunas corrientes marxistas retoman el concepto dándole un carácter dialéctico, retomando algunas ideas iniciales de la experiencia de la transformación desbocada. Ya en la etapa de balance habría que contar con el análisis desplegado por Marshall Berman; estudio que intitula precisamente Todo lo sólido se desvanece en el aire18. En las corrientes marxistas teóricas contemporáneas un antecedente de la crítica de la modernidad es el libro de Adorno y Horkheimer titulado Dialéctica del iluminismo19 .
 
Quizás sea el análisis más penetrante de la modernidad, a la que caracterizan como iluminismo, que también puede ser retomada como crítica; de lo que se trata entonces es de desplegar una crítica de la crítica, un iluminismo del iluminismo. Ponen en cuestión los mitos de la modernidad, como la idea de progreso y el mito de la historia; también ponen en cuestión la pretensión moderna de dominación de la naturaleza. Queda claro en los autores, que hacen la crítica de la racionalidad instrumental, que no basta hacer una crítica de la economía política, sino que es necesaria y urgente hacer una crítica de la modernidad, matriz histórica y cultural, civilizatoria, en la que emerge y se recicla el capitalismo. Después de ellos, todas las escuelas, corrientes teóricas críticas de la modernidad, son deudoras de la apertura iniciada por la Escuela de Frankfurt.
A nosotros nos interesa retomar las críticas de la modernidad en los contextos periféricos del sistema-mundo capitalista, pues nos interesa comprender los fenómenos complejos, abigarrados y heterogéneos que desata la modernización en nuestras regiones y países. Marshall Berman escribe sobre el modernismo del subdesarrollo y toma en cuenta el caso de San Petersburgo, dice que se trata de modernidades impulsadas desde arriba, por el Estado, el poder; quizás también por algunas élites. Son construcciones titánicas que se enfrentan a los pantanos, es la voluntad de la geometría que termina imponiéndose a la adversidad, a pesar de las inundaciones centenarias.
Se trata de espacios modernos, pero sin contar con una vida moderna, espacios públicos que no llegan a tener vida pública. ¿Qué es la modernidad en estos lugares insondables? ¿Es una ilusión? ¿Un espejismo? ¿Un fabuloso monumento? Todo lo demás no llega a ser moderno, las instituciones, el manejo de las instituciones, el Estado, la administración del Estado; tampoco las subjetividades. Estamos ante transiciones problemáticas, cuando el pasado no termina de irse, mas bien, se queda persistentemente, combinándose con esas proposiciones iluministas de futuro. Se producen composiciones intrincadas que contienen también subjetividades recargadas, que acompañan a comportamientos que moran mundos que cohabitan.

René Zabaleta Mercado habla de formaciones abigarradas y Bolívar Echeverría de modernidades barrocas. ¿Qué es la modernidad en la periferia del sistema-mundo capitalista? Las corrientes hindúes que estudian la subalternidad conciben que, mas bien, hay que comprender modernidades heterogéneas o la modernidad en su condición heterogénea. Ciertamente no se puede hablar del ámbito social del campesinado como si fuera homogéneo; esto desde ya está descartado. Estamos ante un campo complejo y diferencial, cuyos ciclos y articulaciones con el mercado también son variados. En un tiempo se pensó que la campesinización y la re-campesinización formaban parte de procesos de resistencia a la diseminación capitalista. Se mostraban contradicciones de las formaciones campesinas con el mercado, con el capitalismo y con el capital a partir de la tesis de la subsunción formal del trabajo al capita. En Bolivia se realizaron estudios de la cuestión agraria, sobre todo de las economías campesinas, a partir de su irrupción misma, irrupción que se da desde la expansión de las formas de pequeña propiedad agraria, a partir de la reforma agraria de 1953. Se pueden hacer distintas clasificaciones de un abundante material, que llega hasta nuestros días, empero nos interesa, por los límites y las razones implícitas de este ensayo, dibujar grandes campos de análisis.

Se puede apreciar que una de las áreas de preocupación, quizás las más economicista, está relacionada con las evaluaciones de la reforma agraria y la búsqueda por reencaminarla; otra área de preocupación es la que tiene que ver con los estudios de caso, con un enfoque sociológico; quizás los más interesantes son los estudios que vienen acompañados de una orientación antropológica, sobre todo por el aporte etnográfico en el análisis de las estructuras y las instituciones involucradas. No podemos dejar de considerar los estudios sobre la estructura agraria y de clases desde una perspectiva marxista, mas bien, análisis macros que estudios locales o regionales. Por último, deberíamos considerar un área de trabajos de investigación antropológicas, sociológicas y económicas, de enfoque, mas bien, integral, que cuestiona las perspectivas anteriores, consideradas estáticas, que no contemplan las dinámicas locales, diferenciales, cíclicas y de estructuras de cambiantes, vinculadas a las estrategias de adaptación a las circunstancias de las formas de organización campesinas. Quizás las más aportadoras a la elucidación y a la inteligibilidad de la problemática campesina sean estos estudios23.

En relación a toda esta arqueología del saber de la cuestión agraria, debemos apreciar sus mapas conceptuales, para poder atender con una mirada escrutadora a los recientes desplazamientos de las economías campesinas. Obviamente lo que se requiere para lograr una comprensión adecuada de lo que ocurre son investigaciones a profundidad y en los distintos espacios de desplazamiento de las formas de organización campesina; empero, a falta de estas investigaciones, nos vemos obligados a lanzar algunas hipótesis interpretativas de lo ocurre en la coyuntura crítica del proceso con las economías y formas de organización campesina, sus estrategias y sus circuitos.
 
Hipótesis
Por más compleja que pueda ser la formación social, económica y cultural campesina, por más diversa y diferencial, por más barroca, combinada, compuesta y entrecruzada en que se encuentre, moviéndose contradictoriamente en transiciones cíclicas, definiendo a veces rutas en espiral y en algunos casos desplazamientos lineales, toda esta complejidad está atravesada por los circuitos del mercado, los circuitos dinerarios, incluso, en menor escala los circuitos financieros, como los relativos al microcrédito; aunque tengamos que aceptar, como lo hicimos en otro tiempo, la presencia alterativa de resistencias, de otras lógicas, otras estrategias y otras racionalidades, el mercado y el desarrollo capitalista juegan un papel gravitante, sobre todo en determinados momentos de alta demanda de monocultivos y de la evidencia de la atracción efectiva de subida de precios. Esta atmósfera de muchos microclimas culturales, imaginarios y de comportamientos, recrea la ilusión de una modernidad barroca, heterogénea, del bienestar, del acceso y del consumo. En momentos de intervención de circuitos de alta rentabilidad y de predisposiciones políticas que los facilitan, los conglomerados sociales campesinos, sus tendencias económicas, tienden a volcarse plenamente a la ilusión del desarrollismo y sobre todo al espejismo de la riqueza fácil.
Los núcleos de resistencias, alterativos, alternativos, las racionalidades y estrategias complementarias y cíclicas, tienden a ser inhibidas, ocultadas, desarticuladas, en beneficio de las opciones más comerciales, incluso más perversas de los circuitos dinerarios.
Boceto de interpretación de algunas dinámicas moleculares
En el caso de las comunidades indígenas de la Amazonia, particularmente en el caso del TIPNIS, lo que llamamos vida cotidiana, para definir uno de los ámbitos recurrentes de las dinamices moleculares sociales, adquiere las tonalidades de vida en la territorialidad acuática y la territorialidad boscosa de la Amazonía, entonces, entonces la vida social y comunal más se acerca a las formas de los ciclos vitales, dados en esas territorialidades. Entre las actividades de la reproducción social comunitaria se encuentran la pesca, la caza y la recolección; también cierta agricultura, como el cacao, así como cría de animales, no sólo domésticos, sino incluso lagartos. El cacao y los lagartos están vinculados a mercados especializados en la industria de chocolate como en el uso de cueros de saurios. La comunicación fluvial es la que conecta, desde tiempos antiguos a las comunidades indígenas amazónicas; es la red comunicacional, como dicen sus dirigentes, son sus “caminos” o “carreteras”. El TIPNIS está dividido administrativamente en tres zonas, la del núcleo boscoso del territorio, que es considerado como intangible; la del “desarrollo comunitario” y la del “desarrollo sostenible”. Estos últimos tienen vinculaciones con el mercado, además de encontrarse bañados, por así decirlo, por los ríos Isiboro, Sécure e Ichoa y sus afluentes. La cuarta zona, por así decirlo, siguiendo con esta clasificación administrativa, sería la zona de avasallamiento de los colonizadores, que corresponde a lo que se ha venido en llamar el “Bloque Siete”. En consecuencia, tendríamos que añadir, descriptivamente, otras actividades de los ámbitos de la vida social comunitaria; esta vez más cerca de la vida cotidiana que a los ciclos vitales ecológicos. Hemos mencionados las actividades agrícolas, la de la cosecha del cacao, la de la cría de saurios, además de otras actividades de combinación de subsistencia y de mercadeo, fuera de la venta de fuerza de trabajo asalariada, de manera esporádica. Tendríamos que mencionar, en referencia al “Bloque Siete”, la del cultivo de la hoja de coca excedentaria. Con esta descripción sucinta tenemos ya un panorama de aproximación a los ámbitos de las dinámicas moleculares sociales. Sin embargo, no se termina de abarcar los ámbitos de las dinámicas moleculares sociales si no se mencionan los ámbitos relativos a la organización comunal, social y sindical. La Subcentral del TIPNIS forma parte del CIDOB, la organización indígena de tierras bajas; los sindicatos cocaleros del “Bloque Siete” forman parte de la Federación Campesina del Trópico de Cochabamba. Aunque hay que hablar también del CONISUR, que es un montaje gubernamental en el “Bloque Siete” para simular la representación de comunidades indígenas.
 
Como hicimos notar más arriba las dinámicas moleculares no sólo se circunscriben a la vida comunitaria, más cercana a los ciclos vitales ecológicos, tampoco a la vida social comunitaria de la denominada vida cotidiana, sino que hay otros ámbitos que hemos llamado de las dinámicas moleculares sociales de transgresión o, si se quiere, de transversalidad de la vida comunitaria y de la vida cotidiana. Hablamos de las asociaciones vinculadas a los agenciamientos de la movilización indígena. En otros textos dijimos que en estos entrelazamientos de otros agenciamientos comunitarios las mujeres hacen de tejedoras de los tejidos comunitarios, al expresar, encarnar y simbolizar los entramados comunitarios. De la misma manera que en lo que respecta a Achacachi, en el TIPNIS podemos mencionar, a modo de comparación, un eje políticocomunitario-cultural de los tejidos sociales comunitarios, que tienen que ver con las dinámicas moleculares comunitarias sociales transgresoras.
 
Eje político-comunitario-cultural
1. Los espesores territoriales, comunitarios y culturales amazónicos, en este caso del TIPNIS, moxeños trinitarios, chimanes e yuracares, son los substratos eco-sociales de lo que las dos organizaciones indígenas, de tierras bajas y de tierras altas, el CIDOB y el CONAMAQ, denominan proyectos civilizatorios alternativos de las naciones y pueblos indígenas originarios.
2. En los espesores de la coyuntura los substratos ecológicos y comunitarios se hacen presentes como resistencia indígena en el conflicto con el “gobierno progresista”.
3. Las dinámicas moleculares comunitarias y sociales, en su multiplicidad bullente, tienen efectos e masa, como conformaciones molares sociales. Entre las formas molares comunitarias y sociales, fuera de las organizaciones indígenas mencionadas, se encuentran las formas políticas del conflicto. La expresión conocida que denomina al conflicto del TIPNIS, dicho desde la interpelación indígena, es la defensa del TIPNIS y de la vida.
4. Ciertamente la forma molar territorial, reconocida administrativamente, es el mismo Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure. Por lo tanto, también la zona denominada “Bloque Siete”, que es reconocida en términos administrativos gubernamentales.
5. Pero, sobre todo, interesa mencionar a las formas de avasallamiento de los territorios indígenas amazónicos. Hablamos del avance de la frontera agrícola, así como de otras fronteras de la extensión de la economía capitalista y de la vorágine del mercado; por ejemplo, la frontera maderera, responsable de la tala de árboles y de la destrucción de bosques. En el caso del avance de la frontera agrícola, se trata de la expansión depredadora de la frontera del cultivo de la hoja de coca excedentaria, acompañada por la expansión disociadora y diseminadora de la economía política de la cocaína. En lo que respecta al conflicto del TIPNIS, no se puede obviar la expansión de la frontera caminera y de carreteras, que forman parte de la infraestructura comunicacional física del espaciamiento del capitalismo extractivista colonial y dependiente. Así también, de la expansión de la frontera hidrocarburífera y quizás también minera.
6. Las dinámicas moleculares comunitarias transgresoras de la vida cotidiana, que forman parte, en este caso, no solo de la sociedad alterativa, sino de las comunidades indígenas alterativas, corresponden a los agenciamientos comunitarios y sociales alterativos que sostienen no sólo las movilizaciones indígenas, sino también las resistencias, todavía diseminadas, del pueblo boliviano, al proyecto colonial extractivista del “gobierno progresista”.

7. Siguiendo con la comparación respecto del conflicto de Achacachi, diremos que entre las dinámicas moleculares comunitarias y sociales se destacan los flujos de emotividad social en lo que respecta a la defensa ambiental y ecológica, así como de los derechos de las naciones y pueblos indígenas, consagrados en la Constitución. Estos flujos emotivos colectivos, comunitarios y sociales son compartidos por colectivos activistas, por parte de la opinión pública y el pueblo boliviano, además de ser compartidos por colectivos continentales y mundiales, vinculados a la defensa de la vida, de los derechos indígenas y de proyecciones de alternativas. 8. El conflicto del TIPNIS, que es ya una convocatoria nacional, continental y mundial, ha adquirido las características y el alcance de una respuesta social nacional durante la VIII marcha indígena. No ocurrió lo mismo, como dijimos, con la IX marcha indígena, y en la actualidad del conflicto renovado, tampoco está adquiriendo, todavía, la conformación de una respuesta movilizada nacional, a pesar de la Declaración TIPNIS-Achacachi en defensa de la democracia y de la vida, a la que se van sumando otras organizaciones representativas sociales, como la misma COB y las organizaciones campesinas y cocaleras de los Yuncas, de las zonas del cultivo de la hoja de coca tradicionales.