Los
inquisidores de la Patagonia
Gonzalo Cané,
secretario coordinador con los Poderes Judiciales del Ministerio de Seguridad,
presentó una denuncia penal por “falso testimonio” contra ocho testigos del
caso Maldonado. El operador de Patricia Bullrich busca desacreditar a los
mapuches para que el juez subrogante Gustavo
Lleral no investigue a los gendarmes que estuvieron a la vera del río el día
que desapareció Santiago Maldonado. Algunas pistas e interrogantes que la
Ministra y su mano derecha prefieren ignorar.
En 1960, dos
académicos estadounidenses estudiaron una teoría criminalística y sociológica
cercana a Cesare Lombroso. La llamaron pomposamente –como todo lo falsario–
“Delincuencia y oportunidad, una teoría de las bandas”. En síntesis, postularon
la hipótesis de que el origen de la subcultura delincuencial es “la frustración
que sienten los jóvenes de la clase baja al intentar sin éxito lograr el nivel
económico y el status social de otros grupos sociales”.
Pues bien: el gobierno
macrista acaba de confirmar esa presunta ideación intelectual realizada hace 58
años con una convicción estrafalaria, esta vez, propia de las peores
psicopatías racistas.
Ayer, el Ministerio de
Seguridad de la Nación, con la representación del funcionario Gonzalo Cané
–supernumerario de Patricia Bullrich Luro Pueyrredón– presentó una denuncia
penal por “falso testimonio” contra ocho testigos del caso Maldonado. A saber:
Matías Santana, Claudina, Ailinco y Lucas Pilquimán, Soraya Maicoño, Andrea
Millañanco, Adriana Baigorria, Facundo
Jones Huala, y Ariel Garzi. ¿De qué los acusan?
“Surge con claridad que
los denunciados mintieron en sus respectivas juramentadas o, cuando menos,
omitieron aportar la información que conocían. Los testimonios fueron la
condición necesaria para la posterior construcción del relato por parte de
determinados funcionarios judiciales, referentes políticos y miembros de
organizaciones de derechos humanos, quienes no dudaron en calificar ‘el
ahogamiento accidental’ del señor Maldonado en el río Chubut como una
desaparición forzada de persona”, afirma el escrito que publicó el diario
oficialista La Nación, cuya fuente principal es el propio Ministerio de
Seguridad.
Pero veamos lo que no dice la prensa
oficialista. Buscan desacreditar a los mapuches para impedir que el juez
subrogante Gustavo Lleral investigue
a los gendarmes en la vera del río. Lleral debe regresar a trabajar a
principios de febrero. También está bajo cuestión la carátula de desaparición
forzada. La fiscal
Silvina Ávila pidió que el caso fuese tratado como “muerte
dudosa”. Lleral lo desestimó pero aún restan resolver aspectos inquietantes:
1. El Ministerio de
Seguridad jamás aclaró por qué negó a Santiago Maldonado durante 78 días,
desde el 1 de agosto hasta el 17 de octubre, cuando hallaron el cuerpo en el
río Chubut. Una tortura infinita para la familia. Macri llamó
a la madre de Santiago en 25 de Mayo recién cuando confirmó que encontraron el
cadáver y justo antes de las elecciones legislativas.
Patricia Bullrich, su
jefe de gabinete, Pablo Noceti, y los funcionarios Cané y Daniel Barberis,
jamás admitieron que sabían que Maldonado estaba en Cushamen desde el corte de
ruta en la tarde del 31 de julio a las 18 horas. Ni siquiera luego de que el
periodista Horacio Verbitsky publicó la foto de Santiago, el 18 de octubre en Página/12.
2. Ese mismo día, el juez federal de Esquel, Guido Otranto completó el operativo más escandaloso de la historia
criminal criolla: estuvo 12 horas en la Pu Lof con 400 efectivos
federales y el excelentísimo Cané mantuvo esposado al testigo Santana, allanó
dos casas, precintó a dos hombres de la comunidad vecina de Vuelta del Río,
apuntados por efectivos de élite armados hasta los dientes, que habían
descendido en un helicóptero hasta al pie de la cordillera. Ese
día también, Otranto no le permitió el acceso a las partes, menos aún a la familia Maldonado. El
juez no encontró absolutamente nada. Su último rastrillaje fue un fiasco. Un
día antes le había concedido un reportaje a La Nación (el mismo medio que ahora
da a conocer la versión policial) y estimó: “La hipótesis más razonable es que
Maldonado se ahogó”.
Luego fue recusado por
la familia Maldonado
y por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). El 22 de septiembre la
Cámara de Comodoro Rivadavia apartó a Otranto por “prejuzgamiento” y designó a
Lleral.
Mientras tanto, Cané
inundaba de declaraciones administrativas el expediente. El juez subrogante
Lleral llegó un día de lluvia a Esquel, se paró en el Juzgado Federal y realizó
escuetamente las mejores declaraciones que podría haber realizado Mostaza Merlo
en sueños, pero él no es Mostaza Merlo, precisamente.
3. El gendarme Emmanuel Echazú dijo que fue herido en la
puerta de la lof y que “el golpe” lo hizo girar sobre sí mismo mirando a la ruta. Anduvo medio
sonámbulo con una doble fractura de pómulo hasta que un compañero suyo, que no
supo identificar, le tomó de las manos su escopeta Bataan calibre 12/70 con
postas de goma, mientras se inició el procedimiento sin orden judicial en la Pu Lof.
El propio juez Otranto
admitió la semana pasada que la Gendarmería “tiene facultad” para actuar en
esas extrañas circunstancias para probar los presuntos delitos en flagrancia.
Justo el 31 de julio, Noceti había estado en Bariloche
arengando a las tropas sobre “el peligro” de la Resistencia Ancestral
Mapuche (RAM) en la Patagonia.
Como es obvio, nadie
nunca aclaró por qué Echazú sólo dijo haber visto en el río al
escopetero Darío Zoilán a su izquierda. Cuando le preguntaron en la audiencia
judicial de qué hablaron con Zolián no recordó. Luego le preguntaron quién más
estaba en el río. Señaló que escuchó “dos voces” dentro o del otro lado del río
y que a su derecha; si bien había más gendarmes, no sabía quiénes eran. Por
esas causalidades del destino, otro gendarme, al que Echazú tampoco identificó,
le entregó su escopeta, ya que según él, tras ser herido en la ruta la tomó el
cabo Yáñez. Otro de los heridos de la fuerza, en su caso, en el parietal,
producto de una piedra al voleo.
4. ¿A quién acusan
Echazú y Yáñez, y ahora también Cané del Ministerio de Seguridad? A Santana. El testigo mapuche de 19 años que declaró que
vio cómo los gendarmes rodeaban “un bulto” cerca de la orilla del río.
Otro de los
perseguidos por la inquisición ministerial es Lucas Pilquiman, quien remarcó
que iba con Santiago a mitad del río y que la última vez que lo vio fue cuando
Santiago volvía sobre sus pasos cerca de “unos sauces”. La familia Maldonado
pidió la nulidad de la declaración de Pilquiman porque la tomó solamente
Lleral, sin darle curso a las partes, y en un lugar que no fue el Juzgado. El
juez denegó el recurso. La abogada Verónica Heredia apeló.
5. ¿Dónde estaban los
gendarmes Juan Manuel Escola, Echazú, Daniel Gómez, Zoilán, Neri Armando
Robledo, Orlando Yucra, Ramón Vera, y Juan Carlos Pelozo, entre otros, entre
las 11:30 y las 11:40 del 1 de agosto de 2017? El juez Lleral aún no
lo sabe. La familia
Maldonado tampoco. Pese a ello, Cané se atrevió a escribir
“ahogamiento accidental” en 54 carillas como la causal de muerte de Santiago.
La autopsia fue clara:
Santiago sufrió hipotermia. Su muerte fue “un proceso”. Luego sobrevino la
muerte por sumersión. ¿Alguien lo vio? ¿Qué pasó en el río?
“Ahí hay uno”, gritó
Pelozo, gendarme que intentó meterse en el río junto a Vera. A 50 metros de ese grupo,
río arriba, estaba el escopetero Zoilán, que afirmó que disparó a una sombra en
el río”, publicó el periodista Sebastián Premici en el portal Cadena
del Sur.
“El gendarme Robledo,
que declaró en sede administrativa ante el guionista Barberis –sostiene
Premici– afirmó que le tiró una piedra a un manifestante que cruzaba el río.
‘¿Le pegó?, sí. ‘¿Y cómo sabe?’, preguntó Barberis. “Le pregunté a Zoilán si lo
había visto y dijo que sí”, respondió. Misteriosamente la cámara del Escuadrón
35 de El Bolsón no registró aquellos extraños sucesos en el río Chubut. Ninguno
de los jueces, ni Otranto ni Lleral, se preguntaron por qué.
Misteriosamente nadie preguntó por qué la
Gendarmería había sostenido los primeros 20 días que ningún efectivo había
llegado al río. Decían que la fuerza se apostó a “70 metros ”. Falso. La
última foto de Santiago con vida la tomó Gendarmería , la publicó Verbitsky
y es de las 11:32 del 1 de agosto. ¿Por qué lo negaron hasta que hallaron el
cuerpo?
Entre los acusados por
“falso testimonio” está Garzi, el amigo de Santiago que declaró en la causa. Dijo que llamó
a su amigo a un celular chileno. Eran las 15:24 del 2 de agosto y que alguien
lo atendió durante 22 segundos y cortó. En la causa de hábeas corpus hay un
informe de Telefónica que afirma que ese llamado existió. Sin embargo, Cané
dice que no. Lo cierto es que la Justicia Federal nunca precisó qué pasó con esa
llamada, dónde estaba el teléfono chileno de Santiago, qué celulares había a su
alrededor, y si esos teléfonos pertenecían o no a gendarmes.
Pese a ello, el Estado
se apresta a continuar con la feroz represión en la Patagonia a dos meses del
asesinato por la espalda del joven mapuche Rafael Nahuel. Al cierre de esta
crónica, la Justicia de Río Negro no había logrado culminar las pericias del
arma homicida ni identificar al prefecto que disparó su ametralladora calibre
9mm. Se espera que el lunes al fin pueda existir un leve indicio. Ayer hubo una
marcha en el Centro Cívico de Bariloche .
“Vamos a seguir luchando”, dijeron los papás de Nahuel. Asesinado por ser
mapuche. Parte de un colectivo social negado y estigmatizado por el Estado
macrista.
“En Sudamérica todos
somos descendientes de europeos”, dijo el presidente Mauricio Macri en su gira
europea, plagada de definiciones como estadista de la revista Hola. Sus
asesores de 200 mil pesos la jornada mensual, deberían susurrarle al oído que
Foyel, Inacayal, Sayhueque, Nahuelquir, Catriel, Biguá, Pincén, Calfucurá,
Purrán, Llanketruz, entre muchos otros, vivieron en estas tierras hermosas. Ninguno era europeo.
Anoche en Cosquín, el
público bien campero abucheó al grupo María y Cosecha, que tuvo el tupé de
homenajear a Santiago y a Nahuel en la tercera jornada del Festival folklórico.
Atahualpa Yupanqui lo
anticipó: “Yo siempre fui un adiós. Un brazo en alto, un yaraví quebrándose en
las piedras, cuando quise quedarme vino el viento, vino la noche y me llevó con
ella”
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UAC Unión de Asambleas Ciudadanas Contra el Saqueo y la Contaminación
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(Cuadernillo Sistematización Encuentros de la UAC -PDF-) --> https://goo.gl/c6AkmJ
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