Ante la reciente avalancha de
demandas
de corporaciones
en tribunales arbitrales contra
nuestros países,
¡decimos YA BASTA!
26 de julio de 2016
Las organizaciones y redes de
la sociedad civil que firmamos esta declaración expresamos nuestro rechazo al
avance del poder de las empresas transnacionales, que se sustenta en los
diferentes tratados de libre comercio e inversiones que existen actualmente en
los países de toda América, y que se verán profundizados con el Tratado
Transpacífico (TPP), el Tratado de Comercio e Inversiones Transatlántico
(TTIP), el Tratado Comercial Canadá – Unión Europea (CETA), además del Acuerdo
sobre el Comercio de Servicios (TISA).
Sostenemos que estos
tratados sólo consolidan el poder de las corporaciones en todo el mundo y en
particular en los países adherentes, poniendo en jaque los derechos de los
pueblos, así como la preservación del medio ambiente.
Actualmente, la mayoría
de los países de nuestro hemisferio, desde Canadá hasta Argentina, están
recibiendo de manera explosiva multimillonarias demandas por parte de
corporaciones, a raíz de la puesta en vigor de ciertas regulaciones en favor
del interés público o del medioambiente. Esto muestra el efecto nocivo que
tiene el sistema de protección de las inversiones y el arbitraje internacional
sobre las legislaciones nacionales.
El poder corporativo ha
cristalizado en un sistema jurídico internacional que les reconoce derechos
omnipotentes, abusivos y les garantiza un sistema de impunidad. Esto se plasma
en la inclusión de las cláusulas de solución de controversias inversor-Estado,
que da a los inversores la posibilidad de recurrir al sistema de arbitraje
internacional en lugar de las cortes nacionales. Así, los inversores demandan a
los Estados soberanos por millones de dólares ante "tribunales"
arbitrales secretos y privados (CIADI del Banco Mundial, ICC, SCC entre otros)
que funcionan lejos del alcance de la justicia local. Como contraparte, los
gobiernos y ciudadanos no contamos con contrapesos jurídicos, ni con instancias
internacionales ante las cuales demandar a las ETN ante la justicia cuando sus
actividades violan los derechos humanos y ambientales, o cuando coartan medidas
de políticas públicas para el interés general.
Los tratados de
inversión y libre comercio atentan contra la posibilidad de los Estados de
regular: las reglas de los Tratados de inversión y de libre comercio no son
acordes con los derechos humanos y la protección del medio ambiente, ni
respetan la capacidad soberana de los países de implementar políticas públicas
responsables.
Los TBI contienen cláusulas que limitan la capacidad para que los gobiernos receptores actúen en favor del fomento económico y el desarrollo sustentable, protejan el medio ambiente y la salud pública, defiendan a sus países de crisis financieras y hagan valer la primacía de los derechos humanos. Esta lógica se ha hecho evidente en casos resonantes como la demanda quela tabacalera Philip Morris
interpuso contra el Uruguay a partir de una política de protección de la salud,
argumentando que se violaba la propiedad intelectual de su inversión, derecho
incorporado en el tratado de inversión Uruguay-Suiza.
Los TBI contienen cláusulas que limitan la capacidad para que los gobiernos receptores actúen en favor del fomento económico y el desarrollo sustentable, protejan el medio ambiente y la salud pública, defiendan a sus países de crisis financieras y hagan valer la primacía de los derechos humanos. Esta lógica se ha hecho evidente en casos resonantes como la demanda que
Asimismo, estos
tratados son aprovechados de forma masiva por las corporaciones del sector
extractivo, como el petrolero y el minero. En uno de los fallos más grandes de
la historia, Ecuador está siendo obligado a pagar 1,000 millones de dólares más
intereses a la petrolera estadounidense Occidental Petroleum (Oxy) por haber
cancelado un contrato de operaciones en 2006. El mismo país también ha sido
sentenciado a pagar 700 millones de dólares a la también estadounidense
Chevron.
Más recientemente se han recibido una avalancha de demandas del destructor sector extractivo, desafiando políticas públicas tendientes a la preservación del medio ambiente y los derechos de las comunidades. Aquí mencionamos sólo algunos ejemplos:
Más recientemente se han recibido una avalancha de demandas del destructor sector extractivo, desafiando políticas públicas tendientes a la preservación del medio ambiente y los derechos de las comunidades. Aquí mencionamos sólo algunos ejemplos:
· Pacific Rim vs. El
Salvador: El Salvador, que es el país con más estrés hídrico del continente,
decidió no otorgar a la empresa una concesión para explotar oro debido a que la
empresa no cumplió con los requisitos ambientales. La demanda es por más de 250
millones de dólares.
· Crystallex vs.
Venezuela: Venezuela suspendió el permiso a esta empresa canadiense para el
proyecto minero de Las Cristinas debido a preocupaciones relacionadas con el
medioambiente, especialmente tras protestas de la población indígena de la Reserva Forestal Imataca.
En abril de 2016 el CIADI informó que Venezuela deberá indemnizar a la empresa
con 1,386 millones de dólares.
· Renco Group vs Perú y
Bear Creek vs Perú: La empresa norteamericana Renco estableció en 2011 una
demanda contra Perú por 800 millones de dólares debido a que el gobierno revocó
su permiso para operar una fundidora de metales altamente contaminante en La
Oroya, que es uno de los sitios más contaminados del mundo.
También la empresa minera canadiense Bear Creek demandó al Perú por 1,200 millones de dólares, debido a que en 2011 el Estado le rescindió el contrato para operar el Proyecto minero de Santa Ana, tras la realización de protestas para la protección del medio ambiente que desembocaron en el asesinato de varias personas
También la empresa minera canadiense Bear Creek demandó al Perú por 1,200 millones de dólares, debido a que en 2011 el Estado le rescindió el contrato para operar el Proyecto minero de Santa Ana, tras la realización de protestas para la protección del medio ambiente que desembocaron en el asesinato de varias personas
· Infinito Gold vs.
Costa Rica: La empresa canadiense reclama $94 millones de dólares por el
impedimento a continuar explotando una mina a cielo abierto (proyecto
Crucitas). El permiso de explotación fue firmado por el Estado en 2008 y
derogado en 2010, luego de que un tribunal encontrara irregularidades y tráfico
de influencias en los permisos. El mismo tribunal ordenó a la empresa a
indemnizar por daño ambiental (corta de bosque protegido). Luego de este fallo,
la empresa demandó al Estado en el CIADI. La empresa vendió todos los activos
que poseía en el país, por lo que se impidió el cobro de la indemnización por
daño ambiental. En 2015 los directivos de Infinito Gold renunciaron dada la
drástica pérdida del valor de las acciones, y tres de los inversores de la
compañía apelaron a la
Suprema Corte de la Columbia Británica
y consiguieron el control de las estructuras de la empresa. El nuevo CEO
(Erich Rauguth) explicó que el CIADI otorgó tiempo para que la (¿nueva?)
compañía completara la reestructuración y consiguiera el dinero para continuar
pagando a abogados que lleven su caso contra Costa Rica. A fines de 2015 el CEO
de Infinito consiguió el financiamiento de un fondo de inversión inglés para
proceder el caso en 2016.
· Dominion Minerals vs.
Panamá: La empresa norteamericana demandó a Panamá por 268 millones de dólares
por el retiro de una concesión para la explotación minera debido al rechazo de
su operación por parte de grupos indígenas y por razones de protección del
medio ambiente.
TransCanada vs. Estados
Unidos: La empresa canadiense ha notificado que demandará a Estados Unidos por
15 mil millones de dólares por la decisión del presidente Barack Obama de
rechazar el oleoducto Keystone XL, que tuvo que ceder a la presión y el rechazo
masivo de la población a ese oleoducto.
· Lone Pine vs. Canadá
y Bilcon vs. Canadá: La empresa norteamericana ha demandado a Canadá por 118
millones de dólares por una moratoria preventiva contra el fracking promulgada
por la provincia de Quebec. Canadá también fue demandado por la norteamericana Bilcon
debido a que estudios de impacto ambiental indicaron que el proyecto de
construcción de una cantera y terminal marina no era sostenible en una zona
costera ecológicamente sensible. La empresa estadounidense reclama 300 millones
de dólares en compensación.
· Glencore vs.
Colombia: Colombia ha enfrentado en 2016 una demanda presentada por la empresa
minera Glencore (Suiza). La empresa solicitó una reducción en el pago de
regalías, lo cual fue rechazado por el Estado, quien inició asimismo una
revisión del contrato firmado. Glencore consideró que este hecho cambia las
reglas del juego y decidió ir a las instancias internacionales, amparado en el
acuerdo de protección a la inversión que tienen Colombia y Suiza, argumentando
una expropiación. Colombia enfrenta la amenaza de nuevas demandas por otras
tres empresas mineras, que se encuentran actualmente en instancia de conversaciones:
Eco Oro Minerals (Canadá), Cosigo Resources (Canadá) y Tobie Mining and Energy
Inc. (EEUU).
Todos estos casos son
sólo ejemplos. Las demandas inversionista – Estado han detonado en las últimas
dos décadas: de un total de 6 casos conocidos bajo tratados en 1995, a 696 casos conocidos
hoy en día. Solamente en el 2015 se entablaron 70 nuevos casos de demandas
inversor-Estado en base a Tratados de Proteccion de Inversiones. Por ejemplo,
sólo en el CIADI en 2015, los países americanos en su conjunto representaban el
35% de las demandas. Argentina, México, Ecuador y Venezuela han sido los países
más demandados.
Es importante recalcar
que en el sistema de arbitraje internacional, los Estados siempre pierden, ya
que aun cuando no sean condenados a compensar al inversor, las demandas les
cuestan millones dólares en gastos de defensa y de proceso. Aun si en algunos
casos los paneles de arbitraje no fallan contra el Estado, la propia demanda
implica un gasto excesivo en contratación de firmas de abogados que pueden cobrar
hasta USD 1000 la hora de asesoramiento. Perú lleva gastados USD 53 millones en
la contratación de dos estudios de abogados estadounidenses para su defensa en
las cuatro demandas a las que está siendo sometido; Ecuador gastó más de 100
millones de dólares en su defensa y en los gastos del arbitraje; por su parte,
El Salvador ha gastado más de 12 millones de dólares sólo para defenderse de la minera Pacific Rim.
Esos montos siderales podrían ser utilizados en los gastos públicos más
urgentes, en lugar de ser destinado a cubrir los gastos de las demandas. Por
otra parte, en los casos donde sí se ha fallado en contra del Estado, las
demandas representan montos gigantes que se convierten en nuevos mecanismos de
deuda externa para los países. El reciente anuncio del gobierno argentino de
que avanzará en el pago de nueve demandas de empresas en el CIADI con bonos
pagaderos al año 2024 es una muestra de esto.
Asimismo, Bolivia,
Ecuador y Venezuela salieron del CIADI y comenzaron un proceso de denuncia de
algunos de sus tratados de inversión. No obstante esto, continuaron recibiendo
demandas de inversionistas que se ampararon en las cláusulas de remanencia de
los tratados de inversión. Los tratados permiten que los inversores continúen
presentando demandas por un periodo residual que en muchos casos supera los 10
años.
Por lo tanto, es
urgente que se desmantele el poder de las corporaciones trasnacionales. Esta
necesidad de regular el poder corporativo ya no sólo es planteada desde los
movimientos sociales, sino por diversos gobiernos y parlamentos e incluso
organismos internacionales. En ese sentido, es indispensable contar con un
código internacional vinculante para las empresas transnacionales (y otras
empresas de negocios) que las obligue a respetar los derechos humanos y dote a
los afectados y a los Estados de los mecanismos e instituciones para hacerlo
valer.
Demandamos que todos
los gobiernos de nuestro hemisferio:
· Atiendan de inmediato
el reclamo por establecer sistemas de solución de disputas alternativos en los
que se anulen las cláusulas inversionista –Estado, se incluya a las comunidades
y ciudadanía afectadas, y en los que las disputas planteadas por los
inversionistas se diriman ante tribunales nacionales y según las legislaciones
del país receptor.
· Supriman los
privilegios de los inversionistas extranjeros bajo estos tratados de libre
comercio e inversión y garanticen a los Estados el espacio para la
implementación de políticas públicas responsables.
· Generen nuevas reglas
para los inversionistas donde se logre la supremacía de los derechos humanos y
se garantice el cuidado del medio ambiente por sobre los derechos de los
inversionistas.
- BASTA YA DE DEMANDAS
CORPORATIVAS CONTRA NUESTROS PUEBLOS
- EN TODO EL
CONTINENTE, DECIMOS NO A LOS TLC
- RECHAZAMOS EL TPP,
TISA, TTIP y CETA
Enviar firmas
adicionales a luciana.ghiotto@gmail.com
Grupo de Trabajo
Continental sobre Inversiones de las Americas:
ATTAC – Argentina
Democracy Center – Bolivia
Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES) – Ecuador
Comisión Nacional de Enlace (CNE) – Costa Rica
Ecuador Decide – Ecuador
Instituto Latinoamericano para una Sociedad y Derechos Alternativos (ILSA) – Colombia
Instituto EQUIT, Gênero, Economia e Cidadania Global – Brasil
Institute for Policy Studies (IPS), Global Economy Project – Estados Unidos
REDES / Amigos de la Tierra – UruguayRede Brasileira pela Integraçao dos Povos (REBRIP) – Brasil
Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (LATINDADD)
Red Mexicana de Acción contra el Libre Comercio (RMALC) – México
Réseau Québécois sur l´Integration Continentale (RQIC) – Quebec
Transnational Institute (TNI) – Amsterdam
Democracy Center – Bolivia
Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES) – Ecuador
Comisión Nacional de Enlace (CNE) – Costa Rica
Ecuador Decide – Ecuador
Instituto Latinoamericano para una Sociedad y Derechos Alternativos (ILSA) – Colombia
Instituto EQUIT, Gênero, Economia e Cidadania Global – Brasil
Institute for Policy Studies (IPS), Global Economy Project – Estados Unidos
REDES / Amigos de la Tierra – UruguayRede Brasileira pela Integraçao dos Povos (REBRIP) – Brasil
Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (LATINDADD)
Red Mexicana de Acción contra el Libre Comercio (RMALC) – México
Réseau Québécois sur l´Integration Continentale (RQIC) – Quebec
Transnational Institute (TNI) – Amsterdam
Organizaciones
adherentes: (…)
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Campanas_y_Acciones/Ante_la_reciente_avalancha_de_demandas_de_corporaciones_en_tribunales_arbitrales_contra_nuestros_paises_!decimos_YA_BASTA
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