Oscar Delgado detenido en Alto Comedero:
"Intentan
imponer una democradura"
28 de diciembre de 2017
Lleva 7 días detenido
junto a dos trabajadores del Ingenio La Esperanza y el hijo de otro laburante.
Es integrante de CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez de Aredez), un
organismo de derechos humanos de la provincia. Es un comunicador popular, integrante
de la Red Nacional
de Medios Alternativos. Charló esta tarde con Fernando Tebele y María Eugenia
Otero. Mañana sería liberado y, de ser así, solo restaría que salieran las
otras tres personas detenidas. Este jueves a las 11 habrá una marcha a la Casa
de Jujuy en Buenos Aires para exigir la liberación.
Por La Retaguardia
21de los 25 de esos detenidos fueron liberados, pero
Delgado, junto a otras 3 personas, Sergio Juárez, secretario general del gremio
azucarero; Néstor Bautista, secretario general; y el hijo del trabajador
Roberto Molina, continúan presos en la Unidad 7 de Alto Comedero. Delgado habló
desde prisión con Fernando Tebele y María Eugenia Otero para La Retaguardia y
contó que le habían comunicado su libertad que, al cierre de esta nota, no se
había concretado aún: “Hace una semana estoy preso. Hoy me informaron, desde el
juez Isidoro Cruz, que se liberaba el cese de detención. Hay que cumplir las
formas. Nos trasladaron hasta el centro de San Salvador de Jujuy para
informarnos eso y nos volvieron a traer a la penitenciaria para esperar los
papeles para poder liberarnos. Estamos a la espera de eso. Es lamentable que
tengamos que vivir esto en una democracia”, lamentó el integrante de CAPOMA.
-La Retaguardia: ¿Hubo irregularidades en las
detenciones y en el traslado al penal de Alto Comedero?
Oscar
Delgado: A los 25 presos que fuimos trasladados desde San Pedro, a la
madrugada, nos hizo rememorar a épocas muy oscuras. Nunca nos informaban de lo
que estaba pasando. Fuimos cargados en un camión furgón, prácticamente como
animales, y con gente herida. Sólo 2 ó 3 tendrían entre 30 y 40 años, el resto
eran personas de más de 50 y 60 años. Muchos golpeados y heridos, especialmente
el caso del señor Arroyo, que tiene artritis. Estaba herido de una patada en el
ojo, tenía un corte profundo en la rodilla, pateado en las costillas y también
una herida profunda en el brazo, abajo de la muñeca, donde le habían clavado
las esposas. Fue un accionar violento. Todos fuimos golpeados cuando ya
estábamos inmovilizados y esposados. No fue algún policía nomás. Todos los que
fuimos golpeados fue en forma sistemática. Hay un aval de las partes más altas.
-LR: ¿Recibió atención médica este señor
Arroyo?
OD: Fue atendido, pero
de una manera no muy seria. Se le vieron las heridas que tenía. En Jujuy le
dijeron que no le podían coser el corte que tenía en la rodilla porque habían
pasado muchas horas y tenía que drenar. Si lo hubiesen atendido desde un primer
momento ya lo hubieran podido coser. Eso te da la pauta que no fue atendido de
la manera responsable y directa que era necesaria. Incluso después tuvo que ser
controlado y hospitalizado unas horas en el hospital Pablo Soria, en San
Salvador. Por suerte no hubo complejidades, pero hubo momentos donde nos
preocupamos mucho. Podría haber pasado cualquier cosa, una desgracia. Que la
gente sea consciente de que todos los que fuimos golpeados fue cuando ya
estábamos inmovilizados; estábamos esposados en el suelo y ahí fuimos
golpeados.
-LR: ¿Te identificaste como integrante de la
RNMA y de CAPOMA?
OD:
Totalmente. Al primer policía que se me acercó y me empezó a agarrar le dije
que soy prensa de derechos humanos. Lo repetía todo el tiempo. No hubo forma.
Me rodearon entre varios, me inmovilizaron y ahí recibí unos cuantos golpes.
-LR: Hubo mucha repercusión y movilizaciones
por los 4 de ustedes que continúan detenidos, ¿Se enteraron de esto?
OD:
Tenemos que hacer la
diferencia. El trato acá con la gente de la penitenciaria en
el penal es totalmente diferente. El trato es respetuoso. En ese sentido no
tenemos quejas. Hay un teléfono abierto donde podemos comunicarnos con los
familiares y los compañeros. Ese es el medio por el que nos enteramos.
Solamente a través de ellos.
-LR: ¿Están solos o con otros presos?
OD: En el mismo pabellón
donde estábamos los 25, ahí estamos los 4. Es un pabellón apartado de la
población común. Seguimos en el mismo pabellón desde que ingresamos al penal.
-LR: Están teniendo un trato de prisioneros
políticos…
OD:
Se puede decir así. Justamente desde la relación que tenemos con los
sobrevivientes, con los ex presos políticos de Ledesma, de conversaciones y
charlas que ellos nos cuentan de sus vivencias, nos hace revivir esos momentos.
Por suerte, no en tan grave estado como esa época, pero hay algunas cosas que
sí se asemejan. Es lo que no tenemos que dejar que crezca en la Argentina. Quieren
tratar de instalar una enfermedad para destruir una democracia muy inestable,
desigual e injusta, pero que la quieren terminar de destruir. Ha llevado muchas
décadas de lucha, mucho sacrificio, mucha sangre y mucha muerte. No queremos
que vuelva a suceder eso. Para eso hace falta un papel como el que han cumplido
ustedes y muchas organizaciones sociales que han acompañado y difundido. Esto
es una lucha por la vida y por la dignidad humana donde se escuchan todas las
voces. La lucha, la tarea y la esperanza es para que no avance más la opresión,
el discurso único y esta violencia que quieren instalar desde los poderes
dominantes.
-LR: ¿Cómo sobrellevaste vos y el resto de los
detenidos la incertidumbre del paso del tiempo continuando en prisión?
OD:
Eso es lo más feo. Esa incertidumbre de no saber qué va a pasar. Mi familia
está afuera; gente que me quiere y está muy preocupada. Esta gente del poder no
piensa en las distintas situaciones familiares, como en la gente grande. Yo los
veía y realmente se me corría el corazón. Gente mayor que no podían pasar las
fiestas con sus hijas, que por primera vez en su vida estaban en una situación
así; gente que ha dejado su vida, más de 40 años, en esos campos, en esos
calores y hoy sufren problemas de salud. Por desesperación salieron a la ruta,
porque le deben dos meses de sueldo y no saben qué futuro van a tener. Le
acortan el esfuerzo de una digna llegada a una jubilación para el resto de su
vida. Eso genera una incertidumbre y un malestar muy grande. También mucha
indignación. No podemos seguir por este camino. Hay que pelearla. Nadie tiene
derecho a decidir por nuestras vidas. Nuestras voces se tienen que escuchar
para poder construir una sociedad entre todos. No vengan con ese discurso de
que somos violentos o delincuentes, porque los que tenían la posibilidad de que
esto no pasara era el gobierno, tanto el provincial como el nacional. Si se
abrían a un verdadero diálogo, a que se escuchen las otras voces, quizás esto
no pasaba. Se cierran en imponer las cosas. Ellos tienen la única palabra y eso
no es democracia. Las cosas se debaten, se escuchan todas las voces y se decide
en consenso. Eso sería un acercamiento a una democracia digna. Lo que están
tratando de imponer es una ‘democradura’, un barniz de democracia con acciones
de dictadura, y eso ningún ciudadano ni ciudadana argentina lo tiene que
permitir para que no volvamos a un pasado oscuro y tengamos un futuro con más
luz. Esa es la tarea que tenemos que seguir adelante: defender nuestra vida,
nuestra dignidad y nuestro destino. La difusión de las organizaciones y los medios alternativos ha sido clave para visibilizar
el reclamo y acelerar lo más posible la liberación, así como también las
manifestaciones en distintos puntos del país y del mundo. Gracias por la
compañía y la difusión.
Nos enteramos de que llegó a Europa: Francia, España y
Holanda. Gratifica sentir a todos ustedes acompañando. Ya nos encontraremos muy
pronto en las calles para seguir construyendo esa vida con alegría que todos
queremos".
Antes de finalizar la charla, Oscar Delgado, que siempre
lleva una gorra verde, explicó por qué es importante para él: "me la
regaló un gran dirigente campesino de la zona, un gran amigo, un gran luchador
del Movimiento Nacional Campesino Indígena, Ariel Coqueto Méndez, que falleció
hace un tiempo".
Desde el penal de Alto Comedero. Delgado alzó su voz, con
todo el compromiso habitual, pasando un mal momento, pero dispuesto a la lucha
por venir, que aparece como más dura.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article15762
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