Declaración de principios
27 de abril de 2007
Declaración de principios del CADTM
Internacional aprobada en Belém en enero de 2009.
Por CADTM
Preámbulo
En 1989, tiene lugar en París «el Llamamiento de la Bastilla». Se trata de una invitación a la unión de todas las fuerzas populares del mundo para luchar por la condonación inmediata e incondicional de la deuda de los países llamados «en desarrollo». Dicha deuda, aplastante, así como las reformas macroeconómicas neoliberales impuestas en el Sur a partir de la crisis de la deuda de 1982, provocaron el aumento de las desigualdades, una pobreza masiva, injusticias flagrantes y la destrucción del medioambiente. El CADTM surge en 1990 en respuesta a este llamamiento y para luchar contra el empeoramiento general de las condiciones de vida de la mayoría de los pueblos. Actualmente, el CADTM Internacional es una red integrada por unas treinta organizaciones activas en más de 25 países de cuatro continentes. Su trabajo fundamental, centrado en el problema de la deuda, consiste en llevar a cabo acciones y en plantear alternativas radicales para un mundo basado en la soberanía, la solidaridad y la cooperación entre los pueblos, el respeto de la naturaleza, la igualdad, la justicia social y la paz.
Desde la creación del CADTM el contexto internacional ha
cambiado. En lo que respecta a la deuda, constatamos una transformación
importante: el fortísimo aumento de la deuda pública interna. En conjunto, a
nivel internacional se observan dos grandes tendencias opuestas. Por una parte,
la ofensiva capitalista neoliberal llevada a cabo fundamentalmente por el G7, el FMI,
el BM y la OMC,
al servicio de empresas transnacionales y del capital financiero internacional,
ha continuado y se ha intensificado. Por otra, desde finales de los noventa, se
aprecia una tendencia opuesta: potentes movilizaciones populares contra la
ofensiva neoliberal, en particular en América Latina, fortalecimiento del
movimiento social internacional por «otros mundos posibles», la elección
de presidentes que abogan por romper con el neoliberalismo, iniciativas en
materia de auditoría de la deuda y de suspensión de los pagos de la deuda
exterior pública, principio de recuperación del control de sectores
estratégicos y naturales por parte del Estado, fracaso de proyectos neoliberales
como el ALCA o movimientos de resistencia contra el imperialismo en Irak,
Palestina y Afganistán. La evolución de la relación de fuerzas entre estas dos
tendencias dependerá en mucho de las reacciones populares frente a esta crisis
internacional poliédrica (financiera, económica, social, política, alimentaria,
energética, climática, ecológica y cultural).
Declaración de principios
1. La deuda pública (externa e
interna) genera una transferencia masiva de riquezas de los pueblos del Sur a
los prestamistas, aparte de las comisiones que de paso se embolsan las clases
dominantes locales. Tanto en el Norte como en el Sur, la deuda es un mecanismo
para transferir las riquezas generadas por los trabajadores y trabajadoras y
los pequeños productores y productoras a los capitalistas. Los prestamistas
utilizan el endeudamiento como un instrumento de dominación política y
económica que instaura una nueva forma de colonización. A pesar de sus
numerosas riquezas naturales y humanas, los pueblos del Sur están completamente
explotados. En la mayoría de los países del Sur, la devolución de la deuda
pública representa anualmente una suma superior a los gastos de educación,
salud, desarrollo rural y creación de empleo. Las iniciativas para reducir la
deuda que hemos visto nacer estos últimos años no han sido sino un mercadeo
barato, sobre todo si tenemos en cuenta que han venido acompañadas de
condiciones que han resultado nefastas para los países que de ellas se han «beneficiado».
2. El objetivo principal del CADTM
es conseguir la abolición inmediata e incondicional de la deuda pública del
Tercer Mundo y el abandono de las políticas de ajuste estructural. Para la
consecución de dicho objetivo, la línea de actuación del CADTM Internacional se
centra en la realización de las acciones siguientes:
Promoción de procesos de
difusión, sensibilización, organización y acción de los pueblos endeudados.
Puesta en marcha de auditorías de la deuda que integren la participación ciudadana y tengan como objetivo repudiar las deudas odiosas e ilegítimas.
Decisiones unilaterales y soberanas de los Gobiernos para declarar la nulidad de la deuda pública y dejar de devolverla.
Ruptura de los acuerdos con el FMI y el BM.
Creación de un frente unido de países para el impago de la deuda.
Reconocimiento de la doctrina de la deuda odiosa en el Derecho internacional.
Rechazo de cualquier tipo de condición impuesta por los prestamistas.
Devolución a los ciudadanos y ciudadanas de los países del Sur de los bienes malversados por los dirigentes corruptos del Sur con la complicidad de las instituciones bancarias y de los Gobiernos.
Pago sin condiciones por parte de las potencias del Norte de reparaciones económicas en concepto de la deuda histórica, social y ecológica acumulada con respecto a los pueblos del Sur.
Acciones judiciales contra las instituciones financieras internacionales.
En caso de nacionalización de bancos privados en quiebra, recuperación del coste de la operación sobre el patrimonio de los grandes accionarios y administradores.
Sustitución del BM, el FMI y la OMC por instituciones democráticas que den prioridad al respeto de los derechos humanos fundamentales en cuanto a financiación del desarrollo, crédito y comercio internacional se refiere.
Denuncia de todos los acuerdos (económicos, políticos, militares, etc.) que hipotequen la soberanía de los pueblos y perpetúen los mecanismos de dependencia.
Puesta en marcha de auditorías de la deuda que integren la participación ciudadana y tengan como objetivo repudiar las deudas odiosas e ilegítimas.
Decisiones unilaterales y soberanas de los Gobiernos para declarar la nulidad de la deuda pública y dejar de devolverla.
Ruptura de los acuerdos con el FMI y el BM.
Creación de un frente unido de países para el impago de la deuda.
Reconocimiento de la doctrina de la deuda odiosa en el Derecho internacional.
Rechazo de cualquier tipo de condición impuesta por los prestamistas.
Devolución a los ciudadanos y ciudadanas de los países del Sur de los bienes malversados por los dirigentes corruptos del Sur con la complicidad de las instituciones bancarias y de los Gobiernos.
Pago sin condiciones por parte de las potencias del Norte de reparaciones económicas en concepto de la deuda histórica, social y ecológica acumulada con respecto a los pueblos del Sur.
Acciones judiciales contra las instituciones financieras internacionales.
En caso de nacionalización de bancos privados en quiebra, recuperación del coste de la operación sobre el patrimonio de los grandes accionarios y administradores.
Sustitución del BM, el FMI y la OMC por instituciones democráticas que den prioridad al respeto de los derechos humanos fundamentales en cuanto a financiación del desarrollo, crédito y comercio internacional se refiere.
Denuncia de todos los acuerdos (económicos, políticos, militares, etc.) que hipotequen la soberanía de los pueblos y perpetúen los mecanismos de dependencia.
3. Para el CADTM, la condonación
de la deuda no constituye un fin en sí mismo. Se trata más bien de una
condición necesaria, pero no suficiente, para garantizar el respeto de los
derechos humanos. Si la humanidad desea una justicia social respetuosa con el
medioambiente es pues necesario ir más allá de la condonación de la deuda
pública. La deuda forma parte de un sistema que hay que combatir en su
conjunto. De manera paralela a la anulación de la deuda, es indispensable poner
en marcha otras alternativas radicales entre las cuales:
Erradicar el hambre, la pobreza y
las desigualdades.
Garantizar la igualdad entre hombres y mujeres en todas las facetas de la vida.
Poner en marcha una nueva disciplina financiera que restaure un control estricto sobre los movimientos de capitales y mercancías, que grave el capital (tasas mundiales e impuestos sobre las grandes fortunas), que acabe con el secreto bancario y que prohíba los paraísos fiscales, laespeculación y la usura.
Elevar la ayuda pública al desarrollo, exclusivamente mediante donaciones sin ninguna condición, hasta el 1 % de la renta nacional bruta de los países más industrializados y rebautizarla «Contribución de reparación y solidaridad», excluyendo de su cálculo la condonación de la deuda y las cantidades que no estén al servicio de los intereses de la población del Sur.
Movilizar recursos que no generen endeudamiento.
Poner en marcha alternativas que liberen a la humanidad de todas las formas de opresión: social, patriarcal, neocolonial, racial, de casta, política, cultural, sexual y religiosa.
Poner en marcha una política medioambiental ambiciosa con el objetivo de estabilizar el clima.
Garantizar la soberanía económica, política y alimentaria de los pueblos.
Prohibir que se aplique el sistema de patentes a los recursos vivos.
Desmilitarizar por completo el planeta.
Garantizar el derecho de circulación y de establecimiento de las personas.
Afirmar la supremacía de los derechos humanos sobre el derecho comercial e imponer a los Gobiernos, instituciones financieras internacionales y empresas el respeto de distintos instrumentos internacionales comola Declaración Universal
de los Derechos Humanos (1984), la Convención sobre los derechos políticos de
la mujer (1952), el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (1966), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(1966), la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer (1981), la Declaración sobre el derecho al
desarrollo (1986), la Convención internacional sobre la protección de los
derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familias (1990), la
Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las
instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades
universalmente reconocidos (1998),la _ Declaración de las Naciones Unidas sobre los
derechos de los pueblos indígenas (2007).
Garantizar la soberanía de los pueblos sobre sus vidas y su futuro, lo que implica principalmente devolver al dominio público los recursos naturales, los resultados de la investigación y el desarrollo, otros bienes comunes de la humanidad y los sectores estratégicos de la economía.
Abandonar el sistema capitalista basado en la búsqueda del máximo beneficio privado, el crecimiento y el individualismo, para construir una sociedad donde las necesidades sociales y medioambientales guíen las decisiones políticas.
Garantizar la igualdad entre hombres y mujeres en todas las facetas de la vida.
Poner en marcha una nueva disciplina financiera que restaure un control estricto sobre los movimientos de capitales y mercancías, que grave el capital (tasas mundiales e impuestos sobre las grandes fortunas), que acabe con el secreto bancario y que prohíba los paraísos fiscales, laespeculación y la usura.
Elevar la ayuda pública al desarrollo, exclusivamente mediante donaciones sin ninguna condición, hasta el 1 % de la renta nacional bruta de los países más industrializados y rebautizarla «Contribución de reparación y solidaridad», excluyendo de su cálculo la condonación de la deuda y las cantidades que no estén al servicio de los intereses de la población del Sur.
Movilizar recursos que no generen endeudamiento.
Poner en marcha alternativas que liberen a la humanidad de todas las formas de opresión: social, patriarcal, neocolonial, racial, de casta, política, cultural, sexual y religiosa.
Poner en marcha una política medioambiental ambiciosa con el objetivo de estabilizar el clima.
Garantizar la soberanía económica, política y alimentaria de los pueblos.
Prohibir que se aplique el sistema de patentes a los recursos vivos.
Desmilitarizar por completo el planeta.
Garantizar el derecho de circulación y de establecimiento de las personas.
Afirmar la supremacía de los derechos humanos sobre el derecho comercial e imponer a los Gobiernos, instituciones financieras internacionales y empresas el respeto de distintos instrumentos internacionales como
Garantizar la soberanía de los pueblos sobre sus vidas y su futuro, lo que implica principalmente devolver al dominio público los recursos naturales, los resultados de la investigación y el desarrollo, otros bienes comunes de la humanidad y los sectores estratégicos de la economía.
Abandonar el sistema capitalista basado en la búsqueda del máximo beneficio privado, el crecimiento y el individualismo, para construir una sociedad donde las necesidades sociales y medioambientales guíen las decisiones políticas.
4. Para lograr estos cambios y
conseguir la emancipación social, el CADTM Internacional considera que son los
mismos pueblos los que deben asumir el reto del cambio. Los pueblos no deben
pues ser liberados, sino que deben liberarse a sí mismos. Por otra parte, la
experiencia demuestra que no hay que esperar de las minorías privilegiadas que
se hagan cargo del bienestar de la población. Como se afirma en el Llamamiento de la
Bastilla de 1989, sólo la solidaridad de los pueblos puede acabar con el poder
del imperialismo económico. El llamamiento afirma asimismo que esta solidaridad
excluye por completo el apoyo a regímenes que empobrezcan a sus países, acallen
la voz de sus pueblos y pisoteen sus derechos. El fortalecimiento de los
movimientos sociales es una prioridad para el CADTM que, partiendo de un
enfoque internacionalista, participa en la construcción de un movimiento
popular amplio, consciente, crítico y movilizado. Convencido de la necesidad de
que las luchas emancipadoras converjan, el CADTM Internacional apoya a todas
las organizaciones y coaliciones que luchen por la igualdad, la justicia social
y la preservación de la naturaleza y de la paz.
Traducción Paz Gómez
Notas: (…)
Fuente:
http://www.cadtm.org/Textos-y-cartas
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