Argentina: La censura levantada
también es censura
14 de mayo de 2018
El libro, producido
por investigadores del INTA, cuestiona los plaguicidas. El organismo lo sacó de
circulación. Enterado de la nota el INTA lo devolvió a su estado anterior.
Plaguicidas en el
ambiente es el nombre del libro que editó a fines de 2017 el INTA, con la
autoría de Virginia Aparicio, Eliana Gonzalo Mayoral y José Luis Costa.
PáginaI12 lo difundió el 23 de abril pasado. En una inédita decisión, las
autoridades del INTA decidieron retirarlo del sitio web de la institución.
Los autores del libro
prefirieron no referirse al tema. En un contexto de despidos en el Estado,
media docena de investigadores de carrera confirmaron que la orden de censura
provino de la Presidencia (Juan Balbín y Mariano Miguel Bosch) y del Consejo
Directivo. Cuando se ingresa al link original aparece la leyenda “lo sentimos,
pero no encontramos la página que busca”.
El máximo nivel de
decisión del INTA es el Consejo Directivo, espacio mixto público-privado,
dominado por la mirada del agronegocio y con gran peso del sector empresario,
con representantes de la
Sociedad Rural , Confederaciones Rurales (CRA), Coninagro,
Federación Agraria y Aacrea (Asociación de Consorcios Regionales de
Experimentación Agrícola). El agronegocio, de transgénicos y agrotóxicos, no se
cuestiona desde las autoridades o directores de área.
“Es vergonzosa la
medida tomada por el INTA, pero no nos asombra ya que sigue el tópico de otras
directivas, como fue la supresión del término agrotóxico y el no mencionar a
las organizaciones ambientales. A partir de la última dictadura, donde hubo un
desguace de su planta más progresista, la línea científica de investigación
tendió a ponerse en sintonía con el agronegocio hasta ser un promotor del
mismo”, recordó Gerald Bertolo, de la Asamblea Río Cuarto
Sin Agrotóxicos.
Desde la Campaña Paren de
Fumigar de Santa Fe, Carlos Manessi, remarcó que es “una política de estado” el
silenciar las voces críticas al modelo transgénico. “No nos sorprende el
accionar del INTA. Y creemos que se va profundizar el agronegocio y el castigo
a las voces críticas”, advirtió.
Máximo Bontempo,
gerente de Comunicación del INTA, argumentó vía correo electrónico: “Dada la
sensibilidad del tema el Consejo Directivo del INTA pidió revisar los avales
del libro, estimo que a la brevedad estará nuevamente online”. El presidente
del INTA y el Consejo Directivo no aceptaron preguntas. Ante el conocimiento de
que la censura sería difundida por este diario, el INTA volvió a subir el libro
al sitio institucional. La censura duró dos semanas.
Desde la Facultad de
Ciencias Médicas de la
Universidad Nacional de Rosario, los docentes de las materias
Salud Socioambiental, Práctica Final y el Instituto de Salud Socioambiental
(cuyos trabajos de investigación fueron citados en el libro del INTA),
repudiaron la decisión de las autoridades del organismo. “La censura por parte
de los sectores de poder intentan callar y ocultar la realidad del actual
modelo productivo y su impacto en la salud, a través de maniobras cobardes que
ponen en jaque las prácticas democráticas en las instituciones del Estado”,
cuestionaron los académicos de Rosario.
Guillermo Folguera,
doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet y profesor de Historia
de la Ciencia en la UBA, remarcó una triple gravedad en la censura: “Se trata
de una institución estatal, que debería tener como responsabilidad el bien
común y el cuidado de las personas. El segundo agravante es que no es la
primera vez; en la historia reciente del INTA se prohibió utilizar la palabra
agrotóxico. El tercero es que se pretenden ocultar perjuicios directos sobre el
bienestar social y ambiental, tal como la presencia y los niveles de toxicidad
del glifosato”.
Folguera recordó que
las censuras no sólo buscan el silencio, sino también pretenden ser
ejemplificadoras para el resto de los trabajadores. Llamó a que los técnicos y
académicos discutan respeto a la censura y la persecución. Al
respecto, llamó la atención que ningún investigador de carrera del INTA se haya
expedido públicamente.
Diego Montón, del
Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), afirmó que históricamente la
estructura de poder del INTA estuvo asociado al agronegocio, pero también
remarcó el trabajo de sectores que avanzaron en autonomía y acompañan a la
agricultura familiar y campesina. “Repudiamos la censura porque justamente le
resta autonomía a los investigadores para seguir criticando un modelo que ha
demostrado todos sus límites y consecuencias. Los mismos que censuran son los
que impiden el desarrollo de investigaciones en agroeocología y soberanía
alimentaria, que es lo que más necesita el pueblo argentino”, afirmó Montón.
También precisó que los sectores del INTA que trabajan junto a campesinos son
los que padecen presiones y achique.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Argentina_La_censura_levantada_tambien_es_censura
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