Alternativas reales frente al cambio
climático
31 de octubre de 2018
Existen
alternativas reales, justas y saludables para frenar el cambio climático y
estudios científicos recientes lo demuestran, contrariamente a los que proponen
opciones especulativas, teóricas y altamente riesgosas como la geoingeniería
climática.
Por Silvia Ribeiro
El informe Missing Pathways to 1.5 (Caminos que faltan para 1.5 grados), muestra que garantizar los derechos indígenas y campesinos, restaurar bosques naturales y la transición hacia áreas de cultivo agroecológico, junto con un cambio hacia dietas con menos carne, pueden reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. Estiman un potencial de reducción de cerca de 23 gigatoneladas anuales de dióxido de carbono o equivalente, lo cual elimina la supuesta necesidad de usar técnicas de geoingeniería. Son, además, cambios positivos para la biodiversidad, las comunidades indígenas y campesinas, y para la salud de todas y todos (ver aquí)
El informe Missing Pathways to 1.5 (Caminos que faltan para 1.5 grados), muestra que garantizar los derechos indígenas y campesinos, restaurar bosques naturales y la transición hacia áreas de cultivo agroecológico, junto con un cambio hacia dietas con menos carne, pueden reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. Estiman un potencial de reducción de cerca de 23 gigatoneladas anuales de dióxido de carbono o equivalente, lo cual elimina la supuesta necesidad de usar técnicas de geoingeniería. Son, además, cambios positivos para la biodiversidad, las comunidades indígenas y campesinas, y para la salud de todas y todos (ver aquí)
El documento se basa
en una amplia y detallada revisión de documentos científicos recientes y fue
publicado en octubre 2018 por una coalición de 38 organizaciones que trabajan
por la justicia ambiental y social, el derecho a la tierra y a la alimentación
y por la agroecología y la conservación de bosques. Las autoras principales son
Kate Dooley y Doreen Stabinsky, con la revisión y colaboración de la alianza CLARA
(Climate Land, Ambition and Rights Alliance).
El estudio sale al
mismo tiempo que el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático
(IPCC, por sus siglas en inglés) publica un nuevo informe sobre cómo limitar el
calentamiento global a 1.5 °C
con respecto a niveles preindustriales, un límite que plantean crucial para
evitar un cambio climático catastrófico. En tres escenarios, el IPCC considera
el uso de técnicas de geoingeniería para remover dióxido de carbono de la
atmósfera, pero en otro plantea que con medidas basadas en las funciones de los
ecosistemas –algunas como las que plantea el estudio de CLARA– sería posible
también alcanzar esa meta (ver aquí)
Más de la mitad de las
reducciones de gases de efecto invernadero planteadas en el estudio de CLARA
vendría de la restauración y protección de bosques naturales y turberas (un
tipo de humedal que retiene altas cantidades de carbono y nitrógeno orgánicos).
El resto se puede lograr con cambios en la agropecuaria industrial –que es el
mayor factor de deforestación y destrucción de humedales–, con la recuperación
de suelos y agroecosistemas, a través de disminuir el uso de fertilizantes
sintéticos, apoyar sistemas agroecológicos y locales, y de parte de los
consumidores, cambiar la dieta.
El informe afirma que
los derechos comunitarios sobre la tierra y bosques, son la acción
climática mas efectiva, eficiente y equitativa que los gobiernos pueden ejercer
para reducir su huella de carbono y proteger los bosques del mundo. Enfatiza la
necesidad de afirmar los derechos a tierra y territorio de las comunidades y
pueblos indígenas para lograr los objetivos planteados. Todos los bosques del
mundo están habitados por comunidades indígenas, que son las principales
cuidadoras de los bosques. A escala global, la mitad de esos territorios tienen
reclamos de tenencia por parte de comunidades, pero solamente 20 por ciento
tiene reconocimiento legal.
Cuestiona también el
uso del concepto de emisiones negativas, un término absurdo que no existe
en ningún idioma. Fue inventado para justificar mantener la emisión de gases de
efecto invernadero, que se contrarrestarían, supuestamente, con medidas
tecnológicas para remover el carbono de la atmósfera (geoingeniería). Una
opción de alto riesgo que carga el problema a las generaciones futuras,
colocándolas en dependencia con los dueños de las tecnologías.
En contraposición,
este informe plantea formas de evitar las emisiones antes de que se generen, y
remover el excedente de carbono ya acumulado en la atmósfera mediante la
expansión de los bosques naturales con especies nativas y aumentar la
agroforestería comunitaria, entre otras medidas.
Con respecto al
sistema agroalimentario, que es el factor de mayores emisiones de GEI, plantea
reducir los desperdicios (que la FAO estima hasta en 40 por ciento de lo
cosechado), disminuir los transportes de alimentos, aumentar la producción y
consumo local, disminuir el uso de fertilizantes sintéticos y agroquímicos;
reducir y mejorar la ganadería, terminando con la cría confinada de vacas,
cerdos y aves, y basarla en alimentación de pradera. Complementariamente, ven
como esencial reducir el consumo de carne, que es muy desigual en el mundo por
lo que se dirigen especialmente a los que más consumen. La gran mayoría de la
producción industrial y consumo de carnes se concentra en sólo seis países.
Señalan también el
error de enfocarse solamente en limitar la temperatura, planteando la crisis
climática como fenómeno aislado. Necesitamos respuestas holísticas a las crisis
ambientales, sociales, de salud y otras y sólo los enfoques múltiples y
sinérgicos aportarán las verdaderas soluciones, tal como demuestra este
estudio.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Recomendamos/Alternativas-reales-frente-al-cambio-climatico
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