Marcha de migrantes de Honduras: Una
crisis de refugiados causada por la política de los Estados Unidos y sus socios
El 12 de octubre de 2018, cientos de mujeres,
hombres, niños, jóvenes y ancianos decidieron abandonar Honduras como una
respuesta desesperada para sobrevivir. El éxodo masivo que comenzó en la ciudad
de San Pedro Sula alcanzó las más de 3 mil personas cuando el grupo cruzó a
Guatemala. La caravana, que se dirige primero al norte de México, y a los
Estados Unidos como objetivo, es la única alternativa que tiene esta gente para
alcanzar un poco de la dignidad que se les ha arrebatado. No están solos en su
viaje. Varias oleadas de hondureños, cuyo número aumenta a cada hora están
siendo contenidas por las fuerzas de seguridad hondureñas en su frontera con El
Salvador y Guatemala.
La Red de Solidaridad con Honduras en América del
Norte condena cualquier amenaza y represión contra la caravana de refugiados,
activistas de derechos humanos y periodistas que acompañan su viaje. Las
condiciones de violencia, marginación y explotación en las cuales esta crisis
de refugiados encuentra sus orígenes, han sido creadas, mantenidas y
reproducidas por políticas de intervención social, económica y militar
respaldadas por los Estados Unidos, con el apoyo de sus aliados canadienses y
en la región. Hacemos
un llamado a las personas en los Estados Unidos para que rechacen la
criminalización, el enjuiciamiento, la detención, la deportación y la
separación familiar que amenazan a los miembros de esta marcha y las vidas de
todos los refugiados obligados a abandonar sus hogares de la misma manera.
Instamos a un cambio en la política de los Estados Unidos en Honduras y a
terminar la ayuda a las fuerzas de seguridad para detener los abusos a los
derechos humanos y la violencia del gobierno contra los hondureños.
Esta crisis de refugiados se ha visto exacerbada
por los gobiernos de Guatemala y México, que subordinados a la administración
de Donald Trump, han elegido el camino de la represión. Bartolo
Fuentes , periodista hondureño y portavoz de los refugiados,
fue detenido en Guatemala. Mientras tanto, el gobierno mexicano ha enviado dos
cargas de su Policía Nacional a la frontera con Guatemala. Irineo Mujica,
activista de los derechos de los migrantes y fotoperiodista, fue arrestado en
Chiapas por agentes del Instituto Nacional de Migración de México cuando se
estaba preparando para apoyar la marcha de los migrantes hondureños. El viernes
19 de octubre, por la tarde, se lanzaron gases lacrimógenos contra el grupo
cuando intentaban ingresar a México por el puente fronterizo.
La masiva huida forzada de personas de Honduras no
es nueva. Es el legado de la intervención estadounidense en el país. Desde el
golpe de Estado respaldado por Estados Unidos en Honduras en 2009, el régimen
posterior al golpe ha perpetuado un sistema basado en el desprecio por los
derechos humanos, la impunidad, la corrupción, la represión y la influencia de
los grupos del crimen organizado en el gobierno y en la élite del poder
económico. Desde el golpe, hemos visto la destrucción de la educación pública y
los servicios de salud a través de la privatización. La
imposición de la minería, los megaproyectos hidroeléctricos y la concentración
de tierras en la agroindustria ha sumido al 66 por ciento de la población
hondureña en la pobreza y la pobreza extrema. En los últimos 9 años, hemos
presenciado cómo el asesinato de Berta Cáceres y muchos otros activistas,
líderes indígenas, abogados, periodistas, miembros de la comunidad LGBTQ y
estudiantes ha provocado una crisis humanitaria. Esta crisis se refleja en el
desplazamiento interno y el éxodo sin precedentes del pueblo hondureño que ha
llamado la atención pública en los últimos días.
Las elecciones fraudulentas de noviembre de 2017 en
las que Juan Orlando Hernández, presidente desde elecciones cuestionables en
2013, fue reelegido para un segundo mandato en violación de la constitución
hondureña, provocó la indignación nacional. La indignación del pueblo se
enfrentó a una campaña gubernamental extremadamente violenta con fuerzas de
seguridad militares, entrenadas por los Estados Unidos, para reprimir las
protestas contra el fraude. El resultado de la represión fue de más de 30
personas asesinadas por las fuerzas del gobierno, más de mil detenidos y
actualmente hay 20 presos políticos en prisión preventiva.
A la represión, intimidación y criminalización que
enfrentan los miembros de la caravana de refugiados, respondemos con un llamado
a la solidaridad desde todos los rincones del mundo. Ante la violencia que ha
provocado el éxodo masivo de cientos de miles de hondureños, exigimos el fin de
la ayuda militar y de seguridad de los Estados Unidos al régimen de Juan
Orlando, no como la herramienta de chantaje utilizada por Donald Trump, sino
como una forma de Garantizar la protección de los derechos humanos del pueblo
hondureño. Exigimos justicia para Berta Cáceres, para todas las víctimas de
violencia política como consecuencia del régimen posterior al golpe, y la
aprobación de la Ley de Derechos Humanos en Honduras. Berta Cáceres – HR1299.
Exigimos libertad para todos los presos políticos en Honduras. Exigimos que
Estados Unidos ponga fin a la criminalización, el encarcelamiento, la
separación, la deportación y el asesinato de migrantes y refugiados.
Hoy luchamos para que cada paso, desde Honduras al
norte de las Américas, sea digno y libre.
Red de Solidaridad con Honduras en América del
Norte
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/10/25/marcha-de-migrantes-de-honduras-una-crisis-de-refugiados-causada-por-la-politica-de-los-estados-unidos-y-sus-socios/
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