Uruguay
Autoconvocados:
la
punta del iceberg
31 de enero de 2018
Por Marcelo Marchese (Rebelión)
Por primera vez en lo que va del gobierno progresista asistimos a
un movimiento social que cuestiona el modelo imperante, un modelo que fue iniciado
mucho antes del progresismo. Esta manifestación trajo por añadidura otras
novedades: no fue impulsada por ningún partido político y se salteó a las
gremiales del agro, las cuales, en los hechos, han sido cuestionadas.
Esto ocurre en pleno enero, cuando se supone
que el país profundiza su modorra. Tarde o temprano una protesta social iba a
surgir, pero nadie esperaba, o al menos nadie vaticinó, que vendría del campo,
aunque una débil señal pudo apreciarse cuando los comerciantes del interior
iniciaron una recolección de firmas contra la bancarización forzosa.
Los autoconvocados comparten una serie de
características de los indignados: aparecen como de la nada dando un batacazo,
actúan por fuera de los partidos políticos y organizaciones sociales tradicionales
utilizando las redes sociales, expresan hartazgo ante el modelo imperante,
surgen, en ocasiones, de las regiones menos politizadas o menos
intelectualizadas, y crecen en forma arrolladora en tanto contagian. En
general, obligan al poder a hacer ciertos cambios o voltean gobiernos y luego
se disuelven mientras el sistema se reordena. Pero algo queda: la idea de que
nuestros representantes nos representan mucho menos de lo que deberían
representarnos y que por lo tanto, si nada cambia, asistiremos a una nueva
irrupción ciudadana.
En cuanto a nuestros autoconvocados,
misteriosamente la oposición no se ha pronunciado con elocuencia y algunos
representantes del oficialismo ven una artera jugada política en un movimiento
a todas luces auténtico. Dejemos que estas estructuras se partan el cráneo para
ver cómo se acomodan a este hecho inesperado y veamos el reclamo.
Los medios
han insistido en la demanda por la baja del precio del gasoil, el costo de la
electricidad, un dólar más a tono con su precio internacional y una crítica a
un Estado derrochador y todo eso es correcto, pero permita el lector señalar
otros aspectos y citar algunos pasajes de una proclama que, por otra parte,
casi ningún medio de prensa tuvo la delicadeza de reproducir (1).
“Debemos empezar a andar por el camino que el Uruguay no
transita hace muchos, muchos años, que es el camino de políticas para el
desarrollo agropecuario, que permita al mismo tiempo generar estrategias
territoriales que apunten a la igualdad de condiciones para todos los
habitantes de este país”.
“El sector agropecuario, agroindustrial y actividades conexas
en estos últimos 5 años ha perdido más de 36.000 puestos de trabajo… se han
perdido esos puestos de trabajo porque no se pueden sostener y pagar, porque
los productores familiares vienen desapareciendo de forma acelerada. Se han
perdido 12.000 empresas agropecuarias en un período de 10 años de las cuales
11.000 eran pequeños productores”.
“Es necesario apoyar a la industria local ya instalada con la
misma determinación y esfuerzo que se utiliza para traer nuevas inversiones,
para desarrollar nuevas áreas de la economía. La inversión extranjera debe ser para
beneficio, desarrollo social y económico de todos y cada uno de los habitantes
de este país, sin exclusiones”.
“Hoy no se está planteando papeleras o la industria local, hoy
no se está planteando el agro o el turismo, hoy no estamos planteando un
comercio en Paso de los Toros o un centro comercial en Punta del Este, hoy se
está planteando que todos tenemos que tener las mismas reglas de juego, hoy
estamos planteando que se debe mirar desde el poder político a aquellos que
sostienen el país mientras llegan nuevas inversiones…”.
“De las 196.000 empresas que hay registradas en Uruguay el 97%
son unipersonales, micro y pequeñas y tan solo el 3% son medianas y grandes.
Esto muestra que aun los pequeños emprendimientos son los que generan la mayor
cantidad de mano de obra y fuentes de trabajo, y sin embargo la mayoría de las
exoneraciones y apoyo a las inversiones están concentradas en el 3% más grande.
Sin dudas que es una pelea muy desigual y hoy reclamamos por estas
desigualdades que son cada vez más profundas.
Una pelea desigual que ha llevado a la cartelización de varias
ramas de la agroindustria, a la concentración y extranjerización de la tierra
como nunca en la historia, a la proliferación de grandes cadenas comerciales en
detrimento del comercio local, el pequeño productor y la agroindustria
nacional” (1)
¿Es ésta una proclama de copetudos de riñón cubierto? ¿Acaso nos
enteramos de la participación, o al menos de la lectura de una adhesión
simbólica de algún representante de UPM o Montes del Plata?
La proclama señala un hecho indiscutible, casi la mitad de nuestra
tierra se extranjeriza y, según el censo nacional, cada año más de mil pequeñas
empresas cierran, más de mil familias abandonan un campo que pasa a ser
devorado por el latifundio. “En 1963 un 19% de la población vivía en el
campo; en 1985 un 13%; para el 2004 bajamos al 8% y en el 2011 descendimos al
5%” (2)
Mientras nos suicidamos lentamente, con obvios
efectos en la enervante “inseguridad” ¿cuál es la política aplicada por el
actual gobierno y los anteriores? ¿Ayudar a estas gentes, exonerarlas de
impuestos o exonerar de impuestos y ayudar a quienes facturan miles de millones
de dólares? (3) ¿Quiénes dan más trabajo y son más necesarias, las pequeñas
empresas o las megainversiones? Los números son elocuentes.
En lo esencial vivimos bajo un régimen de
partido único que rehuye elaborar un plan de desarrollo nacional y apuesta con
simpleza al ingreso de capitales extranjeros. Esos capitales, supuestamente,
generarían un encadenamiento productivo que dinamizaría nuestra economía. Los
resultados están a la
vista. Los capitales extranjeros se han adueñado de la tierra
y de nuestros principales rubros de producción mientras profundizan nuestra
primarización. “En el 2011, y considérese que estas cifras ya quedaron
atrás, ocho empresas forestales poseían 720.000 hectáreas: Montes del Plata
250.000 y UPM 200.000. Es de suponer que en un radio de 200 kilómetros de la
tercera pastera, UPM haya comprado ahora considerables territorios. Montes del
Plata y UPM controlaban el 50% de la superficie forestada y esta característica
se extendía al resto de los principales rubros agrícolas. Mas, si la
concentración de la tierra en manos de extranjeros es escandalosa ¿qué decir de
la industrialización de los productos agrarios y su exportación? En el 2011 el
87% del procesamiento del arroz estaba en manos de brasileros. Los 10 frigoríficos
más grandes concentraban el 70% de la faena y al menos 8 de ellos eran
propiedad de extranjeros. En la madera, los extranjeros concentran la virtual
totalidad del procesamiento. En la soja, de la que sólo industrializamos un 5%
(contra un 52 y un 71% que industrializan Brasil y Argentina) cinco empresas
extranjeras concentran el 77% de las exportaciones” (2) . A
esto sumemos la extranjerización de la elaboración de bebidas, de las grandes
superficies comerciales y el crecimiento rampante de la banca extranjera.
En el cierre de su proclama, los autoconvocados expresaron que “ Hoy acá, un 23 de enero de 2018,
comienza una etapa donde la gente exige políticas de desarrollo, políticas de
estado a largo plazo, austeridad y cuidado del gasto público”.
La inclusión de la crítica a un Estado
derrochador y al atraso cambiario han generado que un buen porcentaje de la
gente de izquierda desconfíe, considerando los pegotines en lujosos autos que
reclaman “¡Bajen el costo del
estado, por favor!”. Pero la crítica a un Estado carísimo que exige más de
lo que brinda no necesariamente es un planteo de derecha. Es sabido que un
clientelismo centenario ha generado un engorde del Estado y es sabido, por
escándalos varios, que muchos de nuestros representantes no son cuidadosos con
nuestro dinero.
Habida cuenta del caudal de votos que aportan
los funcionarios públicos, y habida cuenta de su función de contención laboral
necesaria en el actual y empobrecido modelo productivo (4), es difícil que
alguien se anime a meter mano en este problema y habida cuenta de los servicios
de una deuda externa in
crescendo que ha alcanzado la
cifra de 55.000 millones de dólares, es muy dudoso que el Banco Central deje de
invertir para planchar el dólar, aunque perjudique a los exportadores.
¿Qué queda esperar? El gobierno anunció hoy
lunes medidas relativas al gasoil, la electricidad y el endeudamiento que
afectan a muy pocos productores, medidas que fueron consideradas insuficientes.
Fueron una señal y acaso descompriman la situación, pero lo dudo, pues el
problema de fondo sigue incólume, pues no se elaborarán “políticas de
desarrollo, políticas de Estado a largo plazo”.
Estas políticas de desarrollo, si llegáramos al grado de impulsar
un plan de desarrollo nacional, no significaría negarse a la inversión
extranjera, sino captar aquella que sea necesaria para el plan y no
significaría necesariamente una drástica reducción de las empresas estatales.
Depende, y eso depende precisamente del rol del Estado en ese futuro plan de
desarrollo y de eso depende también una imprescindible revolución en la educación. Lo que sí
es indiscutible es que deberá regir una severa austeridad republicana y dudo
que alguien pueda estar en contra de eso.
En cuanto al futuro del movimiento, la vigilia
en las rutas convocada para el 31 de enero y 1º de febrero tendrá más
participantes que el acto en Durazno. Hasta ese momento y después, se intentará
desvirtuar el planteo y dividir y debilitar a los autoconvocados desde variados
frentes.
Sin embargo, pase lo que pase, todo aquel que no
sea ciego puede apreciar la punta del iceberg: el modelo impuesto desde la
apertura democrática ha profundizado la desigualdad y ha provocado
consecuencias sociales y económicas desastrosas.
Uno no puede sino agradecer la movilización de
los autoconvocados para el beneficio de las grandes mayorías nacionales. Le
haría bien a la gente de la ciudad que relataran en una página de facebook los
problemas diarios que deben afrontar como apicultores, tamberos, chacareros,
ganaderos y agricultores, y el margen de maniobra apretada que tienen los
pequeños productores. Mientras tanto, la gente de la ciudad, al menos, puede
preguntarse por qué las frutas de estación y las verduras alcanzan precios
descabellados y qué vínculo puede tener eso con esas pequeñas empresas agrarias
que se funden.
Los autoconvocados, aunque no hicieran más
nada, y harán más, ya cumplieron con su deber como ciudadanos. Ahora es nuestro
momento de mandar al diablo prejuicios y manijas y dogmas varios e intentar
hacer esa cosa tan difícil que significa pensar con cabeza propia. Veremos si
estamos a la altura, si en la ciudad este reclamo genuino y vital encuentra oídos receptivos.
Notas:
(1) Proclama de los autoconvocados. https://www.diariolajuventud.com/single-post/2018/01/25/11-hs-Autoconvocados-entregan-reclamos-a-V%C3%A1zquez
(2) A la sombra del latifundio.
(3) Existe un subsidio que abarca a la mitad
de las productores familiares y que implica la reducción a la mitad de sus
aportes patronales al BPS. Laudable e insuficiente medida. En cambio,
invertiremos mil millones de dólares (vía deuda) en el ferrocarril para UPM y
los exoneraremos de varios impuestos.
(4) El ejemplo más claro son las FFAA, que
reconocen ellas mismas este rol de contención laboral.
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