Entrevista a Medardo
Ávila*,
coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados de Argentina
coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados de Argentina
"En los pueblos
fumigados encontramos
tres veces más cáncer
que en el resto del país"
27 de julio de 2016
27 de julio de 2016
Por Berta Chulvi (Istas)
Tienen ustedes muchos trabajos de
investigación que muestran la relación entre el glifosato, el cáncer y las
malformaciones. El último, el de Campo Maíz, es especialmente claro ¿Cómo lo
realizaron y qué resultados han obtenido?
En octubre de 2014, docentes y estudiantes de la Universidad Nacional
de Córdoba fuimos a hacer un estudio de contaminación a Monte Maíz con un
equipo de médicos, geógrafos e ingenieros químicos a petición del alcalde y de
una asociación de vecinos. En Monte Maíz, un municipio de 8.000 habitantes, el
alcalde es un médico que tiene cáncer. Los geógrafos hicieron un mapeado del
municipio identificando donde estaban las antenas, los depósitos de
agroquímicos, los depósitos de agua, las fábricas, etc. Los médicos, unos 40,
entre docentes y estudiantes de medicina del último año, fuimos casa por casa
realizando una encuesta de salud a 5.000 habitantes. Y encontramos tres veces
más casos de cáncer que en la ciudad de Córdoba o en todo el país, tanto en
incidencia, los nuevos cánceres por año como en prevalencia, número de enfermos
de cáncer por cada 100.000. Según las estadísticas de toda la población
argentina tendríamos que haber encontrado en esa población, 13 nuevos casos de
cáncer en 2014 y encontramos 34. En cuanto a la prevalencia de cáncer, Argentina
tiene 700 casos cada 100.000, y en Monte Maíz encontramos una prevalencia de
2.200 casos por cada 100.000 habitantes. Hicimos por supuesto las correcciones
pertinentes teniendo en cuenta el consumo de tabaco y la edad de la población. Y nos
seguía dando que no era un problema de la estructura de población de Monte Maíz
ni de sus hábitos, de hecho es más frecuente que las personas jóvenes enfermen
de cáncer en los pueblos fumigados mientras que en las ciudades son los más
mayores los que padecen cáncer. El tabaco nos dio una relación estadística
neutra, hasta un poco negativa: es decir, entre los fumadores había casi menos
incidencia del cáncer que entre los no fumadores. La exposición a glifosato a
través de fumigaciones aéreas y terrestres -mediante unas máquinas muy grandes
que se llaman mosquitos- rompe todos los patrones esperados. En los pueblos el
nivel de contaminación es muy alto, el alcalde tenía registrados tres depósitos
de agrotóxicos y nosotros encontramos 23 depósitos.
¿Disponéis de datos en sobre el consumo de agrotóxicos en
Argentina?
Sí. Una cosa importante que hay que decirle al mundo es que
nosotros tenemos este modelo agrotóxicos y semillas transgénicas desde el año
1996 y hemos visto como año a año se usan más agroquímicos. Desde el 92 hasta
aquí, el consumo de agrotóxicos ha aumentado en un 800%. En el 92, se
consumieron 34 millones de litros de agrotóxicos y en 2013 se han consumido 317
millones de litros. En la misma hectárea de tierra en 1996 se utilizaban dos
kilos de glifosato por hectárea y ahora se están arrojando 12 kilos porque las
plantas se hacen resistentes. Conforme aumenta el consumo de agrotóxicos
nosotros vemos cada vez más gente enferma y por otro lado los alimentos que
exportamos, que le vendemos a Europa y a China, van con más residuos de
pesticidas.
¿Qué tipos de cánceres encontrasteis en Monte Maíz?
No encontramos una localización que prevalezca. Los cánceres que
hay son los más comunes: pulmón, mama, próstata, colón. Los de páncreas están
muy aumentados y el de tiroides también. Como nosotros estudiamos muchos
pueblos, vemos que en algunos pueblos prevalecen los cánceres de huesos,
sarcomas, cáncer cerebral. En algunos años hay muchas leucemias.
Y qué nos puede decir de las malformaciones y abortos
Efectivamente ese es otro de los grandes efectos porque el
glifosato es mutágeno. Yo soy neonatólogo y lo veo con claridad. Se me llena la
sala de niños malformados y vienen todos de pueblos fumigados. Las
malformaciones aumentan mucho y de todos los tipos: el síndrome de Down, la
enfermedades cromosómicas, las enfermedades del corazón, de miembros, del
sistema nervioso, etc. La misma distribución que se daba pero muy aumentada. Si
lo normal es un 2% de malformaciones en los pueblos fumigados nosotros nos
encontramos, el 6% o el 7% algunos años. Esto la gente lo vive como un drama
porque es un drama. Los médicos del lugar que atienden a estas poblaciones
desde hace muchos años te dicen: “acá esto no pasaba, nunca teníamos un niño
malformado y ahora todos los años tenemos varios”. Además hay lugares donde
tienen más abortos que partos. Al principio no le dábamos importancia pero
empezamos a ver que era muy frecuente: la tasa de abortos espontáneos es de
0,6% por año, es decir, el 0,6% de mujeres en edad fértil pierden un embarazo
por año, nosotros en los pueblos fumigados hemos observado el triple o el
cuádruple y a veces de hasta cinco veces más, como pasó en el barrio Ituizangó
de Córdoba.
¿Qué ocurre con los trabajadores del campo?
Los trabajadores rurales son los más afectados. En Monte Maíz
identificamos a 900 personas que tenían que ver con la producción agrícola, los
peones rurales y sus familias, los agrónomos y los que trabajan en las empresas
que fumigan. Esas personas tenían tres veces más cáncer que en el resto del
pueblo, es decir, seis veces más cáncer que el resto de la población del país.
Es una realidad muy dura. A esas personas les pagan muy buenos sueldos pero
apenas empiezan a tener síntomas de enfermedad los despiden y ocultan su
enfermedad y los resultados. Entre los agricultores se observa muy bien también
el efecto de la desigualdad social en salud. Por ejemplo, el caso de una
explotación sojera, donde el agricultor principal, que ya no se llama
agricultor sino “productor”, tenía cáncer de colon y su nieta de cinco años una
leucemia, los dos accedían al Hospital privado más importante de la ciudad de
Buenos Aires, el Hospital Italiano. Y ese mismo productor sojero tenía tres
empleados, tres peones rurales, los hermanos Torres. Y los tres mueren de cáncer
porque ellos no podían ir al Hospital.
¿Qué hacen los sindicatos ante esta realidad?
Nada. Son cómplices de la patronal y están sentados en la mesa con
los grandes empresarios sojeros. El sindicato de los peones rurales, es un
sindicato traidor, de la derecha peronista y defiende los intereses de las
empresas. En el último gobierno de Kirchner se avanzó un poco en la protección
de los trabajadores agrícolas, al margen de los sindicatos, pero ahora con el
nuevo gobierno de Macri se ha desarticulado lo poco que se había conseguido.
Con la publicación del estudio de Monte Maíz habéis tenido
muchas presiones
Sí. Nosotros terminamos de analizar los datos en marzo de 2015 y
como era un estudio que nos habían encargado el intendente del municipio y los
vecinos fuimos allí a presentar los resultados. Y en ese momento el decano de
la Facultad de Medicina de mi Universidad y, después, el Rector de la Universidad Nacional
de Córdoba nos presionaron para que les entregáramos a ellos los resultados y
afirmando que ellos ya sabrían qué hacer con ellos. Evidentemente no aceptamos,
es como si tu le dijeras a tu paciente, bueno ya tengo su diagnóstico, pero no
se lo voy a decir, se lo voy a dar mi jefe. Así que fuimos a Monte Maíz e
hicimos público el informe de resultados. Eso generó que el decano de la
Facultad de Agronomía pidiera nuestra expulsión de la Universidad. Finalmente
su petición y el expediente administrativo que nos abrieron no quedó en nada.
Era una bravuconada. No han podido con nosotros porque científicamente no
tienen argumentos y porque aquí en Córdoba hay un movimiento social y de
opinión muy fuerte, con mucho peso en la opinión pública, y no podían
sancionarnos por algo que era muy transparente, que no tenía ningún interés
económico, que es una acción médica rigurosa.
¿Qué repercusión ha tenido el estudio de Monte Maíz?
Cuando presentamos este estudio, el municipio aprobó una ordenanza
municipal con una serie de medidas como sacar fuera del pueblo todos los
depósitos de agroquímicos, prohibir la entrada dentro del pueblo de los
tractores que fumigan y prohibir la fumigación a mil metros del pueblo. Una
serie de medidas interesantes que han levantado en guerra a los agricultores
pero han provocado un debate muy interesante y ya hay más de cien pueblos que tiene
ordenanzas en ese sentido tanto en Córdoba como en Santa Fe o en Buenos Aires.
Los gobiernos locales tienen más dificultad para evitar la discusión. Los
gobiernos provinciales y nacionales se hacen los boludos, pero los locales no
pueden evitar la crítica ciudadana.
Medardo Ávila es conocido en Argentina
por liderar una red de médicos que se está enfrentando a la multinacional Monsanto
y a las autoridades de su país al visualizar, con informes médicos, los
devastadores efectos sobre la salud que tienen las fumigaciones con glifosato
de los campos de soja transgénica. Medardo Ávila es pediatra y neonatólogo y
coordina el módulo Determinantes Sociales de la Salud, de la Cátedra de Clínica
Pediátrica de la
Universidad Nacional de Córdoba.
http://www.istas.net/pe/articulo.asp?num=73&pag=08&titulo=Medardo-Avila-En-los-pueblos-fumigados-encontramos-tres-veces-mas-cancer-que-en-el-resto-del-pais
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=214900
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=214900
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