Resistir no es (sólo) aguantar
14 de mayo de 2018
“'Resistir no es
aguantar' es un llamado a quebrar ese impulso domeñado del aguante, una
invitación que le hace frente a esos valores que hemos incubado como verdades
absolutas. De la lección de Francia podemos aprender que resistir es asumir, de
manera colectiva, las luchas históricas de los pueblos subordinados
históricamente"
Por Hernán
Alejandro Cortés
Las palabras pronunciadas por Francia Márquez
al recibir el premio que otorga la fundación Goldman son una señal de que en los
territorios viene pasando algo y algo que guarda un punto indescifrable, pero
que también guarda una potencia inusitada. La potente voz de Francia emerge de
la fuerza de la historia; de espacios que incuban en su relación una entrañable
sintonía entre vida y territorio; de un acumulado histórico de luchas en las
que el cuerpo ha quedado expuesto a la voluntad de amos que se arrogan el
derecho sobre la vida; de cuerpos que, ultrajados por la violencia, han
sobrevivido a través de la palabra y la solidaridad. La
solidaridad produce una sintonía que no está impulsada por el ánimo solitario
de un individuo que quiere llenar su ego para satisfacerse; por el contrario,
es un juego en el que uno se despoja de sí para verse en el otro, por eso la
voz de Francia no es una sino múltiple.
Pueden observarlo bien en el video. Frente a
ese auditorio, Francia nunca habló de sí misma, habló de ese cúmulo vínculos,
de afectos, de palabras que han hecho de ella una lideresa de causas comunes.
Es quizá esta una de las múltiples enseñanzas que pueden brindarnos los
procesos territoriales cuando están inspirados por causas mayores que las de la
auto satisfacción individual. Esos procesos territoriales que se extienden por
la Colombia profunda saben bien que “resistir no es (solo) aguantar”. Aunque el
aguante puede tener dos caras: una fuerte y decidida, que expone la tenacidad de
la voluntad para sostenerse, para agarrarse, para no perder ni “vender la
dignidad”; y otra domesticadora, en la que el aguante puede verse como parte de
una estrategia para que las cosas sigan igual. Y es que cuando se confunde el
resistir con el aguantar, no se quiere que las cosas cambien. Algo de goce
produce la contención y algo de zozobra el cambio. Muchas veces el aguante les
ha servido a los amos para perpetuar la condición de servidumbre de los
siervos.
Es que “el aguante” puede tener una función
domesticadora que nos deja inmóviles ante las circunstancias, que convierte la
transformación del mundo en una quimera y el deseo de cambio en pura contención
de las circunstancias. Ese sistema de muerte que es el capitalismo ha
convertido el aguante en una insoportable virtud: ¡entre más horas de trabajo
aguantes, más exitoso serás! ¡Entre más aguante tenga la tierra, más
productiva! ¡Entre más verraco seas, mejor! El valor del aguante domesticador
es el terreno fértil de la competencia, pues hace que los sujetos quieran
sostenerse más a vuelta de una recompensa. Es el espacio en el que disputamos a
diario y en el que la solidaridad se rompe a pedazos.
Por eso las palabras de Francia tienen una
potencia enorme. “Resistir no es aguantar” es un llamado a quebrar ese impulso
domeñado del aguante, una invitación que le hace frente a esos valores que
hemos incubado como verdades absolutas. De la lección de Francia podemos
aprender que resistir es asumir, de manera colectiva, las luchas históricas de
los pueblos subordinados históricamente. Que resistir tiene que ver con
producir una sintonía entre los deseos propios y los colectivos. Que resistir
tiene que ver con transformar la relación con el territorio que el modelo
económico del capitalismo ha producido, en la que el beneficio de pocos pone en
riesgo la vida de todos. Resistir es, entonces, allanar el camino para que
emerja un compromiso ético-político en el que la historia, la comunidad y el
sujeto se entrelacen para hacer del mundo la “casa común”; en el que la
solidaridad aflore como valor contra la competencia. Por
eso, resistir es algo más que aguantar, es el terreno de la emancipación en el
que la vida de todos valga lo mismo, en el que la libertad sea
fundamentalmente, no dominación.
2 de mayo de 2018
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Resistir_no_es_solo_aguantar
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