La nueva mercantilización de la sanidad:
de la gestión de hospitales a
la lista de
trasplantes.
1 de julio de 2016
Por Santiago Sáez y Lara
Palma (La Marea)
Tras el fracaso del modelo Alzira en Madrid y Castilla-La Mancha,
el sector privado busca ahora sectores vitales como los trasplantes, la
investigación o el big data. “¿Qué no pagaría alguien que necesite un riñón
para saltarse una lista de espera?”, se pregunta la radióloga Luisa Lores.
“La infiltración de la sanidad por las empresas privadas tiene
mucha presencia de la sanidad norteamericana, que es una sanidad muy
mercantilista y muy desigual”. Luisa Lores, radióloga del Complejo
Hospitalario de Pontevedra y
miembro de la Federación de Asociaciones por la Defensa de la Sanidad Pública ,
lleva años estudiando la privatización del aparato sanitario español.
Una de las empresas estadounidenses que preocupan a Luisa es Centene Corporation. La
multinacional, con base en St. Louis, Missouri, intentó entrar en la sanidad de
nuestro país en 2013. Llegó a obtener la concesión de la Comunidad de Madrid, a
través de la sociedad puertorriqueña HIMA San Pablo, para la construcción y
gestión de tres hospitales (en Parla, San Sebastián de los Reyes y Aranjuez).
El proyecto, puesto en marcha por el entonces presidente regional, Ignacio González (hoy investigado por su presunta relación
con las tramas Gürtel y Púnica), fue paralizado por las huelgas de la sanidad y
la justicia. El
gobierno de González, finalmente, abandonó el plan, en el que también se habían
adjudicado hospitales aRibera Salud y Capio (hoy IDC Salud).
Centene, no obstante, no se quedó de brazos cruzados. En 2014, la
multinacional estadounidense compró a Bankia la mitad de Ribera Salud por 60 millones de
euros. Además, según informaciones publicadas en el diario El Confidencial, Centene tiene una
opción para adquirir la otra mitad, propiedad del Banco Sabadell. De esta forma, la
compañía de Missouri, que también ha comprado a Adeslas y Asisa, sitúa parte de
sus negocios en la Comunidad Valenciana , donde ya
controla tres hospitales en las provincias de Valencia y Alicante (Alzira,
Torrevieja y Elche).
Cambio de modelo
El “modelo Alzira” de
privatización de la sanidad (también
llamado “PPP”) fue el elegido por la Comunidad de Madrid, la Comunidad Valenciana
y Castilla-La Mancha, con casos en otras comunidades como Cataluña y Galicia.
El modelo se basa en conceder a una empresa privada la construcción y gestión
integral del centro durante un tiempo, a cambio de un canon anual.
No obstante, la implantación de la privatización de la
sanidad por medio del modelo Alzira ha dejado de ser la preferida, tras la
paralización de los procesos en Madrid y Castilla-La Mancha y los problemas
surgidos en los centros en funcionamiento: “El modelo PPP es muy costoso, y les
resulta menos rentable gestionar hospitales. Es una muy buena noticia para la
sanidad pública que no se haya seguido por ese camino, porque para
profesionales y pacientes es nefasto. Pero no debemos pensar que se van a
quedar ahí. Quieren quedarse con todo”, afirma Lores.
“Antes intentaban hacer pequeñas empresas fragmentadas dentro de
los hospitales e ir infiltrando con inversión privada aquellas que les
interesaban más. Eso supuso muchos problemas sindicales, así que ahora lo que les interesa es la investigación,
los datos, la sangre, los trasplantes… ese tipo de cosas”,
explica la radióloga gallega.
Trasplantes privados
Uno de los ámbitos en los que, a juicio de Luisa Lores, la
privatización de la sanidad produce mayor rechazo social es en el de los
trasplantes. “Hay un enorme problema en quién gestiona la lista de espera de
trasplantes”, explica la facultativa, que pone como ejemplo la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo (FRIAT).
La FRIAT es una fundación privada sin ánimo de lucro,
perteneciente a la familia Álvarez de Toledo, muy próxima al Partido Popular.
Para Lores, tiene que ser “totalmente incompatible” la actividad privada con la
gestión de las listas de espera y los datos de trasplantes: “Una persona que
necesita un riñón tiene que pasarse años conectado a una máquina. ¿Qué no
pagaría alguien para saltarse una lista de espera?”.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=214022
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