miércoles, 20 de diciembre de 2017

I. Reflexionemos sobre cómo se sigue la lógica del capital al procurar negocios y continuidad del hiperpresidencialismo en las siguientes relaciones:

Evo Morales se reúne con Doris Leuthard, presidenta suiza

De los Andes a los Alpes, 
con el tren bioceánico en la mira
15 de diciembre de 2017
 
Por Sergio Ferrari (Rebelión)
Firma de un protocolo de cooperación
Casi 20 años atrás llegó a Ginebra como dirigente sindical cocalero en busca de la solidaridad internacional. Era entonces un actor clave de una Alianza Mundial de los Pueblos en construcción, en plena etapa de activa confrontación social contra las instituciones financieras internacionales y sus recetas de ajuste estructural. 

Este 14 de diciembre volvió a Suiza en su carácter de presidente del Estado Plurinacional de Bolivia y estadista de referencia para los sectores progresistas de una Latinoamérica contradictoria, donde soplan vientos huracanados de retroceso social. 

Dos décadas después, Evo Morales, no perdió la memoria. Y en la comparecencia de prensa junto a la presidenta suiza Doris Leuthard recordó, antes que nada y con total dignidad, aquel viaje militante y el pedido de solidaridad que hiciera entonces en defensa de sus hermanos campesinos productores de la hoja de coca. 
Pero por la capital suiza no pasó para recordar anécdotas. Como parte de su corto viaje europeo –que incluye Francia, Austria y también el Vaticano-, en su portafolios traía para la firma una propuesta de Memorándum de Entendimiento, elaborada en común con sus pares helvéticas, y que prevé asistencia técnica a lo que podría ser el “proyecto del siglo” del país andino. La construcción del Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración (CFBI), o tren interoceánico, evaluado en más de 10.000 millones de dólares estadounidenses. 

El mega proyecto, que en julio logró ya el apoyo formal de la Cumbre del MERCOSUR realizada en Mendoza, Argentina, implica una logística ferroviaria de 3.755 kilómetros, uniendo el puerto atlántico brasilero de Santos con el de Ilo, en el pacífico peruano. 

El presidente Morales desborda en convicción. “Queremos en el 2018 empezar el proyecto”, enfatizó. Con la mayor experiencia del fino tejido andino, el tren bioceánico ha ido ganando un lugar entre las prioridades regionales. Primero, desplazó a otro proyecto parecido *made in China*, imaginado entre Brasil y Bolivia, y que dejaba de lado a Bolivia. Luego, sumó el apoyo de parte de Perú, Brasil e incluyo Paraguay y Uruguay, para lanzarlo hacia adelante como una opción viable que beneficiará a todos los actores, “por ser más corto y por tener menos consecuencias ecológicas”. Ahora, golpeando la puerta suiza para abrir un flujo de asistencia efectiva de parte del Estado y grupos empresariales helvéticos y alemanes que desde hace algún tiempo ven con simpatía y – cálculos jugosos de rentabilidad- el sueño boliviano. 

Estamos convocando el saber, la experiencia y la asistencia técnica europeas, enfatizó Morales. Importantes para construir el tendido ferroviario de 1.500 kilómetros en suelo brasilero; casi 1.900 en Bolivia y unos 350 kilómetros en Perú. 

Para las economías de las naciones latinoamericanas implicadas, un proyecto de este tipo implicaría ganancia redonda. Para Bolivia, una salida efectiva al mar. Para Brasil, un tránsito acelerado por tierra de sus exportaciones e importaciones sin deber acceder al largo viaje marítimo por el Canal de Panamá o el sureño Cabo de Hornos. Para Perú, poder contar con una de las dos puertas de entrada-salida del proyecto faraónico. Un ramal adicional secundario beneficiaría directamente a Paraguay. 

¿Actitud contradictoria de Evo, con ideales de izquierda y recurriendo al apoyo financiero y experiencia internacionales de países capitalistas, para realizar este megaproyecto?, preguntó casi como provocación un periodista suizo. 

“Cada nación, cada continente, tiene el derecho de encontrar su mejor modelo” y en consulta democrática repitió dos veces para que se escuche bien su propia concepción de la auto-determinación. En todo caso, para nosotros, en Bolivia, el neoliberalismo hizo estragos y fue nefasto, explicó el ex dirigente cocalero hoy convertido en estadista. Y los logros desde que “llegamos al Gobierno”, son tan evidentes como significativos, subrayó apoyándose en una serie de ejemplos especialmente en cuanto al aumento de las exportaciones de diferentes tipos de gas y fertilizantes. 

El sueño boliviano del bioceánico salió reforzado en su tránsito por Suiza. Tiene forma, mapa, apoyos políticos, promesas parciales de financiamiento y una agenda precisa: concluirlo en el 2025 fecha del bicentenario de la independencia de Bolivia.
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El tren bioceánico de integración,
la locomotora de Evo hacia la reelección
15 de diciembre de 2017
 
Por Sullkata M. Quilla (Rebelión)
El presidente Evo Morales Ayma está empeñado en convertir a Bolivia, un país mediterráneo, sin salida al mar, en uno que sea eje de un corredor ferroviario “de integración” de 3.755 kilómetros entre el puerto brasileño de Santos en el Atlántico y el peruano de Ilo en el Pacífico, proyecto valuado en más de 10.000 millones de dólares estadounidenses.
Morales quiere comenzar en 2018, año preelectoral, este proyecto que desplazó a uno chino y sumó las voluntades de Perú, Brasil, Uruguay y Paraguay a “un trazado más corto y con menos consecuencias ecológicas”. En Europa, golpea la puerta suiza para abrir un flujo de recursos de parte del Estado y grupos empresariales helvéticos y alemanes que ven con simpatía y –cálculos de alta rentabilidad- el sueño boliviano.
Estamos convocando el saber, la experiencia y la asistencia técnica europeas, importantes para construir el tendido ferroviario de 1.500 kilómetros en suelo brasileño; casi 1.900 en Bolivia y unos 350 kilómetros en Perú, dijo Morales
En las elecciones generales de Bolivia que se realizaran en 2019, los ciudadanos eligirán presidente y vicepresidente, 130 miembros de la Cámara de Diputados y 36 integrantes del Senado. El 28 de noviembre de 2017, el Tribunal Constitucional Pluricultural falló a favor de las repostulaciones de todo ciudadano lo que posibilita una nueva reelección de Evo Morales Ayma.
Es verdad que la imagen de Evo Morales está golpeada, por operaciones psicológico-mediáticas de la oposición y por errores propios del gobierno, pero de ahí inferir que hay una “caída en picada” del proceso de cambio y de su liderazgo es más un deseo que otra cosa, para un país que ha venido creciendo a un ritmo del 5% interanual con baja inflación, en una región en crisis
La nacionalización de los hidrocarburos en 2006 significó la libertad económica para Bolivia ya que le permitió multiplicar los ingresos nacionales por la exportación de gas de dos mil millones de dólares en 2005 a 31.500 millones de dólares en 2016. Asimismo, generó ingresos por 31 mil 500 millones de dólares en los últimos 10 años, mayor que los 2 mil 500 millones de dólares que se percibieron en un período similar en épocas de privatización del petróleo y el gas. En 2016 los ingresos por la venta de hidrocarburos alcanzaron los 1.746 millones de dólares.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe y el Fondo Monetario Internacional prevén que esta nación liderará la expansión regional. En 2016 el alza del Producto Interno Bruto (PIB) fue de 4,3% y para 2017 el Ministerio de Economía pronostica 4,7%.
Hoy Evo Morales se sube al tren bioceánico que para Bolivia significará una salida efectiva al mar, más allá del conflicto con Chile; para Brasil, un tránsito acelerado por tierra de sus exportaciones e importaciones sin acceder al largo viaje marítimo por el Canal de Panamá o el sureño Cabo de Hornos, para Perú, poder contar con una de las dos puertas de entrada-salida del proyecto, mientras que un ramal adicional secundario beneficiaría directamente a Paraguay.
El sueño boliviano del bioceánico salió reforzado en su tránsito por Suiza. Tiene forma, mapa, apoyos políticos, promesas parciales de financiamiento y una agenda precisa: concluirlo en el 2025 fecha del bicentenario de la independencia de Bolivia. Y Evo Morales se sube al bioceánico, como locomotora de su cuarta presidencia.
Las criticadas elecciones judiciales del 3 de diciembre ya son historia. Las 96 autoridades del Órgano Judicial y del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) han sido elegidas. A pesar de los gritos de reclamo de la oposición, cuyos núcleos más activos lo conforman los jóvenes organizados y financiados por agencias estadounidenses y ONG europeas, los magistrados electos asumirán sus funciones en enero próximo.
La reiterada y obsesiva intención de la oposición de atribuirle a las elecciones judiciales un carácter de plebiscito no tiene sustento real. La oposición obstaculizó y boicoteó esas elecciones en la necesidad de mantener la justicia como está, no democratizarla.
Mucho ha hecho el Proceso de Cambio en estos 12 años de gobierno, en materia de inclusión social, rescate de la soberanía nacional, conversión a los ciudadanos plurinacionales en sujetos (y no meros objetos) de las políticas, la reorganización política y económico-financiera del país, la estabilidad macroeconómica y social, el alto nivel de las reservas internacionales, el fomento a la producción de alimentos en las zonas oriental y andina y el apoyo real a las cooperativas y comunidades campesinas.
En estos años, se logró la consolidación de un Estado Plurinacional que logró imponer las bases de un imaginario de convivencia e igualdad, en un pais donde reinaba la intolerancia y la exclusión. Sume a ello la nacionalización de los hidrocarburos y la incubación de las plantas de urea y separadoras de líquidos, la entrega de gas a domicilio a la población de menores recursos, la conexión eléctrica y caminera de casi todo el país, los planes para explotar litio y fabricación de baterías de ión litio, y la baja de intereses para la construcción de viviendas para los jóvenes.
Dentro de este esquema no se puede obviar el continuo impulso a una mayor integración económica, política y cultural con los países del Mercosur, Unasur, Celac, CAN y ALBA, además de sumarse al movimiento de los países en desarrollo del Grupo de los G77+China y el Movimiento de Países No Alineados.
Bolivia ha producido grandes cantidades de estaño y cobre de alta pureza (99,99%), se ha acrecentado la potencia eléctrica instalada a 2.000 MW y se espera llegar a 10.000 MW hasta el año 2025, y la producción de alimentos en general alcanzó las 17 millones toneladas/año y se piensa subir a 45 millones en 2025.
Se ha pensado construir la logística necesaria para hacer del país una nación bioceánica (acceso a los dos océanos en forma directa), con la construcción del ferrocarril bioceánico Perú-Bolivia-Brasil; mientras se mejora el acceso al Atlántico mediante la Hidrovía PPP (Paraguay-Paraná-Plata) y la Hidrrovía MMM (Mamoré-Madera-Madeira).

Revitalizar los movimientos sociales
Humberto Claros habla del reto fundamental de revitalizar las organizaciones sociales. Estas son el pilar de este Proceso de Cambio, que se nutrió de la acumulación de luchas sociales e indígenas originarias campesinas. Organizaciones de carácter étnico territorial, gremial, obrero, populares, tres de ellas fundadoras del Movimiento al Socialismo- Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP): la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia y la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales Originarias de Bolivia (CSCIOB).
La fortaleza de estas organizaciones radica precisamente en que su lucha no se ha fundamentado en cuestiones meramente sociales, sino en aspectos territoriales y estructurales como la tierra y el territorio, los recursos naturales, la soberanía, la autodeterminación, etc. Su estructura organizativa ha permitido una masiva y sistemática movilización; la identidad cultural o territorial de pertenencia a un pueblo indígena es esencial, por cuanto este hecho es determinante a la hora de considerar un sentido de pertenencia histórica.
Pero cuando las organizaciones sociales conquistan el poder, muchos de sus mejores cuadros son cooptados por la estructura del Estado, dejando acéfalos la dirección de los movimientos. En muchos casos, ocupar un cargo en un movimiento social ha sido un escalón para acceder a un cargo electivo o de designación.
Nacido de las luchas de los movimientos sociales, el proceso actual y el mismo gobierno carecen de un partido de cuadros fehacientes experimentados, intachables ante la historia y la sociedad, que marque el rumbo y al que se deban someter todos los dirigentes. El gobierno ha funcionado en gran parte empíricamente, hubo brotes de corrupción en el Fondo y en el Banco Unión (banca pública donde tienen sus cuentas casi todos los bolivianos), indica Ricardo Cardona, autodefinido como político tecno-socialista, quien afirma que con casi 40 mil millones de dólares que ha ingresado al país en los últimos 12 años, ya no se debería tener extrema pobreza.
El 21 febrero de 2016, por primera vez el MAS-IPSP, y el presidente perdieron la mayoría del 51% en la consulta sobre la repostulación de Evo a una nueva elección presidencial en 2019. Las alarmas cundieron cuando los analistas comenzaron a imaginar un reemplazante al presidente Evo, salido del propio MAS-IPSP, o de otros partidos de izquierda del país, para las elecciones del 2019. Pero el Tribunal Constitucional Pluricultural puso las cosas en su lugar y ahora busca su cuarto período presidencial encaramado en la lomotora del tren bioceánico de integración.
Sullkata M. Quilla. Antropóloga y economista boliviana, analista del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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