Entrevista a Moira
Millán, referente mapuche
“El pueblo mapuche no lucha
por la
propiedad de la tierra,
sino por un modo de vida en la tierra”
4 de diciembre de 2017
Por Álvaro Hilario (Rebelión)
Moira Millán, referente de la comunidad Pillán Mahuiza ,
de Chubut (Puelmapu) es sin duda uno de los rostros más conocidos a nivel
internacional de la comunidad mapuche. Huyendo de las amenazas en su contra, el
mes pasado recorrió Europa para informar sobre el pueblo mapuche y su
resistencia. Aprovechamos su presencia en Bilbao, en Ekoetxea, para conversar
con ella.
¿Podrías explicar en pocas palabras
cuál es la situación actual de la nación mapuche?
—El territorio mapuche se denomina Wallmapu.
El lado oeste, bajo administración chilena, es el Gulumapu; y el que se
encuentra bajo administración argentina, el este, es el Puelmapu. En conjunto,
serán poco más de 4 millones de mapuches los que pueblan estos territorios.
Quizás sean más, pero hablamos de gente que se autodefine como mapuche: en la
provincia de Chubut, de donde yo vengo, el último censo arrojó un 60 por ciento
de autoafirmación identitaria mapuche.
El Wallmapu va del centro-sur de la provincia
de Buenos Aires, sur de Mendoza, sur de Santa Fe hasta la provincia de Santa
Cruz: a cuenta de la represión, nos dispersamos hasta allá. Este territorio
estructura el 60 por ciento de la economía argentina y chilena. Allí hay gas,
petróleo, minerales y, algo muy importante, hay agua. El agua hace de Wallmapu
un territorio especialmente estratégico.
La situación es muy grave porque, además de la
presencia de trasnacionales –la mayoría de origen europeo– expoliando el
territorio, también existe, a partir de los latifundios, la conformación de una
suerte de nuevos estados feudales posmodernos. Son multimillonarios,
terratenientes, que compran muchísimas hectáreas –como(Luciano) Benetton, que tiene 1,9 millones de
hectáreas–, y financian la
represión. Tienen al Ejército y a la Gendarmería como
serviles guardianes de sus posesiones. Tienen sus helipuertos y han cerrado
infinidad de caminos. Lewis, ex dueño de la cadena Hard Rock
Café, por ejemplo, alambró su estancia dejando aislado, dentro de sus tierras,
el lago Escondido. No se puede acceder al mismo; hay que hacerlo a pie, y el
camino, de 40
kilómetros , está cerrado.
Todo esto se está dando en una realidad donde
las comunidades están dispersas físicamente. La Patagonia es inmensa. Hay media
persona por kilómetro cuadrado, lo cual la convierte en un lugar idóneo para la
formación de latifundios.
Parece haber aumentado la represión en
Puelmapu, y adoptado las mismas modalidades que se observan desde hace tiempo
del lado oeste de la cordillera…
—Las mineras y forestales que operaban en
Gulumapu perciben que hay un entramado perjudicial para su anclaje en aquellas
tierras: nuestro pueblo lleva a cabo acciones de autoprotección, de defensa del
territorio, sabotajes. El incendio de camiones y maquinaria, golpes efectivos y
certeros contra su capital, les preocupa muchísimo. Tienen que contratar
seguridad privada para custodiar los camiones con los que depredan el bosque, y
esto es un gasto adicional. En la medida que el escenario de la resistencia
mapuche contra las trasnacionales se hace más complejo, se va encareciendo la producción. Así ,
deciden trasladarse a una zona con los mismos recursos, y ahí tienen Puelmapu.
Y se van con garantías de que en su nueva ubicación no va a haber conflictos
sociales.
En Puelmapu se logró articular con el pueblo
argentino. La lucha contra la minería en Esquel (Chubut) logró frenar el avance de la
minería en la cordillera, porque las comunidades mapuches articularon su lucha
con otras organizaciones de base, con vecinos autoconvocados, especialmente. A
partir de esta resistencia crecieron las asambleas de ciudadanía autoconvocada,
centradas en la problemática ambiental, en todo el Estado argentino. Esto
preocupa a las trasnacionales y al gobierno.
En Puelmapu el pueblo mapuche tiene una
herramienta legal que el resto del pueblo argentino no tiene: el convenio 169
de la Oit y el artículo 75 de la Constitución argentina. Gracias a estos dos
soportes legales se han presentado muchos amparos para detener el avance
minero, las represas, el fracking.
Así, la “corporocracia” necesita que el Estado argentino levante, anule esas
garantías legales. Y para ello necesita crear un escenario favorable que
justifique la aplicación de la nueva ley antiterrorista; necesita convencer a
la población de que somos terroristas. Por eso crean un enemigo interno, que es
el pueblo mapuche. Se valen de los hermanos (Jones
Huala) que recuperan
legítimamente tierras usurpadas por Benetton: los hostigan y reprimen ante la
indiferencia social y el tremendo racismo que existe en Argentina. Argentina es
la Europa sudamericana, es la blanca de Indoamérica que no quiere asumir la
cantidad de pueblos que la conforman: Argentina invadió el territorio de más de
40 naciones originarias; en la actualidad existen 36. Así que el Estado
argentino lanza una campaña mediática de demonización del pueblo mapuche.
En la provincia de Chubut hay 145 mapuches
desaparecidos. Santiago Maldonado no fue el primero. Uno de los casos más
emblemáticos que hemos denunciado es el de Luciano González. Desapareció el 8
de marzo de 2009, durante un muy violento operativo de allanamiento. Venía de
una comunidad muy pobre, fue torturado y asesinado. Nadie marchó por él.
¿La represión sólo se hace visible
cuando afecta a blancos, como a Elena Varela o Santiago Maldonado?
—Así es. Santiago Maldonado fue a
solidarizarse con la causa por la libertad del lonko Facundo Jones Huala, en la comunidad mapuche Pu Lof en
Resistencia, de Cushamen, que son quienes
realizaron el corte de ruta, violentamente reprimido y en el que Santiago fue
desaparecido. Ahí salta la sociedad argentina porque Santiago Maldonado era un
joven blanco, su familia viene del epicentro de la zona sojera, 25 de Mayo, su
hermano es empresario… Todo esto hizo que la sociedad argentina pensara que le
podía haber sucedido a cualquiera de ellos. La lucha comienza a trascender el
dolor y el color de la piel del pueblo mapuche, empieza a tocar al pueblo
argentino, que se ve remitido a hechos de la última dictadura militar.
También hay sectores que quieren abstraer la
desaparición de Santiago de la lucha mapuche. Otros, directamente, culpabilizan
a las víctimas cuestionando a Santiago, a su familia, a los mapuches. Y hay un
tercer sector que, solidariamente, empieza a descubrir que hay mapuches en
Argentina, que algo está pasando en la Patagonia, que hay intereses
multimillonarios en nuestro territorio, que son el origen del conflicto. El
pueblo mapuche no lucha por la propiedad de la tierra, sino por un modo de vida
en la tierra. Ese
modo es en armonía con la naturaleza, en reciprocidad con los pueblos; y esa
lógica, por supuesto, no encaja dentro del sistema, de los valores de la matriz
civilizatoria.
Lo que ocurrió no fue sólo desaparecer a
Santiago Maldonado y con él intentar hacer desaparecer la solidaridad de los
pueblos, sino intentar hacer desaparecer la lucha del pueblo mapuche. No se
puede mostrar la ideología que alimenta esa pelea, que nutre de esperanza a ese
pueblo, porque esa esperanza te puede llegar también a vos; es una esperanza
que abraza el planeta, porque estamos planteando una nueva matriz
civilizatoria, la constitución de una nueva sociedad, de una nueva humanidad
que se replantee la forma de vivir y recupere el arte de habitar que teníamos
antaño. Es, entonces, una lucha revolucionaria sumamente estructurada.
¿Qué retos afrontan ustedes a corto
plazo?
—Queremos la inmediata libertad del lonko Facundo Jones Huala, el cese de la represión. Yo estoy
en Europa porque me están amenazando de muerte: han torturado, sacrificado y
colgado de la puerta de mi casa una zorra, señalando que el siguiente cadáver
va a ser el mío. Mensajes mafiosos que revelan la impunidad con que actúan.
Sabemos que quienes nos amenazan ahora son la propia Gendarmería
y la Policía, con el consentimiento del gobierno. Así que estamos en alerta,
pidiendo solidaridad, pidiéndole al pueblo argentino también por mi seguridad
ya que no tenemos ninguna instancia a la cual recurrir.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=234846
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