México: Transgénicos vulneran
la Seguridad Alimentaria
y
ponen en riesgo la
Soberanía Nacional.
4 de junio
de 2018
Elena Álvarez Buylla
Roces sostuvo “consumimos entre 300 y 500 gramos diariamente
de maíz, concederlo a empresas privadas sería contribuir con el acaparamiento
de tierras y seguir fomentando el uso excesivo de fertilizantes que además
producen gases de efecto invernadero de mayor potencia como el óxido nitroso”.
Los transgénicos son la
punta de lanza de un modelo destructor que vulnera la seguridad alimentaria y
pone en riesgo la soberanía nacional, por lo que la comunidad científica debe
seguir pugnando por su prohibición, señaló la doctora María Elena
Álvarez-Buylla Roces, Premio Nacional de Ciencias 2017, durante el Encuentro de
Premios Nacionales en el Palacio de Bellas Artes.
La agricultura
industrial y la revolución verde fueron las encargadas de apropiarse de las
semillas para establecer negocios mundiales, poniendo en jaque a los campesinos
quienes las han visto privatizar y han estado sometidos al endeudamiento y a la
masiva contaminación de sus parcelas, señaló la miembro de la Junta Directiva de
la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La galardonada en la
categoría de Ciencias Físico-matemáticas y Naturales dijo que urge cambiar el
dogma central y determinista con el que se sigue estudiando la vida, al
sostener que los genes aislados determinan proteínas y, por ende, los rasgos
visibles de los seres vivos y que actúan de manera independiente al medio
ambiente, lo cual es falso.
En contraste, el
paradigma del genoma dinámico y fluido descubrió una nueva forma de
apareamiento de las bases nitrogenadas que en conjunto dan lugar a la doble
hélice del Ácido desoxirribonucleico (ADN), por lo que no se trata de una
secuencia determinista y estática, sino que permanentemente influyen en él,
tanto el contexto ambiental, como el sociocultural.
La industria ha creído
que puede diseñar y controlar las modificaciones del ADN sin tomar en cuenta
las interacciones socioeconómicas y los peligros que conlleva la modificación
de organismos vivos, apuntó la cofundadora del Centro de Ciencias de la
Complejidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La ciencia mercantil,
de la mano de la industria y en contubernio con algunos gobiernos, pretende
mercantilizar y convencer a la población sobre la legalización e introducción
del maíz transgénico, argumentando terminar con el hambre y haber diseñado
células capaces de soportar insecticidas y herbicidas como el famoso faena,
compuesto de glifosato y declarado “probablemente cancerígeno para los seres
humanos” por la
Organización Mundial de la Salud.
Álvarez-Buylla Roces
desmintió tres falsas promesas de los transgénicos, la primera señala una equivalencia
entre los organismos naturales y los genéticamente modificados (OGM), cuando
estos últimos alteran de manera sistémica las relaciones metabólicas, generando
alteraciones por dos metabolitos llamados cadaverina y putrecina contenidos en
sus células y en el maíz transgénico, y que son de gran peligrosidad.
La segunda es que los
OGM son controlables, sin embargo se ha demostrado que en regiones donde han
sido liberados siguen causando estragos aun 10 años después, llegando a
contaminar hasta 60 por ciento de los acervos de maíz que no deberían
contenerlos.
En México el riesgo es
aún mayor pues se emplea la polinización abierta y cada mazorca recibe polen de
decenas de mazorcas a cientos de metros de distancia que fungen como machos.
El tercer engaño es
que el maíz transgénico es inocuo, cuando en realidad es rociado de manera
masiva con agrotóxicos como el glifosato, el cual además es un disrruptor
hormonal que destruye el microbioma de los seres vivos.
La académica instó al
gobierno a proteger las 59 razas con miles de variedades que hoy en día han
generado una diversidad maravillosa de maíces, gracias al mejoramiento
autóctono de muchas comunidades.
“Consumimos entre 300
y 500 gramos
diariamente de maíz”, concederlo a empresas privadas sería contribuir con el
acaparamiento de tierras y seguir fomentando el uso excesivo de fertilizantes
que además producen gases de efecto invernadero de mayor potencia como el óxido
nitroso” agregó.
La doctora
Álvarez-Buylla Roces consideró que “no es posible ser científico sin un sentido
de obligación ética y socioambiental, pues diversos aspectos del desarrollo de
la ciencia han sido benéficos pero lamentablemente muchos otros han sido
utilizados de manera mercantil y violenta”.
Los datos
epidemiológicos muestran que hasta 95 por ciento de los casos de cáncer son
atribuibles a causas ambientales o al estilo de vida sedentario, al tipo de
dieta, al tabaquismo y sobre todo al ingreso de agentes contaminantes al
organismo.
Por ello la clave está
en concentrar los esfuerzos en la prevención y promoción de estilos de vida que
minimicen los riesgos y en mantener la prohibición de la siembra de los OGM en
todo México.
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