miércoles, 27 de diciembre de 2017

"Ratificamos que si bien no hay una única forma de luchar contra el capitalismo y especialmente contra la configuración extractiva que ahora asume; es desde la organización popular para criar la vida en común, como podemos trascender el rechazo a las injusticias para pasar a la construcción de los mundos nuevos que tantas y tantos llevamos en los corazones".

Colombia: Tejiendo la vida, intercambio entre Asprocig y la Escuela de Sustentabilidad Compadre Bototo


27 de diciembre de 2017
"El encuentro entre organizaciones populares propiciado por las visitas que hacen parte de las líneas de trabajo de Asprocig, ayuda a desempolvar el orgullo de saberse campesino, indígena o afro, a reconocerse como un componente crucial del tejido de la vida".
Desde hace cientos de años los pueblos de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú, especialmente el Zenú, han entendido que ellos también son parte del ciclo del agua, y es a partir de esa comprensión cómo organizan la reproducción de su vida en común en función de la naturaleza. Son, como lo describiera Fals Borda, culturas anfibias, hombres y mujeres de agua.
Con la Escuela de la Sustentabilidad del Compadre Bototo, donde participan personas de 7 municipios del Meta, estuvimos conociendo las estrategias y sentires que desde Asprocig [1] han permitido que las 32000 personas asociadas habiten sus territorios de forma digna, y que tanto condiciones climáticas adversas como amenazas y realidades extractivas -manifiestas en fincas camaroneras, un puerto carbonífero, y la hidroeléctrica de Urrá- se hayan convertido en oportunidades para germinar mundos muy otros, basados en la solidaridad, la amistad y el amor.
A partir de recorridos y visitas, donde generosamente, 4 de las 98 asociaciones que componen Asprocig, nos compartieron el diseño de sus sistemas de soberanía alimentaria familiar y comunitaria, de reforestación y cuidado comunitario de ecosistemas estratégicos, de saneamiento básico, de comunalización y democratización energética, formas propias de gestión comunitaria del agua, circuitos económicos justos y solidarios, entre otros; nos fue posible identificar la necesidad de trabajar juntos y con paciencia para lograr metas compartidas.
Para lograr resolver la vida material y las necesidades cotidianas, Asprocig ha transitado un largo proceso de aprendizaje que se ha nutrido de conocimientos y sentires que dan cuenta de lo diverso del proceso. Afros, índígenas, mujeres, campesinos, jóvenes, pescadores, todas y todos han contribuido a cimentar un entramado cultural del cual emergen las alternativas para gestionar la vida en colectivo. Aprendimos que es imposible pensar en soluciones sustentables y duraderas si no hay una base moral sólida.
Unas ideas y reflexiones que se desprenden de lo anterior apuntan a reconocer las diferentes escalas, temporalidades y territorios propias de cada proceso organizativo. Esto es importante, toda vez que nos permitió entender, desde la experiencia, cómo no puede replicarse de forma idéntica lo que funciona en un territorio, como una receta para aplicar a otros. Así como la naturaleza es diversa, rica y cambiante, también en la diversidad de los pueblos reside su fuerza.

Asprocig nos demuestra que es posible ampliar el horizonte de la utopía siempre y cuando los sueños sean colectivos y acordes a las culturas locales, a los tiempos necesarios para madurar las esperanzas y enraizarlas en la vida diaria y cotidiana. De esta forma las relaciones familiares y vecinales se convierten en los espacios de transformación esenciales para garantizar cambios profundos y duraderos.

Durante estos días ratificamos que si bien no hay una única forma de luchar contra el capitalismo y especialmente contra la configuración extractiva que ahora asume; es desde la organización popular para criar la vida en común, como podemos trascender el rechazo a las injusticias para pasar a la construcción de los mundos nuevos que tantas y tantos llevamos en los corazones.
El encuentro entre organizaciones populares propiciado por las visitas que hacen parte de las líneas de trabajo de Asprocig, ayuda a desempolvar el orgullo de saberse campesino, indígena o afro, a reconocerse como un componente crucial del tejido de la vida. El proceso de Asprocig actualmente está abierto a intercambios con organizaciones sociales y universidades, lo cual constituye una invaluable oportunidad de fortalecimiento mutuo: Para estudiantes y profesores es una puerta abierta para ampliar las posibilidades de la utopía, para las organizaciones sociales, un momento para recordar que somos pedacitos de esperanza dispersa para un mundo en error.
En nuestro caso, de este acercamiento salimos con la cabeza más en alto y con la solidaridad y la reciprocidad vivas, recordando que en el Meta, en Córdoba o donde sea, somos muchos quienes clamamos por recuperar el control de nuestras vidas implementando formas otras de ubicarnos en la naturaleza y en la sociedad.
Notas:
[1] Asociación de Pescadores, Campesinos, Indígenas y Afrodescendientes para el Desarrollo Comunitario de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Colombia_Tejiendo_la_vida_intercambio_entre_Asprocig_y_la_Escuela_de_Sustentabilidad_Compadre_Bototo

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