Entrevista al
internacionalista vasco
Iñaki Gil de San Vicente:
“La democracia burguesa es la forma externa de la
dictadura del capital”
Por Carlos Aznárez, Internacionalista lúcido, exponente del pensamiento crítico y hombre de respuestas sin cortapisas, Iñaki Gil de San Vicente analizó para
Columnista habitual de Telesur, Hispan TV y varios medios locales de Euskal Herria, las opiniones de
Gil de San Vicente no solo pueden ser aplicadas a la Europa actual sino que
abarcan muchos de los temas que hoy se debaten en Latinoamérica y el resto del
Tercer Mundo.
-A cien años de la Revolución rusa y de la aparición de Lenin en
escena, qué quedan de esas ideas en la izquierda europea?
-En
la izquierda europea quedó muy poco, a nivel de esas ideas, pero se empezó a
recuperar, sobre todo después del 2007, el mensaje central de Lenin que afirma
que hay que tomar el poder. Una consigna central que se convierte en intragable
para cualquier burguesía. Por supuesto que mientras algunos tratan de reducir a
Marx al rol de economista o filósofo, a Bakunin lo califican como ideólogo
romántico, o tratan de encorcetar al propio Che Guevara, es evidente que con
Lenin no han podido. Eso es así debido a lo que ya ha empezado a plantearse en
muchos sitios: primero, que la democracia burguesa es la forma externa de la
dictadura del capital, lo que se nota claramente con la Unión Europea , y por
otro lado, que frente a la
Unión Europea , está volviendo a darse de alguna forma el
viejo debate que tuvieron en 1915, fuerzas revolucionarias que planteaban una
Europa socialista. Eso se une con la cuestión del poder. Tomar el poder es más
perentorio que nunca. Sobre todo si se observa el panorama donde coexisten el
loco de Trump, el nazi de Netanyahu, especímenes como Rajoy, el protofascista
de Macrón en Francia, nazis como los que se dan en Austria, o conversos
reaccionarios como es el caso de Merkel en Alemania, por no hablar de lo que
ocurre en Sudáfrica, una verdadera derrota, donde han puesto como jefe a un
capitalista feroz. En ese marco es que vemos que la cuestión del poder es
fundamental, y Lenin se convierte cada vez más en la única personalidad de la
izquierda que no se puede maquillar o endulzar dentro de una pantalla burguesa
y ni siquiera reformista.
-¿Qué pasa con ese tema del poder en Euskal Herria, a la luz del
desarme de ETA y la decidida opción por la vía política de la izquierda
abertzale?
-En
Euskal Herria hay un problema de fondo y es que como en otros muchos sitios ha
concluido una fase general de la lucha de clases y el capitalismo se ha logrado
desarrollar con más fuerza. Eso se dio en Irlanda con el IRA, en Colombia con
las FARC o aquí con ETA. Aquella fase que se dio en los años 70 con la victoria
del neoliberalismo, se vuelve a vivir ahora y es de una brutalidad
impresionante en todas partes, en países comos Argentina y Brasil, en los
Estados español y francés, en Estados Unidos y otros sitios. Este
endurecimiento se da porque a pesar de todo, el neoliberalismo no ha conseguido
derrotar la lucha de los pueblos. En Euskal Herria está costando, que ante la
fase concluida comience a surgir una izquierda revolucionaria. La razón de esto
último se debe entre otras cosas a que en los últimos años se suavizó mucho o
se abandonó todo lo que hace a la formación y el debate teórico. Ha habido, y
lo digo con dolor, recientes pasos dados por Bildu, como la firma junto al PP y
el PSOE de un documento realizado en el Congreso de los diputados de Madrid a
raíz de los atentados de Barcelona, o la felicitación a Donald Trump cuando
ganó las elecciones. Ambos marcan una época y digo que es un hecho lamentable
porque se inclinan por una línea, tanto en el ámbito estatal como
internacional, que no tiene nada que ver con una política revolucionaria. Por
otra parte, se están dando debates en el seno de Sortu para intentar una
recuperación de la naturaleza revolucionaria, lo que marca que hay cierta
efervescencia en ese sentido.
-¿Esta ofensiva capitalista, a su vez no está generando
anticuerpos?
Fuera
del esquema antes descripto, dentro de la izquierda abertzale a la que algunos
denominan “oficial”, hay mucha movida en sectores de la juventud que tienen una
visión crítica muy potente de lo que ha hecho el capitalismo adulto que está
machacando a la juventud vasca, no sólo con la represión política y carcelaria
sino también con la económica, la cultural, la sexual, etc.
Por
otro lado, está irrumpiendo una juventud que tiene expresiones significativas
en la lucha de las mujeres, también se da una reflexión sobre nuevo tipo de
internacionalismo, o frente al contexto de idiotización universitaria
educacional, se activan unos debates
contra la privatización educativa y la españolización de la cultura. A la vez se
está produciendo un distanciamiento inquietante entre lo que es el poder adulto
de la izquierda abertzale y lo que es la juventud militante.
-¿Puede definirse entonces al actual momento como un nuevo período
de transición?
-Está
claro que transitamos un período de transición donde tendrá que surgir una
izquierda revolucionaria que podrá alumbrarse en base a las aportaciones de la
juventud (entre los 18 y veintitantos años). Nosotros, los que “acumulamos
juventud” hemos llegado ya a un límite. Por otra parte, en este año que acaba
de finalizar quedó confirmado que por primera vez los salarios de los jóvenes
son inferiores a los que reciben sus abuelos y abuelas jubiladas. Cualquier
joven vasco de la actualidad tiene que esperar hasta los 28 ó 30 años para
independizarse de su familia, depende de la hipoteca de sus padres o sus
abuelos para poder alquilar o comprar un piso y eso, obviamente, genera muchas
tensiones. Hay una ofensiva muy grande de nuevas drogas químicas y de alcohol y
hay una pasividad de la izquierda en este sentido. No se los combate, no hay
confrontación con muchos campos de opresión como se acostumbraba en otro
momento en la izquierda abertzale. En este complejo panorama se vislumbran
gérmenes y atisbos de que empieza a pergeñarse una perspectiva revolucionaria
que va a tener dificultades en surgir pero que inevitablemente llegará, y es de
esperar que sea capaz de integrar todo lo bueno que se ha mantenido en este
pueblo durante 60 años y también pueda abordar críticamente posiciones como las
surgidas de los dos documentos firmados por Bildu de los que antes hablé.
-Tanto
en Colombia como en Euskal Herria, después del adios a las armas por parte de
organizaciones insurgentes, se ha comenzado a plantear el tema del “perdón” y
la “reconciliación”, dos conceptos extraídos de procesos anteriores como los
que se dieron en Sudáfrica o en menor medida en Irlanda. ¿Crees que hay
márgenes reales para dichas propuestas?
–Creo que existen dos
éticas y dos morales, las del opresor, las del torturador, las del juez, y por
otro lado las del torturado, de la mujer golpeada, las del desocupado o del que
tiene un trabajo con un salario que no le permite llegar a fin de mes para
alimentar a su familia. Se trata de dos éticas y dos morales irreconciliables. Por desgracia,
cíclicamente, y no es la primera vez que ocurre, cuando una izquierda se siente
autoderrotada o da un giro espectacular al centro, termina aceptando la ética
del dominante y mostrando distintos grados de culpabilidad y sintiendo complejo
por los daños cometidos. Esto también está relacionado con el desplome sufrido
en el debate teórico. La aceptación de tesis abstractas sobre derechos humanos
abstractos, la aceptación de valores del opresor. Es un problema que recorre
desde siempre la historia de la lucha de clases de los pueblos dominados.
Esperemos que el resurgir de una izquierda revolucionaria supere todo esto y
permita plantear de forma definitiva que existen dos éticas enfrentadas. Para poner un ejemplo
concreto: el recrudecimiento del machismo más brutal, o de grados de violencia
patriarcal que creíamos que este pueblo iba dejando atrás, como es el caso reciente
de cuatro jóvenes en la localidad de Barakaldo, que han asaltado sexualmente a
una niña. No son hechos nuevos pero sirven para mostrar toda la putrefacción de
la sociedad burguesa que nosotros pensábamos que se había superado en Euskal
Herria. Esos hechos aberrantes que surgen de la propia lógica del capital se
están reflejando en esa violancia machista o en el consumo de drogas y alcohol
por gente cada vez más joven. Esto no se puede enfrentar con pasividad. Desde
una ética revolucionaria hay que volver a armar ideológicamente a la sociedad y
fundamentalmente a los jóvenes y hay que reivindicar la ética de la resistencia
y la justicia popular.
-Un
tema del que se habla en algunos países latinoamericanos, como es el caso de
Bolivia, es el de la decolonización. ¿Cómo dar la batalla cultural en Euskal
Herria contra la incursión continua en ese aspecto por parte del capitalismo?
–En este país esa batalla es muy compleja. Hay
que tener en cuenta que el euskera, nuestra lengua, no tiene los derechos que
poseen el castellano y el francés. Incluso en muchos sitios tiene menos
derechos que otras lenguas, como son el inglés, el chino o el alemán. O
directamente se da una política de prohibición o acorralamiento. Tenemos claro
lo que es el complejo mediático de la llamada “televisión pública vasca”, que
es un instrumento en manos de una multicultura, que refleja la cultura burguesa
internacional y el mercado de la industria cultural. Pero además tenemos
también la propia indefinición de ciertos sectores de la izquierda abertzale,
como es el caso dramático de lo ocurrido en Donostia-San Sebastián, donde
durante todo el año 2016 se la designó como “Capital cultural europea” y ha
habido muy poca denuncia y muy poca movilización crítica. Recién al final de
ese año, sindicatos como LAB comenzaron a combatir eso, o surgieron algunos
movimientos populares para reconquistar un espacio que se había perdido. Hubo
total impunidad y vía libre al capital cultural multinacional para que hicieran
de Donostia un escaparate de la cultura euroimperialista.
Luego
hay un tercer problema en este sentido y es que no sólo por la izquierda sino
también por parte de la política institucional del Partido Nacionalista Vasco
(PNV) o el poder castellano y unionista de UPN (Unión del Pueblo Navarro).
Tenemos el caso escandaloso de los restos encontrados en Iruña-Beleia, que
indican que ya en el siglo III de la era cristian a
había inscripciones en euskera y esto ha sido silenciado por las instituciones.
Por
otro lado, hay que decir que actualmente la industria cultural y mediática se
mueve en parámetros muy distintos a los de hace 20 años, hoy es una de las
ramas más rentables de un capitalismo en crisis, y eso coincide con el proyecto
que tiene el PNV en las provincias Vascongadas, de hacer una “economía de
turismo”, con una apertura en Donostia, Bilbao e iruña (Pamplona), hacia una
industria cultural “selecta”, de gastronomía, etc. Todo eso es demoledor y no
parece haber conciencia de eso por parte de la izquierda.
-¿Por donde buscar entonces la luz al final del túnel en este
aspecto?
-Hay un par de cosas que
creo importantes a nivel de anticuerpos: una de ellas es el contenido del
euskera como lengua no mercantilizada y por otra parte, el contenido del
paganismo vasco. Hay una cultura pagana vasca subyacente a la figura de Mari (N.de R: Mari o Maddi es el numen principal de la mitología vasca precristian a), de las tradiciones vascas, de
resistencia a toda la mentalidad cristian a
de sumisión, que hay que retomar, y en parte la introducción de tantos chicos y
chicas jóvenes que se están acercando a la lucha de liberación tiene que ver
con este paganismo, con figuras e iconos anteriores a la propiedad privada. Un
debate de recuperación de la cultura vasca que no tenga en cuenta las
conexiones anteriores a la propiedad medioeval y capitalista, no conducirá a
nada, será una pérdida de tiempo. Se trata de reconstruir una cultura
comunitaria que se oriente a la superación de la propiedad privada y del
patriarcado, empezando por los espacios primarios, por los gaztetxes (centros
sociales juveniles), por los espacios polisexuales liberados, por la
recuperación de las comunas. En fin: por la lucha cotidiana.
-Nos
interesa una reflexión tuya sobre Catalunya y todo lo que se ha venido
produciendo allí a nivel de lucha por la independencia y de abierta rebelión
popular contra el mandato del imperio español,
-Hay
que partir del hecho de que todo el aparato del Estado español está volcado
para que el próximo 17 de enero (N.de
R: fecha de constitución del nuevo parlamento catalán), no se
pueda implementar un gobierno catalán que responda a la mayoría parlamentaria.
La detención de los diputados y la permanencia en el exilio de altos miembros
del gobierno catalán tiene como objetivo impedir que el Parlamento refleje la composición
real del mismo. El gobierno de Rajoy está recurriendo a todos los métodos de
presión para lograr eso, están imputando a través de la Judicatura (como
también lo hacen con jóvenes vascos y de todo el Estado) y además utilizan el
propio sistema parlamentario para amputar al Parlamento catalán. Ese poder
español está recortando de esta manera su propio mito de la democracia
burguesa.
Sin
embargo, esa es la parte superficial del problema, lo que Catalunya está
indicando actualmente es el impasse que ha surgido a través de la maniobra de
todas las fuerzas políticas, creando el partido “Ciudadanos” y también a
“Podemos”, inmediatamente después del 15M. “Ciudadanos” se creó antes con un
proyecto internacional donde estaban los servicios secretos de Estados Unidos y
otros países, mientras “Podemos” surgió precisamente para paralizar todo el
ascenso de lucha que había después del 15M y conducirlo al pantano del
parlamentarismo como ha logrado hacer. Sin embargo, esa maniobra fracasó porque
la podredumbre del Estado español es tal, que eso se desmontó. En estos
momentos hay una situación socioeconómica brutal, sobre ganancia para una
minoría y empobrecimiento para el resto. Y sobre todo, los cuatro problemas
históricos que arrastra desde el siglo XVI el Estado español: la cuestión
internacional dentro del Estado, la terrible corrupción, el atraso
tecno-científico y de productividad del trabajo y por último, el control
tremendo que tienen poderes fácticos, como la Iglesia, las Fuerzas Armadas, la
prensa y la banca.
Catalunya es hoy el punto crítico de esa situación de
impasse, pero van a surgir otros.
Además,
tenemos que recordar que en Catalunya, pese a que hay una mayoria parlamentaria
independentista, existe también una mayoría social de derecha. Esto refleja que
se está gestando una tensión creciente dentro del Estado español, donde se está
uniendo junto a la complejidad del movimiento obrero, la influencia de un
nacionalismo español muy duro. Un nacionalismo que se planta por derecha en
“Ciudadanos” pero también por “izquierda”, con Podemos o Izquierda Unida, y
entre todos ellos apoyan a esta España decrépita. La pasividad que ha tenido la
izquierda española para denunciar el papel del gobierno de Rajoy, de la
monarquía, del ejército, de la Iglesia, de la prensa, o el represivo e
intervencionista artículo 155, o hechos terribles como son la represión en
Catalunya, Galicia, Andalucía y Euskal Herria, indican que dicha izquierda está
retrocediendo frente al auge de ese nacionalismo español.
-¿Cómo se sale de esta encrucijada?
-Espero
que una vez que se llegue, en esta situación de impasse, a una situación de
rebote y respuesta. Cuando se tenga claro que ya no hay más terreno que perder,
es probable que se vuelva nuevamente a la confrontación. Hay
una lógica electoral y parlamentaria que oculta una lógica subterránea que
precede a giros hacia la izquierda, y que generalmente se manifiestan en
hastío, cabreo, bronca y gestos similares del electorado, frente a un cúmulo de
injusticias. Eso es lo que se observa hoy en Catalunya, la divergencia entre el
voto electoral y los movimientos subterráneos. Pero si no hay una izquierda
revolucionaria, un sindicalismo combativo, y movimientos populares fuertes que
estén dentro de esa tendencia hacia el malestar y a la autoorganización
subterránea, y ayuden desde adentro a que esa tendencia se fortalezca, puede
pasar que se paralice como ocurrió con el 15M. Hay que evitar que eso vuelva a
ocurrir, y trabajar desde dentro de esta tendencia a la radicalización que no
se tiene que plasmar inmediatamente en una formación electoral.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/01/09/entrevista-al-internacionalista-vasco-inaki-gil-de-san-vicente-la-democracia-burguesa-es-la-forma-externa-de-la-dictadura-del-capital/
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/01/09/entrevista-al-internacionalista-vasco-inaki-gil-de-san-vicente-la-democracia-burguesa-es-la-forma-externa-de-la-dictadura-del-capital/
No hay comentarios:
Publicar un comentario