Agroquímicos sin control
en las quintas platenses
10 de junio de 2018
La ciudad de La Plata tiene uno de los cordones
frutihortícolas más importantes del país, pero la regulación en el uso de
sustancias químicas es nula. Un nuevo proyecto de ordenanza alumbrará en el
Concejo Deliberante en los próximos días. La producción agroecológica también
busca abrirse camino.
Por David Barresi | Pulso Noticias /
Fotos: Hernán Fouillet.
El cordón
frutihortícola local, que se extiende entre los márgenes de la ciudad de La
Plata y las localidades linderas, es uno de los más importantes del país en
términos de cantidad de producción. Alrededor del 70% de las hortalizas
consumidas en Argentina son producidas en la región por entre 5.000 y 6.000
productores en más de 8.000
hectáreas destinadas a la agricultura.
Sin
embargo, sólo un pequeño porcentaje de ellos produce sin agroquímicos. Hace
tres años un estudio de la UNLP corroboró que ocho de cada diez alimentos que
consumimos de las verdulerías de la ciudad tienen restos de esos venenos. El
78% de las verduras y frutas testeadas tenía presencia de al menos un químico,
mientras que el 28% tenía entre tres y cinco.
En
general, los productores suelen quedar atrapados en las lógicas promovidas por
las compañías que producen y comercializan estos productos, que desde hace casi
tres décadas han in stalado el discurso de que no hay forma de producir
sin ellos. Guillermina Ferraris, ingeniera agrónoma y técnica de cooperativas
de productores hortícolas familiares, remarcó entre las razones que llevan a
los productores a utilizarlos “la presión que tienen para producir y
sobreexplotar las tierras”, teniendo en cuenta que el “99,9% de ellos las
alquilan, siendo en general unidades de producción muy pequeñas, y el alquiler
es uno de los principales gastos que tienen, junto con los servicios”.
A
su vez, esto va de la mano con la ausencia de políticas públicas que promuevan
una agricultura sustentable, permitan capacitar productores, brindar estímulos
económicos y destinar zonas de la región donde se pueda cultivar sin
agrotóxicos.
Contradiciendo
el modo de producción imperante, hay experiencias concretas que muestran que es
posible cultivar sin compuestos químicos peligrosos. Bernardo Castillo llegó
hace 23 años al país desde Bolivia, forma parte de la Unión de Trabajadores de
la Tierra (UTT) y del pequeño porcentaje de productores regionales que no
utilizan ninguna de esas sustancias.
Su experiencia y
conocimientos para lograr una producción de calidad sin plaguicidas vienen
principalmente de su familia. “Mi papá en Bolivia producía todo sin
agroquímicos, jamás lo vi con una mochila en la espalda diciendo ‘voy a comprar
un veneno’”, señaló.
Berno,
como lo apodan, produce alrededor de 24 variedades de verduras, y asegura que
el rendimiento no tiene nada que envidiarle a la producción con químicos. “En
cantidad se produce igual, no hay diferencias. Lo único es que la mano de obra
al principio es más difícil. Pero se produce lo mismo, se cosecha igual, y de
la forma en que nosotros comercializamos se saca mejor beneficio, no tiramos
nada de lo que producimos, vendemos todo”, explicó.
Uno
de los secretos es la fabricación de fertilizantes y pesticidas naturales, que
los propios productores realizan, para ahuyentar plagas u hongos que puedan
afectar la producción. A
su vez, la instalación de corredores biológicos entre los cultivos sirve para
que la producción pueda crecer sin temor a ser dañada.
En
2015 hubo un intento en el Concejo Deliberante por sancionar una ordenanza que
regulara el uso de agroquímicos, pero esta no prosperó y la ciudad sigue sin
tener ningún tipo de control sobre los venenos. “No hubo decisión política para
avanzar desde el Ejecutivo municipal de entonces, a cargo de (Pablo) Bruera.
Ahora estamos intentando retomar este camino”, adelantó a este medio el
concejal Gastón Crespo, presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Calidad
de Vida del Concejo Deliberante.
“Además
de regular el uso, tiene que haber un trabajo muy fuerte del Municipio
controlando las verduras y hortalizas que se producen. En ese punto es
importante que vuelva a funcionar el laboratorio del Mercado Regional, que es
donde se tienen que controlar las verduras, frutas y hortalizas que ingresan”,
aseguró el edil.
“El
tema de la producción sin agroquímicos es que los productores tienen que
producir lejos de donde haya otros que sí los usen. Por eso, dentro de esta
discusión tienen que salir ordenanzas complementarias, u otro tipo de
ordenanzas que protejan esa producción”, señaló, y afirmó que la intención es
que la legislación pueda ser aprobada antes de fin de año.
Por
su parte, Ferraris indicó que “el principal foco en la regulación, la
Municipalidad y el Senasa lo deberían hacer no sobre los miles de productores,
sino sobre las empresas que venden agroquímicos, que en la zona serán entre 35
y 40” .
A
su vez, hizo hincapié en la necesidad de políticas de Estado que acompañen una
transición de los sistemas tradicionales a los agroecológicos. “Porque el
sistema con agrotóxicos es fácil: el productor si tiene plata va a la
agroquímica, le dice ‘tengo este problema’, y enseguida le dan la solución. En cambio,
cuando uno piensa la transición agroecológica, son procesos mucho más largos,
que no solamente demandan comprar un insumo, sino cambiar un sistema de
producción, diversificarlo, respetar los tiempos entre cada especie, los
descansos del suelo. No va a haber desde el sector privado alguien que los
venda, porque no se venden, son procesos de aprendizaje. El Estado se tiene que
hacer cargo de la transición agroecológica”, concluyó.
Fuente: http://www.anred.org/?p=97589
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