¿A vos también te agreden por
ser
heterosexual?
4 de mayo de 2018
En hora pico y en pleno barrio porteño de Almagro, dos varones
golpearon e insultaron al grito de “lesbiana de mierda” a Sofía Del Valle en
tres oportunidades. Lo padecido por esta trabajadora de la radio La Tribu se
suma a otros ataques contra personas lgbti, cada vez más frecuentes, y se
enlaza con episodios de lesboodio ejercido por el Estado, entre los que ha
resonado especialmente la historia de Higui, que pasó ocho meses presa por
defenderse de una violación correctiva. Sin embargo, ante este estado de cosas,
hay respuestas del activismo y de la comunidad. El odio se reproduce, pero también la
resistencia.
De 2016 a esta parte la comunidad LGTB y,
en particular, la tortillera hemos estado en alerta ante los diferentes ataques
que han sufrido lesbianas de distintas partes del país. En 2016, Higui estuvo
presa por defenderse ante un ataque lesboodiante. Durante octubre de 2017,
Mariana Gómez fue detenida por la policía por besarse con su esposa y ahora
enfrenta un procesamiento judicial. La semana pasada, por el mismo motivo
discriminatorio, Florencia e Irupé
fueron amenazadas en un supermercado de Morón.
A estos hechos se
suman las agresiones contra Sofía Del Valle, ocurridas entre septiembre de 2017
y marzo de 2018. El cambio de gobierno a nivel nacional nos arroja a un momento
de levantamiento del cepo a los múltiples fascismos. A la vez, nos encuentra a
las lesbianas y mujeres (cis y trans) dispuestas a enfrentarlos, comenzando por
la visibilización: no nos callamos más.
En su casa, rodeada
de amigas, conversamos con Sofía acerca de los ataques que padeció en tres
oportunidades.
Sentada a su lado
estaba Paula Lorenzo, radialista de La Tribu y compañera de trabajo, donde
Sofía es cocinera desde hace un año.
Tras los episodios
de violencia, la radio sacó dos comunicados. En el primero de ellos Sofía no
quiso que apareciera su nombre, como en tantas otras ocasiones no quiso hacerlo
público. “Me había pegado bastante mal y no quería hacerlo público. Y esta vez
sí, ya van tres veces. Tenía que hacer algo. Esto me pasó durante muchas veces
en mi vida, tuve varias situaciones así, en boliches, en la calle también. Me
confundían con un chabón y me he peleado con chabones toda la vida. Pero nunca dije
nada. Fueron situaciones similares pero no tan reiterativas y consecuentes en
el tiempo. Nunca hice nada público pero ahora, estando de novia con Camila,
ella me hizo ver muchas cosas y reflexionar al respecto”. Ahora piensa y
visibiliza “la situación poniéndola en un marco de lesboodio y misoginia,
consecuencia del sistema heterocispatriarcal”.
NO ES FOBIA, ES ODIO SOCIAL
Fue en su lugar de
trabajo cuando tuvo el primer cruce con sus agresores. La noche del viernes 1°
de septiembre, dos hombres habían acosado verbalmente, desde la puerta de la
radio, a su pareja. Cuando ella les pidió que se fueran del lugar, lejos de
cambiar de actitud, los dos varones se pusieron más violentos: la empujaron,
insultaron y amenazaron con golpearla. “Yo salí y me planté ahí como un hombre
y ahora es ‘bancatela como un hombre’. Pero, salvo esta (tercera) vez que los
vi de frente, nunca los vi venir. Me pegaron de atrás. Yo caminando y me
pegaban desde atrás”.
El 7 de septiembre
le gritaron “Ya sabemos, lesbiana de mierda”. La abordaron por la espalda, a
dos cuadras de la radio en el Pasaje Aníbal Troilo entre Sarmiento y Corrientes
y le pegaron una piña en la
cara. Cuando ella cayó al piso, volvieron a golpearla tanto
en el rostro como en las piernas y salieron corriendo. La segunda agresión
ocurrió el 4 de octubre. La última sucedió el jueves 22 de marzo en la Avenida Corrientes ,
en la salida del subte línea B, estación Ángel Gallardo, en un horario pico. La
llevaron caminando por Corrientes, agarrada del cuello, hasta la vuelta de
Estado de Israel, unos 10
metros . Una vez más, los mismos varones violentos,
descargaron su furia contra Sofía sólo por el hecho de ser lesbiana. “No
queremos raritos en el barrio, sabemos que fuiste con la yuta, lesbiana de
mierda” fue lo que le dijeron mientras la llevaban contra su voluntad para
pegarle.
Pero la violencia
no queda allí, para Sofía “la violencia que ejercen sobre mí estos tipos es que
me impiden que yo pueda asistir a mi lugar y en mi horario de trabajo a La Tribu. Más allá de
seguir recibiendo el sueldo por mes como empleada y cocinera, estoy sin una
actividad laboral y eso me genera bronca, más impotencia y depresión”. Pero
sabemos que hacerlo público es rechazar la imposición del miedo como norma y
volvernos más fuertes colectivamente.
VIOLENCIAS QUE SE MULTIPLICAN
Por cada ataque,
Sofía hizo una denuncia. El 8 de septiembre la realizó ante la UFEM (Unidad
Fiscal especializada en violencia contra las mujeres, lesbianas, gays,
bisexuales, travestis, transgénero, transexuales e intersexuales del Ministerio
Público Fiscal). Allí fue revisada por un médico del Cuerpo Médico Forense, que
constató las lesiones en su cuerpo. Luego del segundo ataque, la denuncia fue
asentada directamente en la Comisaría 11, donde no la atendió ningún/a médicx a
pesar de que Sofía había llegado a la comisaría con heridas graves. Aunque las
evidencias conectaban este segundo ataque con el primer episodio, la policía
decidió caratularla como “robo”: no tuvieron en consideración la denuncia
antecedente.
Tras el último
ataque, lastimada, Sofía dio con un patrullero que la llevó a la Comisaria 27.
Allí la hicieron esperar tanto que se fue sin hacer la denuncia. Un día
después, acudió al Hospital Durand para dejar asentadas las lesiones sufridas.
Y el martes 27, fue a la UFEM y dejó por tercera vez la denuncia
correspondiente.
Las denuncias aún
no se encuentran unificadas bajo el mismo expediente. A esto hay que sumarle
que el Gobierno de la Ciudad no entregó las imágenes de las cámaras que se
encuentran en las zonas donde fueron los ataques, más allá de los reiterados
pedidos. Acceder a las imágenes grabadas posibilitaría identificar a los
agresores y evitar que estos ataques vuelvan a suceder. Sin la identificación,
el proceso legal no puede avanzar.
En palabras de
Paula Lorenzo, “se está pidiendo la unificación porque hay un ataque, otro
ataque, en el mismo lugar, a la misma persona. Y no los relacionan, a una le
ponen robo, a otra le ponen hostigamiento. Estamos yendo a disputar en un
espacio que es otra violencia más. Es una violencia institucional que no se
avance en la investigación, que la policía no haga nada. Como medio comunitario
sabemos que la policía no responde. Que hay casos de gatillo fácil. Estamos
todo el tiempo denunciando eso. Tenemos que ir a las fiscalías. Existe una
fiscalía en cuestiones de género y fuimos desde el primer momento”. Camila, su
compañera, añade que “la carátula de la situación es ‘hostigamiento’ pero no es
un hostigamiento porque sí, es porque saben que ella es torta. Queremos
cambiarle la carátula de hostigamiento a ‘lesbo-odio’”.
TORTAS A LA VISTA
“Siendo una radio
comunitaria, parte de las organizaciones sociales, la justicia no puede ser la
única respuesta -señala Paula. Estando en el barrio de Almagro donde hay mucha
movida cultural le queremos dar una respuesta colectiva a esta situación. En La
Tribu tortas hubo siempre. En esta etapa hay muchas más tortas visibles. ¿Cómo
puede ser que haya una bandita de pibes en el barrio que nos ataque? Tenemos
que dar una respuesta colectiva. Estamos en un momento donde hay muchos más
avances de nuestras luchas, estamos discutiendo la autonomía sobre nuestros
cuerpos. Al haber avances nuestros también se incrementan este tipo de
reacciones”.
Por eso una de las
intervenciones que van a llevar adelante es una campaña gráfica de concientización.
“Hay unos carteles que hicimos para pegar en el barrio: ‘Googléa lesbo-odio’ y
‘Acá hay lesbo-odiantes. En este lugar una compañera de La Tribu fue agredida
por el solo hecho de ser lesbiana’”, cuenta Sofía.
Además, el 17 de
mayo, que es el día internacional contra la discriminación por orientación
sexual e identidad de género, están organizando una acción en la Av. Corrientes y
Ángel Gallardo. Ese día, en 1990, la Asamblea General
de la
Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad
de la lista de enfermedades mentales en el Manual diagnóstico de los trastornos
mentales, mejor conocido como DSM.
Las agresiones que han vivido Sofía y muchas otras lesbianas
demuestran que la despatologización de
de nuestras existencias no es suficiente
y que aún seguimos incomodando, y mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario