Para comprender porqué la Ciencia
Digna confronta ofreciendo alternativas y
porqué retoma el Mayo Francés del 68 y
la Reforma Universitaria del 18.
Recordemos
Cristina Fernández designa a
Miguel Galuccio
como CEO de la YPF (parcialmente recuperada) valorando su condición de ejecutivo de la
estadounidense
Schlumberger especializada en fracking.
Por las mismas razones capitalistas nombra a
Lino Barañao como Ministro de Ciencia, Tecnología y... ya que representa a los intereses lucrativos de la estadounidense Monsanto.
En la nota siguiente de Carlos Vicente podemos verificarlo.
Argentina: Lino Barañao el lobista
12 de
mayo de 2016
"Lino
Barañao fue siempre un acérrimo defensor de Monsanto pero además un freno para
todas las denuncias de los daños que las corporaciones provocan a la salud
socioambiental en nuestro país... Ahora Lino Barañao vuelve a la carga para
defender los intereses de la multinacional intentando esta vez torcer el brazo
del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) que ya rechazó el
intento de Monsanto de patentar la soja transgénica."
Por Carlos
A. Vicente / GRAIN y Acción por la
Biodiversidad
Lino
Barañao sigue defendiendo los intereses de Monsanto desde el Ministerio de
Ciencia y Tecnología. Ahora presiona para que el INPI, que rechazó patentar la
soja transgénica, acepte la patente y así Monsanto pueda cobrar sus regalías sin
problemas.
La
continuidad del único Ministro entre la gestión de Cristina Fernández de
Kirchner y la de Mauricio Macri no fue sorpresiva para quienes seguimos el
desarrollo del avance de las corporaciones biotecnológicas en Argentina. Lino Barañao fue siempre un acérrimo defensor
de Monsanto pero además, y esto es mucho más grave, un freno para todas las
denuncias de los daños que las corporaciones provocan a la salud socioambiental
en nuestro país. Por lo tanto su continuidad expresaba claramente la continuidad
y profundización del modelo inaugurado en el año 1996 con la introducción de la
soja transgénica.
Ahora Lino
Barañao vuelve a la carga para defender los intereses de la multinacional
intentando esta vez torcer el brazo del Instituto Nacional de la Propiedad
Industrial (INPI) que ya rechazó el intento de Monsanto de patentar la soja
transgénica.
La función del INPI está claramente expresada
en su Sitio Web y es “Otorgar títulos de propiedad sobre Patentes de Invención,
Modelos de Utilidad, Marcas, Modelos y/o Diseños Industriales, a todas las
personas que lo soliciten y cumplan con los requisitos exigidos por la normativa
vigente”. A partir de estos principios el INPI rechazó el pedido de patente a
Monsanto tal como hace unos meses lo comunicó la misma Sociedad Rural Argentina
(3) que consultó al INPI y recibió un pormenorizado informe exponiendo que
Monsanto no tiene la patente.
Pero para que no quepan dudas la ONG Naturaleza
de Derechos difundió hace pocas semanas los detalles de un proceso judicial
iniciado a partir de que el INPI rechazó la solicitud de Monsanto del año 1995
para patentar la soja rr. El INPI planteó en sus considerandos que la misma era
improcedente dado que la molécula de ADN recombinante y las células modificadas
no constituyen una invención porque son materia viva y preexistente en la
naturaleza, o bien, "material biológico y genético o su réplica".
Ante la decisión administrativa del INPI,
Monsanto recurrió a la justicia en el año 2007 solicitando la nulidad de esta
resolución administrativa. En primera instancia la justicia fallo a favor de
Monsanto, pero esa decisión judicial fue apelada por el INPI que motivó el fallo
de la Cámara Federal en lo Civil y Comercial revocándola. La Cámara fue
contundente en el rechazo, señalando que la molécula de ADN recombinante, las
células vegetales transformadas por ella y las plantas generadas a partir de
estas últimas incluidas en la solicitud, es materia no incluida en el amparo que
brinda el sistema de patentes, por no cumplir las previsiones establecidas en la
ley (4). Claramente: los transgénicos no pueden ser patentados en Argentina.
Pese a ello, nuevamente comenzó a operar el Ministro Barañao cuando se profundizó el conflicto entre Monsanto y los productores de soja por la intención de la corporación de cobrar regalías por la soja cosechada haciendo análisis en los puertos. En una entrevista a la Agencia Bloomberg días pasados Barañao afirmó que: "La cuestión de Monsanto es muy particular dado que la Argentina todavía no ha otorgado a la compañía la patente para Intacta….La decisión final debe salir pronto, pero no estoy seguro de que esto vaya a ocurrir para la cosecha 2015-16. Hemos pedido al Registro de Propiedad Intelectual que acelere el proceso pero podría demorar meses" (5).
También en ese reportaje afirmó que "La postura
de la Argentina es que el productor debe pagar por el uso de una semilla
patentada y el uso repetido; se debe pagar una suma lógica"; yendo contra la Ley
de Semillas que habilita a guardar semilla para el uso propio.
O sea un Ministro que aboga porque en el país no se cumpla la Ley vigente.
Este “pedido” al INPI es absolutamente
improcedente y
muestra nuevamente al Ministro operando descaradamente a favor de Monsanto
cuando no es esta su función ni son los intereses corporativos los que debe
defender.
Por otro lado esta presión sienta un precedente
grave pues abre las puertas, en el contexto de un gobierno dispuesto a
entregarle todo al poder corporativo, para que se autoricen en Argentina
patentes sobre la vida, cuestión de extrema gravedad que iría contra la propia
Ley de Patentes que expresa que “no serán patentables ...la totalidad del
material biológico y genético existente en la naturaleza o su réplica, en los
procesos biológicos implícitos en la reproducción animal, vegetal y humana,
incluidos los procesos genéticos relativos al material capaz de conducir su
propia duplicación en condiciones normales y libres...”.
Cuando se cumplen dos años del fallecimiento del Dr. Andrés Carrasco es imposible que no venga a la memoria el accionar de Lino Barañao en favor de Monsanto cuando en el año 2009 el Dr. Carrasco dio a conocer sus investigaciones sobre la toxicidad del glifosato y su efecto embriotóxico, ligándolo sin lugar a dudas al posible efecto teratogénico en humanos (es decir su papel como inductor de malformaciones, de alteraciones en el desarrollo embrionario).
En
ese momento y en un tristemente célebre reportaje realizado por el principal
lobbista de Monsanto en el multimedios Clarín, Héctor Huergo, Barañao “le quitó toda legitimidad al trabajo del
subsecretario de Defensa, Andrés Carrasco, que alertaba sobre perjuicios para la
salud en el herbicida glifosato, que se utiliza en el cultivo de soja” (1). Allí
Huergo afirmaba que “creo que lo que determinaba era algún problema en el
desarrollo de embriones anfibios” y la respuesta del Ministro fue “Él (por el
Dr. Andrés Carrasco) comunicó sus hallazgos preliminares a la prensa, esto no es
parte de un estudio encargado por el CONICET, ni es parte de una comisión
institucional. En otras oportunidades se ha pedido al CONICET que se expidiera
sobre un tema particular, en ese caso se convoca a un panel de expertos que
emiten opinión. Esto es simplemente la comunicación de un investigador
particular y no ha sido sometido a juicio por un panel de expertos ni nada por
el estilo”.
La investigación fue publicada un año después
en la prestigiosa revista Chemical Research in Toxicology con la conclusión de
que “El efecto directo del glifosato en los primeros mecanismos de morfogénesis
en embriones de vertebrados abre las preocupaciones sobre los resultados
clínicos en la descendencia humana en poblaciones expuestas a herbicidas basados
en glifosato en los campos agrícolas” (2). No hubo ningún comentario desde el
Ministerio, ni desde el CONICET sobre esta publicación.
Y el Dr. Carrasco explicó claramente su
posición al dar a conocer su investigación antes de estar publicada en una
revista científica: “No
existe razón de Estado ni intereses económicos de las corporaciones que
justifiquen el silencio cuando se trata de la salud pública. Hay que dejarlo
claro, cuando se tiene un dato que sólo le interesa a un círculo pequeño, se lo
pueden guardar hasta tener ajustado hasta el más mínimo detalle y, luego, se lo
canaliza por medios que sólo llegan a ese pequeño círculo. Pero cuando uno
demuestra hechos que pueden tener impacto en la salud pública, es obligación
darle una difusión urgente y masiva”.
Hoy
se hace urgente seguir honrando al Dr. Carrasco frenando el avance corporativo
en la apropiación de la vida y rechazando toda forma de patentamiento sobre la
misma. Como así también es urgente denunciar y expulsar a los mercenarios que
desde los gobiernos no hacen más que profundizar y favorecer la entrega y el
saqueo de
nuestros territorios.
Notas
1- Barañao
desmiente estudio contra el glifosato: "No es del Conicet", aquí
2- Glyphosate-Based Herbicides Produce Teratogenic Effects on Vertebrates by
Impairing Retinoic Acid Signaling, aquí,
2010
3- "Monsanto no
tiene la patente de la soja Intacta RR2 PRO",aquí,
6-10-2015
4- Trascendental
fallo de la Justicia Argentina rechaza a Monsanto el pedido de patentamiento de
semillas transgénicas, aquí,
29-3-2016
5- La soja
transgénica de Monsanto deberá esperar meses para recibir la patente en
Argentina, aquí,
10-5-2016
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Argentina_Lino_Baranao_el_lobbista
Pensemos
que la Ciencia Digna comparte con la Reforma Universitaria del 18 y el Mayo
Francés del 68 a la rebelión contra el orden establecido por el bloque
dominante de sus respectivas épocas capitalistas. En simultáneo la concretan
desde el protagonismo popular (o en potencia) con raíces en sus saberes,
necesidades e intereses.
Veamos como Andrés
Carrasco propulsó la Ciencia Digna.
Argentina: “Barañao se olvida que en ciencia
si no puedo predecir no puedo negar”
22 de septiembre de 2009
Andrés Carrasco no ceja en su lucha. Desde que publicó su estudio sobre el
glifosato no ha tenido paz, pero esas reacciones en cadena que produjo no le
impidieron seguir con su discurso.
Claro, no se trata de cualquier personaje mediático, ni mucho menos. Carrasco es
profesor de embriología, investigador principal del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y director del Laboratorio de
Embriología Molecular, además una trayectoria de treinta años de investigación
científica con reconocimiento internacional. Enfrente lo tiene ni más ni menos
que al Ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao.
“(El ministro) se olvida que en ciencia si no puedo predecir no puedo negar. Hay
que probar las cosas en base del principio precautorio, si no estoy seguro puede
haber riesgo, así que hay que bloquear el tema y además es un derecho. Ocurre
que el experimento no es cuestionable por eso se pone nerviosa mucha gente”,
dijo en una entrevista radial en el programa Todo Depende Elige Tu Propio
Cristal conducido por la periodista Silvia Paglioni de la ciudad de Bahía
Blanca.
El mensaje, menos elíptico que directo, apuntó al corazón del informe que
Barañao (o alguien más elevado en la administración nacional), realizó para
defender el uso del glifosato.
“Los pocos estudios están hechos por las empresas y lo que se sabe es que la vía
respiratoria es la puerta de entrada la gente que vive al lado de donde se usa.
Lo que falta son estudios sistemáticos de las poblaciones, su estado de salud,
hay que medir cantidades en forma precisa, sistemática y acordada con los mismos
parámetros”, aseguró. En el informe del CONICET se cita 32 veces un informe
solicitado por la empresa Monsanto.
Carrasco recordó que el glifosato es un herbicida de amplio espectro diseñado
para matar plantas, usado como herbicida para algodón y tabaco. Pero toma
relieve cuando es asociado a la soja modificada
genéticamente para no ser destruida por este herbicida.
“En nuestro país la extensión de soja es grande y no tiene control. El estado no
controla los efectos. Paraguay y el sur de Brasil-Argentina son millones de
hectáreas con soja transgénica. En Argentina hay 2 millones de hectáreas y se
rocían 180 millones de litros de glifosato. Ahora bien en los EEUU no se permite
que todo sea transgénico, hay cupos para la soja y el control de uso es
indispensable ya que tiene mucho que ver con los problemas que se ven”, precisó.
Sobre los efectos del herbicida, el científico señaló que
“la acción del glifosato es la alteración de las cadenas alimenticias no solo mata a las
plantas. Hay relatos de apicultores que cuentan que se han encontrado con todas
las abejas muertas por la fumigación. Un herbicida es un veneno y hay
que ver cómo lo usamos y en que contexto. Además afecta a otras especies y
produce desequilibrios ecológicos y daño a la salud humana”, precisó.
Para Carrasco, los transgénicos no necesitan usar herbicida para desmalezar sino que los utilizan para “bajar la mano de obra y reducir el trabajo. La siembra es directa y el secreto es que pese a que no aumenta el rendimiento, sí aumenta la ganancia”.
Desde hace 30 años Carrasco estudia cuáles son los mecanismos genéticos de
desarrollo embrionario. “Me pregunté si yo podía ser capaz de investigar el tema
y nos encontramos que se nos morían los animales en las concentraciones que eran
muy altas. Fuimos bajando la concentración hasta que los animales en el ensayo
sobrevivían pero con malformaciones con datos que arrojaron que las
mismas siempre eran del mismo tipo. La dilución fue 1 en 5mil una dilución mucho
menor de lo que se usa en nuestro campo”.
“En la embriología –agregó- los modelos animales han servido para entender lo
que le pasa al hombre en general y es bastante cercano a lo que le pasa al
hombre.
El desarrollo embrionario son muy parecidos. Los genes de estadios de embriones
a etapas muy tempranos son muy semejantes, por ejemplo el embrión del ave en las
etapas temprana es muy parecido al humano. Los modelos animales se usan para
entender y explicar cosas”.
Descubramos
que el Ministro de Ciencia...no sólo no cumple con su alto cargo público al
limitarse a garantizar la realización de los planes de Monsanto y de otras
corporaciones imperialistas respecto a nuestro país sino que usa su poder
para desestimar todas las denuncias
sobre
los daños que las corporaciones provocan a la salud socioambiental y además
están:
Las amenazas de Lino Barañao,
el patotero ministro de seudociencia
12 de abril
de 2018
En el
Consejo Federal de Ciencia y Tecnología llamaron a “librar una batalla contra
los fundamentalismos” encarnados en los ambientalistas que se oponen al modelo
sojero y megaminero.
Por Roberto
Andrés
@RoberAndres1982
Ayer miércoles La
Gaceta de Tucumán publicó un artículo titulado La
ciencia argentina llama a una batalla contra los fundamentalismos. En ella
se relata cómo en la asamblea del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología, un
órgano de asesoramiento del ministro de Ciencia Lino Barañao, una de las frases
que se escuchó en reiteradas ocasiones fue: “Tenemos que librar una batalla
contra los fundamentalismos”.
“Según manifestaron varios de los miembros presentes, esos
‘fundamentalismos’ están encarnados principalmente por agrupaciones
ambientalistas que en reiteradas ocasiones ponen trabas a sectores productivos,
principalmente la minería y la agricultura (sobre todo por la resistencia al uso
de agroquímicos), con lo que favorecerían un atraso social y económico en
comunidades puntuales”, señaló el medio tucumano.
Lino Barañao, quien ayer fue ministro de Ciencia, Tecnología e
Innovación Productiva de Cristina Kirchner y hoy lo es de Mauricio Macri, agregó
en tal situación que “la diferencia entre un ecólogo y un ecologista es la misma
diferencia que hay entre un enólogo y un borracho”. Y sin noción del ridículo
hizo una fraudulenta comparación al señalar que “ha muerto mucha más gente en
accidentes de tránsito o electrocutada que por el uso de agroquímicos en los
cultivos. Sin embargo, ninguna de estas organizaciones ha salido a manifestarse
en contra del automóvil o de la energía eléctrica”.
Solo señalemos que para el desarrollo de la industria automotriz y
de la energía eléctrica se debieron imponer varias normas que regularicen estas
actividades para su uso masivo, pero para el desarrollo del modelo sojero en
Argentina no se contó con ningún estudio de impacto ambiental previo (salvo el
realizado por Monsanto). Además el Senasa ha mantenido bajo siete llaves los
documentos que habilitaron el uso del glifosato en Argentina.
“Pienso que se debe principalmente a que el beneficio de andar en
auto o de encender la luz de la casa es mucho más cercano y palpable que el
beneficio que trae, por ejemplo, un emprendimiento minero”. Mal ejemplo. A pesar
de los años, en San Juan, Catamarca y Santa Cruz, las provincias emblemáticas
del desarrollo del “modelo minero”, esta actividad no se convirtió en ningún
momento en “motor de desarrollo”.
Después de casi 20 años de explotación de La Alumbrera los índices industriales y de la construcción cayeron en Catamarca, y los niveles de pobreza siguen siendo más altos que la media nacional presentando el mayor número de beneficiarios de la asignación universal por hijo. Mientras tanto La Alumbrera consumía más de 86 millones de litros de agua por día, mucho más que el consumo total de la provincia, y en materia eléctrica representaba el 85 % del consumo total de la energía de la provincia. Su filial tucumana consumía el 80 % del total de energía de la provincia. En marzo de 2017 el INDEC señalaba que San Juan, la provincia en donde opera Barrick Gold, era la tercera provincia más pobre del país.
Fundamentalismos y fundamentalismos
Lo de Lino Barañao es simplemente agitación política. La de un
patovica con corbata al servicio de los grandes empresarios y el capital
imperialista. Tan sólo por poseer en sus manos el departamento del aparato
estatal destinado al desarrollo científico que beneficia a la clase que detenta
el poder,
Barañao se adjudica la
autoridad para designar, junto a esa cueva de lobos que es el Consejo Federal de
Ciencia y Tecnología, qué tiene “sustento científico” y qué no lo tiene.
Científicos y profesionales honestos que han acompañado la
movilización popular en contra del saqueo y del socavamiento de las condiciones
naturales para que se garantice el derecho a un ambiente sano de la población,
han elaborado estudios que muestran los efectos negativos del modelo minero y
sojero en la población.
En diciembre pasado un grupo de científicos del Departamento de Geología y del Centro de Investigaciones de la Geósfera y la Biósfera de la Universidad Nacional de San Juan publicaron un estudio que mostraba, tras 17 años, los impactos negativos de la megaminería en el ambiente glaciar y periglaciar de los Andes desérticos, específicamente en los casos de Pascua Lama y la mina Veladero, explotada por Barrick Gold. Esta última protagonizó en 2015 el peor desastre ambiental de la minería argentina con el derrame de cinco millones de litros de agua cianurada.
En dicha ocasión un informe del Laboratorio de Análisis
Instrumental de la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo confirmaba la
contaminación, pero la Cámara Minera y el Gobierno sanjuanino de Gioja
denunciaron el estudio como “malicioso” y reclamaron una retractación por parte
de la Universidad, apelando a un supuesto estudio favorable emanado por la ONU,
pero que posteriormente fue desmentido por el organismo internacional.
En el caso del agro, sólo por nombrar algunos, están los estudios
realizados por Andrés Carrasco, director del Laboratorio de Embriología de la
UBA, de Eduardo Maturano, del Comité de Epidemiología del Instituto de Virología
José María Vanella de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC, y de Damián
Verseñazzi, del Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias
Médicas de la UNR.
Ante estos casos las autoridades políticas universitarias denunciaron el carácter “anticientífico” de los estudios y bregaron por los acuerdos comerciales con las multinacionales químicas y agroalimentarias. La disputa por una ciencia al servicio del pueblo pobre y trabajador, en contraposición a una ciencia al servicio de los mezquinos intereses del capital nacional e imperialista, está más vigente que nunca.
Pero Barañao no se arruga si tiene que bendecir como ministro de
Ciencia y Tecnología los fundamentalismos esotéricos de un empresario. Fue en
noviembre pasado cuando el ministro confesó su disposición para estudiar lo
paranormal “e ir viendo de qué manera podemos ir integrando esos mundos que
parecen antagónicos, que tarde o temprano tienen que confluir”. Lo hizo mientras
daba una charla en el auditorio de la Fundación Columbia de Conciencia y
Energía, de Palermo, una institución creada en 2011 por Santiago Ardissone,
presidente del Banco Columbia en Argentina.
Barañao acompañaba a las autoridades mientras éstas entregaban las
primeras Becas Fundación Columbia de Investigación en Ciencia y Espiritualidad.
Uno de los proyectos ganadores se titulaba Rasgos
perceptuales, psicofenomenológicos y psicofisiológicos asociados a las
variedades de prácticas curativas espirituales y psicoenergéticas, del
presidente del Instituto de Psicología Paranormal. Un año antes Mauricio Macri,
su nuevo empleador, anunciaba la restricción del acceso al 60 % de becarios del
Conicet del sistema científico.
Pero su confesión tenía segunda parte. El pasado 23 de marzo el
ministro que llama a combatir los “fundamentalismos” que cuestionan la
megaminería y el modelo sojero, tenía que abrir (tras autorizarla) la
realización del Encuentro Gratuito Ciencia y Espiritualidad en el Centro
Cultural de la Ciencia, organizado por la fundación de su amigo banquero.
El Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA repudió el evento y le solicitó a Barañao una disculpa pública por promover seudociencias. También que en el futuro “se abstenga de asociarse con personas o instituciones que promuevan este tipo de actividades”.Fue una de estas mismas personalidades “esotéricas” la que le negó la promoción a investigador superior a Andrés Carrasco. Siendo biólogo molecular y director del Laboratorio de Embriología Molecular (Conicet-UBA), Carrasco publicó en 2009 su estudio en el que denunciaba los efectos del glifosato en el desarrollo embrionario, lo que generó un escándalo en la industria de los agrotóxicos.
Barañao, siendo ministro de CFK, realizó un inusual pedido de
revisión “ética” al Conicet respecto al accionar de Carrasco y desacreditó su
investigación tanto en el programa de Héctor Huergo, jefe de Clarín Rural y
lobbysta del agronegocio, como en encuentros de la Asociación Argentina de
Productores para la Siembra Directa (AAPRESID), una organización que recibe
financiamiento de BASF, Bayer, Dow, DuPont y Monsanto.
En 2014, luego de tres décadas de trabajo e importantes hallazgos
científicos (como los genes Hox) y varias publicaciones en revistas
internacionales, a Andrés Carrasco se le negó su promoción a investigador
superior del Conicet, pese a haber contado con experiencia siendo director del
Laboratorio de Embriología. Al poco tiempo después moriría de un infarto.
En el
comité que negó su promoción había un científico vinculado a los agronegocios y
una experta en filosofía budista. Roberto Salvarezza, examigo de Barañao y
diputado hoy por Unidad Ciudadana, puso la firma.
Lo señalado por Lino Barañao, en el Consejo Federal de Ciencia y
Tecnología en contra de los ambientalistas que denuncian el modelo sojero y la
megaminería, no debe entenderse más que como una amenaza. A estas amenazas hay
que hacerles frente: por cada Lino Barañao, que florezcan mil Andrés Carrasco.
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Las-amenazas-de-Lino-Baranao-el-patotero-ministro-de-seudociencia
---
Barañao, el ministro que sobrevivió
gracias a Monsanto
Todos
menos uno. El gobierno del Pro cuestionó a todo el gabinete saliente de Cristina
Kirchner pero no tuvo reparos en mantener en su puesto al ministro de Ciencia y
Tecnología. Adelanto 24 te cuenta el por qué.
Por Clarisa Ercolano
Si bien son innegables los cambios en el perfil
ideológico de los ministros que integran el flamante gabinete de Mauricio Macri,
la continuidad de Lino Barañao al mando del Ministerio de Ciencia y Tecnología,
marcó una diferencia porque fue el único titular de una cartera en pasar de las
filas del kirchnerismo al gobierno de Macri.
Desde el Pro se
explicó que Barañao es reconocido por los importantes avances en materia de
ciencia y tecnología y que por ello, se mantendría su cargo. El ministro, aclaró
que la saliente presidenta lo había autorizado. Ahora bien, ¿qué
lleva a dos gobiernos que no fueron capaces de acordar un traspaso de mando a
coincidir tanto en este punto?
Es que Barañao es
un ministro que escapa a las elecciones políticas. Barañao garantiza la
expansión de la empresa Monsanto en el país y eso explica su permanencia.
Monsanto es una multinacional estadounidense productora de agroquímicos y
biotecnología destinados a la agricultura. Durante
el gobierno de Carlos Menem, Barañao alcanzó la jefatura de CONICET y luego
trabajo para Monsanto con la implantación de una hormona transgénica en las
vacas para incrementar su “producción” de leche rechazada por la Unión Europea y
Canadá.
Con el
kirchnerismo De 2003 a 2007 fue Presidente del Directorio de la Agencia Nacional
de Promoción Científica y Tecnológica hasta que en 2007 fue designado como
ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.
Patricio Eleisegui es periodista, autor del libro Envenenados y uno de los que más investigó las relaciones entre estas empresas y los puestos de gobierno. “Aquí lo que vemos es una decisión de profundizar la política agrícola del kirchnerismo, la apuesta es por lo transgénico y de hecho el kirchnerismo fue el gobierno que más trasngénicos aprobó, nadie había llegado a tanto”.
“Barañao es
gerente, viene
de la empresa Bio Sidus, trabajó con Monsanto y la prueba además está en que
mantuvo todo su equipo, porque el combo es patentes de semillas, siembra directa
y agroquímicos, recordemos que el ministro asegura que el
glifosato (el pesticida por excelencia en siembra directa) era similar a una
mezcla de agua con sal”. La Organización Mundial
de la Salud admitió a principios de 2015 que el glifosato era cancerígeno.
Por caso, Eleisegui recuerda que la mayoría de los países de la Unión Europea prohibió el uso de los productos de Monsanto y similares y ni siquiera permiten la plantación transgénica individual. “Si querés poner soja en tu balcón, no te dejan, está prohibido”. Del mismo modo EEUU prohíbe a los niños alimentarse con productos derivados de soja transgénica o que la contengan en su elaboración: “Si un nene en EEUU quiere tomar Ades, no puede, porque está prohibido”, ejemplifica. Y recuerda que Barañao ha sido parte de una controversia sobre el uso del glifosato en Argentina, al restar autoridad a un trabajo presentado por el subsecretario de Investigación Científica y Tecnológica del Ministerio de Defensa, Andrés Carrasco que puntualizaba sobre el incremento del cáncer en zonas fumigadas con glifosato.
Además, el
periodista recuerda que en 2010 la empresa Bio Sidus y la FAUBA presentaron al
potrillo llamado BS Ñandubay Bicentenario que fue clonado con una técnica
innovadora de “agregación de embriones”. El presunto objetivo es preservar los
genes de animales deportivamente valiosos. Este
tipo de investigaciones y desarrollos científicos se producen con la inversión
de Monsanto.
Finalmente,
Eleisegui recuerda que
junto a Barañao también conserva su puesto, Alejandro Mentaberry
“Es quien articula lo público con lo privado, es un gerente total y no duda en
decir que no se puede saber si la soja transgénica genera cáncer porque nadie
está comiendo soja todo el día, da respuestas que son un disparate”.
Recordémoslo al Dr. Alejandro Néstor
Mentaberry
Por qué habría que recordarlo? algún logro científico?…Escuchen y Vean lo que dice cuando se le pregunta por los terribles costos sociales del modelo transgénico en la Argentina: Escuchar
Por qué habría que recordarlo? algún logro científico?…Escuchen y Vean lo que dice cuando se le pregunta por los terribles costos sociales del modelo transgénico en la Argentina: Escuchar
Comprobemos el desafío de plantearse:
"Ciencia para qué. Ciencia para quién. ¿Para Bayer y Monsanto
o para campesinos? ¿Ciencia para Barrick Gold o para los pequeños pueblos
cordilleranos?".
Coincidamos con la
investigadora Mirta Varela:
“Si los científicos contribuyen a producir conocimiento que permite el
extractivismo, les cabe toda la responsabilidad de las consecuencias
ambientales y sociales que sus dichos o prácticas puedan acarrear”.
Ciencia que contamina
14 de abril de 2018
Por
Darío Aranda
Mundo Eco
El extractivismo minero, petrolero y
transgénico cuenta con sectores científicos como socios y legitimadores. El
Ministerio de Ciencia y el Conicet impulsan el agronegocio, el fracking y la
explotación de litio.
Ciencia para qué. Ciencia para quién. ¿Para
Bayer y Monsanto o para campesinos? ¿Ciencia para Barrick Gold o para los
pequeños pueblos cordilleranos? El ministro de Ciencia, Lino Barañao, es un
impulsor del agro transgénico y comparó al herbicida glifosato con “agua con
sal”. El “Plan 2020”, diseñado durante el kirchnerismo y aún vigente, establece
que el agronegocio es pilar fundamental del modelo científico local. Se suma la
explotación petrolera y la minería de litio.
En 2009 Andrés Carrasco, director del laboratorio de embriología
molecular de la UBA y ex presidente del Conicet (Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina), difundió una investigación
que confirmaba que el glifosato -el agrotóxico más utilizado del país- producía
malformaciones y era letal en embriones anfibios. Su trabajo, en un contexto de
creciente denuncia a las fumigaciones, provocó un quiebre en el debate sobre las
consecuencias del modelo agropecuario. Nunca antes, en Argentina, un científico
de su talla se había animado a denunciar las consecuencias sanitarias del
agronegocio.
Carrasco sufrió una embestida de las empresas de agrotóxicos, los
medios de comunicación que promueven el modelo (Clarín y La Nación, entre otros)
y también del kirchnerismo, impulsor del modelo transgénico. Lino Barañao fue la
espada del Gobierno. Atacó al científico desde diversos espacios, pero dos
notorios fueron del congreso anual de Aapresid (Asociación de Productores de
Siembra Directa), impulsores de transgénicos, y en el programa de televisión de
Héctor Huergo, director de Clarín Rural, lobista agropecuario. Pero la mayor
defensa al herbicida Barañao la realizó en la radio de Madres de Plaza de Mayo:
“El glifosato es como agua con sal”. Ningún funcionario kirchnerista lo
cuestionó. Ya como funcionario de Mauricio Macri, lo volvió a defender en una
entrevista en Clarín: “Con los antibióticos también hay mal uso y muertes, y
nadie se queja”.
Conicet S.A.
El Conicet es el mayor ámbito de ciencia del
país, con más de 9 mil investigadores. “El sector productivo, con un lugar en el
Conicet”, tituló la revista Fortuna (dedicada al sector empresario) en marzo de
2017. Celebró el nombramiento de Graciela Ciccia en el directorio del Conicet.
Ciccia estaba al frente del área de Innovación
del Grupo Insud, empresa de Hugo Sigman, multifacético empresario que posee
desde laboratorios farmacéuticos hasta la editorial Capital Intelectual, el
mensuario Le Monde Diplomatique, fue productor de la película Relatos Salvajes y
es accionista del laboratorio Biogénesis-Bagó, dedicada a la biotecnología.
Sigman es también accionista de Bioceres, que desarrolla semillas transgénicas,
donde también tiene participación accionaria Gustavo Grobocopatel, “el rey de la
soja”. Desde Bioceres desarrollaron una soja transgénica resistente a la sequía,
proyecto dirigido por la científica Raquel Chan (investigadora del Conicet y
directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral).
La llegada de Graciela Ciccia al directorio del
Conicet es una muestra más del poder del agronegocio en el mayor ámbito de
ciencia del país. Ciccia, al igual que Sigman, son miembros fundadores de la
Cámara Argentina de Biotecnología, donde participan todas las empresas que
impulsan transgénicos y agrotóxicos.
Petróleo y minería
“Modelos de desarrollo en la era de la
información: globalización, tecnología y empresa red”, fue el título de la
“conferencia magistral” que el sociólogo español Manuel Castells brindó junto a
Barañao en marzo de 2016 en el Centro Cultural de la Ciencia de la Ciudad de
Buenos Aires. Su exposición, de 90 minutos, tuvo variados momentos de
celebración al extractivismo. El más explícito fue en el minuto 67: “Dicen que
Argentina es uno de los países con mayores reservas de petróleo del mundo.
Tienen que hacer como Estados Unidos, darle duro al fracking y ya veremos qué
pasa con los movimientos ecologistas”, propuso. A su lado, Barañao sonreía.
En junio pasado, el Ministro brindó una extensa
entrevista a la “Revista Petroquímica. Petróleo, gas, química y energía”,
patrocinada por empresas extractivas. Resaltó la importancia central que el
Ministerio y el Conicet le dan a la actividad petrolera y minera, con fondos,
investigadores y becarios. “Tenemos una participación muy directa a través de
Y-TEC, la empresa creada entre YPF y el Conicet, donde existe un número
importante de investigadores y becarios que están trabajando para resolver
problemas del sector, que van desde el uso de fibra óptica para el monitoreo de
la producción de petróleo bajo el método de fracking hasta el desarrollo de
arenas para esa misma tecnología y de sustancias hidrofóbicas para separar crudo
de agua”, señaló. Celebró el impulso a la explotación de litio y apoyó el
desarrollo de la megaminería: “Estamos trabajando en lo que se ha dado en llamar
minería inteligente, practicada en forma sustentable y sin los efectos
ambientales asociados a la actividad. Sucede que el país no puede prescindir de
la actividad minera”.
Periodismo extractivo
Diego Golombek es doctor en biología,
investigador del Conicet y señalado por el establishment académico como uno de
los mayores “divulgadores” de la ciencia. Director de la colección “Ciencia que
ladra”, columnista del diario La Nación y autor de una decena de libros. Nunca
cuestiona el extractivismo. Al contrario. Una muestra: en agosto de 2015
participó de una disertación (“La ciencia al servicio del agro”) organizada por
la empresa de agrotóxicos Rizobacter.
“Al haber estudiado una carrera científica, al
trabajar en un laboratorio, uno de los destinatarios principales es el área
productiva. Y si en Argentina hablamos de producción es igual a campo, el campo
tecnológico, no el campo tradicional y artesanal”.
Junto a Héctor Huergo (de Clarín Rural) y a
Beatriz “Pilu” Giraudo (Aapresid), fue peyorativo con la agricultura campesina y
celebró al agronegocio. “El campo era sólo plantar y ver qué pasaba. Pero las
innovaciones tecnológicas (transgénicos) produjeron una revolución en el campo.
Lo que hace que el campo pueda seguir siendo la base de sustentabilidad del
país. Si se hubiera quedado en el campo familiar, de peones, no hubiera durado
ese modelo”. Golombek también es funcionario. Es el responsable del Programa
Nacional de Popularización de la Ciencia y la Innovación (del Ministerio de
Ciencia).
El modelo
Cristina Fernández de Kirchner anunció por
cadena nacional en 2013 el “Plan Argentina Innovadora 2020” (conocido en el
ámbito científico como “plan 2020”). Estaba junto a Barañao en el escenario. “El
Estado desarrolla la ciencia y la tecnología para agregar valor a la producción
de Argentina”, afirmó la Presidenta. Lino Barañao explicó la política
científica: “Durante años la situación de los cerebros era más vergonzosa que la
del petróleo, regalábamos cerebros en pie sin obtener nada a cambio. Hoy
recuperamos un capital intelectual que estaba en el exterior y que vuelve con
más conocimientos. La ciencia y la tecnología son el motor del desarrollo y de
la prosperidad”.
Entre los ejes principales del plan científico sobresalen la
biotecnología (base del agronegocio) y la nanotecnología (manipulación de la
materia en la escala de un nanómetro, la milmillonésima parte de un metro, que
si bien ofrece oportunidades para la sociedad también conlleva profundos riesgos
sociales y ambientales, no solo porque potencia a la biotecnológica, sino
también porque incluye manipulación atómica). “Las tecnologías se aplicarán en
distintos sectores socio-productivos y en entornos territoriales determinados, a
fin de generar ganancias cualitativas significativas”, precisó la gacetilla del
Ministerio de Ciencia. Entre las actividades destacadas figura el agro y la
energía.
Como logro de la gestión también destacaron la
creación de la ya mencionada Y-TEC, alianza entre YPF y el Conicet que impulsa
nuevas formas de explotación petrolera y la minería de litio (muy cuestionada
por sus consecuencias sociales y ambientales, además de violar derechos
indígenas en Jujuy y Salta). El Grupo de Gestión de Políticas en Ciencia y
Técnica (espacio autoconvocado conformado por una veintena de académicos)
cuestionó el Plan 2020, aunque no por su perfil extractivista. “Las políticas
aplicadas en los últimos años han sido, esencialmente, orientadas a apoyar al
sector privado, aunque éste no ha dado las respuestas esperadas”, cuestionó en
octubre de 2013.
Recordaron que desde el ministerio conducido
por Barañao había prometido que, con años de ayuda estatal, la inversión privada
en ciencia pasaría del 30 al 50 por ciento (entre 2006 y 2010). Pero nada de eso
sucedió. El nuevo plan fijó que ese aumento estará en 2020. “A pesar de venir
tropezando con la misma piedra desde hace años, se sigue insistiendo,
inexplicablemente, al sector privado para que articule con el sector público
para el desarrollo de sus proyectos. Es un fracaso atribuible a que se apoyaron
en un sector que no movió el amperímetro de la inversión en diez años”,
sentenció el Grupo de Gestión de Políticas en Ciencia y Técnica.
Kirchnerismo
Roberto Salvarezza llegó a la presidencia del
Conicet de la mano de Lino Barañao, que lo propuso a inicios de 2012.
Acompañó todas las políticas impulsadas por el Ministro pero no continuó al
asumir Macri. Dejó la dirección del Conicet y comenzó a cuestionar a Barañao,
con especial eje en el ajuste que implementó el Gobierno (con más de 500
investigadores fuera de la carrera científica).
Salvarezza tuvo directa relación en la negativa
de promoción de Andrés Carrasco (forma de castigo por haber denunciado las
consecuencias del glifosato). “Al Presidente del Conicet (Salvarezza) le cabe
toda la responsabilidad de haber firmado la resolución que niega mi promoción.
Ni siquiera echó una mirada sobre cómo fue el procedimiento. Él sabe que al
firmar convalidó la injusticia”, denunció Carrasco semanas antes de fallecer.
Durante su gestión al frente del Conicet, Salvarezza impulsó que la
biotecnología sea política de estado, al igual que el apoyo a investigadores
para fracking y minería (incluida la creación de un instituto para explotación
de litio en Jujuy).
Salvarezza encabezó la lista de diputados del
kirchnerismo en las últimas elecciones. Cuestiona a Barañao y al ajuste, pero
acuerda con el modelo científico.
Voces
Mirta Varela es investigadora del Conicet y de la Universidad de Buenos Aires. Días antes de la votación presidencial de 2015 (cuando diversos académicos llamaban votar a Daniel Scioli) escribió una dura crítica sobre el modelo científico, que le provocó advertencias en un clima polarizado. Varela, lejos de callarse, amplió en una entrevista: “Es de una enorme irresponsabilidad no ver las consecuencias de fomentar este modelo de ciencia. Entrás a la página del Conicet y son públicos los convenios. Son claras las políticas de muchísimos recursos para el modelo transgénico y, en los últimos años, con YPF y el fracking. Y claro que dejan de lado los grandes cuestionamientos que tienen esas actividades. Es de una enorme irresponsabilidad no ver las consecuencias de fomentar este modelo de ciencia. Los científicos ya no pueden negar los efectos de los agroquímicos, las enfermedades, las transformaciones en la sociedad, migraciones, la tierra en pocas manos. No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
A Varela le pareció positivo y apoyó el aumento
de presupuesto durante la gestión kirchnerista, pero también reconoció que
incidió en la ausencia de postura crítica.
“Así se explica que el ministro Barañao
diga que los agroquímicos son como antibióticos, una barbaridad, y ningún
científico le salga al cruce. Eso demuestra que estamos en problemas”,
afirmó. Y apuntó a las responsabilidades individuales:
“Si los científicos contribuyen a
producir conocimiento que permite el extractivismo, les cabe toda la
responsabilidad de las consecuencias ambientales y sociales que sus dichos o
prácticas puedan acarrear”.
Maristella Svampa, socióloga, investigadora y docente
universitaria, es reconocida por su trabajo sobre extractivismo y acompañar a
asambleas socioambientales. En noviembre de 2016 recibió el Premio Konex de
Platino por su trabajo académico. Y en su discurso apuntó al modelo científico y
universitario. “Vivimos un mundo cada vez más brutal, más complejo y desigual,
en el cual dominan las grandes corporaciones, las que en alianza con los
diferentes gobiernos han penetrado fuertemente el sistema científico, académico
y tecnológico (…) Existe un persistente intento de colonización del discurso
público y de apropiación de la ‘ciencia’, basado en la idea de que sólo es
‘científico’ aquello que es afín o funcional a los modelos dominantes, mientras
que las visiones que cuestionan dichos modelos son marginadas o en el límite,
descalificadas y acusadas de ‘falta de cientificidad'”.
Svampa cuestionó el uso de agrotóxicos, el fracking y la
megaminería. Rechazó la sumisión del ámbito científico y la universidad pública
a las empresas, y afirmó que el desafío es generar “un saber experto riguroso e
independiente, con compromiso social, en una perspectiva de bienestar y de
cuidado de las personas y los territorios, que piense en el mediano y largo
plazo, y que tenga la dignidad de colocarse por encima tanto de los oficialismos
de turno como de los intereses del poder económico”.
---
Monsanto-Bayer y la "ciencia" transgénica
14 de abril de 2018
La adquisición de la megaempresa transgénica
Monsanto por la vieja fabricante de venenos y farmacéuticos Bayer fue aprobada
en marzo de este año por la Dirección General de Competencia de la Unión Europea
y la semana pasada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Quedan así
solamente cuatro megaempresas que tendrán entre ellas más de 60 por ciento del
mercado global de semillas comerciales, 100 por ciento del de semillas
transgénicas y más de 70 por ciento del mercado global de agrotóxicos.
Por
Silvia Ribeiro.
La adquisición de
la megaempresa transgénica Monsanto por la vieja fabricante de venenos y
farmacéuticos Bayer fue aprobada en marzo de este año por la Dirección General
de Competencia de la Unión Europea y la semana pasada por el Departamento de
Justicia de Estados Unidos.
Aunque falta la
aprobación de otros países, estas decisiones marcan la consolidación de la
última de las megafusiones de las industrias de semillas y agrotóxicos que
comenzó en 2015. Las otras fueron la de las trasnacionales estadunidenses Dow y
DuPont, que formaron una nueva división agrícola para sus negocios de semillas y
agrotóxicos llamada Corteva Agrisciences y la de la trasnacional de origen suizo
Syngenta con la empresa nacional de ChemChina, que planea fusionarse además con
Sinochem, otra estatal china.
Las oficinas de competencia consideraron que
las tres fusiones eran problemáticas, pero especialmente la de Monsanto-Bayer.
Para aprobar las fusiones, plantearon a todas que debían deshacerse de parte de
sus negocios "para evitar el dominio del mercado", una expresión a todas luces
retórica y sin sentido real.
En efecto, quien ha cosechado las actividades
de las que se han ido desprendiendo las otras empresas ha sido BASF, otra rancia
trasnacional alemana fabricante de venenos químicos.
Bayer accedió a
vender a BASF su negocio de semillas y una parte del negocio de agrotóxicos,
especialmente glufosinato, ya que varias de sus semillas transgénicas son
tolerantes a este herbicida. Pero de ninguna manera abandona el terreno: seguirá
con el negocio de semillas transgénicas y nuevas biotecnologías –como
CRISPR-Cas9– que tiene Monsanto, y agroquímicos aún más tóxicos como Dicamba,
también de Monsanto.
Quedan así solamente cuatro megaempresas que
tendrán entre ellas más de 60 por ciento del mercado global de semillas
comerciales, 100 por ciento del de semillas transgénicas y más de 70 por ciento
del mercado global de agrotóxicos. Las supuestas "condiciones" de las oficinas
de competencia parecen más bien una broma, ya que en realidad engordaron a BASF,
la única empresa de agrotóxicos y transgénicos que quedaba fuera de la ronda de
fusiones que inició en 2015.
Otro motor de las
fusiones ha sido acaparar el manejo de datos masivos (big data) agrícolas y
climáticos. Por esta razón, Estados Unidos le planteó a Bayer que debía vender
parte de sus activos en agricultura digital, cosa que finalmente Bayer accedió,
pero manteniendo la licencia de uso de éstos. Básicamente, todas los probables
movimientos que
anunció el Grupo ETC desde
2015 sobre las fusiones se han cumplido. Sigue ahora la próxima ronda de
fusiones, en la cual las empresas de maquinaria –como John Deere, AGCO y CNH–
probablemente se tragarán a las cuatro anteriores, para pasar a tener control de
todos los primeros eslabones de la cadena agrícola: semillas, agrotóxicos,
maquinaria, datos agrícolas y climáticos, y seguros.
Este es el contexto real de las semillas
transgénicas: cuatro empresas gigantes y sin escrúpulos, cuya fuente principal
de lucro ha sido fabricar venenos, y todas con un historial negro de crímenes
contra el ambiente y la salud, incluyendo catástrofes como el derrame químico en
Bhopal, India, que mató a miles de personas y envenenó a casi medio millón.
Es un contexto
que no se puede olvidar, no sólo porque son las mismas empresas y el mismo afán
de lucro a cualquier costo, también porque significan una garra de acero cada
vez más apretada sobre los mercados agrícolas en todo el planeta.
Cualquiera que
defienda las semillas transgénicas sin referirse a este contexto está ocultando
la realidad. No existen semillas transgénicas en el mercado que no sean
propiedad de esas cuatro megaempresas. Es tan claro que su interés es la venta
de agrotóxicos, que por ello la aplicación de éstos, sobre todo glifosato, ha
crecido exponencialmente, más de mil por ciento en los pasados 20 años en los
países donde se producen más transgénicos, como Estados Unidos, Argentina y
Brasil.
Es por ello falaz
y cínica la charla de Francisco Bolívar Zapata en el reciente seminario Los
alimentos transgénicos a debate (UNAM,
11-13 abril), en la que afirma que el uso de transgénicos disminuye
el uso de agrotóxicos. Se refiere en forma notablemente anticientífica a datos
parciales para falsear conclusiones: asegura que el maíz transgénico Bt, usa
menos herbicida que el convencional. Oculta decir que la cifra total de
agrotóxicos (herbicidas, funguicidas, etcétera) en maíz de Estados Unidos
aumentó con el uso de transgénicos y que las empresas de transgénicos ahora
venden maíz Bt con tolerancia a herbicidas, con lo que el aumento de uso de
agrotóxicos está asegurado.
En el mismo
debate, Rosaura Ruiz, quien moderó la mesa, afirmó que disentir en ciencia es
sano y que cada uno seguirá luchando por su posición. Por supuesto, la duda y el
debate honesto es la base de la ciencia.
Pero para que eso sea válido la premisa debe
ser que no se libere ningún transgénico al ambiente ni al consumo hasta que
exista consenso sobre sus riesgos.
De lo contrario, no es un debate científico,
sencillamente se está usando a la población, la biodiversidad y la naturaleza
como conejillos de Indias de cuatro megaempresas trasnacionales y unos cuantos
científicos que se alquilan para ellas.
Profundicemos en el
funcionamiento del capitalismo local del mundializado para revelar porqué la
Ciencia digna debe confrontar con la ciencia y la tecnología capitalistas.
El lado más oculto del modelo
El poder de las corporaciones,
los festejos kirchneristas
14 de noviembre de 2015
Las frases más estupendas de Cristina
Fernández de Kirchner
son parte del vocabulario militante que abriga los sueños de la eterna juventud.
Repetir y reproducir son dos acciones centrales para interpelar a los neutros y
desacreditar a los enemigos de clase. "En
la última década repatriamos científicos y el CONICET volvió a ser un orgullo
nacional",
dice con vehemencia un dirigente de clase y avanza con pasión "no escucharon a
la presidenta anunciar el gran descubrimiento que nos conduce a la soberanía
alimentaria, a no depender más de las multinacionales". El funcionario militante
que está extasiado con el gobierno nacional y popular festeja la alusión textual
de la presidenta de la Nación al informar sobre la semilla genéticamente
modificada que resiste a la sequía, y la papa transgénica que convierte a
Argentina en el primer país del mundo en conseguir ese siniestro lugar. Dijo
Cristina Fernández de Kirchner: "Serán
fundamentales para la economía de los productores y permitirá un fuerte
desembarco en mercados internacionales. Es la primera vez que la patente no está
en manos de una
transnacional, sino de un consorcio estatal-privado".
Los grandes negocios que el modelo potencia
El colega Darío
Aranda (http://www.lavaca.org/mu/mu-93-la-que-se-viene/)
publicó en sustancioso informe que lleva como título Argentina
transgénica. Revela el circuito
político - empresarial - científico militante que
nació en los años `90 y que ha
tenido en el kirchnerismo los saltos y logros más poderosos en el ciclo de
aprobación de transgénicos que soñaron pequeñas empresas como MONSANTO, Syngenta,
Bayer, Basf, entre otras. Afirma el periodista Darío
Aranda: "En
los últimos doce años el gobierno aprobó 26 transgénicos de soja, maíz, algodón
y papa. Nunca antes se habían aprobado tantos. Los expedientes son secretos y no
se conocen estudios de impacto en el ambiente ni en la salud de la población".
En nuestro país, la soja es mucho más que el oro. Es el cultivo dominante y la razón central del agro negocio. Sus consecuencias son poco conocidas por el fenomenal aparato público - privado que custodia el cultivo mágico.
Por eso, la nueva semilla que resiste a la sequía tiene actores desconocidos, nombres invisibilizados que integran el gobierno nacional y popular y trabajan para las multinacionales tóxicas.
El espacio clave para la aprobación de transgénicos en Argentina es la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia), creada en 1991 y cuyos integrantes fueron secretos hasta fines de 2014. De47 especialistas, más de la mitad (27) pertenecen a empresas Monsanto, Syngenta, Bayer, Dow, Ledesma, Don Mario o son científicos que realizan trabajos para las mismas compañías.
El informe publicado en la Revista MU por Darío Aranda coloca el acento en la verdadera acción del Estado presente. Martín Lema, Director de la Conabia, el organismo que debe controlar los eventos transgénicos (nuevas patentes) que llevan las multinacionales, escribió el estudio llamado Desarrollo de construcción basada en criterios de evaluación de riesgo para cultivos junto a Monsanto, Syngenta, Bayer, Basf y Dow Agroscience. El hombre que debe auscultar las manipulaciones genéticas es parte sustancial del negocio.
Pero hay otros científicos patriotas que entregan su conocimiento para combatir la pobreza en Argentina y en el mundo. La soja resistente a la sequía y la papa transgénica tiene como artífice al Jefe de Gabinete del Ministerio de Ciencia, Alejandro Mentaberry, con incidencia en los ámbitos que dieron luz verde a su propio desarrollo transgénicos (Conabia y Senasa). También sobresale como responsable Fernando Bravo Almonacid, especialista en biotecnología vegetal, docente de la Universidad de Quilmes e integrante de la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia), organismo clave en la aprobación de transgénicos. Los dos funcionarios desarrollan transgénicos y, a la vez, forman parte de espacios de aprobación de esas mismas semillas.
ALIANZA ESTRATÉGICA DEL KIRCHNERISMO. UN SISTEMA CONSOLIDADO
La soja
transgénica resistente a la sequía es un hito científico celebrado por la
presidenta de la Nación y el Diario
Clarín.
Allí está el
CONICET en la figura de la bióloga Raquel
Chan, pero bien oculta la alianza con una estructura poderosa a escala
mundial. Se trata
de la empresa BIOCERES del
grupo Los Grobo con Gustavo
Grobocopatel el Rey
de la Soja. A su lado también está Víctor
Trucco presidente de Aapresid,
la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). No falta a
la cita del descubrimiento el científico Moisés
Burachik (férreo
impulsor de los transgénicos y secretario ejecutivo de la Conabia entre 2004 y
2010). Hugo
Sigman, propietario de laboratorios farmacéuticos y director de
la Cámara de Biotecnología, aportó su experiencia para el "hito histórico".
Por supuesto que
los lazos cruzan fronteras. Bioceres,
con todos estos personajes y estructuras, se integra con compañía Arcadia
Biosciences, de Estados Unidos, que se materializó en una
empresa conjunta (Verdeca) que trabaja en sociedad con la multinacional Dow
Agrosciences para
utilizar el gen tolerante a sequía. Nada para cuestionar, un producto cien por
ciento nacional.
TESTIMONIO DIRECTO
Desalambrar mantuvo
una comunicación telefónica con el abogado
Fernando Cabaleiro que
integra el Centro Estudios Legales
del Medio Ambiente (Celma):
¿Cómo
se explica que este aspecto central del modelo actual sea tan desconocido o
invisiblizado?
Con respecto a
la transgenia en la Argentina hay un desconocimiento porque es un tema que no ha
sido debatido en nuestra sociedad, los
transgénicos en la Argentina ingresaron en los años 90´ a través de resoluciones
administrativas de lo que era en su momento la Subsecretaria de Agricultura y
nunca se le ha dado difusión al tema en si. Al
no existir una ley de biotecnología o una ley nacional de agrotóxicos, quedamos
a la información que nos han dado las empresa como Monsanto o Syngenta, las
cuales promocionan el uso de transgénicos en base a información científica que
no se conoce. Los
verdaderos riesgos de los agrotóxicos y de los transgénicos en la Argentina son
ocultados por el Estado que no brinda la información cuando los particulares o
las organizaciones lo solicitan. Existe también una sospecha clara en
relación a la casuística que hay en el aumento
del uso de agrotóxicos con el aumento de la tasa de cáncer en los pueblos donde
se aplica a cielo abierto y a gran escala los agrotóxicos.
Cuando
el gobierno Argentino aprueba los transgénicos es en base a estudios, ¿quien los
realiza?
Los estudios
los realizan las empresas que son como declaraciones juradas,
el déficit normativo que hay en la Argentina parte porque no tenemos una ley de
biotecnología y las resoluciones administrativas son muy laxas, no son muy
rigurosas en cuanto a los requisitos que tienen que cumplir esas evoluciones que
deberían presentar las empresas. Esa
información esta totalmente desactualizada porque a nivel mundial ha habido
cambios importantes en cuanto a las exigencias en relación a las evoluciones de
riesgos en los transgénicos. Una discusión científica que ha habido en la
materia es cómo se evalúa el riesgo crónicos carcinogenéticos de los
transgénicos. Durante muchos años las empresas han presentado estudios basados
en protocolos de toxicidad subcrónica para evaluar efectos crónicos y esto es
objeto de debate en donde los científicos independientes han planteado su
objeción a ese protocolo exigiendo que en verdad esos estudios se realicen a
plazos largos. Eso se ha logrado,
el organismo internacional como la OCDE, que es la que establece esos
protocolos, contempla ahora un protocolo que exige que las evaluaciones de los
riesgos crónicos y carcinogénicos se realicen a plazos largos.
AUDIO 1
CABALEIRO
Entonces ¿qué sucede en la Argentina respecto a los plazos de investigación que
fija la OCDE para determinar los riesgos de los transgénicos?
Los animales que
se toman para analizar esos riesgos son roedores, las ratas, y esos ensayos de
laboratorio, como las empresas lo hacían a 90 días, los científicos planteaban
que si un roedor vive entre uno y dos años como vida promedio, un estudio a 90
días está representando nada más que el 15% de la vida del animal. Para evaluar
los efectos crónicos y carcinógenos, que son aquellos que se evidencian después
de un paso prolongado de haber estado expuesto al consumo y la exposición de
alguna sustancia, se debería tomar en cuenta todo el ciclo del animal.
Esta
aceptación de experimentos con una mayor cantidad de tiempo, más años para hacer
el estudio, ¿implica que debería suspenderse todo evento hasta tanto se tenga
respuesta en relación a esto?
Exactamente, en
la Argentina como no se exige el cumplimiento de que los estudios se hagan en
plazos largos, frente a esta incertidumbre que se ha generado en la comunidad
científica y por principio precautorios tendrían que ser suspendidos. La
propias normativa del SENASA establece
también que en
el caso de que surja información científica relevante se tiene que reexaminar y
reevaluar los transgénicos, pero obviamente, se ignora esa
información científica que ha tenido repercusión mundial porque lograron que la
OCDE, que es la que establece los protocolos, contemple ahora un
protocolo a plazo largo que las empresas siguen ignorando y que el Estado no
exige en su conjunto.
AUDIO 2
CABALEIRO
Usted
presentó en el año 2014 un pedido de informes en el Ministerio de Agricultura
sobre la papa de la empresa Tecnoplant-Sidus, ¿obtuvo respuesta?
Ninguna por
parte del Ministerio de Agricultura, lo mismo sucede con el resto de las
presentaciones en cuanto a las otras semillas y eventos que se están analizando.
Dijo
que son las empresas las que realizan las presentaciones y que son declaraciones
juradas, ¿existen las pruebas científicas que determinan que el uso de
transgénicos no afectan a la salud
Son como
declaraciones juradas, el Estado no evalúa los riesgos.
Esto lo hemos comprobado con la soja
intacta de Monsanto, hicimos exactamente el mismo procedimiento,
le pedimos al Estado los estudios que presentó la empresa para su aprobación,
ahí pudimos comprobar que Monsanto
había pedido la autorización de la soja intacta en el 2012 cuando estos
protocolos de los que hablamos recién modificados por la OCDE son del año 2009
exigiendo los plazos largos. Sin embargo Monsanto presenta
los ensayos, estudios y evaluaciones con los plazos cortos. Ahí nosotros
podemos afirmar que tanto la soja como en el resto de los transgénicos aprobados
en la Argentina no tienen una garantida de inocuidad alimentaria porque
han sido evaluados mediante un protocolo desactualizado.
La
presidenta de la Nación anunció a la papa transgénica como un acto soberano y de
avance científico para la liberación de los pueblos, mientras que el Parlamento
Andino, órgano deliberativo que integran Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y
Chile, prohibió la papa transgénica en 2006. ¿Qué es lo que nosotros estamos
celebrando entonces?
Esta es
información que se le ha dado a la Presidenta pero no es así, todo lo contrario,
esto es muy peligroso por la contaminación a la papa andina. Tiene que generarse
un reclamo de los países andinos como Bolivia o Perú porque los riesgos de
contaminación son enormes.
¿En
qué se basa esta contaminación?
La contaminación
genética porque a la papa se le introduce un gen que no está por naturaleza con
lo cual puede afectar a la papa andina, esto implica un riesgo grave porque es
irreversible.
¿Las
empresas que más ganan con el modelo son Pioneer, Syngenta, Monsanto,
Dupond,
Dow Agroscience, Bayer, Basf?
Exactamente, yo
quiero recalcar que el día que se anuncia lo de la papa transgénica también se
anunció el tema de la soja modificada genéticamente para hacerla resistente a la
sequía. Es
la nueva soja de Pioneer modificada genéticamente para darle alto contenido
oleico. Esta sería la primera soja industrial, es una soja que
no está destinada para consumo humano directo porque es muy perjudicial para la
salud y esta destinada para que en un futuro reemplazar lo que es el aceite de
oliva. Eso
se omitió deliberadamente por el Ministerio de Agricultura porque es la primera
vez que se aprueba un evento transgénico que no está destinado al consumo humano
directo.
AUDIO 3
CABALEIRO
Los avances
científicos que no tienen pruebas categóricas que demuestren la inocuidad de las
semillas mutadas, necesitan de los brazos legislativos que amplían sus derechos,
abriendo territorios para que la fumigación haga el gran aporte a la siembra
directa. El Dr. Fernando Cabaleiro alerta
sobre la aprobación en el Senado de la Provincia de Buenos Aires de la Ley de
Agrotóxicos: "Está por aprobarse lo que seria esa la media sanción que ya tiene
despacho favorable de la Comisión de Medio Ambiente que preside el legislador de
San Miguel Coll
Areco, autor del proyecto. Las críticas que les estamos haciendo
las más de 100 organizaciones de la Provincia de Buenos Aires, incluso esto ha
tenido repercusión internacional, contamos con la adhesión de la RAF, la Red
de Transgénicos Latinoamérica y
lo que es también la Red de
Abogados de Pueblos Fumigados y
la Red de Abogados de Brasil,
porque está
comprobado los fuertes vínculos que tiene el senador Coll Areco con las cámaras
empresariales. Él mismo en su currículum que adjuntó y presenta
en la página del senado, reconoce y confiesa que sus empresas han tenido
vínculos con la agroindustria, además porque es el fundador de la revista Las
Bases, que es el periódico mensual de la CRA, la Confederación
Rural Argentina. Forma parte de CARBAP, la organización más importante rural
de la provincia de Buenos Aires.
Estas
entidades fueron las que más resistieron la Resolución 125, son las mismas a las
que ahora les están dando todo
Exacto, el
tema es la hipocresía porque se presenta a esta ley como que viene a solucionar
una omisión por parte del Estado en virtud de que la actual ley de agrotóxicos
no regula las distancias o no protege las escuelas rurales. La ley no fija
ninguna distancia pero si lo fija el decreto reglamentario que establece la
prohibición de las fumigaciones aéreas a menos de dos kilómetros de los centros
urbanos. Lo
que sucede es que la ley regulariza las fumigaciones terrestres estableciendo
una distancia de por ejemplo 500 metros solamente para lo que seria la
clasificación toxicológica 1 y 2, la banda roja. No permite
fumigar en lo que seria la banda verde y amarilla, establece cero distancia. Con
respecto a las escuelas rurales establece una distancia de 100 metros para las
fumigaciones terrestres, y para las fumigaciones aéreas las reduce de dos
kilómetros a 1.500 metros, mientras que para lo que es banda roja y azul
habilita fumigar hasta 500 metros con lo que seria banda verde y banda amarilla.
¿Que
serian las bandas?
Son niveles, de menor a mayor intensidad. Banda roja son productos de mayor peligrosidad, y los de banda verde serian los menos peligrosos pero no por esto dejan de ser tóxicos. Entre ellos está en banda amarilla hoy, el glifosato y el 24-D que han sido declarados probables y posibles cancerígenos por la Agencia Internacional del Cáncer dependiente de la Organización Mundial de la Salud.
Son niveles, de menor a mayor intensidad. Banda roja son productos de mayor peligrosidad, y los de banda verde serian los menos peligrosos pero no por esto dejan de ser tóxicos. Entre ellos está en banda amarilla hoy, el glifosato y el 24-D que han sido declarados probables y posibles cancerígenos por la Agencia Internacional del Cáncer dependiente de la Organización Mundial de la Salud.
AUDIO 4
CABALEIRO
Constatemos la responsabilidad criminal de gobiernos progresistas en la
reterritorialización de Nuestra América a favor del sistema imperialista de
agronegocios.
La República Unida de la
Soja recargada
12 de junio
de 2013
GRAIN
En el año 2003, la corporación Syngenta publicó un aviso publicitando sus
servicios en los suplementos rurales de los diarios argentinos Clarín y La
Nación bautizando con el nombre de “República Unida de la Soja” a los
territorios del Cono Sur en los que se sembraba soja -Integrados por Brasil,
Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia-. A partir de allí, esta declaración
explícita de neocolonialismo quedó como “marca de fábrica” del proyecto que
desde las corporaciones se estaba instrumentando.
Durante el año 2012 se produjo en estos países una embestida de las
corporaciones del agronegocio sobre los territorios y las instituciones
imponiendo nuevos transgénicos, mayores riesgos por aplicación de agrotóxicos y
cambios en las políticas que sólo tiene precedentes en la primera imposición de
los transgénicos, durante la segunda mitad de los años 90. Esta nueva avanzada
corporativa se da en un marco distinto, ya que ahora ocurre con la presencia en
toda la región (por lo menos hasta junio del año pasado) de gobiernos
“progresistas” críticos del neoliberalismo y que en algunas de sus políticas han
comenzado a modificar las políticas neoliberales impuestas en los años 90 con
una mayor presencia del Estado regulando la economía y asumiendo un rol activo
en aspectos sociales, educativos y sanitarios.
Sin embargo, en términos de modelo agrícola y producción de alimentos no sólo no
ha habido en todo este tiempo un cambio de modelo ni una autocrítica a los
problemas producidos por la implantación masiva del cultivo de soja transgénica
con alto altos niveles de uso de agrotóxicos. Por el contrario, este modelo se
ha ido consolidando y es defendido a rajatabla por todos los gobiernos de la
región que lo asumen como política de Estado, en todos los casos. Los graves
problemas que han surgido o se han agudizado, tales como los impactos de los
agrotóxicos, los desplazamientos de campesinos y pueblos originarios, la
concentración de la tierra o la pérdida de producciones locales, son
considerados “efectos colaterales” y se abordan, cuando la presión social lo
consigue, de manera fragmentada y puntual. No incluimos en este análisis a
Bolivia, pues si bien la región de la “medialuna”, con Santa Cruz de la Sierra a
la cabeza, es parte de la “República Unida de la Soja” las posiciones, políticas
y debates planteados desde el Gobierno de Evo Morales se diferencian ampliamente
del resto de los gobiernos (y esto le vale el enfrentamiento con estos sectores
del poder de la medialuna que claramente han planteado su intención
separatista).
Ya en otros A Contrapelo 1 2 3 hemos
ido denunciando que este avance fue consolidando la imposición del modelo
productivo de los agronegocios, y el Cono Sur se ha convertido en la región
donde más transgénicos se siembran en el mundo y en la que mayor cantidad de
agrotóxicos se aplican per cápita a nivel global. En este A Contrapelo
intentaremos brindar algunas luces que ayuden a comprender cómo se está
produciendo este avance y sus consecuencias a nivel de las comunidades
campesinas y la sociedad en general.
Los impactos del “modelo” no reconocen fronteras entre el campo y la ciudad y se
sienten profundamente en ambos espacios: las poblaciones fumigadas en los
territorios rurales y en las zonas periféricas de las ciudades, las y los
campesinas/os desplazadas que día a día migran para engrosar los cordones de
pobreza de las grandes urbes, las economías regionales destrozadas con su
correlato de los altos precios de los alimentos en las ciudades, los alimentos
contaminados enfermando a unos y a otros. En fin, una catástrofe socio-ambiental
que hace agua por todas partes y que ya no permite “mirar para otro lado”.
Los responsables de esta cadena destructiva son un puñado y tienen nombre y apellido: Monsanto y algunas corporaciones biotecnológicas más a la cabeza (Syngenta, Bayer); terratenientes y pooles de siembra que controlan millones de hectáreas (Los Grobo, CRESUD, El Tejar, Maggi son algunos de los principales); Cargill, ADM y Bunge transportando los granos al otro lado del mundo. Y, por supuesto, los gobiernos de cada uno de los países que apoyan de manera entusiasta este modelo. A ellos se suman un extenso número de empresas que aprovechan el “derrame” y proveen servicios, maquinaria agrícola, fumigaciones, insumos, etc.
En números concretos, esta región cubre en la actualidad una superficie de más
de 46 millones de hectáreas de monocultivo de soja transgénica, fumigadas con
más de 600 millones de litros de glifosato y provoca una deforestación de -como
mínimo- 500 mil hectáreas por año. (...)
Procuremos
convencer sobre las posibilidades de derrotar al capitalismo local y
mundializado con proyectos de deliberación y toma de decisiones de los
pueblos como los que están encaminando diversidades de abajo.
Argentina: ¿Cómo construir un futuro sano, justo y soberano? V Jornada de Salud, Nutrición y Soberanía Alimentaria.
12 de abril de 2018
"Hay resistencia: con pasión y obstinación, científicxs, artistas,
comunicadorxs, abogadoxs, docentes y cuidadanxs luchamos por nuestro derecho a
vivir en un ambiente sano, libre de agrotóxicos; un territorio
que es extensión del propio cuerpo-territorio."
Más de mil
personas participamos de la V
Jornada de Salud, Nutrición y Soberanía Alimentaria, que se
realizó el viernes 6 de abril en la Facultad de Medicina de la UBA, organizada
por laCátedra
Libre de Soberanía Alimentaria de Nutrición (CaliSA) -
UBA. La actividad se dió en el marco del Día Mundial de la Salud. Expertos de
distintas áreas, colectivos agroecológicos y referentes de la lucha
socio-ambiental reunieron para tratar de la temática de Soberanía Alimentaria
desde distintos ejes.
La jornada fue
dividida en 6 paneles: “La salud de nuestros niñxs: integrando miradas”;
“Alimentos y salud en el continente de las desigualdades”; “Salud Universal:
¿derecho o mercancía?”; “Abordaje de enfermedad celíaca”; “Producir bien para
vivir mejor” y “Viaje a los pueblos fumigados”.Se presentó la muestra
fotográfica “El
costo humano de los agrotóxicos” con la presencia de su autor
Pablo Piovano, y se realizó la IV Feria de Productos Agroecológicos en el patio
de la facultad donde lxs participantes pudieron disfrutar de comida rica, sana y
soberana.
Defender a la
Universidad Pública y a la Democracia
Miryam Gorban
abrió defendiendo a la Universidad Pública y Gratuita; destacándola como un
espacio de lucha y en constante disputa. Habló de la responsabilidad de la
comunidad académica de articular saberes distintos para la construcción de una
sociedad que piense la alimentación como un derecho.La referente de la Cátedra
Libre de Soberanía Alimentaria hizo una sentida mención de la coyuntura
brasileña: “mientras estamos en esta jornada, el pueblo brasileño está pasando
por unos de los días más tristes de su historia”. Miryam resaltó la importancia
de solidarizarnos con el pueblo brasileño en un momento donde su democracia está
gravemente amenazada, como parte de un tiempo que recorre toda nuestra Patria
Grande; y que la lucha por la Soberanía Alimentaria es también la lucha por la
Democracia.
Lactancia,
Nutrición y Soberanía Alimentaria
El primer panel
arrancó abordando la lactancia como el primer paso de la Soberanía Alimentaria,
y la urgencia de apoyar el amamantamiento como forma de garantizar el derecho a
una alimentación segura y responsable, que garantice el buen desarrollo de niños
y niñas. La leche materna contiene todos los nutrientes y vitaminas necesarios
para su crecimiento saludable.
Se resaltó el
vínculo directo que tiene el sobrepeso con la mercantilización de la
alimentación y la desregulación en un sistema de alimentos super procesados los
cuales comprometen la calidad de lo que se come. (…)
Alimentos y
Salud en el Continente de las Desigualdades: el caso de Brasil
Invitado desde
Brasil, Dr. Renato Maluf trajo la experiencia de los programas sociales
brasileños “Hambre Cero” y “Bolsa Familia”, los cuales lograron sacar a 35
millones de brasileñxs del hambre. Se destacó la importancia de tratar a la
alimentación saludable y adecuada como un derecho, y a las personas contempladas
por las políticas públicas como portadoras de derechos y no como beneficiarias.
La experiencia de
Brasil es vista como un logro democrático caracterizado por la participación
social que orienta la acción del Estado. Comprendiendo que el hambre tiene
color, clase social y género; es necesario el entrecruzamiento de los frentes de
lucha y la producción de conocimiento desde los distintos espacios (más allá de
la academia), como claves para rescatar identidades, memorias y culturas
alimentarias junto al respeto por las idiosincracias alimentarias de los pueblos
indígenas y de afrodescendentes.
Durante la
intervención de Maluf hubo momentos de mucha emoción, aplausos y gritos ¡Viva la
Patria Grande!
Salud Universal: ¿derecho o mercancía?
Maristella Svampa habló
del rol protagónico de las mujeres en la luchas socio-ambientales, aunque muchas
veces están invisibilizadas, en un sistema donde los efectos sociosanitarios las
golpean mucho más es urgente pensar alternativas con perspectiva de género.
Svampa habló del neo-extractivismo como eje del
modelo de producción en todos los gobiernos de turno, pero sobre todo en éste,
que asesina y persigue a los pueblos originarios. Mencionó a Santiago Maldonado
y Rafael Nahuel en una mesa compartida con representantes de las gestiones
actual y anterior.
Es desde este “mal desarrollo”, insostenible ecológica y socialmente, expresado a través del agronegocio o la megaminería, que el capital busca maximizar ganacias en un período marcado por el neo-colonialismo, basado en la apropiación y destrucción de los bienes comunes.
Es desde este “mal desarrollo”, insostenible ecológica y socialmente, expresado a través del agronegocio o la megaminería, que el capital busca maximizar ganacias en un período marcado por el neo-colonialismo, basado en la apropiación y destrucción de los bienes comunes.
Producir bien
para vivir mejor
Gabriel Arisnabarreta, docente,
agrónomo, productor e integrante de ECOS de Saladillo desmenuzó la experiencia
concreta de producción agroecológica en la chacra “La Bonita” de 14has:
reconocer el campo y plantearse la producción a partir de esas particularidades,
recuperar los saberes de quienes producían en una zona que supo estar llena de
gente en los campos; el tipo de animales que tienen, su cuidado y el vínculo con
ellxs; el tipo de pastoreo, la asociación de pasturas y los ciclos naturales. Un
relato dinámico que a cada paso derramaba reflexiones sobre otras formas de
hacer y estar en la tierra.
Sobre el final
mostró, quizá por última vez, una cuadro comparativo de rentabilidades año a año
entre su chacra agroecológica y la “mejor” opción del agronegocio para esa zona,
donde el margen bruto daba mejor desde el punto de vista económico. Ahí se
detuvo y explicó por qué era quizá la última vez que mostraba ese cuadro: el
debate entre el agronegocio y la agroecología no puede circunscribirse a
discusiones económicas. “Es muy peligroso que alguien cambie su forma de
producir sólo por una decisión económica, ya que entraría a la agroecología con
las mismas lógicas del sistema que justamente la agroecología refuta”. Y siguió,
“producir de esta manera es mucho más que producir sin venenos”. La agroecología
nos convida otra forma de estar en el mundo; incorporando, además de técnicas y
perspectivas sobre los agroecosistemas, dimensiones sociales, políticas y
espirituales: no podemos hablar de agroecología si no incorporamos la noción del
trabajo justo, de la lucha porque la tierra esté en manos campesinas, con las
semillas nativas, y todo en vínculo profundo con la naturaleza de la que somos
parte.
Retomando la
palabra, Carlos Vicente, de Acción
por la Biodiversidad y Grain,
repasó este momento tan difícil para la humanidad donde no paran de encenderse
luces de alarma sobre el rumbo que llevamos como especie. La última quizá sea la
presentación del Informe
2018 de IPBES que
alerta sobre la pérdida de biodiversidad, el constante deterioro de los suelos y
recursos hídricos, y los cambios en el clima producto de las emisiones de gases
de efecto invernadero; siendo el modelo agroindustrial, probablemente el mayor
responsable.
Hoy, ante las evidencias cada vez más claras de que así vamos al abismo, el sistema cambia de piel e intenta fórmulas nuevas para mantener la vieja lógica de apropiarse del trabajo y la naturaleza para reproducir el capital: “Agricultura Climaticamente Inteligente”, “Agricultura de Precisión”, “Agricultura Orgánica” y hasta “Agroecología”. La FAO y muchas otras organizaciones destinan enormes recursos en esta “reconversión”, y vemos como muchas de nuestras palabras aparecen en los discursos de los defensores de siempre de este modelo de saqueo y muerte.
Desde el comienzo
de la “Revolución Verde” la humanidad ha perdido el 75% de las variedades de
semillas que nos trajeron a este lugar, desde aquella primera mujer (“porque
seguro fue una mujer”) que reconoció, plantó, cuidó y mejoró una especie
vegetal; “la que quizá sea la experiencia cultural más hermosa que los hombres y
mujeres construimos con la naturaleza”. En 50 años de este modelo agroindustrial
perdimos el 75% del trabajo acumulado por la humanidad en los 10.000 años de
agricultura. En este contexto alertó sobre el
nuevo embate de las corporaciones para tener una nueva Ley de Semillas que
les permita apropiarse de nuestra biodiversidad y controlar todo el ciclo de
producción agro-alimentaria. Iniciativas que enfrentamos desde la Multisectorial
contra la Ley Monsanto de Semillas, buscando articular con la
mayor cantidad de organizaciones.
Pero también
repasó este momento donde se fortalece la lucha campesina en todo el mundo, y
como cada vez más las organizaciones del campo y la ciudad construimos novedosas
alianzas para detener este tren al abismo.
Un viaje a los
Pueblos Fumigados
El plato fuerte
del panel final iba a ser el estreno del trailer de la nueva película de Pino
Solanas “Viaje
a los Pueblos Fumigados” pero no se pudo pasar por problemas
técnicos. Más allá del traspié el panel con que cerró la jornada era de lujo: el
propio Pino,Damián
Verzeñassi, Damián
Marino, Pablo Piovano y Ana
Zabaloy, presentados por Marcos Filardi de CaliSA: la potencia de
los diálogos que habilitan el arte, las ciencias dignas, y lxs luchadorxs de
todos los días.
Pino contó la
experiencia del rodaje de la película y reflexionó a partir de ella“en este
tiempo tan difícil para el pueblo argentino y latinoamericano”; Pablo Piovano
hizo lo propio a partir de su trabajo fotográfico y presentó un corto sobre Fabián
Tomasi, quién quizá sintetiza en su cuerpo toda la brutalidad de
un modelo de muerte pero también una tenacidad y lucidez maravillosas para darle
pelea. Marino habló de su trabajo desde el
EMISA-UNLP y
reflexionó sobre el rol que se debe una ciencia que es nacida y sostenida por el
pueblo argentino. Ana
Zabaloyrepasó su experiencia como docente de una escuela
fumigada, y la construcción de la Red
Federal de Docentes por la Vida, que hace pocos meses hizo una importante
presentación ante la Defensoría del Pueblo, y se han planteado
una serie de iniciativas para dar difusión a una problemática que es ninguneada
desde las instancias estatales competentes, y no es acompañada por la enorme
mayoría de los gremios docentes del país, a excepción de la gran
experiencia de AGMER
en Entre Ríos. “Las
docentes rurales somos testigos ´privilegiadas´ de este modelo basado en
transgénicos y venenos”. Para finalizar, Verzeñassi contó la
experiencia que acababan de protagonizar con Marino en la Cámara de Diputados de
Entre Ríos en el “Ciclo
de Socialización de Saberes: Hacia un nuevo modelo de producción de alimentos”.
Y pateó el hormiguero: “tenemos que dejar de reunirnos entre los convencidos”
abriendo una reflexión de muchxs pero que todavía no hemos abordado de conjunto
como corresponde.
¿Cómo construimos
una fuerza social que sea capaz de enfrentar este modelo y poner en crisis su
hegemonía? ¿Cómo les abrimos camino a las alternativas que ya existen y las
potenciamos?
“Quizá nos
tengamos que juntar con muchxs que en otros momentos estuvieron en la vereda de
enfrente”, porque con “los convencidos no alcanza” y si nos quedamos con el
dedito en alto enrostrando pasados y actitudes quizá nos perdamos de
oportunidades de articulación que nos pongan en nuevos y mejores escenarios. En
Entre Ríos, quién abrió la mesa donde expusieron “los Damianes” fue nada menos
que Sergio Uribarri, ex gobernador de una provincia donde el agronegocio ha
hecho estragos. En buena hora: a debatir! (…)
---
La agroecología como conocimiento necesario para transformar la mutua determinación sociedad–naturaleza
12 de abril de 2018
Los agroecosistemas son, en principio, un tipo particular de ecosistemas
orientados a la producción —a partir de la tierra— de bienes materiales útiles a
los seres humanos. Su estudio dista de ser simple. La totalidad concreta en
cuestión incorpora una dimensión más a su complejidad en la medida en que el
trabajo de los seres humanos se vuelve un factor clave en la estructuración de
los mismos y en la
determinación de sus flujos de materia y energía.
Por Lev
Jardón Barbolla
Los
agroecosistemas son, en principio, un tipo particular de ecosistemas orientados
a la producción —a partir de la tierra— de bienes materiales útiles a los seres
humanos. Su estudio dista de ser simple. Consideremos que para la ecología,
incluso al margen de los agroecosistemas, el estudio de los ecosistemas y de los
diferentes niveles de organización de las comunidades bióticas y su interacción
con el medio abiótico planteaba ya un reto tal que en los años sesenta del siglo
XX el ecólogo Richard Levins (1966) hablaba ya de la necesidad de un nuevo
programa de investigación al que Levins y Lewontin nombraron biología
de poblaciones (Levins 2004;
Lewontin 2004).
Los
agroecosistemas se distinguirían del resto de los ecosistemas en la naturaleza
en dos niveles: aquél de los fines que orientan su existencia (la reproducción
de la vida material de los seres humanos) y aquél del propio proceso —histórico—
de su conformación —mediada por el trabajo— como sistemas social–naturales.
Y es
esta mutua determinación (producción orientada por el consumo y consumo
condicionado por la producción) la que lleva a la necesidad de conceptualizar
los agroecosistemas como sistemas complejos en los que determinaciones
provenientes de diferentes planos (biológico, del medio físico, social,
económico y cultural, por mencionar algunos) se trenzan y cuya comprensión
demanda una aproximación efectivamente interdisciplinaria.
Descargue el
documento (PDF) a continuación:
La agroecología como conocimiento necesario para
transformar la mutua determinación sociedad–naturaleza (350,31 kB)
No hay comentarios:
Publicar un comentario