Fantasmas
rusos en el campamento de YPF
21 de enero de 2018
En 1919 una huelga en Plaza Huincul por la
jornada laboral de 8 horas, salario mínimo y paga en término culminó con la
expulsión de su promotor, “de nacionalidad rusa”. En 1932 un “individuo de
apariencia ruso” presuntamente intentó incendiar la destilería “de los
Yacimientos Fiscales”. Un fantasma acorde a los tiempos que corrían, una página
poco recordada en la historia épica ypefiana y un chivo expiatorio que cambia
con los años pero mantiene su vigencia.
Por Hernán Scandizzo | Observatorio Petrolero Sur.
Ser ruso era más que
un dato filiatorio. El triunfo de la Revolución bolchevique en 1917 llevaba
hasta los confines de la Tierra el ruido de rotas cadenas, despertando las
esperanzas del proletariado y azuzando los miedos de las clases dominantes. La
burguesía advertía la sombra de Moscú en cada demanda obrera, hasta la más
elemental; y todo ruso era, por añadidura, agitador, o viceversa. El cuestionamiento
a las condiciones de explotación a que estaban sometidos los trabajadores y
trabajadoras era asumido como un cuestionamiento total a su orden y sus
privilegios. El fantasma ruso había sido visto en las calles porteñas, en enero
de 1919, durante la
Semana Trágica ; también entre los braceros en huelga en la
pampa bonaerense, entre los peones rurales en Santa Cruz, en las convocatorias
a asamblea de los trabajadores de Allen, y en los quebrachales del norte
santafesino. ¿Y también en Plaza Huincul?
El historiador Enrique
Masés, en El Mundo del Trabajo: Neuquén (1884-1930), menciona que en 1919 y
1921 -cuando la explotación estaba a cargo de la Dirección General
de Explotación del Petróleo, predecesora de YPF-, se registraron huelgas de
carácter espontáneo por la jornada laboral de 8 horas, salario mínimo y paga en
término; y que la primera culminó con la expulsión de su promotor, “de
nacionalidad rusa” (1994: 143-144). El carácter espontáneo en parte se constata
en la ausencia de organización obrera en Challacó o en Plaza Huincul por esos
años. Situación que se extendía al otro ámbito de mayor concentración de
trabajadores, en los límites del territorio, el dique Ballester. Allí también
las huelgas producidas entre 1917 y 1921 tuvieron cáracter espontáneo y, según
el mismo autor, se trató de movimientos “impulsados por trabajadores de origen
español e italiano, generalmente expulsados de las obras por ese motivo”
(1994:148). En tanto en la urbe neuquina existían sindicatos de proyección
nacional como los de los ferroviarios y telegrafistas, y un Centro Obrero, de
orientación socialista reformista, pero no organizaciones de corte
revolucionario (1), a diferencia de lo que por entonces sucedía en localidades
rionegrinas cercanas como Cipolletti, Allen y Roca (2).
En ese escenario llama
la atención una nota administrativa aparecida el 27 de mayo de 1922 en el
diario anarquista La Protesta, de Buenos Aires. El matutino publicó una lista
de aportes procedente de estación Challacó en beneficio de los anarquistas
rusos Simón Radowitzky y Andrés Babby, presos en la cárcel de Ushuaia.
Radowitzky había matado al entonces Jefe de Policía, Coronel Ramón L. Falcón,
en un atentado perpetrado el 14 de noviembre de 1909; que fue la respuesta
proletaria a la masacre de obreros del 1 de Mayo de ese año. En tanto Babby, en
mayo de 1919, intentó una expropiación en el barrio porteño de Chacarita que
terminó en un baño de sangre, su objetivo era financiar una publicación
revolucionaria.
M. Rabovich reunió el
dinero en Challacó, paraje que comenzaba a ser petrolero, y lo remitió a la Federación Obrera Rusa
de Sudamérica (FORSA), en Buenos Aires, que impulsaba la colecta. En esa
Federación confluía el grueso de la inmigración de ese origen en Argentina,
donde el anarquismo tenía preponderancia sobre el resto de las corrientes
socialistas (3). Entre los cotizantes figuraban trabajadores con apellidos que,
en caso de necesidad, las autoridades los podían hacer pasar por “rusos”; más
allá de que fueran ucranianos, bielorrusos, checos o polacos, como es el caso
de Nesteruk, Stompf y Antoniuk. El resto: Rouver, Viña, Rudalpt, González,
Huine, Baños… ampliaban el abanico de orígenes y sonaban menos peligrosos…
aunque por esos años todo obrero extranjero debía demostrar su inocencia.
Once personas
aportando dinero para el sostenimiento de dos revolucionarios presos, no era un
número menor en el universo de trabajadores de la naciente comarca petrolera e
incluso del territorio. Una cofradía de rusos.
Orden y petróleo
El 1 de mayo de 1927 el
periódico anarquista de Bahía Blanca, Brazo y Cerebro, publicó la crónica de
una recorrida por los territorios de Río Negro y Neuquén. Según el autor, en
“las minas de petróleo de Plaza Huincul” se trabajaba doce horas por día en las
perforaciones y nueve y media en las demás dependencias, sin descanso
dominical. Además, destacaba el elevado costo de vida, que diluía los jornales,
y hacía referencia al clima cuartelario que imperaba en el campamento de YPF.
“El administrador de los establecimientos fiscales es allí un verdadero señor
feudal. En concomitancia con las autoridades hace desalojar del pueblo y zonas
que lo rodean, en término de 24 horas a los ‘indeseables’ ya sean manifiestos o
sospechosos”, denunciaba. “Es suficiente con que se limite a leer cualquier
periódico que no sea burgués, para acarrearse la fobia y las represalias de los
tiburones” (4).
Ese clima persecutorio
también fue destacado por el historiador policial Tomás Heger Wagner en
Guardianes del Orden, allí afirma: “YPF apelaba a cualquier recurso para
aplastar la más mínima muestra de protesta, siendo la más frecuente la
expulsión del o los perturbadores” (5).
Fuegos del Este
El fantasma de los
agitadores rusos se mantenía vivo a pesar de que el ímpetu cobrado por el
movimiento obrero revolucionario en Argentina en los años siguientes a 1917
decayó antes de la primera mitad de la década del ’20. El clima represivo
instaurado por el golpe de Estado de septiembre de 1930 no mermó
significativamente cuando Uruburu dejó la Presidencia de la Nación en manos de
Justo.
A lo largo de 1932 y
1933, señala Nicolás Gadano en Historia del petróleo en Argentina, la
conducción de YPF permanentemente envió notas al Gobierno Nacional denunciando
actividades comunistas en sus campamentos, pedía mayor represión,
principalmente en Comodoro Rivadavia. En 1932 en la ciudad chubutense la Unión General de
Obreros Petroleros, dirigida por el PC, había protagonizado un fuerte
movimiento huelguístico. Al que respondieron con la profundización de la
campaña de argentinización implementada por la compañía estatal, que
desalentaba la contratación de extranjeros -por considerarlos sospechosos de
propagar ideas revolucionarias- y promocionaba el ingreso de obreros criollos,
principalmente procedentes de Catamarca y La Rioja. Paradójicamente
el principal dirigente de la huelga fue el criollo Rufino ‘el Negro’ Gómez (6).
En ese contexto, el 14
de mayo de 1932 un obrero polaco que había sido despedido atentó contra el
principal tanque de almacenamiento de petróleo de la destilería de en Plaza
Huincul. Provocó una fuerte explosión y un incendio de gran magnitud y, según
la versión oficial, se suicidó al ser sorprendido (7). El hecho fue abordado
por la dirección de YPF como un “posible atentado comunista”. Días antes se
habían registrado atentados incendiarios menores y a causa de ello otro obrero
polaco estaba detenido.
Pese a que poco
después el intento de incendio del tanque fue adjudicado a un estado de
desequilibrio mental del obrero y se descartó toda connotación política, se
realizaron allanamientos en el campamento y detuvieron a varios trabajadores
polacos. Según relata Gadano, luego de esos hechos dos efectivos de la división Orden Social
de la Policía Federal
fueron infiltrados entre el personal para investigar el origen de los
atentados. “Para resguardarse de nuevos atentados, uno de los vocales [de YPF]
propuso intensificar los controles del personal, estableciendo que los ‘médicos
oficiales de los yacimientos examinen periódicamente a todos los obreros en
forma discreta, a fin de que los que tuvieren un tara fisiológica o moral o
anormalidades mentales sean radiados’, y que antes de contratar un empleado se
exigiera la presentación de la cédula de identidad y un certificado de buena
conducta”, sostiene Gadano.
Sin embargo, tales
medidas resultaron vanas, meses más tarde se produjo un nuevo atentado. El
secretario de la Gobernación informó el 29 de julio al ministro del Interior
que en la madrugada un “individuo de apariencia ruso”, presuntamente intentó
incendiar la destilería de los Yacimientos Fiscales. “Sorprendido por el sereno
cruzáronse varios tiros de revólver resultando éste herido y huyendo el
incendiario. Inmediaciones del lugar encontráronse trozos de estopa empapados
en nafta, material destinado a servir de mecha. Hasta el momento este presunto
incendiario no ha sido capturado” (Heger Wagner, 2010: 722).
El fantasma ruso con
los años dejó su lugar al fantasma comunista, sin una nacionalidad específica,
que siguió vigente a lo largo de la Guerra Fría , incluso hay quienes continúan
invocándolo. De la misma manera pervive el estigma contra el trabajador
extranjero, aunque ahora la amenaza no sólo llega de otros países sino también
de otras provincias, y ya no disputa el poder sino puestos de trabajo.
Y los fantasmas
quedan.
Notas
1- A pesar de la
orientación del Centro Obrero, en la crónica que el periódico Río Negro publicó
en 1919 sobre la conmemoración del 1º de Mayo en Neuquén destaca que “grupos de
manifestantes entonaron ‘Hijos del Pueblo’”, un himno obrero anarquista
(Taranda, Masés y Bonifacio; 2007: 68).
2- En enero de 1921 la convocatoria a una asamblea dela Sociedad Obrera Oficios
Varios de Allen, adherida a la FORA anarquista, fue interpretada por las
autoridades locales como un intento de conformar un soviet en la localidad. Ver Allen
1921: del soviet a la caza de obreros.
3- Ante el rumbo que los bolchevique dieron al proceso se convirtió en una fuerte crítica y denunció el asesinato, la persecusión y cárcel de la disidencia revolucionaria.
4- Las políticas de control de la petrolera estatal fueron más estudiadas en el caso dela Patagonia
Austral , como referencia pueden consultarse los artículos de
Carrizo y Baeza (2009) y Cabral Marques (2005).
5- En realidad el carácter autoritario no era particularidad neuquina. Según el periodista Marcelo García, en los albores de esta actividad en nuestro país, Emilio Simón, uno de los jefes de sondeo de las primeras perforaciones en Comodoro Rivadavia, fue cesanteado en 1907 por negarse a extender las jornadas de trabajo de12 a
15 horas.
6- En las memorias de aquella huelga Gómez cuenta que en el proceso de organización del PC un obrero búlgaro ofició de intérprete en las reuniones de organización, dado que la mayoría de los miembros del grupo inicial eran de esa nacionalidad (Gómez, 1973: 23).
7- Según los registros de YPF, el ruso se llamaba Ladislao Malajoiez, tenía 29 años; en tanto, para el diario La Nación, de Buenos Aires, el apellido era Mogalasky (Gadano, 2009: 321)
2- En enero de 1921 la convocatoria a una asamblea de
3- Ante el rumbo que los bolchevique dieron al proceso se convirtió en una fuerte crítica y denunció el asesinato, la persecusión y cárcel de la disidencia revolucionaria.
4- Las políticas de control de la petrolera estatal fueron más estudiadas en el caso de
5- En realidad el carácter autoritario no era particularidad neuquina. Según el periodista Marcelo García, en los albores de esta actividad en nuestro país, Emilio Simón, uno de los jefes de sondeo de las primeras perforaciones en Comodoro Rivadavia, fue cesanteado en 1907 por negarse a extender las jornadas de trabajo de
6- En las memorias de aquella huelga Gómez cuenta que en el proceso de organización del PC un obrero búlgaro ofició de intérprete en las reuniones de organización, dado que la mayoría de los miembros del grupo inicial eran de esa nacionalidad (Gómez, 1973: 23).
7- Según los registros de YPF, el ruso se llamaba Ladislao Malajoiez, tenía 29 años; en tanto, para el diario La Nación, de Buenos Aires, el apellido era Mogalasky (Gadano, 2009: 321)
Bibliografía
Bilsky, Edgardo (1984).
La Semana Trágica.
Bs. As. Centro Editor de América Latina. Biblioteca Política
Argentina, tomo 50.
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AMIA Comunidad Judi?a de Buenos Aires.
Gadano, Nicolás (2006). Historia del petróleo en la Argentina. 1907-1955: Desde los inicios a la caída de Perón. 1ra Edición, 1ra reimpresión. Bs. As. Edhasa.
García, Marcelo (2016). Simón, el primer despedido petrolero de 1907, y las lecciones para el feroz ajuste del presente. Comodoro Rivadavia. El Extremo Sur, 14 de diciembre. (on line)
Gómez, Rufino (1973).La Gran Huelga Petrolera de Comodoro Rivadavia
(1931-1932). Buenos Aires. Ediciones Centro de Estudios.
Heger Wagner, Tomás (2010). Guardianes del Orden. Primera recopilación de datos y antecedentes históricos de la policía de Neuquén 1879-2000. Neuquén. Edición del autor. Tomo III.
Masés, Enrique et al. (1994). El mundo del trabajo: Neuquén (1884-1930). Neuquén. G.E.Hi.So. Universidad Nacional del Comahue.
Taranda, D.; Masés, E.; y Bonifacio, J.L. (2007). La protesta social en Neuquén. Viejas y nuevas formas. Neuquén. Educo Editorial. Universidad Nacional del Comahue.
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Taranda, D.; Masés, E.; y Bonifacio, J.L. (2007). La protesta social en Neuquén. Viejas y nuevas formas. Neuquén. Educo Editorial. Universidad Nacional del Comahue.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article15906
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