Rexistencia
29 de enero de 2018
"Los Pueblos de
la Tierra ya no sólo resisten, sino rexisten:
han entrado en un proceso de emancipación que, reclamando sus modos de “vivir
bien”, se reinsertan en la inmanencia de la vida y en el metabolismo ecológico
de la biosfera".
Por Enrique Leff
Existencia fue la
manera en que Heidegger nombró el particular modo de ser del Dasein, del modo
en que el ser humano construye su mundo de vida. La ontología existencial vino
a controvertir el modo de pensar el ser de las cosas que desde el Logos de los
griegos condujo la historia de la metafísica hacia la objetivación y
racionalización de todos los entes, incluido al ser humano, y a sus modos de
subjetivación. Esta historia, guiada por la ontología del Ser y de lo Uno,
derivó en la era de la modernidad en la globalización del régimen ontológico
del valor económico y del poder tecnológico que gobierna los destinos de la
humanidad y del planeta. Bajo su égida, desde la conquista de “Las Indias”,
hasta nuestros días, el dominio de la racionalidad tecno-económica se ha
expandido por el planeta colonizando y subyugando –cuando no exterminando– a
las diversas culturas que co-evolucionaron en la biosfera en una diversidad de
modos culturales de la existencia humana.
En tiempos recientes, desde la irrupción de la
crisis ambiental y la emergencia de los nuevos derechos culturales
(notoriamente a partir de 1992), los Pueblos de la Tierra reclaman sus derechos
a la autonomía, a sus identidades ancestrales, a sus prácticas tradicionales, a
sus modos de ser-en-el-mundo. A la vuelta del Tercer Milenio se configura el
campo de la ecología política como el espacio de actuación de las sociedades
tradicionales que han resistido a lo largo de más de 500 años el embate del
proceso de modernización a sus modos de territorialización de la vida.
Hoy, los Pueblos de la Tierra no sólo reclaman
el reconocimiento a sus modos ancestrales de ser, sino que demandan su derecho
a reinventar sus identidades, a resignificar sus mundos de la vida en una
reflexión sobre sus condiciones de existencia. Los Pueblos de la Tierra ya no
sólo resisten, sino rexisten:
han entrado en un proceso de emancipación que, reclamando sus modos de “vivir
bien”, se reinsertan en la inmanencia de la vida y en el metabolismo ecológico
de la biosfera.
Si la ecología
política ha definido su campo como el de la distribución desigual de los costos
ecológicos y de las luchas de resistencia por la justicia ambiental, hoy el
movimiento socio-ambiental ha abierto un nuevo espacio de significación y
actuación: la ontología política. La ontología política que emerge desde la
ecología política se refiere a la politización de las demandas de los pueblos que
demandan el derecho a reconstruir sus mundos de vida desde sus ontologías
existenciales, de sus modos de ser-en-el-mundo.
En el campo de la
ontología política se confrontan las estrategias de poder en la construcción de
la sustentabilidad posible de la vida humana en el Planeta Tierra. La ontología
política es el campo en el que se legitiman otros modos de ser en la
construcción de otros mundos posibles. Desde las diferentes ontologías
existenciales se enactúa de manera diferenciada el metabolismo de diversos
territorios de vida que se conjugan en la dinámica global de la biosfera, y que
a su vez afecta las condiciones existenciales de cada pueblo y cada territorio.
La apertura de la modernización reflexiva hacia otros modos de habitar el
planeta confronta el cerco del poder hegemónico de la globalización económica
que destina la muerte entrópica del planeta y abre la historia hacia la
posibilidad de construir sociedades neguentrópicas y un mundo sustentable
(Leff, “Producción neguentrópica”, en esta enciclopedia).
El concepto de rexistencia1 viene
así a confrontar el “fin de la historia” marcado por la reflexividad de la
modernidad sobre sus propios ejes de racionalidad. Al reconocer los “derechos
de ser”, la ontología política no sólo enactúa las estrategias de poder por la
reapropiación del patrimonio biocultural de los Pueblos de la Tierra y la
legitimación de los modos alternativos de ser-en-el-mundo. Al hacerlo, abre la
historia hacia una dinámica contra-hegemónica, hacia la construcción de un
mundo fundado en una ontología de la vida. Más allá de la dialéctica de la historia
marcada por la contradicción entre el capital y el trabajo, más allá de la
destinación de la humanidad y del planeta marcada por una ineluctable “Verdad
del Ser” (Heidegger), la ontología política se funda en una ontología de lo
múltiple y de la vida, en una historia que se abre hacia una ontología de la
diversidad biocultural, a una política de la diferencia y una ética de la
otredad.
La ontología política abre la historia a
través de un diálogo de
saberes, entendido como el encuentro conflictivo y solidario –de las
sinergias, las alianzas y la confrontación– entre regímenes ontológicos y seres
culturales diferenciados por sus propias ontologías existenciales, por sus
modos de significar sus mundos y de construir sus territorios de vida. En este
sentido, la vida no sólo resiste al destino ontológico de la historia de la
metafísica, sino que rexiste –abre nuevos horizontes de vida– desde
la inmanencia de la vida: desde la potencia neguentrópica del orden
biotermodinámico y la pulsión creativa de la vida.
Referencias:
- Leff, E. (2014), La apuesta por la vida. Imaginación
sociológica e imaginarios sociales en los territorios ambientales del Sur,
México: Siglo XXI Editores.
- Porto Gonçalves, C.W.
(2002), “Latifundios genéticos y existencia indígena”, Revista Chiapas, 14: 7-30.
- Porto Gonçalves, C.W.
(2004), Geografando nos
Varadouros do Mundo, Brasilia: IBAMA (Prefacio de Enrique Leff).
- Porto-Gonçalves, C.W.
y E. Leff, (2015), “Political Ecology in Latin America: the social
reappropriation of nature, the reinvention of territories and the construction
of an environmental rationality”, dossier temático “Pensamento Ambiental
Latino-americano: movimentos sociais e territórios de vida”, Revista
Desenvolvimento e Meio Ambiente 35, Programa de Pós-Graduação de Meio Ambiente
e Desenvolvimento, Universidade Federal do Paraná (Curitiba-Paraná-BRASIL).
Nota:
[1] La noción de rexistencia fue acuñada y publicada primeramente
por Carlos Walter Porto Gonçalves (2002). La idea se configura en su tesis de doctorado:
“Geografando nos Varadouros do Mundo: da territorialidade seringalista (o
Seringal) à territorialidade seringueira (a reserva extrativista)”, Programa de
Posgrado en Geografia, UFRJ, Río de Janeiro, 1998, publicada por IBAMA en 2004.
Hemos venido desplegando el concepto derexistencia en textos subsecuentes (Cf. Leff,
2014; Porto y Leff, 2016).
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