Mensaje de los
investigadores de CONICET
"Los mapuches no
son 'indios chilenos',
sino pueblos
preexistentes"
1 de diciembre de 2017
ANRed
Los investigadores nucleados en la Sección Etnología ,
perteneciente al Instituto de Ciencias Antropológicas de la Universidad de
Buenos Aires, repudiamos la represión llevada a cabo contra la Pu Lof en Resistencia, en
el Departamento de Cushamen, el 11 y el 12 de enero, por Gendarmería Nacional y
por la Policía de la Provincia de Chubut. Nos sumamos, de este modo, a los
múltiples comunicados de repudio realizados por comunidades y organizaciones
indígenas, investigadores, docentes y estudiantes, trabajadores del Estado,
agrupaciones religiosas y organismos de derechos humanos.
Al mismo tiempo, comunicamos nuestra
preocupación, una vez más, por la recurrencia de discursos y relatos sesgados y
erróneos sobre la realidad de los pueblos indígenas actuales y sus orígenes.
Como investigadores que trabajamos con pueblos originarios de Argentina y de
otros países de América del Sur, respaldamos una parte sustancial de nuestras
investigaciones en etnografías llevadas a cabo en los territorios comunitarios
y en los márgenes de las zonas urbanas, en las que se instalaron las familias
indígenas que fueron forzadas a desplazarse desde mediados del siglo pasado.
Si bien en las últimas décadas la destrucción
de sus territorios intensificó las migraciones, también se da un proceso
inverso y algunos deciden volver a la tierra. Este proceso de retorno —al que suelen
referir como “recuperaciones”— pone al descubierto el despojo territorial que
vivieron sus mayores, así como los métodos fraudulentos y violentos empleados
tanto por privados como por el propio Estado.
Numerosas investigaciones antropológicas e
históricas contextualizan estos procesos de despojo y permiten explicar por qué
Benetton es hoy el mayor propietario de la Patagonia, en tanto que la
mayoría de las comunidades indígenas territoriales se encuentran en tierras
consideradas fiscales, sin títulos de propiedad comunitaria, bajo la amenaza
constante de desalojo. Por lo tanto, las
“recuperaciones” no son actos terroristas ni amenazas a la seguridad nacional,
tal como sostiene el Ministerio de Seguridad de la Nación. Son llamados de atención sobre
historias silenciadas en el relato oficial de la colonización, sobre los
efectos negativos de la extranjerización de la tierra y de la intervención del
capitalismo extractivista, y revelan la continuidad de la colonialidad en el
presente.
Por otro lado, tal como indica el nombre de
nuestro lugar de trabajo, algunos de nuestros estudios examinan las
clasificaciones etnológicas, sus contextos de producción y las relaciones de
poder subyacentes. Coherentes con dichas investigaciones, nos vemos en la obligación
de aclarar dos enunciados fundados en el desconocimiento que, si bien son
antiguos, se actualizan en estos días.
Afirmamos, por lo tanto, que los mapuches no son araucanos de
origen chileno y no exterminaron a los tehuelches. La mayoría de los etnónimos (nombres
de los pueblos indígenas) variaron entre el siglo XVIII y el presente; algunos son nombres que se dan a sí
mismos —como por ejemplo “mapuche”— y otros fueron impuestos —como es el caso
de los términos “araucano” y “tehuelche”. Vale decir que “araucanos” no es
el “verdadero nombre” de los mapuche ni tampoco es el nombre de los “antiguos
mapuche”; es apenas el nombre que los españoles quisieron darles.
Los mapuches, por otra parte, no son “indios
chilenos”, sino pueblos preexistentes. Esto
significa que vivían en estos territorios antes de que existieran los Estados y
que había mapuches en lo que hoy es Argentina, así como había tehuelches en lo
que hoy es Chile. A su vez, las alianzas
matrimoniales entre unos y otros y los desplazamientos producidos por el avance
de los Estados sobre sus territorios dieron lugar a que muchas familias se
identifiquen en el presente como mapuche-tehuelche, tal como ocurre en la
actual provincia de Chubut. Los tehuelches, por otra parte, no “se
extinguieron”, sino que desde hace varios años luchan para demostrar que
continúan existiendo y, en la Patagonia austral, han comenzado a identificarse
en el espacio público como aonek’enk. Los responsables de su marginación e
invisibilización no fueron los mapuches, sino las políticas de colonización.
Convencidos de la importancia de evitar
lecturas sesgadas de la historia y del presente, en la vía para reparar
injusticias y subordinaciones, invitamos a quienes deseen profundizar en el
conocimiento de estos temas a considerar, en primer lugar, las voces de los
propios pueblos originarios, que se expresan a través de sus organizaciones y
líderes, en los medios de
comunicación y en las redes sociales.
Los invitamos también a consultar los
numerosos estudios actualizados, disponibles en internet, mediante los cuales
los investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET) y de diversas universidades nacionales contribuimos a
resolver problemas que preocupan a nuestra sociedad.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234806
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