Declaración de la Cumbre de los
Pueblos.
“Fuera OMC, construyendo soberanía”
14 de diciembre de 2017
"Reafirmamos nuestro rechazo a las
políticas de libre comercio de la Organización Mundial
del Comercio (OMC). La OMC refleja los intereses del capital transnacional más
concentrado que pretende eliminar barreras a la libre circulación de
mercancías, servicios y capitales. Se trata de una organización que sólo toma
en cuenta las necesidades del capital, ayudando a reproducir las relaciones
capitalistas de explotación y saqueo. Estas políticas afectan derechos
históricamente conquistados por la lucha de los pueblos del mundo."
La Cumbre de los Pueblos “Fuera OMC,
construyendo soberanía” se reunió los días 11, 12 y 13 de diciembre en Buenos
Aires, Argentina, frente a la realización de la XI Conferencia
Ministerial de la Organización Mundial
de Comercio en esta ciudad.
Las organizaciones
sociales, sindicales, campesinas, de pueblos originarios, de mujeres,
territoriales, anti-extractivistas, de derechos humanos, entre otras, de todo
el planeta que conformamos la Cumbre de los Pueblos reafirmamos nuestro rechazo
a las políticas de libre comercio de la Organización Mundial
del Comercio (OMC). La OMC refleja los
intereses del capital transnacional más concentrado que pretende eliminar
barreras a la libre circulación de mercancías, servicios y capitales. Se trata
de una organización que sólo toma en cuenta las necesidades del capital,
ayudando a reproducir las relaciones capitalistas de explotación y saqueo.
Estas políticas afectan derechos históricamente conquistados por la lucha de
los pueblos del mundo.
Las transnacionales actúan bajo el amparo de la
Arquitectura de la Impunidad, la cual incluye al sistema de la Deuda, los
Tratados de Libre Comercio (TLC) y de protección de inversiones y organismos
multilaterales como la OMC. Estos
generan una globalización en función de su afán de lucro. En este contexto, la Deuda pública se ha configurado en
una herramienta privilegiada de la expansión capitalista de concentración,
desigualdad y opresión. Subordina el modelo productivo y de consumo a la
necesidad de pagar los intereses cada vez mayores. Nos comprometemos a trabajar
para develar las repercusiones que la Deuda conlleva en las múltiples resistencias,
denunciando su carácter ilegítimo, evidenciando quién realmente debe a quién y
construyendo un horizonte de transformación y esperanza, asumiéndonos como
Pueblos Acreedores de deudas no únicamente económicas, sino también sociales,
históricas, ecológicas, democráticas, de género, entre otras. Necesitamos
seguir construyendo desde las luchas de los pueblos para avanzar en este
proceso, incluyendo acciones como las auditorías integrales y ciudadanas de la
Deuda, tribunales éticos y consultas populares, entre otras estrategias.
Frente al poder
corporativo, que protagoniza el despojo por parte de las transnacionales en
los territorios, nos comprometemos a globalizar las luchas y seguir
fortaleciendo los lazos y articulaciones. Debemos seguir peleando por lograr un
tratado internacional que vincule las empresas transnacionales al respeto de
los derechos humanos. Debemos disputar el espacio legislativo y judicial,
denunciando cómo las leyes se violan, se tuercen, se malinterpretan y adaptan
ante el interés de las transnacionales. Debemos mantener la autonomía de los
movimientos sociales en relación a los gobiernos, señalando nuestra solidaridad
con Pueblos, comunidades y organizaciones perseguidas y reprimidas.
La liberalización de los flujos comerciales y
financieros impacta en forma diferencial la vida cotidiana de las mujeres y profundiza las desigualdades y la
pobreza, ampliando el desempleo, la informalidad y financierizando
compulsivamente nuestras vidas, profundizando así todas las formas de violencias
patriarcales. Las mujeres, lesbianas, trans, travestis, bisexuales, gays, no
binaries, afroargentinas, afrodescendientes, migrantes, desplazadas,
refugiadas, indígenas, negras, campesinas, trabajadoras autogestionadas
reunidas en el foro y gran Asamblea Feminista frente al libre comercio estamos
afirmando nuestra lucha antipatriarcal, antirracista y anticapitalista.
Por ello expresamos nuestro rechazo a la
Declaración de la OMC sobre Libre Comercio y Empoderamiento Económico de las
Mujeres, por estar basada en afirmaciones falsas y en una visión reduccionista
del empoderamiento económico de las mujeres. La evidencia proporcionada desde la Economía Feminista
muestra que los procesos de liberalización comercial han resultado
perjudiciales para la mayoría de las mujeres. Las reglas comerciales que
promueve la OMC amenazan los medios de vida de las mujeres urbanas, campesinas,
indígenas, afro y quilombolas, favorecen la desposesión de sus territorios,
restringen el acceso de las mujeres a políticas públicas de acceso al agua,
salud, educación y un largo etcétera, limitan el acceso a bienes básicos
esenciales como los medicamentos, y promueven formas productivas basadas en la
carrera hacia la baja de todos los estándares laborales, salariales y de
protección social, lo que nos afecta especialmente. Repudiamos el uso político
de nuestras luchas y reivindicaciones para salvar una cumbre fracasada. ¡No en
nuestro nombre!
Los acuerdos de la OMC impiden el acceso a los derechos de los y las migrantes
trabajadores y sus familias.
La excluyente prioridad de valorizar el capital fomenta la explotación laboral
de los y las migrantes. La búsqueda de más inversión extranjera da pie a la
firma de tratados comerciales que impulsan la globalización y los flujos de
capitales, mientras que se criminaliza y se pone en tela de juicio la movilidad
de las personas en el mundo.
El reconocimiento de la migración como un
derecho humano (nacional, regional y global), abre el espacio para debatir la
libertad de transitar los territorios y la construcción de una ciudadanía
universal. Para que este derecho se cumpla, es importante fomentar la
participación política y de economías sustentables, solidarias e independientes
que conlleven al desarrollo local y regional de las comunidades migrantes.
La OMC y los TLC avanzan en la conversión de
nuestros alimentos en mercancías. Esto ha provocado la mayor crisis alimentaria que haya sufrido la humanidad. Actualmente más del 50% de los habitantes del mundo sufren hambre,
malnutrición o son parte de la epidemia de obesidad y sobre peso que
enfrentamos. Al mismo tiempo estas políticas apoyan la destrucción,
acaparamiento y contaminación de nuestros territorios y expulsan a comunidades
indígenas y campesinos de los mismos, poniendo en riesgo la continuidad
cultural. El agronegocio, junto con la extracción indiscriminada de
combustibles fósiles, son los principales responsables de las dos crisis
socioambientales más importantes que vivimos hoy: la crisis climática y la
extinción masiva de la biodiversidad.
Frente a esta situación, impulsamos la Soberanía Alimentaria
que va de la mano de la producción agroecológica campesina, donde las semillas
son entendidas como patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad. Proponemos
reformas agrarias integrales y populares, mercados locales y fundamentalmente
la voz de las campesinas y campesinos como protagonistas de las políticas que
se impulsen.
La OMC y los TLC se esconden detrás de la
máscara de “alternativas verdes”, pero en definitiva sólo sostienen el modelo extractivista, con énfasis en la minería y en la
extracción de combustibles fósiles. En esta lógica, el agua es considerada una
mercancía y no un Derecho Humano. Sabemos que no hay alternativa para la vida en
el planeta dentro del capitalismo, que no sólo nos explota sino también
contamina y mata. Para poder superar estas contradicciones promovemos las
alternativas populares, como el “buen vivir” propuesto por distintos pueblos
indígenas; el eco-feminismo; el eco-socialismo; y prácticas concretas como la
soberanía energética, la agroecología y la permacultura que pueden
transformarse en alternativas sistémicas al capitalismo si son aplicadas no de
manera individual, sino como una política general.
Estas experiencias enmarcadas en la economía popular, la social y la
autogestiva son
manifestaciones de la supervivencia de los pueblos pero al mismo tiempo son
resistencia a los designios de la racionalidad capitalista. Utilizando los
medios de producción a disposición de los trabajadores y trabajadoras, y a su
vez reclamando por nuestros derechos es que podemos pensar en construir
espacios de poder para disputar el modelo hegemónico. Desde esta perspectiva es
que entendemos el rol de las experiencias productivas sin patrones, desde la
marginalidad y desde una profunda identificación de clase para construir las
alternativas. Depende de nosotras y nosotros continuar en una economía
capitalista de pobres o avanzar en la construcción de un proyecto alternativo. No sólo se trata de
luchar por el poder para conseguir la sociedad que queremos sino también de ir
construyendo los caminos que nos acerquen a ella. Reclamando al Estado lo que
es nuestro mientras que consolidamos un poder alternativo basado en una
economía desde y para los pueblos.
El libre comercio atenta contra el derecho a la salud y precariza los sistemas de salud
públicos, provocando graves consecuencias sobre la vida de las personas. La
salud y los medicamentos no deberían ser materia regulada por la OMC, ya que la
salud es un derecho humano, no un negocio; y los medicamentos son un bien
social y no una mercancía. Los acuerdos comerciales de la OMC nunca responderán
a las necesidades de salud pública. Este énfasis en los intereses del mercado y
en detrimento de la salud pública favorece a los capitales trasnacionales,
quienes a través de precios extorsivos e injustificados impuestos por las
grandes compañías farmacéuticas desembocan en enfermedad, desesperanza y muerte
para los pueblos.
Por ello la soberanía sanitaria implica
sostener modelos de salud pública que garanticen la primacía del interés
público y la justicia social. En ese sentido, exigimos la suspensión del
Acuerdo sobre Derechos de Propiedad Intelectual relativos al Comercio (ADPIC)
de la OMC para tecnologías de salud; rechazamos toda disposición de acuerdo
comercial que afecte negativamente el acceso a medicamentos, como el Tratado
entre Unión Europea-Mercosur; discutimos nuevos modelos de I+D (Investigación y
Desarrollo) que promuevan tecnologías libres y accesibles para todos los
pueblos, independientemente en qué país o región vivan ,
cuyos resultados (datos, procesos y productos) sean considerados bienes
comunes.
El libre comercio y la OMC promueven un
conjunto de iniciativas que intentan convertir a la educación en un bien comercializable, permeado
por diferentes lógicas mercantiles y privatizadoras que presentan mayores o
menores grados de visibilidad. Así, los derechos sociales y educativos son
amenazados por la lógica del mercado, los derechos de propiedad y del capital
y, de este modo, la educación pasa a constituirse en un servicio
comercializable.
En cambio, la soberanía educativa constituye
el derecho que tenemos como pueblos a la autodeterminación de cómo nos queremos
educar, con qué valores, de qué manera. En medio de la crisis civilizatoria que
atravesamos, proponemos formatos educativos alternativos, formas de
participación más horizontales, contenidos y valores que expresan alternativas
políticas y sociales.
Las políticas de libre comercio no serían
posibles sin un fuerte aparato de seguridad
y represión que acompaña la
implementación de las políticas de austeridad. El aumento de bases militares a
nivel global refleja esta situación, así como el uso de la fuerza policial al
interior de los Estados nacionales. La militarización implica el genocidio y
silenciamiento de pueblos enteros en pos de las necesidades del gran capital.
Exigimos el retiro de las tropas de Haití. Exigimos la liberación y
descolonización de Palestina, el fin del régimen de Apartheid, adherimos al
Movimiento Boicot, Desinversión y Sanción y manifestamos nuestro más enérgico
repudio ante la decisión unilateral de los EEUU de reconocer a Jerusalén como
capital del Estado sionista de Israel.
La alternativa al militarismo y la guerra
perpetua que es el imperialismo en todas sus formas, especialmente en su forma
de sionismo, es la resistencia en creciente unidad de los pueblos y los
Estados. El
imperialismo es una de las principales causas de las guerras del mundo, de la
carrera armamentista, del genocidio, la tortura, la mentira de masas, la acción
psicológica terrorista, los asesinatos selectivos y las masacres de población
civil, la formación y actuación de fuerzas paramilitares terroristas como ISIS.
Hacia el 2018, la Cumbre de los Pueblos hace
un llamamiento a todos los pueblos del mundo a movilizase contra la Cumbre Presidencial
del G-20 que tendrá lugar en
Buenos Aires en 2018. El G-20, al igual que la OMC y todos los TLC, sólo
refleja la sed de lucro de las empresas y no las necesidades de los pueblos. No
es casual que tanto la OMC como el G-20 se realicen en Argentina: este país
quiere mostrarse como un líder regional en la liberalización comercial. Por
ello, la
movilización de nuestros pueblos es crucial. Somos nosotras y nosotros quienes
debemos alzar la voz y hacer que nuestras propuestas alternativas a la crisis
climática y civilizatoria sean escuchadas.
Asimismo, llamamos a construir un paro internacional de mujeres para
el próximo 8 de Marzo desde una visión amplia del trabajo
que tenga en cuenta nuestras realidades heterogéneas. No habría capitalismo sin
el trabajo de cuidado no remunerado de las mujeres.
Las organizaciones y movimientos de la Cumbre
de los Pueblos Fuera OMC convocamos a la continuidad de las luchas de
resistencia a la presente ofensiva del capital internacional contra los
derechos de los pueblos, en la construcción colectiva de la edición del Foro Social Mundial 2018, en
Salvador, Bahía, Brasil, del 13 al 17 de marzo. ¡Resistir es crear, resistir es
transformar!
La resistencia global se ha hecho ver y
escuchar en Buenos Aires. Una vez más, adonde vayan los grandes foros globales,
los esperará la resistencia de los pueblos en pie y luchando por sus derechos.
¡Fuera OMC!
¡Fuera G-20!
Asamblea de los
Pueblos
Cumbre de los Pueblos
“Fuera OMC, construyendo soberanía”
13 de diciembre de 2017
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Declaracion_de_la_Cumbre _de_los_Pueblos._Fuera_OMC_construyendo_soberania
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