Carrasco,
un científico que hizo escuela
19 de octubre de 2018
un científico que hizo escuela
19 de octubre de 2018
Por
Darío Aranda
Página12
Una
secundaria lleva el nombre del investigador que denunció los efectos del
glifosato En agosto de 2016 se presentó
Desde la Dirección de Educación provincial se advirtió que, por ley, debía llevar más de diez años de fallecido. Las autoridades de la escuela justificaron que fue elegido democráticamente y que Carrasco fue un emblema de la “ciencia digna”, en contraposición de los académicos que trabajan para las grandes corporaciones.
Dos años llevó el trámite y finalmente fue aprobado en la resolución 250/2018 de
“Andrés Carrasco sembró semillas de libertad”, resumió el director, Luis Fernández. La escuela también cuenta con una huerta orgánica que incluye el trabajo de diversos docentes. El de matemáticas propuso los perímetros de siembra en base a cuadros, círculos y triángulos. Los de geografía e historia trabajaron acerca de la soberanía alimentaria y la historia de los pueblos. Los de práctica de lenguaje e inglés, junto al de plástica, abordaron la construcción de conocimientos y saberes respecto a los alimentos.
En 2016 la escuela tenía poco más de 100 estudiantes y ahora cuenta con 210 alumnos. Participó con un corto documental en el último Festival de Cine Ambiental, tiene integración con la escuela especial (asisten chicos hipoacúsicos) y fue sede del último encuentro de pueblos fumigados de Buenos Aires. En todo el proceso contó con el apoyo de la inspectora escolar Cecilia Bustamente.
Andrés Carrasco fue director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA, docente de la misma universidad y presidente del Conicet, mayor ámbito de ciencia de Argentina. Fue parte de la élite científica desde la década del 80 y hasta 2009, cuando publicó en este diario su investigación sobre glifosato.
“No descubrí nada nuevo. Digo lo mismo que las familias que son fumigadas, sólo que lo confirmé en un laboratorio”, explicó.
Nunca un científico de su talla se había expedido sobre el herbicida pilar del modelo transgénico. Casafe (la cámara que nuclea a las grandes empresas transgénicas) llegó hasta el laboratorio de la UBA y, amenazas mediante, exigió el estudio. Algunos medios comenzaron una campaña de difamación sobre Carrasco. El ministro de Ciencia, Lino Barañao, siguió la misma línea y minimizó la investigación de Carrasco. “Son hipócritas, cipayos de las corporaciones, pero tienen miedo. Saben que no pueden tapar
El director de la escuela, Luis Fernández, celebró que en diciembre de 2018 egresarán los primeros alumnos de
Un nombre convertido en bandera
En agosto de 2010, la investigación de Carrasco fue publicada en la revista científica estadounidense Chemical Research in Toxicology (Investigación Química en Toxicología). La campaña de difamación nunca terminó. El Conicet le prohibió una charla en la Feria del Libro, la Facultad de Exactas de la UBA no permitió su seminario sobre ciencia crítica y el Conicet presidido por Roberto Salvarezza le negó su promoción. Muchos científicos “reconocidos” le dieron la espalda a Carrasco. Al mismo tiempo, Carrasco recorrió territorios en resistencia contra el extractivismo, desde Esquel a Chiapas. Su nombre se transformó en bandera en decenas de organizaciones campesinas y familias fumigadas. “Habría que preguntar ciencia para quién y para qué. ¿Ciencia para Monsanto y para transgénicos y agroquímicos? ¿Ciencia para Barrick Gold y perforar toda la Cordillera? ¿Ciencia para fracking y Chevron? El Conicet está absolutamente consustanciado en legitimar todas las tecnologías propuestas por corporaciones”, denunció Carrasco en abril de 2014.
https://www.pagina12.com.ar/149472-carrasco-un-cientifico-que-hizo-escuela
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=247925
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