Los tiros
policiales y la política de la impunidad
23 de septiembre de 2016
23 de septiembre de 2016
Fuentealba, Barreiro y Bastidas. Son
apellidos que han quedado estrechamente vinculados a la violencia policial
contra manifestantes más allá de las notables diferencias en cada caso. La
garantía judicial de impunidad es la constante que habilita la continuidad de
estas prácticas.
Por 8300 web
“Los
nombres son los mismos, las bestias son las mismas que en aquel 2007: Jorge
Lara y la policía asesina del gobierno provincial”, señaló ATEN en un
comunicado de prensa. Quienes sufren los tiros también son, de alguna manera,
los mismos: personas movilizadas. En esta ocasión, un delegado de UPCN.
En esta oportunidad, las imágenes de las cámaras de
seguridad del Ministerio se difundieron rápidamente. Esa publicación no es
ingenua. No pretenden señalar al autor del disparo, cuyo nombre de una u otra
manera se conocería. Buscan, por el contrario, fundamentar los motivos que
llevaron al cabo Fabián Escobar a apretar el gatillo. Para ello exponen el
accionar de UPCN que forzó el ingreso al Ministerio de Seguridad Trabajo y
Ambiente.
Con estas imágenes, comunicadores y comentaristas se esfuerzan
en igualar la fuerza ejercida por algunos manifestantes y la respuesta con
armas mortales por parte de la policía en una versión remixada de los dos
demonios que en este nuevo periodo nacional es cada vez más frecuente. Sabemos,
sin embargo, que la “violencia” ejercida por un grupo de personas, vinculadas
con un sindicato y desarmadas no puede ser homologada al accionar de las
fuerzas represivas del Estado que utiliza sus armas de fuego.
¿Qué recaudos puede ofrecer un efectivo que al ser golpeado
por un manifestante le dispara al pecho estando a menos de un metro? El juez de
la causa, Diego Piedrabuena, aceptó el pedido de la fiscalía de acusar al
efectivo por intento de homicidio agravado. Posiblemente sea sancionado. Pero otra vez los
responsables políticos del hecho saldrán sin mancha de la red judicial como con
Fuentealba, como viene pasando con Barreiro.
Los apellidos de las víctimas demuestran que no es una
excepción, una “manzana
podrida”. “No es un policía, es toda la institución”, se cantó en la marcha
convocada para repudiar el ataque al delegado gremial.
Mismos actores en similares papeles
El diputado Raúl Godoy (PTS-FIT) exigió “el inmediato esclarecimiento y
determinación de los responsables materiales y políticos de este gravísimo
hecho”. En tanto, su par Santiago Nogueira (LDS) reclamó la conformación de
“una comisión especial de la Legislatura para que acompañe la investigación
judicial, porque la Fiscalía en esta provincia no acusa a la policía, tenemos
como ejemplo la
causa Fuentealba II y la causa del docente Barreiro”.
El ministro de Seguridad, Trabajo y Ambiente que recibía el
reclamo de UPCN, Jorge Lara, era Jefe de Gabinete de Sobisch en 2007 cuando la
policía asesinó a Fuentealba. Pocas horas antes de aquella represión el
funcionario había asegurado: “el
gobierno no va a ejercer la fuerza para desalojar”. Después de una de las
más grandes movilizaciones de la historia provincial, la que el 9 de abril
reclamó la renuncia de Sobisch, dos carteras fueron descabezadas y Lara fue
reconocido con un superministerio de Gobierno, Educación y Justicia.
Con Jorge Sapag ya en la Casa de Gobierno, Lara fue dejado
de lado pero volvió con mucho poder en 2014. Desde entonces se mantiene casi
incuestionable. Ayer los afiliados a UPCN que se quedaron reclamando tras el
disparo pedían su renuncia.
La llamada causa Fuentealba II sufrió recientemente un nuevo
revés judicial. La sala penal del Tribunal Superior de Justicia anuló la extensión
de la investigación.
Lo que implicó el sobreseimiento de los 15 funcionarios con
responsabilidades políticas en el asesinato del docente en 2007.
En el mismo sentido, uno de los fiscales designados para la
investigación del disparo que hirió al delegado de UPCN, Maxi miliano
Breide Obeid, había sido el encargado de investigar la represión en la
Legislatura cuando se trataba el pacto entre YPF y Chevron. El mismo día de los
hechos se apresuró a decir que la herida que sufrió el docente Rodrigo Barreiro
había sido ocasionada por un “proyectil no convencional”. El por entonces
gobernador Jorge Sapag hizo declaraciones similares. Deslindaron así las
responsabilidades policiales. Aunque tras las pericias se supo que era una
posta de plomo similar a las utilizadas por la fuerza, Breide Obeid nunca acusó
a los responsables de aquel operativo. Ahora, en soledad, la querella avanza en
ese sentido.
Fuentealba, Barreiro y Bastidas. No se termina con ellos la enumeración. Teresa
Rodríguez , Pepe Alveal, Braian Hernández, Matías Casas, y
tantos pibes que la policía asesina permanentemente. Casualmente el mismo día
del disparo, el gobernador Omar Gutiérrez anunció por twitter compra de móviles
para la policía, policía cuya escuela de formación lleva el nombre de Adalberto
Staub el responsable de la matanza de Zainuco.
Fuente:
http://www.anred.org/spip.php?article12865
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