La “transfusión” del
mando
26 de enero de 2018
Por Editorial de “Punto Final” (Rebelión)
Hace años que la
Nueva Mayoría (o Concertación recauchada) perdió la brújula
política y se fue alejando del pueblo. Esto no es novedad: allí están sus
derrotas en las elecciones presidenciales de 2009 y 2017, ambas bajo gobiernos
de la presidenta socialista Bachelet. Sobre todo en esa última elección -por lo
estruendoso de la derrota- quedó en evidencia que la NM camina por un lado y el
pueblo lo hace por otro. Como estigma vergonzoso de aquello está la
investigación que establece que Piñera ganó en 17 de las 20 comunas más pobres
de Santiago.
La NM no sólo consiguió desteñir el
significado de la democracia al profundizar las desigualdades que produce el
neoliberalismo que prometió combatir. También amenaza -por sus torcidas
interpretaciones de la derrota de diciembre- empujar al pueblo a una sumisión
prolongada a las políticas de la
derecha. La brújula de la NM se extravía y apunta al norte
equivocado. Se inclina a decir que perdió porque su programa fue demasiado
“izquierdista”. La culpa sería del candidato en busca de los votos del Frente
Amplio. Conclusión: la NM, en conjunto o por separado, debe priorizar la
atención del centro político y moderar su programa y discurso.
Se trata de una cortina de humo para ocultar el bochornoso rol político jugado por
Piñera se ha esmerado en insistir que hará las cosas “mejor”, e insiste en que no echará pie atrás en las reformas iniciadas por Bachelet. Esto es razonable en el esquema político de coaliciones como la NM y Chile Vamos. Ambas hacen profesión de fe en defensa del mercado como sistema rector de las relaciones económicas y sociales del país. El “retorno” a la moderación del centro político, que es el itinerario trazado por casi todos los partidos de la NM, es el viaje a Canossa para expiar sus veleidades reformistas. Esa conducta acentuará el distanciamiento y desconfianza entre la NM y el pueblo. Permitirá, sin embargo, acercar posiciones entre el gobierno de Piñera y la oposición de “centroizquierda”. Es lo que ambos sectores necesitan para alcanzar un modus vivendi que fortalezca la hegemonía neoliberal.
Se trata de un proyecto de largo alcance que necesitará numerosos reacomodos políticos. Desde luego el presidente Piñera tendrá problemas con la UDI y otros grupos de extrema derecha para aplicar su programa liberal. Para jaquearlos requiere de una leal oposición mediante una línea de continuidad con el gobierno de
En resumen, asistimos al inicio de un periodo
más o menos prolongado de gobiernos de Chile Vamos, asistido por algunos
partidos de la NM. Esto
no significará, en los hechos, ningún cambio notable respecto a lo que hemos
vivido desde 1990. Por el contrario, la línea conservadora de los análisis
poselectorales de la NM muestran que la derecha también logró derrotarla en el
plano ideológico… O al menos en los vestigios de ideología que pudieran quedar
en partidos que hace casi treinta años prometieron sepultar el legado de la dictadura. Este escenario,
sin embargo, presenta condiciones para la reconstrucción de la Izquierda
política y social. Esa tarea plantea una revolución cultural desde las
trincheras de los pobres y excluidos. En el ámbito de la conciencia es donde la
Izquierda sufrió su peor derrota en los años 70. Y es en ese terreno donde
necesita volver a echar raíces.
Editorial de “Punto Final”, edición Nº 893, 26 de enero 2018. www.puntofinal.cl
Editorial de “Punto Final”, edición Nº 893, 26 de enero 2018. www.puntofinal.cl
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=237051
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