Salidas del laberinto capitalista:
Decrecimiento y postextractivismo
20 de enero de 2018
Crítica del libro "Salidas del laberinto
capitalista: Decrecimiento y postextractivismo" | Este libro es una
invitación al debate; nos convoca para pensar conjuntamente sobre las posibles
salidas del laberinto capitalista con una percepción crítica del actual momento
político que vivimos.
Crítica del libro: Isabella Radhuber y Lucrecia Wagner
Salidas del laberinto capitalista: Decrecimiento y
postextractivismo nos propone un diálogo norte-sur,
o más bien entre los diversos nortes y sures de nuestro planeta, que incluye
los “sures” del norte y los “nortes” del sur. Alberto Acosta y Ulrich Brand
escogen esos dos conceptos porque “el decrecimiento y el postextractivismo son
una suerte de dúo de expresiones relacionadas de una misma realidad global” (p.
168). Un decrecimiento en el norte está relacionado a un postextractivismo en
el sur, y viceversa. Además, ambos conceptos tienen una estrecha relación con
la actuación de los movimientos sociales, aunque de maneras distintas. En
cuanto al postextractivismo, la relación es muy directa ya que se trata de una
propuesta de los mismos movimientos que sufrieron las violaciones de derechos
humanos y la destrucción de los ecosistemas en sus territorios. El caso del
decrecimiento es un poco distinto porque “por lo general los movimientos no
nacen como actores del decrecimiento; más bien, con sus luchas y
reivindicaciones, entran al nivel político-conceptual del decrecimiento de
manera implícita y, cada vez más, también explícita” (p. 105).
La riqueza de presentar ambas nociones, postextractivismo ydecrecimiento, como dos caras de una misma realidad
radica en que coloca en el centro del debate las relaciones de producción,
extracción, uso y consumo que vinculan estos nortes y sures de nuestro planeta.
¿Por qué resulta de suma importancia hacer hincapié en estas relaciones?
Porque, en medio de estas crisis polifacéticas, la crisis ambiental
generalmente no se asume como parte de otra más amplia, lo cual habilita
soluciones paliativas como las propuestas por la economía verde. Sumado a ello,
aquellas personas y movimientos que sí ven la crisis ambiental como parte de la
crisis civilizatoria global son presentados como unos pocos que están en contra
del progreso, unos antidesarrollistas que no reconocen la lógica capitalista
como un mal necesario del cual no es posible salir. De esta
manera, el modo de vida imperial se presenta como un proceso
irremediable, incluso deseable, ante el cual sólo resta resignarse y adaptarse.
Este libro es una invitación al debate; nos
convoca para pensar conjuntamente sobre las posibles salidas del laberinto
capitalista con una percepción crítica del actual momento político que vivimos.
Los autores nos colocan ante un dilema: “Hablamos de modos de vida insertados
en una lógica imperial que subordina la naturaleza y el trabajo a las
insaciables demandas de acumulación de capital; así de simple, así de complejo”
(p. 168). Ante este desafío, decrecimiento y postextractivismo se entienden
como respuestas emergentes ante las crisis neoliberales y posneoliberales en
los contextos europeo y latinoamericano.
Un eje central para reflexionar sobre salidas
posibles ante estas crisis es el fortalecimiento de otras lógicas económicas.
Los autores afirman: “Requerimos otra economía para otra civilización” (p.132).
La destrucción producida por el crecimiento económico y, en particular, por la
forma de acumulación capitalista exige una evolución económica alternativa, que
necesariamente se tiene que basar en otras lógicas económicas. Concluyen: “Esta
nueva economía deberá ser pensada desde la búsqueda y construcción de opciones
diseñadas y aplicadas con una visión holística y sistémica plasmada desde los
derechos humanos y los derechos de la naturaleza, asumiéndolos como punto de
partida y no de llegada” (p. 177).
En el caso del postextractivismo, hay
propuestas explícitas de los movimientos indígenas que consisten en construir
economías plurales a partir de las propias formas económicas de grupos
indígenas y también de otros, formas ahora reconocidas en las Constituciones de
Bolivia y Ecuador. Estos son los puntos de partida fuertes de los movimientos
anti y postextractivistas, aunque los autores también destacan que los propios
movimientos no llegan a cuestionar suficientemente los términos de sus
propuestas alternativas. Subrayan, sin embargo, el núcleo de esta propuesta,
que es la necesidad de un doble encuentro con la naturaleza y con la comunidad
para una plena vigencia de los derechos humanos y de la naturaleza.
El debate sobre el decrecimiento se basa
también en la existencia y el surgimiento de formas económicas alternativas, y
es aquí donde los autores señalan que aún falta problematizar las relaciones
dominantes de poder. El reto consiste en “desacelerar cambiando la economía y
realizar una transformación socioecológica que incluya cambios profundos de
imaginarios y relaciones de poder; prácticas económicas, políticas y culturales
diferentes; otras formas de procesar los conflictos a diferentes niveles,
empezando por limitar los intereses dominantes y su poder” (p. 131). Sumado a
ello, los debates acerca del extractivismo y postextractivismo buscan romper
con la dicotomía sociedad-naturaleza, y hacen explícito el ímpetu decolonial de
la ecología política, cuestionando la colonialidad de la economía mundo en la que nos movemos, enfatizando la
relevancia del Estado ─que puede tener una forma más
o menos colonial─ y de las constelaciones
geopolíticas.
En este devenir, los autores destacan que
decrecimiento y postextractivismo son conceptos necesarios pero no suficientes.
Describen varios problemas a los que se enfrentan estas propuestas, entre los
cuales uno emerge como central: la existencia de un ADN extractivista en
nuestras sociedades. Como afirma Maristella Svampa en el prólogo, “lejos
estamos, sobre todo en América Latina, de la descolonización del imaginario del
consumo, tan vinculado con el éxito social y la construcción de la
subjetividad” (p. 12). Se establece así una tensión entre los deseos de consumo
y los requisitos de sustentabilidad. Pensamos y deseamos individualmente,
tendencia que hoy se ha exacerbado con Gobiernos neoliberales que incitan a
depositar en el individuo la responsabilidad exclusiva sobre su propio destino,
estimulando una competencia extrema muy alejada de los valores de solidaridad y
comunalidad necesarios para pensar y dar forma a otras opciones de vida. En
este contexto, avanzar en el diseño de alternativas implica un gran desafío que
los autores destacan repetidamente a lo largo de las páginas: se necesita un
cambio de dirección tanto a nivel macro (instituciones económicas y políticas)
como micro (valores y aspiraciones individuales). Se requiere un cambio social
integral a la vez que la contextualización de experiencias concretas. Entonces
surgen algunas preguntas desafiantes: puesto que estas alternativas implicarán,
para muchos sectores de nuestras poblaciones, resignar comodidades y
aspiraciones de consumo, ¿cómo hacer para que los principios y las prácticas
del decrecimiento no se vuelvan un paradigma represivo? ¿Cómo instalar
globalmente el paradigma de que “podemos estar mejor con menos”, que parece tan
ajeno a la mayor parte de nuestras sociedades?
Nos encontramos en un momento complejo, con el
resurgimiento de respuestas autoritarias (neoliberales en América Latina y
derechistas en Europa), en el que es imprescindible radicalizar la democracia,
las visiones plurales, las acciones colectivas, la igualdad y la equidad. Este libro
nos brinda, además, una exhaustiva bibliografía sobre los ejes de debate
propuestos a lo largo de sus páginas, en diversos idiomas (sobre todo,
castellano, inglés y alemán). Así, decrecimiento y postextractivismo son,
precisamente, puntos de partida para pensar las salidas, que, si bien indican
“lo que no se quiere más”, deben ser superados porque no dan pautas de hacia
dónde caminar.
Los autores destacan que no se trata de
encaminar una vía predeterminada, sino de un proceso abierto, en construcción
colectiva, que recoge historias de lucha y resistencia, y se basa en
experiencias y propuestas. Como afirma Maristella Svampa, es un pensamiento en
transición, lo que nos lleva a “pensar en la incomodidad” (p. 12), en la
incertidumbre, en el marco de muchos caminos posibles y no libres de
dificultades. A pesar de ello, el camino elegido por los autores parte de la
esperanza, aunque reconoce y explicita las limitaciones y dificultades. Nos
invitan a desprendernos de los conceptos de partida (decrecimiento y
postextractivismo), que carecen de atractivo simbólico, al mismo tiempo que
enfatizan otras nociones, comobuen vivir, vivir bien, buenos convivires,
bien común, que sí avanzan en
propuestas concretas hacia una vida digna.
A partir de los
desafíos que plantean los prefijos de- y post- de los dos conceptos discutidos, el
libro intenta evidenciar las posibilidades que pueden emerger de un debate
conjunto. Por ello, uno de sus mayores aportes es precisamente esta invitación
a pensarnos en común. Como destacan los autores, se hace imprescindible
multiplicar espacios heterogéneos de intercambio y revitalizar la discusión
política como “espacio vivo” de la sociedad. Este cambio debe partir de situaciones
y experiencias existentes. Se trata de una transición, no de un corte abrupto,
en la cual hay mínimos comunes, con diversidad de objetivos y caminos y
diferentes temporalidades para cada proceso. En conclusión, este libro explicita
el reto sociocultural que enfrentamos, y nos convoca para construir propuestas
basadas en la afirmación de que lo que interesa es la reproducción de la vida, y no del
capital.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Salidas_del_laberinto_capitalista_Decrecimiento_y_postextractivismo
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