Apuntes
sobre el actual proceso de
la revolución bolivariana y el chavismo popular
23 de septiembre de 2016
Por Guillermo Cieza
Lo que está en juego
no es la gestión presidencial, sino la agudización de la lucha de clases en
toda la sociedad venezolana, incluido el interior del propio chavismo.
Me parece necesario caracterizar que el chavismo no fue nunca un
movimiento político homogéneo sino un bloque social y político donde
concurrieron distintos intereses que se oponían a las politicas de la burguesía
local aliada al imperio yanqui y a las prácticas politicas de la cuarta
republica.
El hecho de que el chavismo se haya construido como una fuerte identidad de los
de abajo, de los excluidos, de los asalariados, de los estamentos inferiores de
las fuerzas armadas (de origen popular y mal pagos), de los cuentapropistas que
venden servicios o trabajan como buhoneros en las calles, de los campesinos
pobres y de los desocupados y que su sujeto mas dinámico hayan sido mujeres
urbanas, jefas de hogar, no significa que no hayan concurrido otros sectores
sociales más acomodados, o que muchos funcionarios de origen humilde o popular
administrando el Estado empezaran a convertirse en burgueses (los
boli-burgueses).
Esta heterogeneidad es característica de todos
los procesos revolucionarios donde siempre confrontan proyectos de clase y no
clases puras. Como bien planteaba Gramsci, el concepto de hegemonía
precisamente consiste en que una clase arrastra a sectores de otras clases y
consigue imponerse y desplazar del poder al bloque social que era dominante.
En el caso del chavismo, donde las clases
populares potencialmente favorables al socialismo arrancaron de niveles muy
bajos de organización y conciencia, esta debilidad fue compensada por el fuerte
liderazgo de Chavez, que a lo largo de toda su trayectoria manifestó su
confianza en el pueblo y sus posibilidades creadoras.
Los sucesos del mes de abril de 2002 cuando el Presidente fue
desalojado del poder por un golpe militar y fue rescatado por la movilización
popular, expresaron avances importantes en la conciencia popular y confirmaron
la orientación de que la vida del proyecto bolivariano dependía del pueblo
chavista. El propio Chavez advirtió que su excesiva confianza en las fuerzas
armadas había sido un error y empezó a preocuparse por fortalecer la pata civil
de la unidad civico-militar posicionando en el alto gobierno a una mayor
cantidad de militantes populares que provenian de pequeñas organizaciones de
izquierda vinculadas a la lucha sindical, universitaria o guerrillera..
Superadas las fuertes confrontaciones con el imperio, la burguesía
y la derecha política, que se prolongaron hasta 2004 con el paro petrolero y
patronal, el gobierno pudo avanzar realizando fuertes purgas entre quienes
adversaban el proceso revolucionario en el seno de las fuerzas armadas y en la
empresa estatal PDVSA, y aislar a fuerzas sindicales pro-patronales
Cabalgando sobre el debilitamiento del proyecto
contrarrevolucionario y con la necesidad de afrontar las vacilaciones politicas
en el seno de su propio gobierno, Chavez manifestó, en 2005, la vocación
socialista de la revolución bolivariana, pero esta definición no despejaba
definitivamente un camino de avance. Como bien escribe Meszaros, a quien citaba
con frecuencia Chavez en sus últimos años, el capitalismo tiene una enorme
capacidad de metabolización.
Lo más saliente en ese proceso de
metabolización en la revolución bolivariana, fue que empezó a producirse una
desarticulación del contingente de vanguardia que acompaño desde los primeros
momentos a Chavez. Caracterizo como contingente de vanguardia al integrado por
sus más fieles camaradas de armas y los pocos civiles que fueron parte de la
rebelión militar de 1992, o que lo acompañaron en los tiempos en que estuvo
detenido y empezó a fraguarse el proyecto revolucionario. Esos dirigentes
ocuparon gobernaciones y otros altos cargos en el gobierno administrando
recursos y relaciones que, sin un control popular efectivo (por los bajos
niveles de organización), en la mayoría de los casos empezaron a desmadrarse a
favor de intereses burgueses, en el plano estadal, o del área de influencia de
la función pública asumida.
A pesar de estos desvíos, hasta el fallecimiento de Chavez el
barco de la revolución bolivariana mantuvo su orientación hacia el socialismo
con un andar zigzagueante, con avances y concesiones. En la afirmación de esa
orientación hay tres elementos favorables que vale la pena considerar: el
liderazgo de Chavez, la oportuna movilización popular cuando el proceso estuvo
en peligro y el precio del barril del petroleo por encima de los 100 dólares.
Resulta muy importante prestar atención a las
tres grandes decisiones que tomó Chavez antes de morir. Redactó el Plan de la
Patria, donde fijo un rumbo estratégico; hizo su memorable intervención en el
Consejo de Ministros donde vinculó el porvenir del socialismo al desarrollo del
poder comunal (el Golpe de Timon) y eligió como sucesor a Nicolás Maduro.
Que la decisión de apoyar a Maduro como su sucesor la haya hecho
públicamente (desconociendo lo acordado en el alto mando del chavismo de
mantenerlo en privado) revela que Chavez era conciente de que imponer el nuevo
liderazgo no sería fácil. Y eso no era pura cuestión de egos, era cuestión de
intereses y de proyectos que ya convivían en el gobierno bolivariano.
Maduro era un hombre que provenía de la clase trabajadora y del
sindicalismo combativo tradicional, con mayores virtudes de negociador (que le
permitió desempeñarse muy bien como diplomático) que como agitador y
organizador de masas. Había conocido a Chavez en la cárcel y en adelante lo
había acompañado siempre desde muy cerca, dando pruebas de lealtad y convicción
revolucionaria. Era uno de los pocos viejos camaradas a los que no se los
asociaba a negociados. Era, sin dudas, “el mejor de sus hijos”
El respaldo de Chavez dio un espaldarazo a Maduro pero no suprimió
las disputas, ni los intereses contrapuestos.
Las disputas con el ministro Ramírez , por ejemplo, no fueron
exclusivamente de celos políticos, ya que Ramírez era responsable, como mínimo,
de no poder controlar los nichos de corrupción en PDVSA, y por vía familiar
directa estaba vinculado con los intereses burgueses farmacéuticos (estuvo
involucrado directamente con el desplazamiento de Eduardo Saman de INDEPABIS
[Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y
Servicios]). Tampoco esas peleas fueron limpias. El desplazamiento de Ramírez
provoco que un grupo de intelectuales amparados por el exjefe de PDVSA, que se
presentan como Grano de Maíz, ultraverticalistas en el pasado, iniciaran una
feroz campaña acusando a Maduro de socialdemócrata. Lo sucedido con Ramírez no
será una excepción. Habrá otras disputas embarradas (1).
Las disputas se agudizaron con la baja de los precios del
petroleo, que provocó que la pugna por los escasos ingresos se hiciera feroz.
Más allá de las disputas embarradas, en la pugna pueden
identificarse claramente intereses de clase y tres sectores y proyectos.
·
Por un lado la burguesía local que desde siempre se sintió dueña
de la renta y que desde la oposición trata de voltear a Maduro y desalojar al
chavismo del poder para volver a apoderarse de la renta.
·
Por otro lado sectores del chavismo que “le siguieron la corriente
al Comandante”, pero nunca creyeron en el socialismo y que quieren seguir en el
gobierno para seguir haciendo sus negocios burgueses, con la dificultades que
les imponen el legado teórico de Chavez y el nivel de conciencia y organización
popular. (2)
·
Finalmente hay un sector que sigue reivindicando el camino al
socialismo que es parte del alto gobierno y se masifica en el pueblo, Su núcleo
duro es el activismo de base chavista, que cotidianamente defiende la
revolución desde sus territorios y lugares de trabajo, desde las comunas, las
Ubch [Unidades de Batalla Bolívar - Chávez] que son estructuras de base del
PSUV, los consejos socialistas de trabajadores, desde las empresas recuperadas,
desde los movimientos sociales, campesinos, juveniles y culturales.
Entre quienes no han renunciado al socialismo debe precisarse
que, quienes han demostrado más capacidad de articularse y disciplinarse
políticamente, son quienes valoran a la organización popular de base como una
correa de trasmisión de las decisiones de gobierno. Por ejemplo, en el
plano territorial, el Frente Francisco Miranda. Que en el corto plazo las
organizaciones verticales sean mas eficaces, no debe llevarnos a desconocer que
esa misma verticalidad contribuye a la desconexión entre pueblo y gobierno y a
la baja de la capacidad crítica, dos elementos que a mediano plazo conspiran
contra la salud del proceso revolucionario.
Las dificultades del chavismo popular
Sin duda existe un chavismo popular de enorme potencialidad que
tiene otra mirada sobre lo que debe ser la relación entre el gobierno y las
organizaciones populares de base. Ubicamos como parte de ese chavismo popular a
la mayoría de las organizaciones comunales, al incipiente desarrollo de los
Consejos de Trabajadores Socialistas, y a diversas organizaciones y movimientos
populares de incidencia nacional, regional, estadal o local.
Resulta evidente que el chavismo popular esta
fragmentado por diversos motivos. Entre esos motivos, el menos grave es la
evidencia que en el activismo de base más silvestre recién empieza a plantearse
la conclusión de que no se trata sólo de lealtad o deslealtad a Chavez, sino de
proyectos e intereses de clase diferente.
Entre los motivos más preocupante hay que apuntar la comprobación
que existen movimientos sociales que ni siquiera se plantean la cuestión de la
fragmentación como un problema, que en los esfuerzos realizados han pesado
mezquindades y sectarismos, y que algunas fuerzas politicas identifican los
avances del chavismo popular exclusivamente con los logros y avances de su
organización, aún a costa de pisarle la cabeza a un compañero de su propio
espacio.
Tambien hay carencias en el propio pueblo que conspiran contra su
articulación y la posibilidad de expresar toda su potencialidad politica.
Sobre esta ultima cuestión conviene recordar lo que se ha escrito
hace muchos años advirtiendo que son las clases dominantes las que definen las
pautas culturales y normas de conductas de un sociedad, que se extienden y
encarnan aún en sus sectores mas explotados y marginados. La burguesia
venezolana que se desarrollo al amparo de la matriz rentista petrolera, ha
impuesto desde hace mas de 100 años valores consecuentes con su condición
parasitaria. Frases muy difundidas durante la IV Republica como “a
mi no me den, pónganme donde haiga”, sintetizan esos valores burgueses y se
expresan en normas de conducta que caracterizamos como “las tres I”.
Informalidad, Irresponsabilidad e Ineficacia, que permean a toda la sociedad venezolana. La dificultad para cumplir acuerdos, horarios y compromisos, la distancia entre lo que se dice que se va a hacer y lo que efectivamente se concreta, y las enormes carencias para aterrizar proyectos y cumplir metas, particularmente en el terreno productivo, representan una traba objetiva que hace engorrosos la realización de cualquier responsabilidad o proyecto. Esto no significa que en el pueblo venezolano los problemas finalmente no se resuelvan, sino que se resuelven mas lentamente y con un costo social mucho mas alto.
Informalidad, Irresponsabilidad e Ineficacia, que permean a toda la sociedad venezolana. La dificultad para cumplir acuerdos, horarios y compromisos, la distancia entre lo que se dice que se va a hacer y lo que efectivamente se concreta, y las enormes carencias para aterrizar proyectos y cumplir metas, particularmente en el terreno productivo, representan una traba objetiva que hace engorrosos la realización de cualquier responsabilidad o proyecto. Esto no significa que en el pueblo venezolano los problemas finalmente no se resuelvan, sino que se resuelven mas lentamente y con un costo social mucho mas alto.
A modo de ejemplo el hecho de que hombres jóvenes con frecuencia
no se responsabilicen de sus hijos en lo economico y en su formación social y
cultural, y que mujeres jóvenes, madres prematuras y con hijos de distintas
relaciones extiendan su adolescencia y su evasión de compromisos, no significa
que esos niños no sean contenidos desde lo social, lo cultural y lo economico.
Son las “mamas viejas” (las abuelas), como centro y sosten de familias
extendidas, quienes finalmente asumen todas las responsabilidades y compromisos
y se hacen cargo del presente y el futuro de los niños. Tambien con costos muy
altos se resuelven problemas de disputas personales, familiares o vecinales. La
idea de que una disputa va a resolverse finalmente cuando aparezca el primer
muerto describe un funcionamiento bastante habitual de resolución de
conflictos.
Frente a estos hechos de la realidad, la
burguesía venezolana con mucho cinismo suele acusar al pueblo de sus propios
defectos y responsabilidades. Tambien la burocracia suele adherir, en voz baja,
a ese discurso para justificar sus arbitrariedades y falta de confianza en el
pueblo.
Desde algunos comentarios de cierta izquierda
aérea se lamenta el hecho de que en 17 años de gobierno no se haya cambiado la
matriz productiva y no se hayan modificado las pautas culturales del pueblo
venezolano, desconociendo los esfuerzos y avances realizados en esa dirección y
mostrando un lamentable desconocimiento de los tiempos en que se producen los
cambios culturales, y de la enorme complejidad de enfrentar procesos de
transición sometidos a continuas consultas electorales.
Elementos a considerarar para analizar el debilitamiento de
la hegemonia de la orientación socialista.
El debilitamiento de la hegemonía de la orientación socialista en
el gobierno bolivariano es producto de cambios en la relación de fuerzas en el
seno del proceso bolivariano que se producen después del fallecimiento de
Chavez, y que se agudizaron después de la derrota electoral del 6 de diciembre
de 2015 y con la baja de los precios del petroleo.
En esos cambios negativos debe valorarse:
- La política de agresión permanente del Imperio, que siguiendo la
estrategia ejecutada en Nicaragua en la decada del 80, combina la imposición al
gobierno de invertir grandes recursos y energía para neutralizar las acciones
desestabilizadoras, y la ejecución de acciones que promueven la desmoralización
popular (colas, desabastecimiento, asesinatos selectivos, asociaciones con
bandas delictivas para promover el delito, etc), con una estrategia electoral.
- Existe un sector militar que ha venido comprometiéndose desde
hace tiempo (aun con Chavez vivo) con múltiples negocios burgueses. Ese sector
llego a dominar la vicepresidencia de economia y esta representado en el alto
gobierno por el actual ministro de Alimentación.
- La casi totalidad de los gobernadores chavistas no están ganados
para la causa del socialismo y articulan con sectores burgueses regionales.
- PDVSA tiene vinculaciones con grupos económicos privados que
participan de las empresas mixtas de exploración y producción, lo que facilita
la relación permanente de empresarios con la conducción de la empresa estatal,
y alienta la creación de nichos de corrupción y negociados.
- Desde el punto de vista de la producción, todavía el peso de las
comunas y las empresas recuperadas es muy reducido. La burguesía controla la
producción y las redes de distribución. Esa posición dominante le permite
chantajear al gobierno que ha mantenido una política oscilante entre la
negociación y el enfrentamiento frontal. En tiempos del barril de petroleo a
mas de 100 dólares, el gobierno apeló a la discutible política de resistir esos
chantajes apelando a las importaciones, pero al haberse reducidos los ingresos
al 30% esta salida ha quedado clausurada y la revolución debe enfrentar el
desafío de vivir de lo que se produce en el territorio nacional.
- Hay un sector de empresas estratégicas, cuyo ejemplo más
ilustrativo es Sidor, que están empantanados por la combinación del dominio de
mafias sindicales, intervenciones de militares vinculados a negociados y la
acción del gobernador “chavista” de Bolívar.
- La idea de defender la continuidad de la orientación socialista,
desde una política de considerar a las organizaciones populares como correa de
trasmisión, enfrenta dificultades, porque existen en el pueblo una serie de
reclamos y reproches que lo distancian de la posibilidad de inscribirse en el
proceso recibiendo directivas.
- La desarticulación y fragmentación del chavismo popular es
responsable de que lo mucho que esta haciendo el pueblo para enfrentar a la
guerra económica (con un notable contragolpe productivo donde se evidencia un
sensible crecimiento de las áreas sembradas y una incipiente vinculación por
abajo entre empresas recuperadas) no se exprese con toda su potencialidad
política.
- Al margen de la disputa efectiva de correlaciones de fuerzas
existe una “izquierda”, que no apostó por Chavez desde el principio y que ha
tenido acercamientos puntuales a la revolución bolivariana, casi siempre
ofreciéndose para brindar servicios de asesoría, y casi nunca para aportar al
proceso de desarrollo de poder popular concreto que empuje hacia el socialismo.
Esa “izquierda” hoy acompaña a dirigentes políticos desplazados del chavismo
que acuerdan en tumbar a Maduro y en sus casos mas extremos (Nicmer Evans de
Marea Socialista), conspiran con la derecha para derroca al gobierno. En su
conjunto, esa “izquierda” no solo esta divorciada del gobierno bolivariano,
sino también del chavismo popular que, como corresponde, la considera como una
presencia “virtual”, irrelevante, o aún peor, repudiable.
Maduro
Le ha tocado a Nicolás Maduro ser presidente en condiciones muy
difíciles, donde a la pesada carga de reemplazar a Chavez, con mucho menos
espaldas para contener a los demonios internos, se suma la circunstancia de
tener que gobernar con ingresos que cubren el 30% del presupuesto, a un país
sometido a una feroz guerra economica, diplomática, financiera, mediática y
paramilitar.
En esas circunstancias, puede explicarse buena parte de sus
movimientos contradictorios que combinan concesiones, con intentos de avance y
una retórica que manteniendo su perfil combativo y reivindicación del
socialismo, contribuye a sostener el imaginario de “lo que puede ser el
chavismo”.
Con respecto a su gestión, entre quienes hoy están activos desde
las comunas, desde las empresas recuperadas, desde distintos frentes de batallas
la percepción es que lo que aquí está en juego no es la gestión presidencial,
sino la agudización de la lucha de clases en toda la sociedad venezolana,
incluido el interior del propio chavismo. Están claros además que el imperio,
la derecha venezolana y sectores burgueses enquistados en el movimiento están
conspirando para voltear a Maduro. Quienes en tren de juzgar errores empiezan
por una autocrítica, no se niegan a hacer críticas puntuales al presidente,
pero parten de sentirse inmersos en un proceso de 17 años con sus altos y
bajos, que en este momento esta pasando un momento muy difícil, donde se pone a
prueba toda la construcción del chavismo y se pagan el conjunto de los errores
cometidos con Chavez y con Maduro.
Desde esa mirada, no hay ninguna línea de avance
revolucionario con construcción social efectiva que se exprese en el
“antimadurismo”. El “antimadurismo”, por ahora, sólo es expresión de sectores
atrasados, de asesores o dirigentes frustrados, o de quienes con un discurso de
izquierda conspiran con la derecha.
El escenario en que se desarrollan las disputas de
diferentes proyectos en el seno de la revolución bolivariana.
Debe contemplarse que los debates y tensiones en el seno de la
revolución bolivariana no se desarrollan en un tubo de vacío, sino en una
escenario de guerra economica, financiera, mediática, diplomática y
paramilitar, donde mantener la unidad politica del chavismo es condición de
victoria.
Ese escenario tuvo su punto mas críticos para la continuidad del
proceso chavista en los meses de mayo y junio, donde se conjugaron las mayores
presiones economicas sobre la población con los efectos de una feroz sequía con
consecuencias funestas en la producción agropecuaria y la provisión de energía
eléctrica. A partir de ese momento se empezaron a ver los efectos del
contragolpe productivo protagonizado por el pueblo, se sorteó el desafío
politico del 1 de setiembre, donde la oposición fue derrotada en las calles y
se ha avanzado en el plano internacional con la realización de la Cumbre de
Margarita y la asunción por parte del gobierno venezolano de la presidencia del
Movimiento de No Alineados.
Estos cambios políticos favorables se traducen en el cambio de
estrategia de la oposición de derecha y el imperio que no vio cumplir su
apuesta de una gran explosión social que, caracterizada como “crisis
humanitaria”, diera pie a una intervención externa. Hoy apuntan a desarrollar
focos de conflictos localizados (paros de transporte, guarimbas, etc),
conseguir algún sector militar que se sume a sus planes golpistas, o imponer
por pura presión internacional un plebiscito revocatorio cuyos tiempos legales
han expirado para realizarse este año, y de realizarse el año próximo no
afectarían la continuidad del gobierno bolivariano (si juntan los votos para
sacar a Maduro, queda el vicepresidente hasta el fin del mandato).
En este escenario crítico deben contemplarse saldos
contradictorios. Por un lado es evidente que el gobierno saldrá fortalecido, lo
que en el aspecto positivo valora el liderazgo de Maduro y de algunos
funcionarios muy valiosos como el Ministro de Industrias, Juan Arias y el
Ministro de Transporte, Ricardo Molina, pero también el de sectores
burocráticos o de ministros showceros (con mucha capacidad de manejarse en los medios , pero que no apuestan a la construcción del
poder popular). Debe contemplarse también que en el peor momento el presidente
pudo resistir las presiones para desandar la política de expropiaciones, y fue
desplazado el Ministro Perez Abad, que era una punta de lanza de sectores
burgueses.
Por otro lado es indiscutible que la crisis ha favorecido cambios
culturales muy profundos y positivos para el pueblo y el chavismo popular, y
que esto fue posible porque en el propio proceso existían respuestas y
propuestas que pudieron masificarse.
Entre estos cambios culturales mencionamos:
- Se ha revalorizado la necesidad de sembrar y producir los
propios alimentos.
- Se ha masificado la idea de producir agroecologicamente.
- Se ha fortalecido la idea de comer sano.
- Se ha avanzado en la planificación economica familiar y en
dirigir los ingresos a abastecerse de los productos indispensables.
-Se han repotenciado las celulas basicas de la organización
comunal (los consejos comunales) y del PSUV ( las UBCH), a partir del trabajo
de los Comites Locales de Abastecimiento y Produccion (los CLAP).
- Se ha fortalecido la unidad civico militar, porque se le
atribuyeron a las fuerzas armadas mayores responsabilidades en un momento donde
las familias de militares tambien fueron golpeados por la crisis y ha existido
un mayor involucramiento de las fuerzas amadas en controlar el abastecimiento
(Mision Abastecimiento Soberano) y el contrabando (menos margen para los
militares involucrados en ese flagelo).
En este escenario que se mantiene crítico, pero con perspectivas
más alentadoras, me parece importante hacer y disputar políticamente el balance
de lo ocurrido en los momentos mas difíciles del proceso bolivariano, seguir
poniendo el cuerpo para enfrentar la guerra economica y ponerle cabeza e iniciativa
a la necesidad impostergable de articular políticamente el chavismo popular.
Algunas consideraciones finales
Concluir que los problemas de un proceso revolucionario son
producto de la maldad intrínseca del capitalismo y de la ofensiva imperial contra
los procesos transformadores; de la defección de buena parte del contingente de
vanguardia que desde el principio acompaño a Chavez; de la comprobación de que
lo viejo que se muere, da pelea y resiste metabolizando todo lo que encuentra a
su alrededor; de que la obligada administración del Estado burgués, mientras se
genera una nueva institucionalidad, genera burocracia y corrupción, y de las
limitaciones de las politicas de correas de trasmisión, es una conclusión
insuficiente. Todo eso ya lo sabíamos. .
Me parece necesario centrar nuestra atención en los problemas que
tiene el pueblo chavista, el sujeto trasformador, y el chavismo popular, su
expresión políticamente mas avanzada, para desplegar toda su potencialidad.
El pueblo no ha hecho poco en esta crisis politica. Su resistencia
ha sido extraordinaria, sin embargo avanzar hacia el socialismo supone algo más
que resistir. Supone asumir mayor protagonismo en las decisiones politicas de
gobierno. Que se avance en la construcción de la nueva institucionalidad y el
protagonismo politico que haga efectivo la ultima advertencia de Chavez de que
no son los gobiernos los que hacen las revoluciones, de que la única garantia
de avanzar hacia el socialismo es que sea el pueblo el que gobierne.
Frente a ese desafío lo más saliente es que la
iniciativa del chavismo popular no está articulada, que ha tenido enormes
dificultades para construir una agenda propia, y debe plantearse una batería de
objetivos acordes con su proyecto estratégico, que en el trazo grueso delinea
el Plan de la Patria.
Valles del Tuy. 20 de
Setiembre de 2016.
Texto completo en:
http://www.lahaine.org/apuntes-sobre-el-actual-proceso
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