7.600.000
13
de julio de 2017
Dos millones de chicos de diferencia. Que son
treinta y tres canchas de River repletas. Esa es la brecha entre los ábacos de
Unicef y de la UCA. Entre
los dedos con los que cuentan infancia pobre. Con los que cuentan a los chicos
que aparecen entre las paredes de cartón debajo de las autopistas, los que
duermen en las terminales de Posadas, de Comodoro, de Retiro, los que hacen
malabares en los semáforos de Córdoba, de Mar del Plata, de Rosario, los que se
apilan de a diez en casitas para dos, los que comen de a diez de ollas para
dos, los que pasan la noche tirados en las villas para conseguir algo que
sostenga aunque mate, los que respiran plomo a la vera del Riachuelo, los que
se envenenan a la orilla de los sojales, los hijos de los qom y de los mapuches
y de los mbya, los que vieron desde la
orilla cómo se casaba Messi, los que oyeron de pasada que Tévez se iba a China
escapando de la inseguridad.
Por APe
Dice la Universidad Católica
Argentina hoy, 12 de julio, que 7.600.000 chicos sufren
carencias estructurales. Están atrapados por la pobreza.
Ese núcleo duro no
tiene variaciones desde los 80, dice la Universidad de la iglesia en una
admisión determinante: la pobreza estructural es sistémica. Es inherente,
creada y sostenida por el capitalismo, como herramienta de subsistencia, como
mano de hierro y clientela para que la claridad del poder no deje espacio a
confusiones.
Entre un conteo y el
otro, Lionel Messi se casó en Rosario y bajó a las estrellas planetarias a la
cercanía del derrumbe.
A su regreso de Antigua y Barbuda firmó la renovación del contrato con el Barcelona. Su paritaria fue bastante más exitosa que la de los trabajadores argentinos en blanco, apenas la mitad de los que trabajan: logró un aumento del 72%. Y cobrará 39,4 millones de euros por año.
A su regreso de Antigua y Barbuda firmó la renovación del contrato con el Barcelona. Su paritaria fue bastante más exitosa que la de los trabajadores argentinos en blanco, apenas la mitad de los que trabajan: logró un aumento del 72%. Y cobrará 39,4 millones de euros por año.
Unicef, cuando en
estos días calculó medio millón de adolescentes en la extrema pobreza, recordó
que "el ingreso promedio del 20% más pobre de la población es de $ 7800” y en esa franja se
domicilia el 96 % de los niños con carencias inhumanas.
Un mes antes de los
7.600.000 de la UCA, Unicef había contado 5.600.000 chicos pobres de punta a
punta del país. Casi un millón y medio con hambre.
Dos millones de chicos
de diferencia. Que no pueden escaparse –como Tévez- de su propia inseguridad
genética.
Mientras tanto, el
pibe que tuvo que irse a España para crecer facturó 27 millones de dólares por
publicidad el año pasado.
La desigualdad es un océano atroz que se devora balsas y pateras atestadas de millones en descarte. Y por el que navegan mansamente los propietarios del mundo.
La desigualdad es un océano atroz que se devora balsas y pateras atestadas de millones en descarte. Y por el que navegan mansamente los propietarios del mundo.
Cinco o siete millones
de chicos en el filo de la indigencia -según la changa del día, según aumente o
no la AUH, según el precio del pan con IVA incluido- son tan brutales como las
respuestas de clase de los gobernantes. Que suelen no ver pobres si no es en
youtube o detrás de una custodia tan intensa que impide que se cuele el olor de
la piel ahumada por los braseros.
Messi y Antonela
abandonaron la Rosario donde los pibes de la periferia miran el brillo desde
afuera del mundo. Y donaron lo que sobró. Como suelen hacer los grandes. Con la
caridad del remanente.
“El gesto solidario de
Messi y Antonela”, tituló la prensa complaciente.
La desigualdad es
obscena y construye rabia por adentro. No la rabia que revoluciona y
transforma. Sino la rabia que destruye. La que va minando la esperanza.
Y mientras Lionel se
compra un hotel de 30 millones de dólares, un cachorro se roba un spinner de un
kiosco. O recibe palos de la policía salteña en un Mc Donalds. O lo encierran a
los catorce.
Cinco o siete millones
de chicos pobres. Apenas una cifra cruda. La verdad está en la calle.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article14570
No hay comentarios:
Publicar un comentario