Revoluciones de julio
31
de julio de 2017
Por Víctor Arrogante (Rebelión)
Julio ha sido un mes revolucionario y de
declaraciones de independencia, como en Argentina, Colombia, Perú o Venezuela.
Un mes de revoluciones sonadas, como en Estados Unidos el 4 de julio, en
Francia la toma de la Bastilla, la Revolución Sandinista
o un 26 de julio en Cuba. Sin ánimo de sentar cátedra, que ni se ni puedo, me
voy a referir, en unos cortos apuntes, a algunos de estos acontecimientos.
La Bastilla era una fortaleza símbolo de la autoridad arbitraria
de la monarquía absoluta y que Richelieu convirtió en prisión del Estado.
Albergó a presos ilustres como el escritor Voltaire, el marqués de Sade o
Diderot. El 14 de julio de 1789,
miles de trabajadores parisinos armados, tomaron el
lúgubre edificio. Fue el primer paso hacia la
Revolución francesa, que ya no se detendría hasta acabar con la
monarquía francesa y llevar a Luis XVI y a su familia a la guillotina. Según Edward
Regby, esta Revolución sea «la más notable que se haya llevado a cabo en la
sociedad humana». El pueblo, grande y sabio, condujo la lucha por los derechos
y la liberad de la humanidad.
Una revolución no termina en el momento que se produce. Tanto
antes como después, el salto revolucionario se apoya y se encuadra en un
proceso histórico-material-social. En una concepción marxista, la revolución es entendida como
proceso histórico dentro de un proceso históricogeneral que la
prepara, que se lleva a cabo con la vista puesta en los valores que deben
primar, que deben recoger los que la humanidad ha ido alumbrado en su historia.
En el pensamiento marxista de la revolución no hay cortes ni comienzos
radicales sin intervención, consciente y voluntaria, del sujeto social, que
tiene que asumir la problemática del cambio social y llevar a cabo las acciones
concretas.
Esto ocurrió en la mayoría de los procesos revolucionarios, que
llevaron a la independencia en Latinoamérica. Karl Marx tenía una visión
idealizada de las revoluciones. Las llamó «parteras de la historia», por
considerarlas eventos en que fuerzas nuevas rompían los moldes obsoletos que
las aprisionaban, alumbrando sistemas políticos nuevos y superiores. La
revolución americana, que dio lugar al Día de la Independencia del 4 de julio
de 1776, fue profunda, impactante y duradera.
La revolución americana, vino a romper con el autoritarismo de la
monarquía inglesa. Estados Unidos, al lograr la
independencia, se convirtió en la primera república democrática representativa
de la historia de la humanidad. La Declaración de independencia
se entiende como un antecedente de la Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano, lograda tras la revolución francesa de 1789, que recogía las
pretensiones democráticas anheladas durante siglos por los sectores más
progresistas. La república democrática representativa se sustentaba en los dos
pilares básicos de toda democracia: el sufragio universal y secreto y la
libertad de prensa. Abraham Lincoln bautizó al nuevo sistema como «El poder del
pueblo, para el pueblo, y por el pueblo».
En Colombia, nadie sabía exactamente qué iba a pasar aquel 20 de
julio de 1810, pero en el ambiente algo se respiraba. Fue un viernes, día de
mercado y el pueblo en las calles de Santa Fe. Indios, blancos, patricios,
plebeyos, ricos y pobres empezaron a apedrear vidrieras y a forzar las puertas
del palacio. El Virrey, las autoridades militares y los españoles, contemplaron
perplejos el súbito y violento despertar del pueblo. Acevedo Gómez, uno de los
jefes de la oligarquía criolla, reunió al Cabildo y constituyó una Junta de
Gobierno que sustituiría al virreinato. Se firmó el Acta de Independencia, que
daba la soberanía al pueblo, arrebatándosela al «augusto y desgraciado Monarca
Don Fernando VII» El 20 de julio, el movimiento bogotano, local, definía lo
que iba a ser el territorio de la Nueva Granada. (Germán Mejía).
La declaración de la Independencia del Perú, representa uno de los
hechos importantes en la historia de América por la liberación del yugo
español. Lima vivía una gran escasez de alimentos y la población reclamaba la
presencia del libertador argentino José de San Martín, que ya había conseguido
la independencia de Argentina y Chile. Aquel 28 de julio de 1821, amaneció
lluvioso y templado. En la Plaza de Armas, dieciséis mil personas escuchaban la
proclama de San Martín, que mostrando la bandera de Perú, proclamó: «Desde este
momento, el Perú es libre e independiente por la voluntad general de los
pueblos y por la justicia de su causa». ¡Viva la Patria!, ¡Viva la
libertad!, ¡Viva la independencia!. Quedaba declarada una nueva
nación, emancipada y libre.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional, (por César Augusto
Sandino, héroe de la resistencia nicaragüense contra la ocupación
norteamericana entre 1927-1933), desde un principio se manifestó contra la
dictadura de la familia
Somoza , contra la influencia norteamericana y a favor de
establecer un régimen socialista. Sus tácticas guerrilleras desencadenaron
brutales y sangrientas represalias por parte de la Guardia Nacional. Bajo
el liderazgo de Daniel y Humberto Ortega, que encabezan la revolución,
derrocaron a la dictadura el 19 julio de 1979.
El 26 de julio de 1953, fuerzas del Ejército Rebelde, encabezadas
por Fidel Castro Ruz, asaltaron los cuarteles de Moncada, en Santiago, y Carlos
Manuel de Céspedes, en Bayamo. El ataque marcó el inicio de la liberación que
se hizo realidad el primero de enero de 1959. Un centenar de jóvenes, irrumpió
en el cuartel para levantar el espíritu de rebeldía nacional y encendía la
antorcha revolucionaria. La revolución puso fin a la dictadura de Fulgencio
Batista, que había llegado al poder en 1952 por un golpe de Estado, con el
apoyo del Ejército, el imperialismo y la burguesía. Cuba
vivía en la degradación social producto de la dominación imperialista y la
Habana era un gran burdel donde se divertían los norteamericanos y hacía
grandes negocios la mafia.
Entre los principales logros de la revolución cubana, destacan los
beneficios en áreas como salud, deporte, cultura y educación. Es el único país
latinoamericano sin desnutrición infantil, con la esperanza de vida más alta de
América Latina, con una escolarización del cien por ciento, ningún niño
viviendo en la calle y con acceso universal al sistema de salud. Todo, pese al
bloqueo que sufre la isla por EEUU. Poner fin al bloqueo es poner fin a
la crueldad, porque es injusto y viola los derechos humanos. El
bloqueo contraviene el principio de igualdad soberana, principio de no
intervención y principio de independencia. Además es inmoral porque lo sufre el
pueblo cubano. Solo los cubanos que viven en la isla, deben ser los llamados a
reclamar cambios radicales o modestos. Obama intentó la apertura y Trump vuelve
frustrar.
El 5 de julio de 1811, el Congreso de Venezuela declaró su
separación de España, mediante el Acta de la Declaración de la
Independencia, que establecía la igualdad de sus habitantes, la abolición de la
censura y la libertad de expresión. Se consagraba el principio constitucional y
se opuso a prácticas políticas, sociales y culturales impuestas por el Imperio
español durante 300 años. Hubo guerras por la independencia. En
la Batalla de Carabobo, el Ejército Republicano, al mando de Simón Bolívar,
logró vencer al Ejército español. Con estos acontecimientos, creció el espíritu
de independencia en América del Sur, bajo el liderazgo militar y político de
Simón Bolívar. Hoy, otra suerte de revolución sufre el pueblo venezolano;
veremos como termina.
Con las revoluciones pasa como con la lluvia, que no llueve a
gusto de todos y debería. En España también tuvimos la
nuestra rebelión, con el golpe de Estado fascista, que provocó
una guerra de tres años y estableció una dictadura de cuarenta; que asesinó y
enterró en fosas comunes, cunetas, caminos o en las tapias de los cementerios;
rompió la convivencia, usurpó derechos, eliminó libertades y reprimió los
derechos humanos.
@caval00
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229726
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