Declaración de La Vía Campesina sobre
Comercio, Mercados y Desarrollo
en el marco de la CNYCYD 2016.
20 de julio de 2016
20 de julio de 2016
“La soberanía alimentaria es el derecho de los
pueblos a una alimentación sana y adecuada culturalmente producida mediante
métodos ecológicos y sostenibles, además del derecho a decidir los propios
sistemas alimentarios y agrícolas. Son las aspiraciones y necesidades de
quienes producen, distribuyen y consumen el alimento el centro de las políticas
y los sistemas de alimentación en vez de las exigencias de mercados y
multinacionales". Declaración de Nyéléni
sobre Soberanía Alimentaria (Mali, 2007)
(Nairobi, 19 de Julio de 2016)En el contexto
de la décimo cuarta sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Comercio y Desarrollo (CNUCYD o UNCTAD), realizada del 17 al 22 de Julio en
Nairobi, Kenya, La Vía
Campesina reitera su compromiso con la Soberanía Alimentaria
y el Derecho a la Alimentación, así como su resolución para acabar con el
“paradigma de libre comercio” y el “desarrollo de mercado”; así llamados por el
neoliberalismo, estos patrones que sólo sirven para consolidar el poder de las
multinacionales sobre nuestros sistemas alimentarios. Descargar,
aquí
En cuanto a las Naciones Unidas, esperamos de
la CNUCYD y sus estados miembros prioricen los procesos democráticos y
participativos enfocados en políticas que promueven con éxito la Soberanía Alimentaria. La
CNUCYD no debe servir para promover los Acuerdos de Libre Comercio (ALCs),
incluyendo los Acuerdos de Asociación Económica (AAE) con la Unión Europea en África,
que sin excepción, han resultado en mayor hambruna, pobreza y exclusión para
mucha gente de todo el mundo.
Acerca de la CNUCYD
La CNUCYD puesta en marcha presenta un modelo
neoliberal de comercio y libre mercado que contrasta fuertemente con el
paradigma de Soberanía Alimentaria, en el cual los pequeños campesinos son
actores sociales, culturales e históricos que toman decisiones basadas en una
miríada de razones personales, éticas y culturales, no solamente el beneficio,
el negocio y el mercado. Queremos que la CNUCYD nos proteja de los destructivos
y secretos TLAs que promueve la antidemocrática OMC , tales como la Asociación Transatlántica
para el Comercio y la Inversión (ATCI o TTIP), el Acuerdo Transpacífico de
Cooperación Económica (TPP), el Acuerdo Económico y Comercial Global (AECG o
CETA), el Acuerdo en Comercio de Servicios (TiSA), los AAE y sus supuestos
mecanismos de Arbitraje de diferencias estado-inversor (ISDS).
Nosotras y nosotros, el campesinado del mundo,
actualmente, alimentamos a la mayoría de la población, a pesar de los múltiples
tratados de libre comercio que buscan desubicar la producción y el comercio
campesino en el mundo entero.
Producción campesina y mercados locales
Más del 80% de las y los pequeños campesinos
funcionan en ámbito local o regional, y una amplia mayoría lo hace mediante
canales informales. Estos mercados tan diversos acogen la mayoría del flujo de
alimento consumido mundialmente. El rango va de lo local a lo regional, y estos
espacios se encuentran en zonas rurales, periurbanas y urbanas.
Dichos mercados están conectados a sistemas
alimentarios locales, regionales y/o nacionales: el alimento se produce,
procesa, comercia y consume en un área determinada, con lo que el valor añadido
permanece en la zona y se comparte, con lo que se fomenta la creación de
empleo. Tienen lugar en espacios organizados o de manera más informal, lo que
dota a los pequeños agricultores de mayor flexibilidad y menos barreras para
entrar en el mercado y más control sobre los precios y las condiciones. Sus
funciones exceden el mero intercambio de bienes, son espacios de interacción e
intercambio de conocimiento. Son los mercados más importantes, particularmente
para las mujeres del campo, respecto a la inclusión y el acceso; contribuyen de
manera significativa al cumplimiento de nuestro derecho a la alimentación y
nutrición.
A pesar de su importancia, estos mercados
informales se ignoran en los sistemas de recaudación de datos, lo que afecta
negativamente a la hora de aportar pruebas que informen a las políticas
públicas. La mayoría de mujeres pequeñas campesinas trabajan en estos mercados,
su aporte esencial a la cadena alimentaria, incluyendo la distribución y el
crecimiento económico permanece invisible en los procesos de desarrollo de
políticas y en el comercio. Por eso estas mujeres enfrentan obstáculos a la
hora de acceder a recursos y oportunidades de publicidad. Dada su relevancia
para la seguridad alimentaria y las comunidades de pequeños campesinos, tanto
inversiones como políticas públicas deberían orientarse a reforzar, ampliar y
proteger los mercados campesinos locales y nacionales.
Nuestro llamado a la CNUCYD y sus estados
miembros busca el apoyo al recabado extensivo de datos de los mercados a nivel
local, doméstico e informal, tanto rural como urbano, su conexión al territorio
en cuestión para mejorar la base de datos que crea políticas, incluso los datos
no relacionados al género, y poder incorporar todo esto a los sistemas de
recopilación de datos nacionales e internacionales.
Recomendamos precios transparentes y justos
para todos los productos agrícolas que remuneren adecuadamente el trabajo y la
inversión del pequeño campesino, especialmente las mujeres. Estas políticas de
precios deberían proporcionar acceso asequible y puntual a la información del
mercado que le permitiera tomar decisiones sobre qué, cuándo y dónde vender, y
estar a resguardo del abuso de poder del comprador, especialmente en mercados
saturados.
Exigimos programas públicos e institucionales
de abastecimiento que permitan a los pequeños campesinos contar con una demanda
regular y estable de sus productos a precios justos, y a los consumidores el
acceso a productos sanos, nutritivos, variados, frescos y locales, incluso si
hay crisis y conflictos. Queremos que dichos programas abastezcan a escuelas,
hospitales, prisiones, asilos, cantinas de funcionarios, de manera que se
integre en el proceso a los campesinos quienes aportan sus productos.
Reiteramos nuestro llamado a una solución permanente al problema del almacenamiento
público de los granos — dado los desequilibrios en las provisiones de apoyo de
los países desarrollados — y nuestro compromiso en construir programas de
abastecimiento públicos e institucionales sólidos.
Para que estos programas tengan éxito, les
recordamos a los gobiernos nacionales que deben garantizar un acceso justo y
equitativo a la tierra, el agua, el territorio y la biodiversidad, y para ello,
les referimos a las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de
la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad
alimentaria nacional.
Los alimentos son un derecho humano y no se
deben tratar como mera mercancía.Apelamos a la CNUCYD del 2016 a revisar cómo afronta
el problema de la alimentación y su relación con el comercio y el desarrollo.
El campesinado es el corazón de la producción de alimentos y necesitamos con
urgencia la
Soberanía Alimentaria — la cual requiere la protección y
renacionalización de los mercados alimentarios nacionales, la promoción de
circuitos locales de producción y consumo, la lucha por la tierra, la defensa
de los territorios de los pueblos indígenas y una reforma agraria integral — no
las falsas promesas de los sistemas de producción dependientes y muy exigentes
en insumos externos y capital, al estilo de la Revolución Verde ,
los cuáles funcionan bajo la falsa premisa de la competitividad que logran
éxito solo cuando perjudica los medios
de subsistencia de los campesinos en otros lugares.
Recordamos a los gobiernos que tienen
obligaciones respecto a la prestación de servicios públicos de calidad que
dignifiquen la vida rural (salud, educación, etc.) y que no se puede cumplir
con estas obligaciones sin precios justos que protejan los campesinos locales
contralas transnacionales ávidas de lucro y el sistema de comercio
internacional que sirve hoy en día solo a los intereses de la agroindustria y
las otras élites empresariales. La CNUCYD, como órgano* de la Naciones Unidas ,
debe procurar ser coherente con sus otros esfuerzos actuales, incluyendo la
realización efectiva de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es así
que junto con nuestros aliados en Nairobi, y en todo el planeta, les invitamos
a unirse con nosotros en la lucha para la Soberanía Alimentaria
y el fin del “libre comercio” promovido por instituciones antidemocráticas como
la Organización
Mundial del Comercio (OMC).
¡La Alimentación es
un derecho, no una mercancía!
¡Soberanía
Alimentaria Ya!
¡Globalicemos la
lucha, globalicemos la esperanza!
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