Argentina.
¿Por qué decimos
no a la OMC?
8 de diciembre de 2017
Por Leandro Morgenfeld/ Megafón-CLACSO/
Resumen Latinoamericano
Por primera vez, la Reunión Ministerial de la Organización Mundial del Comercio se
hará en América del Sur. Las grandes corporaciones trasnacionales van a
intentar imponer sus intereses. En paralelo, organizaciones sociales y
políticas de todo el mundo nos movilizamos en Buenos Aires
¿Qué es la OMC?
Al final de la Segunda Guerra Mundial
surgieron nuevas instituciones multilaterales. En 1948,se estableció el Acuerdo
General de Comercio y Tarifas (GATT por sus siglas en inglés), que funcionó
hasta 1994. Sus sucesivas rondas de negociación promovieron reglas para
liberalizar el comercio de manufacturas, pero no el de bienes agrícolas y
servicios. En efecto, se disminuyeron progresivamente las tarifas y barreras
comerciales a escala global. En la Ronda Uruguay (1986-1994), corporaciones
farmacéuticas y agropecuarias, entre otras, presionaron para incorporar nuevos
temas comerciales. Se creó una nueva institución, la Organización Mundial
del Comercio (OMC).
Surgida en el
particular contexto de la posguerra fría, la OMC fue el marco para garantizar
que el proceso de acumulación del capital, tras el derrumbe del llamado “mundo
socialista”, operara a escala planetaria. Paralelamente, estos temas se fueron
incorporando en los nuevos acuerdos de libre comercio, como el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte(TLCAN), el Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA), y en los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI). Hoy, la OMC está
compuesta por 164 de los cerca de 200 países existentes. Su actual director
general es un brasilero, Roberto Azevedo, pero la máxima autoridad del
organismo es la
Reunión Ministerial que se realiza cada dos años.
Más allá de estos
objetivos, en la cumbre de la OMC se expondrán las contradicciones internas:
por un lado, las críticas de Trump, que prefiere los acuerdos bilaterales y
expresó su desdén hacia la OMC y otros organismos multilaterales; por el otro,
las demandas de los países menos desarrollados, que no quieren dar por muerta
la Ronda del Desarrollo; y, frente a ellas, las de las organizaciones sociales
y políticas que proponen agendas alternativas.
A la vez que las corporaciones trasnacionales promovieron sus
intereses en esta institución global, emergieron resistencias. En noviembre de
1999 se produjo la famosa “Batalla de Seattle”, más de 40 mil manifestantes
bloquearon la reunión ministerial, iniciando el movimiento por la alter-globalización.
Cuatro años más tarde, en Cancún, hubo enormes protestas de
organizaciones sindicales, ecologistas y campesinas, lideradas por La
Vía Campesina, que lograron que colapsara la ministerial. Allí ,
los gobiernos de países no centrales, muchos de ellos perjudicados por los
subsidios agrícolas de Estados Unidos, Europa y Japón, entendieron que antes
que conseguir un mal acuerdo era mejor que no hubiera ninguno.
Ante la parálisis de
las negociaciones multilaterales, las potencias impulsaron los tratados
mega-regionales, que incorporan nuevos temas como la llamada “coherencia
regulatoria”: ningún país miembro podría establecer una nueva regulación sin
acordarla con los demás, afectando así la capacidad de los estados de desplegar
políticas públicas, ya sea en materia laboral, medioambiental, de salud o
educación.
En la reunión de diciembre, uno de los tópicos centrales será el
de comercio electrónico. Como bien señalan Francisco Cantamutto y Mariano
Treacy en un reciente artículo,
“… la OMC busca abrir una nueva frontera de negocios como salida -siempre
precaria- a la crisis global. De la mano de la revolución tecnológica en curso,
las grandes multinacionales pretenden que la OMC en Buenos Aires sea sede de
una globalización “recargada” donde se consolide la regulación de los “nuevos
temas” como el comercio de servicios o la propiedad intelectual. En este
sentido, uno de los puntos más peligrosos en curso es que se busca lograr una
suerte de desregulación preventiva del comercio electrónico y del tráfico de datos.
Deborah James, coordinadora de la red Nuestro mundo no está en venta,
explicó en un detallado análisis de la Ministerial de
Buenos Aires de qué manera la agenda que intentan imponer los
países ricos en la OMC refuerza las asimetrías a nivel global, en detrimento de
los países menos desarrollados, a la vez que limita la posibilidad de que estos
últimos, a través de políticas regulatorias, reduzcan esas diferencias. En su
artículo “Malestar en el libro comercio”, Clara Weinhardt y Fabian Bohnenberger explican
las crecientes impugnaciones a la liberalización que promueve la OMC, “…la
oposición pública frente a la liberalización del comercio en muchas sociedades
occidentales se alimenta de la preocupación por su efecto en el proceso
democrático de formulación de leyes, en especial si los acuerdos comerciales
conducen a una erosión de las ‘regulaciones sociales’ tales como la protección
al consumidor y los estándares laborales y medioambientales. Mientras tanto, en
muchas regiones de países en desarrollo –como América Latina–, la preocupación
por la privatización y la desregulación ya había conducido previamente a una
crítica de la agenda de globalización neoliberal en respuesta al desempleo
creciente”.
La resistencia en Buenos Aires
Este año se conformó en la Argentinala Confluencia Fuera OMC, integrada por
organizaciones y redes sociales, sindicales, de derechos humanos,
territoriales, estudiantiles, de mujeres, políticas, campesinas y
anti-extractivistas que hace años rechazamos los acuerdos de libre comercio.
Lo hicimos con el ALCA, hasta su derrota en 2005, y con los que se vienen
negociando en los últimos años: Mercosur-Unión Europea, Transatlántico (TTIP),
Transpacífico (TTP) y de Servicios (TISA).
Este año se conformó en la Argentina
El 24 de junio de 2017, se realizó en Buenos Airesel primer
Encuentro Nacional para promover la Semana de Acción Global contra el libre comercio, que tendrá
lugar en la capital argentina, en forma paralela a la ministerial de la OMC de
diciembre. En julio, se dio a conocer nuestra primera Declaración,
a la cual adhirieron numerosas organizaciones y redes de diversos países:
“Llamamos a los pueblos del mundo a movilizarse en el marco dela XI Reunión Ministerial
de la OMC, que tendrá lugar en Argentina entre los días 10 y 13 de diciembre
de 2017. Para ello, convocamos a realizar una Cumbre de los
Pueblos en la ciudad de Buenos Aires que colabore en la articulación de
la resistencia contra el llamado “libre comercio” que sólo genera políticas de
explotación y expoliación de nuestros pueblos y de la naturaleza, y que avance
en visibilizar y discutir las alternativas a este sistema productivo y
comercial. Entendemos que la lucha contra la OMC es global y lleva
una rica historia de movilizaciones y articulaciones, ya que esta institución
representa los intereses de las empresas transnacionales y no los derechos ni
las necesidades de los pueblos.
Un hito en el proceso de descrédito ha sido la movilización de las organizaciones sociales que en 1999 pusieron en evidencia los impactos negativos del proyecto de liberalización comercial durante la reunión de la OMC en Seattle, Estados Unidos, y que inspiró a un amplio movimiento de resistencias anticapitalistas en todo el planeta. Cuatro años después, la gran movilización popular durantela Reunión Ministerial de la OMC en Cancún también
significó un avance en la resistencia contra la agenda del gran capital
transnacional. Pretendemos, asimismo, que la lucha contra la OMC adopte
un fuerte carácter regional, sumándose en la recuperación de nuestra valiosa
historia de organización social y política contra las múltiples formas de
dominio que fue adquiriendo el capital en los últimos años.
“Llamamos a los pueblos del mundo a movilizarse en el marco de
Un hito en el proceso de descrédito ha sido la movilización de las organizaciones sociales que en 1999 pusieron en evidencia los impactos negativos del proyecto de liberalización comercial durante la reunión de la OMC en Seattle, Estados Unidos, y que inspiró a un amplio movimiento de resistencias anticapitalistas en todo el planeta. Cuatro años después, la gran movilización popular durante
La lucha contra el
ALCA fue un proceso destacado de articulación continental, y la Cumbre de los
Pueblos de Mar del Plata, en 2005, habilitó avances importantes en la discusión
de alternativas de integración. Más de diez años después, es
necesario que volvamos a juntar nuestras luchas para movilizarnos contra la
libertad corporativa y los privilegios de los inversionistas en la región.
La libertad debe ser para las personas: la libertad de movilidad para los trabajadores, y no para los empresarios e inversionistas que especulan con nuestras riquezas sociales y naturales. En este contexto debemos discutir nuevamente la cuestión de las alternativas populares y la urgente necesidad de avanzar en proyectos que construyan nuevas formas de relaciones entre nuestros pueblos, que sean solidarias y complementarias. (…) Rechazamos la agenda de ‘libre’ comercio y protección de inversiones en todas sus formas, sea mediante acuerdos bilaterales o inter-regionales (como el tratado entre la UE y el Mercosur, que se intenta cerrar para diciembre de este año) por medio del ámbito multilateral como la OMC o por decisión de grupos como el G20. Proponemos avanzar en la re-articulación de las agendas y las campañas de las organizaciones sociales y políticas, tanto en nuestro país como en la región y a nivel global. Es por esto que, desde este Encuentro Nacional, realizamos un llamamiento a todas las organizaciones y pueblos de Argentina y del mundo, a participar activamente en la organización y desarrollo de la Cumbre de los Pueblos en Buenos Aires entre los días 10 y 13 de diciembre de 2017, para oponernos al régimen que la OMC impulsa a nivel global y pensar y discutir alternativas al capitalismo desde nuestros pueblos. Juntos/as, podemos construir esos otros mundos posibles”.
La libertad debe ser para las personas: la libertad de movilidad para los trabajadores, y no para los empresarios e inversionistas que especulan con nuestras riquezas sociales y naturales. En este contexto debemos discutir nuevamente la cuestión de las alternativas populares y la urgente necesidad de avanzar en proyectos que construyan nuevas formas de relaciones entre nuestros pueblos, que sean solidarias y complementarias. (…) Rechazamos la agenda de ‘libre’ comercio y protección de inversiones en todas sus formas, sea mediante acuerdos bilaterales o inter-regionales (como el tratado entre la UE y el Mercosur, que se intenta cerrar para diciembre de este año) por medio del ámbito multilateral como la OMC o por decisión de grupos como el G20. Proponemos avanzar en la re-articulación de las agendas y las campañas de las organizaciones sociales y políticas, tanto en nuestro país como en la región y a nivel global. Es por esto que, desde este Encuentro Nacional, realizamos un llamamiento a todas las organizaciones y pueblos de Argentina y del mundo, a participar activamente en la organización y desarrollo de la Cumbre de los Pueblos en Buenos Aires entre los días 10 y 13 de diciembre de 2017, para oponernos al régimen que la OMC impulsa a nivel global y pensar y discutir alternativas al capitalismo desde nuestros pueblos. Juntos/as, podemos construir esos otros mundos posibles”.
El 30 de septiembre se
hizo un segundo encuentro y se lanzó la Confluencia Fuera OMC ,
que organizó el Encuentro de los Pueblos contra el libre comercio y por las
alternativas, que se reunirá entre el 11 y el 13 de diciembre en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, e impulsa las
movilizaciones que se realizarán durante esos días en la ciudad. En esta suerte
de contra-cumbre, se realizarán las siguientes actividades: Foro “Soberanía
Sanitaria: El impacto del Neoliberalismo sobre el Derecho a la Salud”; Foro
Feminista Frente al Libre Comercio; Foro “Derechos y Soberanía frente al Libre
Comercio, la Deuda y el Poder corporativo”; Foro “Bienes Comunes, Justicia
Climática y Soberanía Energética”; Foro sobre Soberanía Educativa; Taller
Coordinación Continental ALBA frente a la OMC; Panel – Debate “Los derechos
laborales en el marco de la liberalización comercial”; Taller “Israel el brazo
armado de la OMC”; Gran Asamblea de Mujeres; Panel-Debate “Pensamiento Crítico
en América Latina”; Foro “Bienes Comunes, Justicia Climática y Soberanía
Energética”; Foro de Soberanía Alimentaria; Foro de Migración; Foro de
Trabajadorxs; Panel – Debate “La Economía Social y Solidaria – ¿Una alternativa a
la economía capitalista?; y finalmente, el 13 de diciembre se realizará una
Asamblea de Confluencia y el Acto de Cierre “Fuera OMC – Solidaridad con
los Pueblos que luchan”.
Recogiendo las mejores tradiciones de coordinación de las luchas globales, la Campaña está llamando a recuperar el espíritu de Mar del Plata, y de anteriores batallas, comola de
Seattle y Cancún. Aquella lucha contra el proyecto hegemónico
con el cual Estados Unidos pretendía consolidar su dominio continental, se ganó
hace casi 12años.
Recogiendo las mejores tradiciones de coordinación de las luchas globales, la Campaña está llamando a recuperar el espíritu de Mar del Plata, y de anteriores batallas, como
Frente a la OMC y al G20: Foro Mundial del Pensamiento Crítico
La lucha contra la ministerial de la OMC atraerá la atención mundial hacia Buenos Aires;la
Cumbre Presidencial del G20, que el presidente argentino
Mauricio Macri insistió en que se realizara en la Argentina, también.
La lucha contra la ministerial de la OMC atraerá la atención mundial hacia Buenos Aires;
En 2016, se repudió la visita de Obama a la Argentina,
que coincidió con el 40 aniversario del golpe de estado del 24 de marzo de
1976. Más allá de las masivas movilizaciones promovidas por los organismos de
derechos humanos, hubo que soportar el enorme embelesamiento de la prensa hegemónica local con la familia Obama.
Con Trump, la situación no será igual: si sobrevive a las iniciativas para realizarle
un juicio político y todavía es presidente a mediados de 2018, visitará la
Argentina para asistir a la Cumbre Presidencial del G20. Allí va a enfrentar
en las calles concentraciones similares a las que se produjeron en Mar del
Plata, durante la IV Cumbre
de las Américas, en noviembre del 2005, con las consignas No al ALCA y Fuera
Bush de Argentina y América Latina.
Enfrentamos grandes desafíos. Tanto los defensores de la globalización neoliberal como los nuevos líderes xenófobos de las potencias centrales defienden a los intereses de las grandes corporaciones. La llegada de Trump ala Casa Blanca es un gran
peligro. Sus iniciativas misóginas, xenófobas, anti-obreras, plutocráticas,
militaristas, injerencistas y contra cualquier protección del medio ambiente
son una amenaza para el mundo entero, pero a la vez una oportunidad, por el
rechazo que genera, para retomar el debate sobre nuevas agendas y estrategias,
con una perspectiva antiimperialista y anticapitalista. También, para ampliar
la coordinación y cooperación políticas, confluyendo con las organizaciones
populares que lo enfrentan en Estados Unidos.
Enfrentamos grandes desafíos. Tanto los defensores de la globalización neoliberal como los nuevos líderes xenófobos de las potencias centrales defienden a los intereses de las grandes corporaciones. La llegada de Trump a
Trump expresa
descarnadamente el afán de dominio imperial de Estados Unidos sobre Nuestra
América. Y eso puede incrementar aún más el rechazo a la subordinación
claudicante que proponen las derechas regionales como único camino posible.
Pero esto, de ninguna manera, debe llevarnos a abrazar la estrategia neoliberal
que, en contra del discurso de Trump, edulcora y promociona una agenda
corporativa que sólo beneficia al 1% que concentra cada vez más riquezas a
expensas del resto de la sociedad y de la depredación de los bienes comunes de la tierra. Más “libre
comercio” no equivale a más desarrollo, ni a menos pobreza ni a menor
desigualdad. Las opciones que nos ofrecen los defensores de la OMC y los
críticos como Trump son en realidad funcionales a distintas fracciones de las
clases dominantes de los países centrales. Frente a ese escenario, la salida no
es optar por esa falsa disyuntiva, ni limitarse a aceptar meras reformas
cosméticas de la OMC, sino avanzar en la construcción de un orden social menos
desigual y depredatorio.
El gran desafío para las izquierdas, los movimientos populares y las fuerzas progresistas, es articular las luchas globales, regionales y nacionales –“pensar global y actual local”-, y ofrecer una alternativa favorable a nuestros pueblos y a la preservación de los bienes comunes dela tierra. La lucha contra
los mega-acuerdos de libre comercio y la agenda pro corporaciones que promueven
las potencias en la OMC y el G20 es una oportunidad para coordinar con las
organizaciones sociales, sindicales, ecologistas, de mujeres, migrantes, LGBT y
de derechos humanos que resisten en todo el mundo.
El gran desafío para las izquierdas, los movimientos populares y las fuerzas progresistas, es articular las luchas globales, regionales y nacionales –“pensar global y actual local”-, y ofrecer una alternativa favorable a nuestros pueblos y a la preservación de los bienes comunes de
En noviembre de 2018 se realizará también en Buenos Aires el Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico, impulsado
por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO.
Esa cita, sin lugar a dudas, será un acontecimiento histórico, no sólo para
enfrentar la ofensiva del capital contra el trabajo a escala global sino para
avanzar en la construcción de nuestras agendas alternativas.
___________________________
[*] Leandro Morgenfeld – es integrante de la Confluencia Fuera OMC. Profesor UBA.
Investigador adjunto del CONICET. Co-coordinador del Grupo de Trabajo CLACSO
Estudios sobre Estados Unidos. Autor de Vecinos en conflicto. Argentina y
Estados Unidos en las conferencias panamericanas; Relaciones peligrosas.
Argentina y Estados Unidos; y del blog www.vecinosenconflicto.com.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/12/08/argentina-por-que-decimos-no-a-la-omc/
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