Marcha de la Memoria
al Poder del 11 de septiembre de 2016
Actualidad y promesa
13 de septiembre de 2016
Por Andrés Figueroa
Cornejo (Rebelión)
Con la participación diversas organizaciones políticas y sociales
y más de 200 personas, se realizó el 11 de septiembre de 2016 la marcha ‘De la
Memoria a la Victoria’ o ‘De la Memoria al Poder’, que se inició a las 11.00
hrs. en el Cementerio General y terminó en la Plaza de Armas de Santiago.
A diferencia
de la caminata tradicional convocada por la Agrupación de Familiares de
Detenidos Desaparecidos que partió del centro de Santiago hasta el Cementerio
General, la marcha de la ‘De
la Memoria al Poder’ persigue no sólo exigir el fin de la impunidad, de los
‘pactos de silencio’ y de la política gubernamental de dejar en libertad a los
contados funcionarios y militares presos por crímenes de lesa humanidad. Frente
al crimen y la tortura sin nombre, la ‘Marcha de la Memoria al Poder’ también exige
justicia ante las violaciones de los derechos humanos y sociales cometidos
desde el golpe de Estado de 1973 y que continúan hasta ahora, luego de 26 años
de gobierno civiles.
Pero eso no
es todo. La marcha De
la Memoria al Poder, lejos de caprichos o competencias enfermizas respecto de
la caminata tradicional, invierte su sentido porque, muy distante de cierta
cultura martiriológica y victimista, reivindica la actualidad de la causa
emancipadora de quienes cayeron antes y de quienes resisten ahora. ¿Y qué
resisten? Resisten al capitalismo, al imperialismo, al patriarcado. Son
militantes del ambientalismo consecuente, son mapuche y solidarios con la liberación
y autodeterminación de los pueblos indígenas. Son migrantes empobrecidos.
Luchan por las transformaciones estructurales en materias de súper-explotación
del trabajo asalariado, contra el imperio de la deuda y la especulación
financiera y comercial, contra el saqueo extractivista y la destrucción de la biodiversidad. Batallan
por una educación gratuita, universal, de excelencia, y con un currículo al
servicio de los intereses de las y los oprimidos y ya no de la reproducción del
capital y la ganancia privada. Luchan por una salud pública con presupuestos
adecuados y por un sistema de seguridad social basado en la solidaridad. Luchan
contra el centralismo metropolitano y por la creación de poder popular como un
punto de llegada complejo y sometido a la realidad de la situación genuina de
la lucha de clases. Luchan por el derecho a la vivienda digna y contra la
criminalización y represión del Estado capitalista y policial chileno. Combaten
la alienación social promovida por los pocos opresores mediante la rica
producción cultural de las y los oprimidos.
La marcha De la Memoria al Poder
define su proyecto de sociedad tras las lecciones de lo mejor del socialismo
revolucionario de Chile, el Continente y el mundo, y apurando aquello que
todavía es preciso imaginar colectiva e individualmente. Sabe que nada está
terminado y que la voluntad humana amalgamada y en acción es la variable
determinante para cambiar la historia y descompensar las relaciones de fuerza
que aún sostienen un régimen político agotado y un Estado antipopular. No se
fía de manuales, de remedos, de caudillismos de ocasión. Confía y se resuelve
en los modos y fuerzas concretas de la paulatina recomposición del movimiento
social y popular a escala territorial y sectorial. No se autoproclama vanguardia
ni pretende sustituir las distintas formas en las que se expresan las
resistencias populares. Sabe que aún son pocas y pocos, pero también sabe que
el futuro se desenvuelve de lo simple a lo complejo, de menos a más. Pero no
por ello escasea la convicción de poder. Sólo que con los pueblos, todo, y sin
ellos, nada. Esa marcha es pueblo.
La segunda
marcha De la Memoria al Poder efectuada este año fue superior que la del año
anterior. La Plaza de la Constitución donde se encuentra el monumento al ex Presidente
Salvador Allende estaba blindada hasta los huesos policialmente, debido a lo
cual la marcha alcanzó a llegar a la Plaza de Armas, a pocas cuadras de La Moneda. Ardiente
paciencia, le llaman. Que las fuerzas sociales y políticas de las y los oprimidos
no se reconstruyen de un día para otro y que ‘no hay revoluciones tempranas:
crecen desde el pie’.
Para
atesorar: la disciplina y sentido de cuerpo de la marcha. No fue un
mosaico desarticulado de grupos mirándose hacia adentro. Fue un mismo proceso. Diverso
y compacto a la vez. Igual
horizonte de sentido y distintos modos de manifestarse. Finalizó con la
entonación conjunta de La
Internacional. No por nostalgia. Por lo perentorio de su
emergencia.
Una promesa
en medio de la confusión ambiental.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216636
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