Bolivia supera el acecho imperialista
2017:
Avanza la democracia de liberación nacional
19 de diciembre de 2017
Eduardo
Paz Rada (Rebelión)
2017 finaliza con un
balance altamente positivo para el gobierno de Evo Morales Ayma y el proceso de
transformaciones estructurales que se producen en Bolivia.
No solamente fueron
desnudadas y derrotadas la conspiración orquestada por funcionarios de la Embajada Norteamericana
con los grupos conservadores de la oligarquía local residentes dentro y fuera
del país, las falacias del Cartel de la Mentira formado por poderosos medios de
comunicación y opinadores oficiosos y la inerme oposición política que no
comprende la realidad nacional y no cuenta con una propuesta coherente que
signifique superar la estrategia nacionalista y antiimperialista ejecutada en
los últimos doce años.
Sino que, por otra
parte, la conexión de Morales Ayma con todos los sectores populares y las
regiones del país se ha incrementado con visitas diarias a todos los rincones
del país, la presencia de los movimientos populares a través del Pacto de
Unidad (campesinos, indígenas de oriente y occidente, mujeres campesinas, colonizadores
y juntas vecinales) y de CONALCAM (Coordinadora Nacional por el Cambio) que
incluye a los sindicatos y la Central Obrera Boliviana
(COB) se han afianzado como soporte movilizado del pueblo, las masivas
concentraciones realizadas en los últimos tres meses en todas las ciudades de
Bolivia apoyando el liderazgo del Presidente y finalmente la determinación del
Tribunal Constitucional que habilita la candidatura de Evo para las elecciones
de 2019, marcan las tendencias del proceso político.
ESTABILIDAD Y AVANCE
ECONÓMICO
Las previsiones de los
economistas neoliberales de que la economía boliviana se desplomaría entre 2016
y 2017 han sido desmentidas por el comportamiento de las actividades
productivas, comerciales y de servicios, las mismas que han incrementado su
dinámica, inclusive con la creación de más de veinte mil nuevas empresas, las
ganancias record de la banca, la reducción de la tasa de desempleo y el PIB que
tuvo un crecimiento de 4.3% en 2016 y superior al 4% en 2017. Esto se
complementa con la reducción en más del 20% de los niveles de pobreza y extrema
pobreza y con el salario mínimo que se incrementó de 400 Bs. en 2005 a 2000 Bs. en 2017.
El éxito en este campo
está fundado en la nacionalización de los hidrocarburos el 1 de mayo de 2006 y
la recuperación de empresas estatales, lo que ha permitido que los importantes
excedentes económicos sean redistribuidos entre toda la población,
especialmente la más necesitada, y que se realicen inversiones importantes en
carreteras, infraestructura, proyectos de salud y educación y transferencias a
las gobernaciones, municipios y universidades.
Asimismo, este año se ha
puesto en funcionamiento la planta de producción de urea y amoniaco, materias
destinadas tanto a la exportación como a la demanda del mercado interno de la
agricultura, la cual se suma a las dos plantas separadoras de líquidos del gas,
lo que incrementa los ingresos de la más importante empresa estatal:
Yacimientos Petrolíferos
Fiscales Bolivianos (YPFB), la misma que tiene bajo su responsabilidad la
exportación de gas a Brasil y Argentina. YPFB recientemente ha firmado
contratos de exploración con algunas empresas transnacionales y se hace
imprescindible una mayor información y transparencia en su administración para
evitar denuncias de manejos ilegales en la empresa.
El fortalecimiento del
mercado interno ha sido un factor de estabilidad y crecimiento aunque aún queda
pendiente una política más agresiva de industrialización y protección a los
productores nacionales de alimento, vestido y vivienda, evitando, al mismo
tiempo, las tendencias de exacerbado consumismo que se expresa en la compra de
vehículos último modelo, construcción de edificios y condominios cerrados e
importación de productos superfluos.
RADICALIDAD DEMOCRÁTICA
Y LIDERAZGO DE EVO MORALES
Desde el punto de vista
político, las campañas de las redes y los medios orientados por las políticas
de intervención imperialista pretenden posicionar la idea de que en Bolivia
existe una dictadura o un estado de crisis, cuando, por el contrario, se ha
afirmado y profundizado la democracia y los derechos fundamentales para toda la
población, una democracia de alta intensidad en la medida en que la
participación de la sociedad es directa y protagónica a través de sus
organizaciones, incluidas las demandas que ponen en tensión a la propia
burocracia gubernamental.
Se trata de la
construcción de una democracia de liberación nacional, una democracia
antiimperialista que no solamente toma en cuenta los derechos sociales,
económicos y culturales como fuente de su ejercicio, sino que al mismo tiempo
desarrolla mecanismos e instituciones de redistribución de la riqueza, de
participación activa en las decisiones del Estado a través de los cuales la
población, los pueblos, las organizaciones participan directamente de la política. Es la
superación cualitativa de la democracia neoliberal, formal e instrumental que
solamente remitía la vigencia de derechos a la emisión periódica del voto y a
los procedimientos y no así a los aspectos fundamentales de la vida de los
ciudadanos.
Sin embargo, aún los
niveles de debate público y deliberación política, de confrontación ideológica
frente a los medios de comunicación dominantes, no han alcanzado los niveles
que requiere un proceso de profundización de reformas en la construcción de un
socialismo latinoamericano que en el caso boliviano tiene elementos
tradicionales de organización comunitaria de la población. La
recuperación de las movilizaciones populares en este periodo tiene la
perspectiva de articularse con la Agenda Patriótica 2025, considerado el plan
estratégico del gobierno para el próximo quinquenio.
El liderazgo de Evo
Morales se ha potenciado a nivel nacional e internacional, situación que ha
provocado fuertes campañas de desprestigio personal y político e inclusive el
Departamento de Estado se ha pronunciado hace pocos días en sentido de que no
corresponde una nueva candidatura presidencial en 2019, realizando nuevamente
acciones de injerencia en asuntos internos de Bolivia.
POSTURA ANTIIMPERIALISTA
Esta definición del
gobierno de Estados Unidos se produce en el momento en que su Encargado de
Negocios en Bolivia, Peter Brennan, ha sido desenmascarado en su actividad
conspirativa y se despide de Bolivia realizando reuniones con los dirigentes de
la oposición, en tanto el gobierno ha determinado no recibirlo en oficinas
públicas.
A propósito de esta
situación, se recordó que el Embajador de Estados Unidos, Philip Golberg, fue
expulsado de Bolivia en 2008 al ser descubierto en sus tareas de apoyo a los
grupos federalistas y separatistas de la oligarquía del oriente boliviano.
Golberg fue recientemente nombrado por Donald Trump como nuevo embajador de
Estados Unidos en Cuba.
De todas maneras
corresponde advertir que el contexto regional ha cambiado negativamente en los
últimos años debido al retroceso político en Argentina con al triunfo electoral
de Mauricio Macri y al Golpe de Estado a Dilma Rousseff en Brasil con Michel
Temer a la cabeza, situación que ha influido en la pérdida de fuerza de los
procesos de integración con la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). El ascenso de Trump
a la presidencia norteamericana, la emergencia de nuevas potencias mundiales
como China y Rusia establecen un nuevo tablero geopolítico mundial que deja
abiertas las perspectivas futuras de la región.
Eduardo
Paz Rada. Sociólogo boliviano y docente de la UMSA. Escribe en
publicaciones de Bolivia y América Latina.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=235544
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