La resistencia como forma de
hacer política del zapatismo
ante la IV guerra mundial
contra la humanidad
29 Julio 2017
Por
Rafael Sandoval Álvarez*
Resumen
En el contexto de la Cuarta Guerra Mundial
contra la humanidad y la extraordinaria articulación de la resistencia y la
rebeldía que se teje contra la globalización neoliberal, resulta relevante
reconocer las nuevas formas de hacer política que en los últimos diez años han
desplegado sujetos tan diversos en todo el planeta y que se identifican como
parte del esfuerzo por crear un mundo donde quepan muchos mundos. La
resistencia como forma de hacer política tiene en el Zapatismo un referente que
desde 1994 ha
generado iniciativas políticas y organizativas que hoy trascienden tanto en lo
local como en el ámbito internacional. El objetivo de este ensayo es realizar
un acercamiento que da cuenta de cómo el Zapatismo ha pensado y construido una
forma de hacer política que tiene en la resistencia, la dignidad y la
autonomía, la base de lo que ellos llaman el Método Zapatista de hacer
política: el caminar preguntando, el mandar obedeciendo, el autogobierno, etc.
Introducción
El primero de enero de
1994, con la entrada oficial del Tratado de Libre Comercio para Norteamérica,
la naciente “Sociedad del poder”1 pensó
que con la nueva era del capitalismo iniciaba un proceso mundial de dominación
donde el imperio de las leyes del mercado sería total. Se modernizaba el modelo
neoliberal a costa de imponer una estrategia geopolítica de alcance planetario
donde no se veía ninguna oposición seria, después de la derrota del Socialismo
de Estado que tuvo en 1989 un momento definitivo.
Hacía un siglo, fines
del XIX, la naciente burguesía mexicana se aprestaba a configurar su proyecto
de Estado- nación en el territorio al que quedaría reducida la geografía del
México del siglo XX, después de que la clase dominante permitiera que más de la
mitad del espacio donde habitaban los mexicanos se “anexara” a los Estados
Unidos de América. Pasarían dos largos períodos históricos, entre 1917 y 1968,
en los que se consolidaría el régimen político resultado de la revolución y el
establecimiento del sistema de Partido de Estado, hasta que tanto la
resistencia de los de abajo se convirtió en un movimiento social con capacidad
de cuestionar las políticas económicas del régimen y quebrar su sistema
corporativista de control social, como la imposición de los intereses de los de
arriba, la “Sociedad
del poder” y del dinero obligó a cambiar a la clase política dominante en la perspectiva
de la modernización neoliberal global.
Tendrían que pasar
veinticinco largos años más (1968-1994) de una cruenta lucha de clases en la
que tuvo lugar prácticamente una guerra civil, no reconocida suficientemente
aun, si la valoramos por los saldos en muertes, represión y exclusión de miles
de mexicanos (una muestra contundente siguen siendo los cuatro mil
desaparecidos que por razones políticas se siguen reivindicando), para que
surgiera una sublevación indígena que dijera ¡ya basta!, con suficiente fuerza
como para obligar a replantearse el proyecto de nación que ha dominado hasta
ahora. Los diferentes sujetos que se oponían al modelo neoliberal tenían claro
desde 1982, año en que se dio el viraje en la clase política mexicana y asumió
la dirección la fracción tecnócrata de los capitalistas, que la plataforma en
la que se daría la confrontación se redimensionaba, para convertirse en
mundial, donde lo global y lo local, el centro y la periferia, el adentro y el
afuera, ya no serían lo mismo, ni con respecto al poder ni con respecto a la rebeldía. Así , el
poder ya no estaría fijado a un solo centro, ni el Estado sería el único lugar
desde donde se orquestara la disciplina y el control social, y en el mismo
sentido no existirían espacios geográficos exclusivos para ninguna clase
social, sino que la totalidad del planeta sería objeto de control y ocupación,
los otros estarían en todos lados, además nadie quedaría neutral, pues se es
aliado o enemigo.
Con todo, la coyuntura
que definiría el final del último período del siglo XX y el principio del
tercer milenio en la civilización occidental y cristian a,
estaría caracterizada no sólo por la guerra total contra la humanidad de la “Sociedad del poder”,
sino por la iniciativa de un Sujeto que, sin desconocer a otros, marcaría una
nueva forma de entender la política, en donde ya no dominaría más la idea
hegemónica de Estado y Poder en las formas de hacer política entre los sujetos
de la resistencia y la rebeldía; con esto lo que quiero decir es que ya no sería
la única idea que dominaría el por-venir. A partir de aquí, el paradigma de la Realpolitik2 estará
cuestionado por uno nuevo donde “el que manda, manda obedeciendo” y en donde la
idea del mundo es que sea “un mundo donde quepan muchos mundos”.
El sujeto zapatista
viene de lejos; su propuesta de una forma de hacer política desinvestida de la
idea de Poder y Estado estaba “enterrada” en las culturas indígenas que como la
Tojolabal sólo reconoce la subjetividad como Intersubjetividad3; es decir, no hay objetos al margen del
sujeto y por lo tanto no hay lo otro separado del nosotros. El Zapatismo, como
movimiento de resistencia, también viene de las entrañas de la revolución,
donde los campesinos e indígenas se reconocieron en las ideas autogestivas y
libertarias del Magonismo y, por supuesto, recreando las autonomistas y
comunitarias milenarias. El Zapatismo tiene muchos momentos históricos en sus
despliegues emergentes, ya sea como sublevaciones locales, como formas
políticas y culturales de su subjetividad.
La necesidad de
reconocer al Zapatismo también es dar cuenta de su pensamiento político, que no
pocos estudiosos han considerado como una aportación al pensamiento teórico en
las ciencias sociales4, con la cualidad de que es desde el
movimiento y por los sujetos que lo conforman desde donde se desarrolla la
práctica política y su reflexión teórica correspondiente. En esta perspectiva,
presento a continuación una síntesis de la concepción que el Ejército Zapatista
de Liberación Nacional [EZLN] tiene sobre la “Guerra Total ”
contra la humanidad, que han implementado los diferentes sujetos que
constituyen la “Sociedad
del poder” como forma de hacer política en el contexto actual.
La Cuarta Guerra
Mundial contra la humanidad: la guerra como
forma de hacer política
La guerra es el
escenario que impone a la humanidad entera el capitalismo que por ese medio
pretende renovarse. La crisis de la globalización neoliberal tiene en la
estrategia de guerra preventiva, con sus modalidades de contrainsurgencia que
aplica que según la localidad, su apuesta para revertir la resistencia que cientos de
miles de organizaciones, comunidades, pueblos y movimientos sociales realizan
por todo el planeta, desde sus localidades y regiones.
La idea de la “Cuarta Guerra
Mundial” la planteó el SubComandante Insurgente Marcos [SCI Marcos] del EZLN a
propósito de una visita que la Comisión Civil
Internacional de Observación de los Derechos Humanos realizó
a La Realidad, Chiapas, en noviembre 20 de 1999. En esa ocasión definió toda
una concepción sobre la
Guerra Total que se comprobaría, en todas sus modalidades de
operación durante los años que siguieron. Entonces advertía:
Hay varias constantes
en las llamadas guerras mundiales, sea la Primera Guerra Mundial ,
la Segunda o las que nosotros llamamos la Tercera y Cuarta… Una de estas
constantes es la conquista de territorios y su reorganización. Después de la Primera Guerra Mundial
hay un nuevo mapamundi, después de la Segunda Guerra Mundial
hay otro mapamundi.
Al término de lo que
nosotros nos atrevemos a llamar Tercera Guerra Mundial y que otros llaman
Guerra Fría, hubo una conquista de territorios y una reorganización. A grandes
rasgos, se puede ubicar a finales de los años ochenta, con el derrumbe del
campo socialista de la
Unión Soviética y al principio de los años noventa al
vislumbrarse lo que llamamos la Cuarta Guerra Mundial.
[SCI Marcos, 1999].
El SCI Marcos señala
que hay dos constantes más en las guerras mundiales: la destrucción del enemigo
y la administración de la
conquista. De la Tercera Guerra Mundial que se extiende desde
1946 y hasta 1985-1990, dice que es una gran guerra mundial compuesta de muchas
guerras locales y tenía a dos actores principales: Estados Unidos y la Unión Soviética , y
la mayoría de los países europeos, América Latina, África y partes de Asia y
Oceanía, en las que intervenían las dos superpotencias. Después, con la
victoria de EE UU sobre la URSS, se inicia la Cuarta Guerra Mundial ,
donde el
territorio por conquistar y reorganizar es ya todo el planeta y el enemigo por
destruir son dos terceras partes de la humanidad que sobran, según la lógica
del mercado,
pues ni son productores ni son consumidores adecuados a la acumulación de
capital. En este sentido el SCI Marcos puntualiza “no quiere decir acabar con
la gente, sino con las formas de ser de la gente” y que “después de destruir
hay que reconstruir. Reconstruir los territorios y darles otro lugar. El lugar
que determinen las leyes del mercado” [SCI Marcos, 1999].
En este contexto,
sostiene el SCI Marcos, la estrategia de guerra tiene varias dimensiones y
formas de operación que han evolucionado durante el transcurso de la Tercera y
Cuarta Guerra Mundiales, a saber: donde haya que colonizar con la intervención
de ejércitos completos se hará así, y donde sea suficiente con la intervención
de los ejércitos propios de cada país, pues así será. Lo mismo que si se
requiere de fuerzas de ocupación militar combinadas con paramilitares y
policías (como en el caso de Chiapas), de tal manera que el control de las
sociedades civiles y pueblos completos se garantice. Así, las guerras ya no se
rigen por las convenciones establecidas sino que ahora “se desarrolla el
concepto de Guerra Total: en la doctrina militar entran elementos que ya no son
militares… los medios de comunicación… medidas económicas, con medidas
políticas y con diplomacia… la ideología… no es sólo una guerra en todos los
frentes, es una guerra que puede estar en cualquier lado, una guerra
totalizadora en donde el mundo entero está en juego. Guerra Total quiere decir:
en cualquier momento, en cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia… el
mundo ya no es el mundo, es una aldea y todo está cerquita” [SCI Marcos, 1999].
En la Guerra Total , de acuerdo con el SCI Marcos, la
doctrina militar considera la totalidad del mundo como traspatio porque el
mundo globalizado produce simultaneidad y un esquema ya no es suficiente para
construir todas las respuestas militares que se requieren en todas las partes
del mundo. En esta doctrina se agrega otro elemento: el paso de la “estrategia
de contención” a la de “alargamiento” o de “extensión”, en la que además de
conquistar un territorio y contener al enemigo, se trata de prolongar el
conflicto a “actos de no-guerra”, configurando así una nueva concepción militar
de “intensificación de la ocupación del territorio”, ocupando a todo y todos
cuanto lo habitan, de tal manera que “ya no hay civiles y neutrales. Todo el
mundo es parte del conflicto… eres aliado o enemigo” [Cf. SCI Marcos, 1999]
La resistencia, base de las formas de hacer política zapatista
Las condiciones de
vida y socialidad que trajo consigo el sistema capitalista y que exacerba su
modelo neoliberal desde la década de los ochenta en que se globalizó, están
colapsadas de tal manera que la mayoría de la población tiene serios problemas para
sobrevivir y sus redes de solidaridad social son objeto de ataque por las
políticas tanto de asistencia social como de seguridad policíaca por parte de
la clase política dominante.
Desde esta situación de precariedad económica
y social es que se puede entender la necesidad de creación de formas de
resistencia que den sentido a la existencia y que, desde la recuperación de la
dignidad, se construyan alternativas de vida donde la esperanza en un mundo
diferente se convierte en la construcción del presente a partir de conectarse
las diferentes acciones e iniciativas, que por más sencillas y elementales, representa
un golpe mortal al sistema de reproducción capitalista que tiene en la
separación-fragmentación entre los seres humanos, su fundamento. Se trata,
pues, de la reconstitución del flujo social del hacer [Cf. Holloway, 2002].
El EZLN advierte esta
situación especialmente desde su gran recorrido por toda la geografía de
México, en 1999 cuando destinó a cinco mil zapatistas5 –dos
por cada uno de los más de dos mil cuatrocientos municipios que conforman los
32 estados de la federación– para que dialogaran con toda la población; ahí observaron
que existía una gran insubordinación (incluyendo la no subordinación) que no se
expresaba en discursos públicos o manifiestos, y que en muchos casos se
expresaba de manera ambigua y contradictoria en las acciones de lucha y
resistencia, pero siempre, en todos los casos, haciendo evidente el dolor y el
coraje ante las condiciones indignas y de miseria a que estaban sometidos.
El EZLN ponía en juego
el despliegue del diálogo que inauguraría, como forma de hacer política, en 1995 con la
iniciativa de convocar e incidir en los llamados Diálogos de San Andrés que
sostuvo con el gobierno en San Andrés Sakamchen de los Pobres, Chiapas, para
acordar la paz con base en la inclusión de los derechos y el reconocimiento de
las culturas indígenas en la ley constitucional, a todas las organizaciones de
la sociedad civil y los más de cincuenta pueblos indios que habitan la
república mexicana. Posteriormente, con la marcha-caravana de los comandantes
del EZLN, en los primeros meses del 2001, donde recorrieron desde la Selva Lacandona
hasta la ciudad de México, la mitad del territorio nacional, volverían a promover el
diálogo, en el que los zapatistas experimentarían su método para hacer
política, uno de cuyos desafíos es pensar, en lugar de teorizar, en función de
lo que hacen y dicen los no subordinados y los que ya se insubordinan. Ellos sostienen que
para pensar como zapatistas hay que escuchar, preguntar, observar-mirar, para
dar cuenta de los sujetos concretos desde su práctica; es decir, caminar,
preguntándose a propósito de la acción experimentada por los sujetos.
Uno de los resultados de ese reconocimiento de
la resistencia que fueron encontrando por todos los lugares, lo presentaron en
un amplio documento conocido como México 2003 Otro Calendario. El de la Resistencia,
dado a conocer en febrero de 2003 y que posteriormente se completó con el
documento denominado Chiapas, la treceava estela: Un Caracol;
en él dan cuenta de la propia rebeldía que como pueblos indígenas zapatistas
estaban llevando a cabo. El EZLN abre una coyuntura el 1° de enero del 20036 orientada
a construir un escenario donde se articulen todo tipo de resistencias y
rebeldías, no para disputar políticamente los espacios en el tablero de la
guerra total contra la
humanidad. La apuesta está por la acción que tomen los
millones de seres humanos que en y desde sus regiones y localidades resisten y
optan por la rebeldía. No
se trata de un optimismo ingenuo sino del reconocimiento del quehacer de los sujetos en
resistencia desde su vida cotidiana entendida como un “dado dándose” que no
tiene por qué confundirse con la idea de la Revolución en tanto momento
espectacular dentro del curso de la historia.
La organización y la
lucha que se experimenta con el desarrollo de la autonomía, la dignidad y la
resistencia entre los pueblos y comunidades zapatistas es una forma de hacer
política, y en ese sentido, habrá que entender también el silencio que ha
marcado siempre la práctica zapatista en situaciones previas al lanzamiento de
iniciativas político-organizativas, silencio que solo es la forma en que
construyen la plataforma para lanzar sus proyectos; es el tiempo de escuchar y
preparar el siguiente paso.
La
articulación de las resistencias, base de la rebelión contra la globalización
neoliberal
El zapatismo, más allá
de las evidencias, da cuenta de que no sólo es un movimiento de resistencia,
también es una rebelión ética, un movimiento por nuevas relaciones sociales:
que no lucha por el poder, ni por ser un partido político, ni por tomar el
control de las instituciones del Estado.
El EZLN planteó la
resistencia como forma de defensa de la soberanía popular en el contexto en que
se produce la crisis de las soberanías nacionales. Es decir, una política donde
el tiempo y la forma los determina el método de consultar, escuchar y mandar
obedeciendo a los integrantes de todo el movimiento. Así, ya no sólo se trata
de construir un nuevo sistema político, sino el de lograrlo a través de una
nueva forma de hacer política donde el reconocer la diferencia de los otros se
traduce en un mundo donde quepan todos; no por otra cosa se puede observar que
el EZLN siempre se refiere a los diferentes: hombres, mujeres, niños, ancianos,
lesbianas, homosexuales, bisexuales, trabajadores y trabajadoras sexuales,
jóvenes, estudiantes, etcétera.
En la perspectiva
zapatista de la rebeldía, además, existe un deslinde de lo que ha sido la forma
política de entender la revolución, tanto como forma de hacer política y
objetivo de los revolucionarios. La crítica a la idea de la revolución por lo
que de ella se ha realizado: un proceso para reproducir las relaciones sociales
de dominación, luego del asalto al poder por aquéllos que se convierten en los
nuevos gobernantes que de ella emanan.
La revolución entendida como hacer política para tomar el
poder y controlar el Estado.
El EZLN, a través de
su vocero el SCI Marcos, introdujo a la discusión y al debate nuevos elementos
sobre el método zapatista de hacer política, durante la “caravana de la
dignidad” que realizaron los comandantes en marzo del 2001. A continuación
algunos extractos del discurso zapatista:
Consideramos que no es
ético que todo se valga por el objetivo del triunfo de la revolución… No es
ético que la toma del poder cubra de bondad las acciones de cualquier
organización de revolucionarios. No creemos eso de que el fin justifica los
medios. Finalmente, nosotros pensamos que el medio es el fin. Construimos
nuestro objetivo a la hora en que vamos construyendo los medios por los que
vamos luchando. En ese sentido, el valor que le damos a la palabra, a la
honestidad y a la sinceridad es grande, aunque a veces pequemos de ingenuos
[SCI Marcos, 2001].
Nosotros nos ubicamos
más como un rebelde que quiere cambios sociales. Es decir, la definición como
el revolucionario clásico no nos queda. En el contexto donde surgimos, en las
comunidades indígenas, no existía esa expectativa, porque el sujeto colectivo
lo es también en el proceso revolucionario, y es el que marca las pautas… El
revolucionario tiende a convertirse en un político y el rebelde social no deja
de ser un rebelde social… Porque un revolucionario se plantea fundamentalmente
transformar las cosas desde arriba, no desde abajo, al revés del rebelde social. El revolucionario se
plantea: vamos a hacer un movimiento, tomo el poder y desde arriba transformo
las cosas, y el rebelde social, no [SCI Marcos, 2001].
Con la idea de rebeldía, los zapatistas
ratifican su renuncia a ser vanguardia, cuestión que va contra la teoría y la
práctica tradicional de la
izquierda. En este sentido, la idea no es quién tiene la
verdad o el programa más revolucionario, sino cómo se integra a todos con sus
diferencias, de tal manera que el calendariotiempo y la agenda de los pueblos y
movimientos sociales no son los de los partidos políticos y los gobiernos. Y en
esto habrá que destacar la forma en que actualmente, con la modernización
neoautoritaria del régimen, la elite del poder ha resuelto salir de la crisis
política en que se encuentra: a través de un proceso de distribución selectiva
del poder político entre la clase dominante, entre la burocracia de los
partidos y la burguesía, que no significa siquiera la democratización del poder
y menos un cambio en la relación entre gobernantes y gobernados. Se trata
también, de parte del imperio del capital, de tener el control sobre los
“nativos” del poder y el dinero local, en la perspectiva de la globalización
neoliberal de romper con las fronteras de la soberanía de las naciones para
dejar paso libre al mercado dominado por las transnacionales.
Con todo, la misma
condición de la acumulación del poder y el dinero, no logra una fórmula
hegemónica que se traduzca en disciplina y control mundial del mercado y
conformación de un sistema político internacional. El uso de la guerra como
extensión de la política en la concepción de la Sociedad del Poder y el Dinero
tiene en las guerras locales y en los conflictos nacionales, además de un
sistema de control de las luchas de liberación nacional, un gran negocio de
armas, drogas y saqueo de recursos naturales.
Así, en la lógica de la
rebeldía, estamos frente al desafío que representa superar el trauma de la
conquista de que hemos sido objeto durante más de quinientos años y de una
cultura paternalista, y corporativista [Cf. Páramo, 1992]. La estrategia de la
Resistencia y la Dignidad, el modelo y método zapatista de hacer política,
donde los medios son el fin y los seres humanos no son vistos como medios, nos
convierte en Sujetos de la acción y por tanto en los condicionantes para el
tipo de futuro que hoy ya existe con sólo nombrarlo.
Citas
1 Sociedad
del Poder es un concepto que utiliza el SCI Marcos para referirse al “colectivo
de dirección que ha desplazado a la clase política de la toma de decisiones
fundamentales. Se trata de un grupo que no sólo detenta el poder económico y no
sólo en una nación. Más que aglutinada orgánicamente se conforma por compartir
objetivos y métodos comunes. Aún en proceso de formación y consolidación, la
Sociedad del Poder trata de llenar el vacío dejado por los estados nacionales y
sus clases políticas. La Sociedad del Poder controla organismos financieros (y,
por ende, países enteros), medios de comunicación, corporaciones industriales y
comerciales, centros educativos, ejércitos y policías públicos y privados. La
Sociedad del Poder desea un Estado mundial con un gobierno supranacional, pero
no trabaja en su construcción” [SCI Marcos, 2003].
2 Denominaré
“paradigma de la realpolitik” al modelo teórico que tiene la idea de que el fin
justifica los medios como la base fundamental para justificar el pragmatismo y
el realismo en las formas de entender y hacer política.
3 El
concepto de Intersubjetividad en los Tojolabales, nos lo muestra Carlos
Lenkersdorf: advierte que a diferencia de la cultura occidental, carece de
objetos subordinados a los sujetos. En la estructura Tojolabal
en la ausencia del objeto aparece otro objeto. “En la cosmovisión
intersubjetiva, desde la palabra clave del nosotros, todos somos sujetos que
nos necesitamos los unos a los otros y nos complementamos entre nosotros”
[Lenkersdorf, 2002].
4 Pablo
González Casanova ha escrito algunos ensayos al respecto, destacando su ensayo
“La teoría de la selva
Lacandona ” y John Holloway en su libro Cambiar el mundo sin
tomar el poder y su ensayo “El zapatismo y las ciencias sociales”.
5 Habrá
que recordar que antes ya habían hecho recorridos, como cuando salieron 1.111
representantes de las 1.111 comunidades base de apoyo zapatistas como delegados
a la fundación del Frente Zapatista de Liberación Nacional en 1997.
6 Ver
los discursos de los diferentes comandantes dando por terminada la coyuntura
del silencio que guardaron desde mediados de 2001 en que los tres poderes del
Estado incumplieron con los Acuerdos de San Andrés. En esos discursos dejaron
claro, entre otras cosas que dejaban de ser interlocutores todos los miembros de
la clase política mexicana.
Bibliografía
GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo, La
teoría de la Selva; disponible en www.jornada.unam.mx,
1997.
HOLLOWAY, John, Cambiar
el mundo sin tomar el poder; Herramientas/BUAP, Buenos Aires, 2002.
LENKERSDORF, Carlos, Filosofar
en clave Tojolabal; Miguel Ángel Porrúa, México, 2002.
PÁRAMO ORTEGA, Raúl, “El trauma que nos une.
Reflexiones sobre la Conquista y la identidad latinoamericana”, en: revista
Dialéctica, año 16, No. 23-24, México, 1992.
SUBCOMANDANTE INSURGENTE MARCOS, Chiapas,
la treceava estela: un caracol; disponible en www.jornada.unam.mx,
2003.
“El mundo: siete pensamientos en mayo de 2003” , en: revista
Rebeldía, año 1, No. 7, México, 2003, entrevista realizada por
Fernando Tetes para Radio Espectador de Uruguay; disponible
enwww.fzln,org.mx,
2001.
Entrevista realizada por Gabriel García
Márquez y Roberto Pombo, en: revista Cambio, disponible en www.fzln,org.mx, 2001.
México 2003 Otro Calendario. El de la
Resistencia, FZLN, México, disponible enwww.fzln,org.mx, 2003.
* Maestro en
Antropología Social. Profesor Investigador del Instituto Nacional de
Antropología e Historia, Centro INAH Jalisco. E-mail: rsylm@hotmail.com
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