viernes, 30 de septiembre de 2016

II. Percibamos las violencias del extractivismo y acaparamiento territorial que realizan los grandes capitales locales e imperialistas en contubernio con el Estado nacional, provinciales.

Paz territorial y 

acaparamiento en Colombia

Concepciones de paz en disputa
28 de septiembre de 2016

Por Lyda Fernanda Forero y Danilo Urrea (Justicia Agraria)

El intento de superación del conflicto armado con la guerrilla de izquierda de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC- ha llegado a última instancia con la firma del acuerdo final por parte de esa insurgencia y el gobierno de derecha de Juan Manuel Santos. Posteriormente a la firma del 26 de septiembre en la emblemática ciudad de Cartagena de Indias, se llevará a cabo un plebiscito, el 2 de octubre, para que las y los colombianos definan a través de su voto si refrendan o no los acuerdos alcanzados entre el gobierno y esa guerrilla.
Cuatro años de negociaciones en la cubana ciudad de La Habana fueron necesarios para que las partes llegaran al acuerdo final, contenido en 297 páginas que podrían dar una posibilidad, luego de más de 50 años, para la construcción de otro horizonte de país. Existe confianza entre los sectores democráticos y la organización popular colombiana en que los acuerdos se refrendarán con la victoria del SÍ al plebiscito y, desde allí, surgirán nuevas condiciones de posibilidad para hacer política y país en Colombia.
Contrario a lo que podría imaginarse, existe un sector de la población que hace campaña por el NO a la refrendación. Muchos de quienes impulsan esta tendencia, contraria a toda lógica de vida, se mantienen bajo el embrujo autoritario[1], y luego de media década de superada la llamada seguridad democrática (2002 - 2010), en la que el número de víctimas de la guerra superó al de todos los gobiernos anteriores[2], hoy continúan siguiendo y añorando al expresidente Álvaro Uribe y a su retórica de guerra para alcanzar la paz. Sin lugar a dudas, el ahora senador de la República sabe que la construcción de paz tendrá consecuencias para él, al generarse otras condiciones para el seguimiento a todos los procesos y acusaciones que existen en su contra[3].
Ahora bien, más allá de una combinación de factores que impulsa a algunos sectores a defender la continuación de la guerra degradada, que a una ínfima minoría ha enriquecido y a más de ocho millones de personas ha devastado, es importante analizar qué implicaciones reales puede tener en el ámbito territorial el fin del histórico conflicto armado, y, sobre todo, qué concepciones distintas de paz se juegan en la actualidad, así como los efectos de poder que pueden tener sobre el cuerpo social colombiano.

Concepciones de paz en disputa.
Pax Neoliberal.  El gobierno Santos ha producido y difundido una idea de la paz como espejo del sometimiento de la insurgencia. Se ha pretendido significar la paz como el resultado de la negociación con la guerrilla de las FARC. Evidentemente, se trata de un intento de pax neoliberal[4], en la que la solución de la confrontación en armas nada tiene que ver con la superación del conflicto social, económico y político que dio origen al armado.
Las iniciativas legislativas del gobierno Santos, y sus respectivas figuras y mecanismos de despojo son una clara prueba de esta realidad. Por ejemplo, las Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social -ZIDRES[5]-, permiten la entrega, sin límite de extensión, de tierras baldías a personas jurídicas nacionales o extranjeras, a quienes se les otorga el control sobre el uso del territorio –principalmente en la altillanura o en el Magdalena Medio[6]. Tampoco hay un límite de tiempo para el control de las zonas mencionadas, esta definición quedará a cargo de la Agencia Nacional de Tierras[7]. De alguna manera, a través de este mecanismo y bajo el amparo del discurso del desarrollo y el interés público, se está permitiendo entrar en zonas del país cuyo acceso había estado limitado por el conflicto armado. A partir de la implementación de las ZIDRES, grandes propietarios (personas jurídicas) recibirán estímulos de alianzas productivas, paquetes tecnológicos, subsidios y toda una serie de apoyos de los que jamás se benefició, en toda la historia, el campesinado de Colombia[8].
Ante la reducción de las ganancias por el modelo petrolero -y en términos generales por la disminución de los beneficios esperados del extractivismo minero – energético-, parece que la salida es continuar profundizando la promoción de la agroindustria, como medida de incorporación de ingresos adicionales. Una alternativa basada en el gran capital, respetando el modelo hacendista, existente desde tiempos coloniales, pero incorporando al juego al capital trasnacional, para lo que se presume necesaria la pacificación de territorios como garantía para atraer la inversión extranjera del aparato corporativo. Se implementa un modelo en el que incluso se le puede otorgar al campesinado la propiedad de la tierra[9], pero su uso, administración y control están en función de la cadena de producción definida por las trasnacionales[10], lo que finalmente determina la acumulación de capital e implica la pérdida de derechos sobre el territorio desde nuevas formas e instrumentos de profundización del despojo. En esta forma de territorialización del capital juega un papel protagónico el modelo de financierización del campo a través de las llamadas bolsas agrícolas y la re-colonización rural vía crédito. (...)


[1]      Se denominó “embrujo autoritario” al gobierno de Álvaro Uribe Vélez, como se expresó en una serie de libros publicados bajo ese nombre, por la Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, con participación de distintas organizaciones sociales y académicos: http://worldcat.org/identities/lccn-no2004004631/
[2]      De acuerdo con la Red Nacional de Información de la  Unidad para las Víctimas, el año que registra un mayor número de víctimas es 2002, con 831.339. Entre 2002 y 2010 se registraron 4.223.748 víctimas, de un total de 8.769.002 víctimas contabilizadas entre 1985 y 2016. Estos datos pueden omitir personas que no hayan sido registradas como víctimas, pero permiten tener un panorama general de la situación descrita. Fuente: http://rni.unidadvictimas.gov.co/RUV
[5] Reglamentadas por la ley 1776 del 29 de enero de 2016
[6] Se trata de dos zonas estratégicas geográfica y políticamente. En la altillanura, ubicada al oriente del país, se encuentran los pozos petroleros con mayores reservas y en los últimos años se han desarrollado cultivos de arroz, soya, palma aceitera. El Magdalena Medio es la zona comprendida por el valle alrededor del principal río de Colombia, el Río Magdalena, en el centro y norte del país. Allí se encuentra ubicada una de las principales refinerías de petróleo y es centro de proyectos mineros, ganaderos y agroindustriales. Históricamente, estas dos zonas han sido escenario de resistencias campesinas y de la acción paramilitar, que (principalmente en los años 80 y 90) intentó consolidar el despojo de los territorios. 
[8] Ver: Machado, Absalón. La política de Reforma Agraria y Tierras en Colombia. Esbozo de una memoria institucional. Informe del Centro Nacional de Memoria Histórica, 2013. Mondragón, Hector. La triste historia de la agricultura colombiana y la renta desalmada. En: Revista Semillas No. 50: http://semillas.org.co/es/revista/la-triste-historia-de-la-agricultura-c...
[9] A través de esquemas de restitución de tierras, por ejemplo.
[10] De acuerdo con Franco et al., desde una perspectiva de política económica, esto constituye el acaparamiento de tierras en el contexto actual: “Éste se refiera a la captura del poder de controlar la tierra y otros recursos asociados, como agua, minerales y bosques, con el fin de controlar los beneficios de su uso”. Franco et al. The Global Land Grab. A primer. Transnational Institute, 2013.
[12] Proyecto de construcción de una megarepresa en el Departamento de Antioquia, región ubicada al noroccidente de Colombia, y que limita con Panamá. http://www.hidroituango.com.co/ ver: http://debatehidroituango.blogspot.com.co/
[17] Estas propuestas se encuentran consignadas en el documento Política energética colombiana y propuestas para su transformación, elaborado por el Movimiento Ríos Vivos para el debate en la Mesa Nacional Minero Energética y Ambiental: https://defensaterritorios.files.wordpress.com/2016/08/doc_rios-vivos_pr...

Fuente: https://www.tni.org/es/art%C3%ADculo/paz-territorial-y-acaparamiento-en-colombia

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