En la oposición a los
derechos de la naturaleza
asoma la divergencia
entre
izquierda y progresismo
23 de septiembre de 2016
Por Eduardo Gudynas (Rebelión)
En Perú, en
los últimos meses se han difundido distintas críticas contra las alternativas a
los extractivismos (especialmente minero y petrolero) y el concepto de los
derechos de La crítica a los derechos de la naturaleza
Un buen ejemplo de estas nuevas críticas es Germán Alarco, economista de la Universidad del Pacífico y participante de los equipos técnicos del Frente Amplio. En un artículo en el períodico empresarial “Gestión”, este economista afirma que es “cuestionable” la defensa de los derechos de la naturaleza y califica como “radicales” a las alternativas post-extractivistas (1). En ese texto como en otros, Alarco despliega varios fantasmas: que la protección de la naturaleza llevaría a un “primitivismo” o a un “retroceso”, que habría un “modelo” de Pachamama y Apus que “todos” deberían seguir, o que es inevitablemente necesario el crecimiento económico por las exportaciones (1, 2).
En su crítica a los derechos de la naturaleza, este economista considera que es un “exceso” condenar la explotación de recursos naturales por sus graves impactos sociales y ambientales. Por si no está claro insisto en su idea: es una exageración de “radicales” denunciar los impactos de los extractivismos y buscar alternativas a ellos. Para no ser “radical” no hay que denunciar esos efectos negativos ni buscar opciones.
Esos cuestionamientos apuntan a varias ideas en mi libro “Derechos
de la naturaleza” (3), atacando incluso la idea que la naturaleza sea usada
para las necesidades vitales de los humanos. Es importante aclarar que las
posturas llamadas biocéntricas, que son las que expongo en ese libro, no
defienden una naturaleza intocada. Esos derechos imponen límites en el uso de
los recursos naturales evitando nuevas extinciones en las especies. O dicho de
otro modo, es
aprovechar el ambiente dentro de los propios ritmos de reproducción y
regeneración de la naturaleza.
Desarrollo y postextractivismo
Comparto esta aclaración para mostrar que ésta y otras críticas contra los derechos de la naturaleza y los post-extractivismos se basan en lecturas apresuradas o incorrectas. Se confunde minería con extractivismo, decrecimiento con postextractivismo, se teme que proteger la naturaleza nos llevaría a la edad de piedra, o se cuestiona una moratoria petrolera olvidando todo el daño que esa actividad está haciendo en la Amazonia o en clima global.
Las posturas como las de Alarco se deben, en buena medida, a que están atrapadas dentro del desarrollo convencional. Es muy interesante que este economista reconozca que indicadores como el PBI tienen limitaciones y que el crecimiento económico no puede ser el único objetivo de una política económica, con lo que se diferencia de conservadores o neoliberales. Pero Alarco defiende de todos modos al crecimiento aunque para ser positivo debe ser “sostenible”. Ese “sostenible” no tiene nada que ver con el origen ecológico de esa palabra, sino que se refiere a un crecimiento que se logra por mayores exportaciones. Y más exportaciones implica, otra vez, exportar recursos naturales, continuar con las presiones extractivistas, repetir los conflictos y los impactos sociales y ambientales.
Como en todas estas críticas contra los derechos de la naturaleza y el post-extractivismo no hay muchos argumentos de peso, y al final se asemejan al rechazo de los conservadores. Este es otro de los procesos sobre los que deseo llamar la atención: obsérvese que el calificativo que usa Alarco es tildar a los postextractivistas como “radicales”.
Ese calificativo, “radical”, asociado a las movilizaciones ciudadanas ante los extractivismos, tiene un triste e intenso uso en el Perú.Decir que el post-extractivismo es “radical” es más o menos lo mismo que han dicho de estas posturas distintos jerarcas de
Se llega así a una situación donde se cuestiona al postextractivismo y los derechos de la naturaleza desde algunos actores progresistas y desde la derecha convencional. Como no hay muchos argumentos se ven en la necesidad de adjetivar, y por ello, sea desde los conservadores como los progresistas, todo lo que no gusta o no se entiende sería “radical”.
Izquierda y progresismo: dos posturas sobre el desarrollo y la naturaleza
Llegamos así al asunto de fondo que deseo comentar. Las posturas sobre el extractivismo y sobre los derechos de la naturaleza han sido uno de los elementos clave en la divergencia entre progresismo e izquierda que ha ocurrido en varios países sudamericanos.
Cuestionamientos como los comentados arriba han sido muy comunes en los países vecinos al Perú, marcando la divergencia entre las corrientes políticas del “progresismo” y aquellas de una izquierda abierta y plural.
En efecto, en varios países, el cambio político de inicios de los
años 2000 fue promovido por una izquierda abierta, plural y democrática. Se
nutrió de múltiples movimientos sociales, cuestionaba las ideas convencionales
del desarrollo, incluyendo la manía de crecer por exportaciones que satisfacían
el consumismo de otros países (y de las propias elites nacionales), a costa de
destruir el patrimonio ecológico nacional. Allí nacen las búsquedas
postextractivistas.
Sin embargo, esa izquierda plural una vez que conquistó los
gobiernos, en un lento proceso que llevó varios años, terminó convirtiéndose en
el progresismo (4). Esta es una postura defensora de un desarrollismo que sigue
basado en una explotación intensiva de los recursos naturales, donde el Estado
busca captar mayores excedentes económicos con la ilusión de ayudar a los más
pobres. En sus discursos se repite la idea de un crecimiento “sostenible”.
Comparto esos apuntes porque parecería que la discusión política peruana olvida que esos fueron uno de los principales factores que determinaron que algunos progresismos enfrenten hoy en día serias resistencias populares (por ejemplo en Ecuador y Bolivia), y otros colapsaran (Argentina). Tampoco puede olvidarse que la crisis de corrupción en Brasil también descansó en redes de progresistas y sus aliados atados a la renta de una petrolera controlada por el propio gobierno. Cuanto más extractivismo, más progresismo, pero menos izquierda.
Entiendo que es inevitable reconocer que en el espectro de
movimientos sociales y políticos que no son conservadores existan las dos
miradas: una progresista, que sigue apostando por un desarrollismo que descansa
en unos extractivismos con mayor participación estatal y la inserción comercial
global, y una izquierda renovada que busca alternativas para no seguir
dependiendo de exportar materias primas y promueve explorar alternativas.
Para esa izquierda abierta, su propia pluralidad hace que acepte a
los compañeros desarrollistas, reconociendo que obviamente no todas las
variedades de desarrollo son iguales, y hay algunas que son mejores para la
justicia social y ambiental. Pero saben que el camino de las transformaciones
no se detiene allí, y se deben dar otros pasos. Pero, a partir de la
experiencia en otros países sudamericanos, en Perú se debería estar alerta a
que buena parte del progresismo no siempre es plural, y como está obsesionado
en alcanzar o retener los gobiernos, terminó triturando a la izquierda plural y
abierta. Sin embargo, esa izquierda es indispensable para la viabilidad conceptual
y práctica de cualquier proceso de cambio real.
Notas
1. Crecimiento económico: ¿lo único
importante?, Germán Alarco, Gestión, Lima, 4 julio 2016, http://blogs.gestion.pe/herejias-economicas/2016/07/crecimiento-economico-lo-unico-importante.html
2. Petroperú y la seguridad energética en la
mira, Diario Uno, Lima, 28 febrero 2016, http://diariouno.pe/columna/petroperu-y-la-seguridad-energetica-en-la-mira/
3. Derechos de la naturaleza. Etica
biocéntrica y políticas ambientales, Eduardo Gudynas. RedGE, CooperAcción,
PDTG, y CLAES. Lima, 2014.
4. 10 tesis sobre el “divorcio” entre
izquierda y progresismo en América Latina, E. Gudynas. Ideas, Página Siete, La
Paz, Bolivia, 9 febrero 2014,http://www.paginasiete.bo/ideas/2014/2/9/tesis-sobre-divorcio-entre-izquierda-progresismo-america-latina-13367.html
Versión revisada de la columna del autor en
PostDesarrollo, su sección en el portal La Mula (Perú). Seguimiento: @EGudynas
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=217071
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