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526 años de la invasión original: “La protesta del pueblo mapuche es la marcha
de todas las luchas”.
15 de octubre de 2018
La caminata por la arteria principal de Santiago de Chile fue duramente
reprimida por las fuerzas especiales de carabineros mediante agua mezclada con
químicos desconocidos, bombas lacrimógenas, detenciones y golpes. ¿El motivo?
Racismo y aporofobia.
Por
Andrés Figueroa Cornejo.
Mientras el Estado capitalista y
policial chileno profundiza su estrategia militarista en contra del pueblo
mapuche en resistencia, miles de mapuche y no mapuche se agruparon como grano
único y multiplicado en la
Plaza Italia de Santiago, epicentro de la capitanía general,
a las once de la mañana de este 14 de octubre para conmemorar la invasión
originaria. De allí marcharon por la avenida Alameda en dirección al mar. ¿Pero es que
no ocurrió el viejo crimen un 12 de octubre de hace 526 años y no dos días
después? Y pasa que la oligarquía chilena para beneficio de la desmemoria y
racismo oficializados, trasladó el día de asueto 48 horas. Si el día de año
nuevo se convirtiera en jornada de disidencia popular, los pocos dueños de todo
arrancarían el primero de enero del calendario, dejando apenas un agujero
inexplicable en los registros del tiempo.
Isolina Paillal, militante de la agrupación Meli Witran
Mapu, y una de las organizadoras de la marcha, señaló que “esta manifestación
no es un festival folclórico como la ha querido rotular el Estado chileno. Aquí
venimos a expresar nuestro repudio frente a lo que está sufriendo la gente en
nuestras comunidades. Decimos, no más prisioneros políticos mapuche; no más
represión en las comunidades; no a los programas que impone el gobierno y que
sólo favorecen a una minoría, mientras que a la mayoría empobrecida nos vuelve
más pobres aún. Ya no tenemos agua de vertiente ni de pozo para beber y
sembrar. Decimos no a al Comando Jungla y a las fuerzas especiales de
carabineros que aterrorizan y dañan a nuestros niños y niñas adentro y afuera
de las escuelas.”
-Una de los llamados es a terminar con
las violencias. Violencia también padece la población de Quintero-Puchuncaví
debido a las intoxicaciones provenientes del parque industrial de la zona. Violencia
existe contra el feminismo; violencia contra las y los trabajadores de la
ciudad y del campo. ¿Qué ocurre con la potencial convergencia entre esas
luchas?
-Esta marcha no sólo es del pueblo
mapuche. Es la marcha de todas las luchas. De los estudiantes, de los
habitantes de Quintero y Puchuncaví que están siendo envenenados; de las
mujeres oprimidas mediante todas las formas imaginables; de los trabajadores
explotados; de los discriminados por su género.
-¿Qué piensan de la manera en que la
izquierda chilena observa la resistencia mapuche?
-Hace muchos años que a la inmensa
mayoría de la vieja y de la nueva izquierda le dijimos que nos dejen avanzar.
Somos un pueblo digno que lucha de frente. Siempre nos trataron como niños o
llaveritos de sus partidos políticos. Eso terminó. Ahora somos nosotros mismos quienes
resolvemos nuestro destino.
-¿Qué rol le asignan a la solidaridad
de las y los chilenos?
-Como mapuche tenemos muy claro que solos
no podemos triunfar. En una relación de reciprocidad, nos necesitamos entre
mapuche y no mapuche conscientes para liberarnos. De pueblo a pueblo.
-¿Qué ocurre con el Machi Celestino
Córdova, prisionero políticos sin pruebas?
-Hoy luchamos por su libertad. Porque
conquistar su libertad significa la excarcelación de todos los prisioneros
políticos mapuche.
-¿Existe alguna diferencia cardinal
entre la lucha por la autonomía y el territorio mapuche respecto del combate de
otros pueblos del mundo?
-No hay diferencia en las luchas de los
pueblos que quieren liberarse. Todas esas luchas se hermanan entre sí. Lo mismo
que nosotros sufren los pueblos palestino, kurdo, vasco, catalán.
Progreso no es desarrollismo devastador
Carolina Bastías es parte de la Coordinadora
Metropolitana de Apoyo a Quintero y Puchuncaví. “Estamos aquí
porque peleamos por lo mismo: el derecho al territorio, el derecho a la vida. Acá en Santiago
trabajamos también con todas las zonas de sacrificio que existen en el país y
contra la ocupación empresarial de los territorios”, apuntó mientras la
caminata atraviesa el Centro Cultural Gabriela Mistral, y añadió que “la
situación de Quintero y del pueblo mapuche se emparentan porque es la industria
extractivista la usurpadora principal.”
-¿Cuáles son los efectos del
extractivismo en las comunidades?
-Desplazamientos y migraciones
forzosas de población por los efectos del Capital, y ante la resistencia
popular, una reacción estatal represiva. ¿Cuál es la distancia entre la
conducta criminal del Comando Jungla en suelo mapuche y la actuación
persecutoria de las policías y la Armada en contra de los dirigentes de
Quintero? Ninguna. Asimismo, está la muerte del dirigente pescador Alejandro
Castro de Quintero, el cual es un símil de todas las muertes en el Wallmapu.
-Si se radicaliza en la práctica
teórica y de proyecto emancipador la devastación ecológica y humana que provoca
el saqueo extractivista, la destrucción que causa el desarrollismo y el patrón
energético basado en los combustibles fósiles en la biosfera y sus
consecuencias mortales, ¿qué pasa con la concepción clásica de algunas
izquierdas respecto de la industrialización necesaria, sobre todo, en las
sociedades periféricas como la nuestra?
-Ese es un debate difícil y aún no
resuelto en la coordinadora.
Por un lado está el proyecto de la industrialización como
fórmula privilegiada para lograr la independencia en relación a las metrópolis
mundiales; y por otro, las visiones de mundo, como la de los pueblos
preexistentes, que no reducen el desarrollo o el progreso a la vieja dicotomía,
propia de la modernidad y del liberalismo, entre civilización=industrialización
y barbarie=formas primitivas de existencia. Para nosotros tampoco el súper
desarrollo industrial, al estilo de lo que fue la Unión Soviética ,
es sinónimo de desarrollo. Creo que, desde el feminismo anticapitalista, las
formas de autogestión comunitaria en armonía con los territorios son un camino
viable y mejor. Sin embargo, la mayoría es chilena y somos hijos de un sistema
social distinto al mapuche. Por tanto, en el futuro es preciso entablar un
debate franco, crítico, reflexivo, sobre el proyecto de sociedad pos
capitalista que efectiva y concretamente podemos darnos. Un debate que debe
contemplar las relaciones patriarcales que expolian los territorios y súper
explotan su fuerza de trabajo (agroindustria, forestales, gran minería, etc.),
a la mujer, a los animales. El patriarcado se presenta como una forma de
dominación que se sitúa en la cumbre de las relaciones de poder y todo lo objetiva
instrumentalmente, como si su exterioridad fuera un otro que considera de su
propiedad privada la tierra, las mujeres, los seres vivos, el conjunto de las
especies.
La unidad emancipadora por bandera
Julio Oliva es responsable de la Comisión Funa , un
equipo humano que frente a la ausencia de justicia para los detenidos
desaparecidos y ejecutados políticos caídos en la dictadura militar, visita a los asesinos en sus casas y lugares
de trabajo para que su entorno conozca al genocida que tienen de vecino o de
colega laboral.
-¿Por qué la Comisión Funa marcha
junto al pueblo mapuche?
-Llevamos 19 años luchando en contra
de la impunidad de la dictadura y de los gobiernos civiles. Y la violencia
sobre el pueblo mapuche es otra impunidad más. Hemos funado a carabineros que
han asesinado a hermanos mapuche.
-Desde la intelectualidad orgánica
rentada por el poder se ha creado el relato de “las identidades de los
movimientos sociales” por sobre una perspectiva integral, de totalidad de las
opresiones que tienen el mismo origen: el régimen capitalista.
-Frente a esa segmentación
premeditada que proviene del poder, debemos unirnos y estar presentes en todas
las luchas. Es la única forma en que los pueblos concertados podamos vencer al
capitalismo neoliberal y a la institucionalidad que continúa siendo la de Pinochet y de Jaime
Guzmán. Hay que echar a la basura las pequeñeces y las rencillas entre los
grupos anticapitalistas, que, por lo demás, no tienen ningún interés para
nuestros pueblos. Nunca hemos conseguido nada cada uno por su lado, y menos
conciliando nuestros intereses históricos con los del enemigo de la humanidad. Luis Emilio
Recabarren, educador original de las clases trabajadoras en Chile, nos enseñó
que si hay que ocupar el parlamento es sólo para hacerlo pedazos y no para
enriquecerse económicamente.
La unidad de las luchas no es una elección. Es una necesidad
histórica
Juan Caripán es el presidente del
Sindicato Interempresas de Trabajadores de las Bombas de Combustibles. En tanto
las fuerzas especiales de carabineros y su carrocería blindada reprimen la
marcha con agua mezclada con químicos y gases lacrimógenos, y sin mediar
provocación, toman detenidos y golpean manifestantes, indicó que “las y los
trabajadores organizados y no organizados somos uno y lo mismo con los combates
que se manifiestan en esta convocatoria.
Nuestro enemigo es el régimen
capitalista en su fase de crisis ecológica, carrera armamentista atómica y
endeudamiento público, privado y doméstico. El modo de producción capitalista
se monopoliza por segundo e intenta recuperar su tasa de ganancia a costa de la
llamada flexibilidad y polifuncionalidad laboral, la precarización del empleo,
la reducción de los salarios, el trabajo informal, la destrucción del derecho a
huelga y de la aniquilación del pobre porcentaje de sindicalización que queda,
y la alienación social. Para nosotros la cuestión de la unidad de las luchas no
es una elección. Es una necesidad histórica. De lo contrario, no habrá más
herencia que el espanto para nuestros hijos y nietos.”
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Fuente: http://www.anred.org/?p=105274
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