Argentina:
Santiago Maldonado: final y principio
Por Miguel Mazzeo, Resumen Latinoamericano ,
20 octubre 2017
Al final, era Santiago Maldonado. Desde el día de su desaparición
forzosa, se nos hizo muy difícil conjeturar otro desenlace. Cuando apareció un
cuerpo flotando en río Chubut no hubo mucho margen para la duda. En esta tierra el
pasado pesa como una pesadilla. Mucho más en este presente. Hoy, 20 de octubre,
su hermano Sergio, acaba de confirmarlo. Y aunque sólo conocemos algunas
circunstancias vinculadas a su muerte, estas son lo suficientemente poderosas
para hacernos desechar cualquier causalidad que no involucre directa e
indirectamente al Estado argentino. Esta vez no prosperaron los simulacros. No
hubo proliferación de mediaciones de la acción criminal. El gobierno
prácticamente la ejerció en forma directa a través de los dichos de sus
funcionarios.
El gobierno, sus aliados, los que no son muy diferentes al
gobierno aunque revistan en filas opositoras, vienen sondeando el sadismo
societal promedio. Probablemente, en este mismo instante, desde algún espacio
oficial o para-oficial se esté tramando alguna encuesta. Quieren constatar
hasta que punto han cambiado los tiempos para hacer gala de su perversión.
Mientras tanto, otros sectores gubernamentales más comedidos, más
oportunistas, han caído en la cuenta de que el gobierno ha ejercido el poder en
forma muy poco burocrática. Que en su frenesí gerencial se creyó con absoluta
inmunidad para encarar “tareas de reestructuración” en todos los órdenes. Que
ni siquiera ha estado atento a las apariencias. Que sus figuras más destacadas,
además de insensibles, carecen de toda astucia táctica: son mediocres,
superficiales, delirantes, patéticos. Y que ahora el gobierno ha quedado
demasiado expuesto.
Los grandes medios de comunicación han asumido una tarea siniestra
que consiste en presentar a Santiago como un desemejante. Pero más allá de su
trabajo de zapa tendiente a la desubjetivación, más allá del ejercicio
sistemático de la violencia discursiva deshumanizante, parece ser que hay una
parte importante de la sociedad argentina que insiste en considerar a Santiago
como un prójimo y que está haciendo un inventario de todas las ofensas. Todo
indica que frente a la brutalidad del Estado y el gobierno no permanecerá
pasiva.
Inclusive hay personas que se identifican con Santiago, por su
gesto de responsabilidad respecto de los temas importantes de la sociedad y la historia. Porque
existen en nuestra sociedad amplios sectores que, como Santiago, no están
enceguecidos y embrutecidos por esas cuestiones mínimas, vinculadas a la
gestión de lo cotidiano; cuestiones que contribuyen al salvajismo masivo, al
aislamiento egocéntrico y a la despolitización de la miseria.
Hay hombres y mujeres que admiran a Santiago por su solidaridad,
por sus condiciones como sujeto ético, por su opción a favor de los condenados
de la tierra. Lo
respetan profundamente por negarse a habitar el mundo bajo el modo de la
disciplina, la domesticación, la resignación y el conformismo. Lo ven como un
ejemplo.
Hay hombres y mujeres que intuyen que la violencia ejercida contra
Santiago guarda proporciones inversas con sus cualidades superiores como ser
humano. Del mismo modo, su perfil como militante popular contrasta con las
“carreras individuales” de los responsables materiales y políticos de su
muerte.
Es más, en este momento tan pero tan triste (se viene acumulando
demasiada tristeza en los últimos tiempos), estamos convencidos de que Santiago
ejercía la alegría en el sentido más drástico que pueda concebirse y que, según
el filósofo Baruj Spinoza, consistía en el pasaje de una perfección menor a una
mayor.
En este momento preferimos confiar en las posibilidades de los
subsuelos del ser colectivo; porque creemos que muchos y muchas sienten empatía
con Santiago, con su causa; porque creemos que hay un océano de seres que lo
extrañan; porque creemos que Santiago Maldonado puede ser el principio de un
tiempo mejor: justo, digno, humano.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/10/21/argentina-santiago-maldonado-final-y-principio/
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